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Marcos en Michoacán: El otro México ya decidió alzarse para derrocar a los malos gobiernos

10.04.06

Viernes 7 de abril de 2006

Se gesta en el país una rebelión contra la lógica del capital y la mercancía, asegura

Convoca a estudiantes de la Universidad Michoacana a que analicen el pensamiento zapatista, y si consideran que es bueno, a unirse Critica la falta de libertad de cátedra

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

El subcomandante Marcos, durante la reunión que sostuvo ayer con habitantes de Morelia, Michoacán, en la plaza de San Francisco Foto Víctor Camacho
Morelia, Mich., 6 de abril. Antes de partir de Michoacán, el subcomandante Marcos quiso “mirar”, junto con un millar de personas reunidas en el jardín del centro de Morelia, “sólo por un momento”, allá arriba. “Veamos a quién han puesto Madrazo y el PRI como sus representantes en Michoacán: a un asesino de hombres, mujeres y niños en Acteal.” El ex gobernador chiapaneco Julio César Ruiz Ferro, radicado ahora en Morelia, “es quien representa al PRI en Michoacán y todo el país. El PRI no tiene ningún recato en proponernos a un asesino como representante del gobierno que quiere asumir”. Por lo demás, agregó, el PRI, el PAN y el PRD proponen “un paso más, cuando estamos frente al abismo para que seamos destruidos como nación”.

Mas si se mira abajo, “nos encontramos como jóvenes, como jóvenas perseguidas y hostigadas, perseguidos y hostigados por la policía debido a la forma que somos, y esto les molesta porque hemos asumido nuestra ropa, nuestra forma de peinarnos, lo que hacemos con nuestro cuerpo, nuestra música, nuestra forma de hablar y nuestra cultura, como una posición política de rebeldía. Estarían dispuestos a tolerarnos si sólo fuera una moda, pero ven que crece esto de la rebeldía y está dejando de ser nada más cuestión de un colectivo o un grupo. Se levanta ahora la juventud rebelde en México, que habrá de maravillar no sólo al país, sino al mundo. Y se levantan también los pueblos indios, no para pedir que sean reconocidos, sino para imponer su existencia como hemos impuesto nuestra existencia todos los que somos de abajo y de la izquierda”.

Corresponde a México impulsar la transformación

En su discurso de la noche anterior, en el segundo patio del Colegio de San Nicolás, el delegado Zero expresó: “Por alguna circunstancia que no vamos a discutir ahora”, le está tocando a México el trabajo de impulsar la transformación. Probar que se puede. “No sólo es nuestro deber y nuestra esperanza en este país, sino también en el continente y el resto del mundo”.

Al salir de la radio universitaria este miércoles, el delegado Zero escuchó a estudiantes y profesores, y los convocó a “elegir qué universidad quieren. Si la universidad pública sigue en el canal de un ensamblaje capitalista, absurdo y dislocado, que lo que produce no tiene cabida allá afuera”. Si la universidad elige ser fábrica, cosechará “amarguras, desilusión y frustración”. No se trata de ser de izquierda radical o moderada, “sino de si se es o no universitario”.

Aseveró que en la cátedra “no hay libertad; la investigación es cooptada por las empresas y convierte a nuestros científicos en peones de la ciencia, que van armando pedacito por pedacito la ciencia que luego será utilizada para destruir la naturaleza o la humanidad”. Hay que elegir como comunidad universitaria, insistió. “Esa decisión hay que tomarla abajo y, por otro lado, fuera de esta torre de cristal que es la academia, allá donde está el otro México, que ya tomó la decisión de alzarse para derrocar a los malos gobiernos, sacudirse a poderosos que han llevado a nuestro país a la ruina”.

Se dijo convencido de que tal levantamiento se va a dar. “Compañeros y compañeras, vieran que es posible darles el aviso de lo que va a pasar. Si se pudiera haber avisado antes del 68, del 71, del 94. Ahora se puede y estamos pasando a darles este aviso y a preguntar su decisión. No que se sumen ciegamente, les pedimos que se informen, que vean este pensamiento, que lo tomen en cuenta y si ven que es bueno, se unan a nosotros, porque de este lado está el México que va a resurgir. Allá arriba sólo seguirá la muerte, la destrucción y el desprecio”.

Por la tarde, el delegado Zero llevó la otra campaña a la colonia moreliana Felícitas del Río, donde se ha dado una resistencia de esas que parecen pequeñas. Contra una gasolinera, nada más. Y con el linchamiento mediático que se acostumbra contra quien estorba los negocios.

Posteriormente, en el jardín central de la Universidad Michoacana, cerca de 2 mil universitarios recibieron a la otra campaña. El delegado Zero los invitó “a levantar la mirada del espejo del dolor por el lugar que tenemos en la sociedad, por el dolor que cada quien agrega en su vida personal. Y les pedimos que levantemos la mirada de ese espejo, incluso el que incluye nuestra rebeldía. Sea como colonos contra la arbitrariedad de una gasolinera impuesta. Sea la criminalización del trabajo, como el caso de los compañeros pescadores en Janitzio. Sea el desprecio a la lengua, como explicaron los compañeros otomíes y mazahuas, y antes los purépechas. Sea el desprecio a otros caminos para la ciencia, el arte, las humanidades, la organización estudiantil u obrera. Otro camino que cada quien construye, a veces a nivel individual, a veces colectivo, para sanar su corazón”.

Marcos recordó una canción de guerra que los llamados “jingoístas”, en el imperio británico, entonaban a finales del siglo XIX, “que decía más o menos: ‘no queremos pelear, pero si Jingo lo dice, tenemos las armas, tenemos los hombres, y por supuesto el dinero’. Desde entonces los grandes capitales lo dicen una y otra vez. Lo que este capital necesita es una nueva guerra. Nosotros concebimos la etapa actual del capitalismo, esto que se llama también neoliberalismo, como una nueva guerra de conquista”.

Ante los universitarios nicolaítas, el delegado zapatista dijo: “debía ser una sorpresa que los capitalistas, en lugar de estarse peleando por el gran dinero, se estén peleando por las pocas monedas que hay en los bolsillos de la gente más explotada. Eso es lo que estamos viendo y recogiendo en la otra campaña. Pero el responsable de este sistema que no tiene patria o dice que la patria del dinero es todo el mundo, ya no tiene una sede en Estados Unidos, la Europa imperial o el Oriente que resurge, sino fuera de las fronteras, de los límites territoriales, las barreras que plantean las leyes”.

No se conforman, “sino que quieren destruir nuestro territorio, despoblarlo, obligarnos a desaparecer como habitantes. Es lo que se empieza a ver detrás de la persecución obsesiva y criminal contra las mujeres. Ya no se trata de hostigamiento sexual solamente. No se trata de cosificación de su ser femenino, de sólo verlas como adorno, sino ya como un enemigo. Las agresiones violentas, que llegan al asesinato, se están convirtiendo ya en una pauta de esta etapa del sistema capitalista”.

Hizo referencia a “la saña” con que se persigue a los jóvenes por ser diferentes. Es ya “una ley del sistema capitalista”. Y cuestionó: “¿Por qué las mujeres, por qué los jóvenes? Y como venimos diciendo desde hace 513 años y más recientemente hace 12 años, ¿por qué los pueblos indios? Ahora con el agravante de que el capital, a la hora que hace estudios sobre el subsuelo y la existencia de mantos acuíferos, bosques y riqueza natural, ha descubierto que existimos”.

A la vez, abundó Marcos, “se está gestando una rebelión, a veces espontánea, a veces organizada, contra la lógica del capital y la mercancía. Queremos avisarles que hay que ponerse abusados con los monigotes que el capital pone delante para que empecemos a pelear contra eso y los dejemos en paz. Una de las grandes mentiras del capitalismo es el mercado. Pensar que se puede combatir y derrotar al capitalismo sólo con una medicina alternativa, una cultura alternativa, sólo con un ‘otro arte’, sólo con otra forma de organización dentro de las universidades, es el espejismo que nos están presentando una y otra vez”.

Vienen días terribles

No va a ser posible transformar la situación “si no entendemos que hay que atacar el núcleo del problema, al responsable. Si logramos levantar la mirada y encontrar la cadena de mando que tiene su alta jefatura en el poder del dinero, no sólo podremos levantar este movimiento. Entonces, sólo entonces podremos hablar de una victoria cierta.

“Los días que se vienen van a ser terribles, muy duros, sucios, bajos, como pocas veces ha encontrado este país si no hacemos nada; así va a ser, y si lo hacemos, también va a ser así, pero va a haber una esperanza, la esperanza de otra cosa, de otro movimiento que le dé salida a esa noche que ahora nos están proponiendo hacerla, ahora sí, eterna, de la única forma que se pueden hacer eternas las cosas, que es con la muerte. La otra campaña es la lucha por la vida y el capitalismo es la lucha por imponerle a todos la muerte. Y no importa si eso significa destruir el mismo mundo que están habitando ellos. Mientras haya ganancia no importa que el agua se contamine, que el monte se destruya, que el pueblo quede desierto mientras se pueda poner en términos monetarios.

“La lucha que estamos levantando es por la humanidad y es por la humanidad porque del otro lado, esos que cantan el jingoísmo, necesitan la guerra, y la única guerra que queda es contra la humanidad. Si ellos ganan, desaparecemos. Si ganamos nosotros, no sólo sobrevivimos, sino que lo haremos con libertad, con democracia y justicia.

“Habrá quien le quiera dar vueltas y buscar que si Ecuador, que si Bolivia, que si Argentina, que si el Timor. No sé qué está pensando cada quien, pero los zapatistas pensamos que, por alguna circunstancia que no vamos a discutir ahora, le está tocando a México este trabajo. No sólo es nuestro deber y nuestra esperanza en este país, sino también en el continente y en el resto del mundo. Si de una u otra forma el zapatismo logró sintonizar simpatía a nivel mundial, no es porque hayamos hecho un determinado uso de la palabra o por el heroísmo incuestionable de las comunidades indígenas, es porque se plantea una alternativa, el germen de otra cosa. Es lo que debe plantear en todos sus niveles la otra campaña. Señalar al enemigo, el capital; al aliado de ese enemigo, la clase política. Plantearse el objetivo, porque no habrá que arriar ninguna bandera: el derrocamiento de ese gobierno y la destrucción de ese capital. Y entonces sí, apenas nos habremos ganado el derecho de volver a empezar.”


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