Entrevista a Noam Chomsky sobre su último libro “Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia”
¿Estados Unidos o Estados Fallidos?
Democracy Now!
Traducido del inglés para Rebelión por Bárbara Maseda, periodista y miembro del Equipo de Servicios de Traductores e Intérpretes (ESTI)
La transcripción de la siguiente entrevista a Noam Chomsky se publicó el pasado viernes 31 de marzo en Democracy Now!. El profesor Chomsky respondió interrogantes sobre su nuevo libro Failed States: The Abuse of Power and the Assault on Democracy (Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia), en el cual expone, entre otros elementos, el derrotero que debe tomar inmediatamente Estados Unidos para no transformarse de un Estado Villano en un Estado Fracasado, una agenda que tendría que incluir la firma de los protocolos de Kyoto; permitir que la ONU desempeñe su papel en la arena internacional; aceptar la jurisdicción de un Tribunal Criminal Internacional y un Tribunal Mundial; combatir el terrorismo mediante soluciones de corte diplomático y económico en lugar del uso de la guerra; y disminuir los gastos militares para reorientar esos fondos hacia la esfera social.
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AMY GOODMAN: En esta entrevista sobre la publicación de su libro, el profesor Noam Chomsky nos acompaña hoy desde Boston. Te damos la bienvenida a Democracy Now!, Noam.
NOAM CHOMSKY: Me alegra estar con ustedes de nuevo.
AMY GOODMAN: Es muy bueno tenerlo con nosotros. “Estados Fracasados”, ¿qué quiere Ud. Decir con esto?
NOAM CHOMSKY: Bueno, a través de los años se han desarrollado una serie de conceptos para justificar el uso de la fuerza durante largos períodos de tiempo en asuntos internacionales. Fue posible justificarlo bajo el pretexto, poco respaldado, de que los Estados Unidos se estaban defendiendo a sí mismos de la amenaza comunista. Durante los ochenta se nos fue quedando pequeña esa justificación. La administración Reagan cocinó una nueva categoría: “Estados terroristas.” Tan pronto tomaron el poder le declararon la guerra al terrorismo a principios de los ochenta, en 1981. “Tenemos que defendernos de la plaga de la era moderna, del retorno al salvajismo, del demoníaco azote del terrorismo,” etc., etc., y particularmente del terrorismo internacional comandado por Estados.
Unos años después —este es Clinton— Clinton concibió el concepto de Estados Villanos. “Estamos en 1994, tenemos que defendernos de los Estados villanos.” Posteriormente les sucedieron los Estados Fracasados, los cuales bien podían representar una amenaza para nuestra seguridad, como Irak, o necesitar nuestra intervención para salvarlos, como Haití; siendo frecuentemente devastados en el proceso. En cada caso, los términos han sido bastante difíciles de sustentar, porque ha sido difícil pasar por alto el hecho de que bajo cualquiera, incluso bajo la más conservadora caracterización de estas nociones —dígase ley norteamericana— Estados Unidos encaja perfectamente en la categoría, como ha sido reconocido muchas veces. Actualmente, por ejemplo, la categoría — en época de Clinton hasta alumnos aventajados como Samuel Huntington y otros se dieron cuenta de que — en las principales publicaciones, Foreign Affairs — de que en la mayor parte del mundo, en una gran parte, Estados Unidos es considerado como el Estado Villano número uno y como la principal amenaza para la existencia del resto de las naciones.
Ahora, unos cuantos años después, en los años de Bush, los prominentes especialistas de las mismas publicaciones ni siquiera acuden a la opinión internacional. Ellos dan por sentado el hecho de que los Estados Unidos se han convertido en el Estado Villano por excelencia. Sin lugar a dudas, es un Estado terrorista según su propia definición de terrorismo internacional, ya que no sólo lleva a cabo actos terroristas y los apoya, sino que incluso viola flagrantemente la llamada “Doctrina Bush” que establece que el Estado que alberga terroristas es un Estado terrorista.
Indudablemente, EE.UU. alberga terroristas internacionales de puntería, individuos descritos como terroristas por el FBI y el Departamento de Justicia; tales son los casos de Orlando Bosch, y ahora Posada Carriles, eso sin hablar de aquellos que de hecho ejecutan terrorismo de Estado.
Y pienso que lo mismo ocurre con la categoría “Estados Fracasados.” EE.UU. ha asumido cada vez más las características de lo que nosotros describimos como Estados Fracasados. En el sentido que se ha mencionado, y también en otro crítico sentido, principalmente lo — lo que es denominado a veces déficit de democracia, o sea, una brecha entre la política pública y la opinión pública. Así que esas sugerencias sobre las cuales ustedes acaban de leer, Amy, no son mías a decir verdad. Son sugerencias bastante conservadoras. Son la opinión de la mayoría de la población norteamericana; a decir verdad, de una abrumadora mayoría. Y hacer tales sugerencias es simplemente tomarse la democracia en serio. Es interesante que en esos ejemplos que tú leíste y en muchos otros, hay una brecha enorme entre la política y la opinión pública. Esas proposiciones, las actitudes generales del público, que están muy bien estudiadas, son — ambos partidos políticos son, en la mayoría de estas cuestiones, adecuadas para los derechos del pueblo.
JUAN GONZÁLEZ: Bueno profesor Chomsky, al principio del libro, especialmente en la parte donde expone la característica que define un Estado Fracasado, la cual consiste en un creciente fracaso del Estado en cuanto a la protección de sus propios ciudadanos, Ud. expone una visión bastante comprensiva, especialmente durante los años Bush, de lo que la guerra contra el terrorismo ha significado en términos de protección para el pueblo norteamericano. Y Ud. expone claramente, especialmente a partir de la guerra, a partir de la invasión a Irak, que acciones — importantes acciones y actividades terroristas en el mundo entero se han incrementado considerablemente. Y usted también habla sobre los peligros de una posible guerra nuclear — de armas nucleares usadas contra Estados Unidos. ¿Podría Ud. abundar un poco sobre esto?
NOAM CHOMSKY: Bueno, ha habido un riesgo muy serio de guerra nuclear. Esto, desafortunadamente, no es muy discutido entre el público. Pero si se le echa una ojeada a la literatura de analistas de estrategia, etc., etc., se verá que ellos están extremadamente preocupados. Y describen particularmente el militarismo agresivo de la administración Bush como propiciador de un “riesgo significativo de catástrofe final” por citar uno: “Apocalipsis próxima” para citar a Robert McNamara y a muchos otros. Y existen buenos motivos para esto, quiero decir, que pudieran explicarse, y ellos explican. Eso ha sido profundizado por la administración Bush conscientemente, no porque quieran una guerra nuclear, sino porque no es esta una prioridad. De ahí la rápida expansión de la capacidad ofensiva militar norteamericana, incluyendo la militarización del espacio, una carrera en la que EE.UU. compite solo. El mundo se ha esforzado mucho para detenerlo. Actualmente el 95% de esos gastos son norteamericanos y van en aumento.
Todas estas medidas traen como consecuencia una reacción absolutamente predecible por parte de las probables blancos. Ellos no dicen: “Gracias. Aquí tienen nuestras cabezas, por favor, decapítennos.” Ellos reaccionan de la forma que pueden. Para algunos esto significa responder con la amenaza de usar o con el uso del terrorismo. Para otros más poderosos, esto viene a significar el incremento inmediato de su capacidad militar ofensiva. Por lo tanto, los gastos militares rusos se han incrementado bruscamente en respuesta a los programas de Bush. La expansión de la capacidad militar ofensiva china también se ha comenzado a incrementar por los mismos motivos. Todo eso amenaza — potencia la ya severa amenaza de incluso — de simplemente una guerra nuclear accidental. Estos sistemas están en alerta controlada por computadoras. Y nosotros sabemos que nuestros propios sistemas cometen muchos errores, que tienen que ser detenidos por intervención humana. Sus sistemas son mucho menos seguros; en el caso ruso, deteriorados. Esto aumenta bruscamente la amenaza de guerra nuclear. Esa es la seria guerra nuclear a la que me refiero.
También existe la amenaza de las bombas sucias, pequeñas explosiones nucleares. Pequeño no quiere decir tan pequeño, sino inferior en comparación con un ataque de mayor escala que exterminaría la vida civilizada. La comunidad de inteligencia norteamericana considera que la amenaza de una bomba sucia, en Nueva York digamos, durante la próxima década tiene unas probabilidades superiores al 50%. Y esas amenazas se incrementan a medida que la amenaza terrorista crece.
Y las políticas de la administración Bush han sido conscientemente manejadas una vez más de tal modo que ellos saben que es probable que se incremente la amenaza del terrorismo. El ejemplo más evidente es la invasión a Irak. Fue llevada a cabo con el conocimiento anticipado de que sería muy probable que se incrementara la amenaza terrorista y la proliferación nuclear también. Y, de hecho, es eso exactamente lo que ha ocurrido, según el criterio de la CIA, del Consejo Nacional de Inteligencia, de agencias de inteligencia internacionales, de especialistas independientes. Todos señalan que sí, como ya se había previsto, se incrementó la amenaza terrorista. De hecho, se incrementó muchísimo más de lo que se había pronosticado.
Sólo por mencionar un ejemplo, es común escuchar que no se encontraron armas de destrucción masiva en Irak. Bueno, esto no es del todo correcto. Existían medios para el desarrollo de armas de destrucción masiva en Irak, se sabían situadas en Irak. Estaban bajo la custodia de inspectores de la ONU, quienes las estaban desmantelando. Cuando Rumsfeld, Wolfowitz y el resto enviaron sus tropas, cometieron la negligencia de no mandarles a custodiar esos lugares. Los inspectores de la ONU fueron expulsados, esos emplazamiento fueron dejados sin protección. Los inspectores continuaron su trabajo por satélite y reportaron que más de 100 de estos lugares habían sido saqueados, a decir verdad, sistemáticamente saqueados, y no ocasionalmente por alguien que pasaba, sino de forma muy cuidadosa. Allí estaban incluidas peligrosas biotoxinas, medios para ocultar equipamiento de precisión a ser utilizado para desarrollar armas nucleares y misiles, medios para desarrollar armas químicas, y así sucesivamente. Todo eso ha desaparecido. Uno odiaría imaginar hacia dónde han desaparecido, pero podrían terminar en Nueva York.
AMY GOODMAN: Estamos conversando con Noam Chomsky, y vamos a regresar con él. Su nuevo libro, recién publicado, se titula Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia. Estaremos de vuelta con el profesor Chomsky en un minuto.
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AMY GOODMAN: Estamos conversando con el profesor Noam Chomsky acerca del lanzamiento de su nuevo libro: Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia. Noam Chomsky, un profesor de lingüística del Instituto Tecnológico de Massachussets. Soy Amy Goodman, aquí junto a Juan González. ¿Juan?
JUAN GONZÁLEZ: Profesor Chomsky, en su libro Ud también habla de cómo Irak se ha convertido en una incubadora o universidad para el entrenamiento de terroristas, quienes entonces dejan el país y viajan alrededor del mundo como mismo ocurrió en los años ochenta en Afganistán. ¿Podría hablar sobre este particular?
NOAM CHOMSKY: A decir verdad eso es — a decir verdad estas son sólo citas de la CIA y otras agencias de inteligencia y analistas. Sí, ellos describen Irak ahora como un campo de entrenamiento para terroristas altamente profesionalizados con habilidades para la interacción urbana. Lo comparan con Afganistán, pero dicen que es mucho más serio debido a su alto nivel de entrenamiento y habilidades. Casi todos son iraquíes. Hay un pequeño número de luchadores extranjeros. Los estimados son entre el 5% y el 10%. Y se estima que, al igual que en el caso de Afganistán, se dispersen luego por muchas partes del mundo para poner en práctica el tipo de terrorismo en que fueron entrenados, como una reacción — evidente reacción a la invasión. Irak no tenía, piensen lo que piensen, no tenía conexiones con el terrorismo antes de la invasión. Ahora es un centro terrorista relevante.
No es como dice el presidente Bush, que los terroristas han sido concentrados en Irak para que podamos matarlos. Estos son terroristas que no tenían un expediente anterior de vínculos con el terrorismo. Los luchadores extranjeros que han llegado, principalmente de Arabia Saudita, han sido investigados exhaustivamente por la inteligencia saudita, israelí y norteamericana, quienes han concluido que su movilización se produjo por la guerra en Irak, sin tener ningún vínculo con el terrorismo previo a esto. E indudablemente, tal y como se esperaba, la guerra de Irak ha despertado una enorme hostilidad en la mayor parte del planeta, y particularmente de parte del mundo musulmán.
Esta ha sido la más — probablemente la más impopular de las guerra de la historia, incluso antes de ser iniciada. Prácticamente no tiene respaldo en ningún lugar, excepto en Estados Unidos y Gran Bretaña y en otros pocos lugares. Y dado que esta guerra de por sí ha sido una de las más increíbles catástrofes militares de la historia, ha provocado un completo desastre en Irak y ha — todo eso simplemente ha intensificado desde entonces la fuerte oposición a la guerra, como la oposición del estudiante indonesio de hace un momento. Pero por eso es que se expande y es un — incrementa la reserva de apoyo potencial para los terroristas, quienes se consideran a sí mismos como una vanguardia, intentando obtener el respaldo de otros, apelando a otros para que se les unan. Y la administración Bush es su mejor aliado en esto. Una vez más, no mis palabras sino las de uno de los principales especialistas en terrorismo en EE.UU., Michael Scheuer, en este caso. Y definitivamente eso pasa.
Y no es el único caso. Quiero decir, un caso tras otro, la administración Bush simplemente ha ido degradado la amenaza del terrorismo. Un ejemplo es el informe de la Comisión del 11-Septiembre. Aquí en Estados Unidos, la administración Bush no quería que se instituyera esa comisión, dio muchas recomendaciones, trató de impedirlo, pero finalmente se creo la comisión. Comisión bipartidista, dio muchas recomendaciones. Las recomendaciones, en gran medida, no fueron atendidas. Los miembros de la comisión, incluyendo la presidencia, se horrorizaron con esto, establecieron su propia comisión privada después de que su ejercicio terminó, e informan que las mediadas simplemente no son aplicadas.
Hay muchos otros ejemplos. Uno de los más estremecedores es que el Departamento del Tesoro tiene una rama, la Oficina de Control de Activo Financiero [OFAC], que debe monitorear transferencias sospechosas de fondos alrededor del mundo. Bueno, ese es un elemento esencial de la llamada guerra contra el terrorismo. Le han entregado informes al Congreso. Llama la atención que tengan unos pocos funcionarios dedicados a atender a al-Quaeda y a Saddam Hussein, mientras que aproximadamente — creo que era esa la cifra — seis veces esa cantidad de funcionarios se dedican a monitorear si hay alguna evasión de los términos del completamente ilegal embargo contra Cuba.
Hay un ejemplo de eso de hace sólo unos meses, cuando EE.UU., indignó a corporaciones energéticas cuando ordenó al Hotel Sheraton en Ciudad México a cancelar un encuentro entre especialistas de petróleo cubanos y compañías petroleras norteamericanas, incluyendo a las más grandes, que perseguían explorar el desarrollo de los recursos de petróleo cubano mar adentro.
El gobierno ordenó – esta OCAF ordenó al hotel, al hotel norteamericano, expulsar a los cubanos y poner fin al encuentro. Esto no puso a México muy feliz que digamos. Es una arrogancia extraordinaria. Pero también deja ver el histérico fanatismo del objetivo de estrangular a Cuba. Y sabemos por qué. Es un país libre. Tenemos registros que se remontan tiempo atrás, y una rica fuente de ellos data de las administraciones Kennedy-Johnson. Ellos tuvieron que efectuar una guerra terrorista contra Cuba, tal como lo hicieron, y trataron de estrangular a Cuba económicamente, debido al – a lo que ellos llamaban el “exitoso desafío de Cuba a la política norteamericana” desde la época de la Doctrina Monroe. No los rusos, sino la Doctrina Monroe, 150 años atrás. Y su objetivo era, como fue claramente expuesto por las administraciones de Eisenhower y Kennedy, hacer sufrir al pueblo de Cuba. Ese pueblo es el responsable de que ese gobierno esté en el poder. Por eso tenemos que hacerlos sufrir y tratar de que mueran de hambre, de manera tal que tengan que derrocar a su gobierno. Es esta una política, lo cual es bastante consistente. Se está aplicando ahora mismo en Palestina. Fue aplicada bajo las sanciones iraquíes, conspiraciones en Chile, entre otros. Es atroz.
AMY GOODMAN: Estamos conversando con Noam Chomsky, su nuevo libro, tras el anterior Hegemonía o Supervivencia, de uno de los tantos libros, si no cientos, que ya ha escrito el profesor Chomsky, su nuevo libro se titula Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia.
Usted mencionó a Israel, a Palestina, y yo quisiera preguntarle acerca de ese nuevo estudio que ha salido. Un decano de la Universidad de Harvard y un profesor de la Universidad de Chicago están siendo objeto de fuertes críticas por la publicación de una crítica académica al grupo de presión pro-israelí en Washington. El texto acusa a Estados Unidos de haber puesto voluntariamente a un lado su propia seguridad y la de muchos de sus aliados para favorecer los intereses de Isarael. Además el estudio acusa al grupo pro-israelí, particularmente a AIPAC (el Comité de Asuntos Públicos Israel-Estados Unidos), de manipular los medios norteamericanos de difusión masiva, las academias policiales y de silenciar críticas sobre Israel mediante acusaciones de antisemitismo. El estudio también analiza el papel jugado por los neoconservadores pro-israelíes en la dirección de la invasión norteamericana a Irak.
Los autores son Stephen Walt, decano en la Escuela de Gobierno Kennedy en Harvard, y John Mearsheimer de la Universidad de Chicago. Ellos mismos están siendo acusados actualmente de antisemitismo. En Washington, un congresista demócrata, Eliot Angle de Nueva York, describió a los profesores como deshonestos llamados intelectuales y antisemitas. La profesora de Harvard, Ruth Wisse, pidió que el documento fuera censurado. El profesor de Derecho en Harvard, Alan Dershowitz, describe el estudio como una basura que pudo haber sido escrita por el neonazi David Duke. El New York Sun informó que Harvard ha recibido numerosas llamadas de donantes, expresando su preocupación por el documento, y Harvard ha dado pasos para distanciarse del informe. La semana pasada eliminó el logo de la Escuela de Gobierno Kennedy del documento y se despojó de cualquier responsabilidad con respecto al mismo. El informe tiene 81 páginas. Fue publicado originalmente en el sitio web de Harvard, y una edición editada apareció en la revista London Review of Books. La controversia viene a darse a menos de un año de que el profesor de Harvard, Alan Dershowitz intentara impedir la publicación del libro de Norman Finkelstein, Beyond Chutzpah: On the Misuse of Anti-Semitism and the Abuse of History (Más allá del Chutzpah: Sobre el Abuso de Antisemitismo y el Maltrato de la Historia). Ahora las preguntas se referirían a varios temas: el contenido del estudio, qué piensa Ud. de él, la reacción ante este y también la crítica en su totalidad. En este país, ¿qué le ocurre a aquellos que critican la política del Estado de Israel? Noam Chomsky.
NOAM CHOMSKY: Bueno, la respuesta a tu última pregunta está bien detallada en el relevante libro de Norman Finkelstein y también en el historial de los intentos de Dershowitz por impedir su publicación. Algunos documentos fueron solamente publicados en la Journal of Palestine Studies (Revista de Estudios Palestinos). El libro de Finkelstein es un detallado y extenso inventario, el mejor que tenemos, de un atemorizante expediente de crímenes y abusos israelíes. Utilizando las fuentes más respetables, las principales organizaciones de derechos humanos, organizaciones israelíes de derechos humanos y otros, Finkelstein demuestra, concluyentemente, que la defensa de Alan Dershowitz de esas atrocidades, basada en absolutamente ninguna evidencia, es vergonzosa y grotesca.
Sin embargo, Finkelstein cae bajo un tremendo ataque por ser antisemita, etc, etc. Eso es muy normal hoy. Se remonta, supongo, al distinguido diplomático, Abba Eban — eso debe haber sido 30 años atrás — escribió en una revista judía norteamericana que “la misión de los sionistas,”dijo él, “es demostrar que todo antisionismo político” — entiéndase crítica a las políticas del Estado de Israel –“es o antisemita o producto del auto-odio judío.” Bien, está bien, eso excluye todo posible criticismo, por definición. Como ejemplos de auto-odio judío neurótico, debo mencionar mi vinculación, él mencionó dos personas. Uno fui yo, el otro era Izzy Stone. Una vez que has liberado un torrente de insultos, no necesitas argumentos ni evidencias, simplemente puedes gritar. Y los profesores Walt y Mearsheimer merecen todo el crédito por publicar un estudio que sabían iba a desencadenar los usuales ríos de insultos e histeria de parte de los que sustentan los crímenes y la violencia israelí. Sin embargo, debemos reconocer que esto es bastante uniforme. Intentas decir una palabra sana y no controversial acerca de otro tema caro a los corazones de la élite intelectual que ellos han convertido en orden sagrada, y obtienes la misma reacción. Por tanto — y no hay grupo de presión que saque a colación uno de los puntos menos importantes si plantea preguntas acerca de la validez de la crítica.
Es un trabajo serio y cuidadoso. Merece ser leído. Los autores merecen crédito por haberlo escrito. Pero esto todavía deja abierta la pregunta de cuán válido es el análisis, y yo noto que hay una pregunta sutil involucrada. Todo el mundo concuerda, en todos los bandos, en que hay un número de factores que determinan la política exterior de EE.UU. Uno es los intereses económicos de los principales centros de poder dentro de Estados Unidos. En el caso del Oriente Medio, eso significa las corporaciones energéticas, los productores de armas, la industria de altas tecnologías y otras. Ahora bien, estas no son instituciones secundarias, especialmente en la administración Bush. Así que una pregunta sería en qué medida esa política representa los intereses de esas instituciones. Otra pregunta sería en qué medida esta política está influenciada por grupos nacionales de presión. Y hay otros factores. Pero estos dos solos, sí, son — los encuentras en la mayoría de los casos, y tratar de comprender su influencia no es tan simple.
En particular es más difícil cuando sus intereses tienden a coincidir, y más o menos, hay un alto grado de conformidad. Si repasas el historial, lo que se llama interés nacional, queriendo decir los intereses especiales de aquellos con –en cuyas manos se concentra el poder, el interés nacional, en ese sentido, tiende a ajustarse a los intereses de los grupos de presión. Así que en esos casos es bastante difícil desenmarañarlos. Si la tesis del libro — la tesis del libro es que los grupos de presión tienen una influencia abrumadora, y el llamado “interés nacional” resulta afectado por lo que ellos hacen. Si ese fuera el caso, esa sería, pienso yo, una conclusión muy esperanzadora. Significaría que la política de EE.UU. podría ser fácilmente revertida. Simplemente sería necesario explicar a los principales centros de poder, tales como las corporaciones energéticas, la industria de altas tecnologías y a los productores de armas, etc, etc, explicarles simplemente que han — que sus intereses han sido afectados por este pequeño grupo de presión que grita antisemitismo y financia congresistas, etc, etc. De seguro esas instituciones sobrepasan ampliamente al grupo de presión en cuanto a influencia política, en financiamiento, etc., etc., de manera que debería revertirse la política. Pues bien, no sucede así, y hay un número de motivos para ello.
Primero, hay un supuesto subyacente de que el llamado interés nacional ha sido afectado por esas políticas. Bueno, se necesita probar eso. Por tanto, ¿quién ha sido afectado? ¿Han sido las corporaciones energéticas afectadas por la política norteamericana en el Oriente Medio en los últimos 60 años? Están sacando ganancias más allá de lo que su avaricia pudo soñar, como bien informan las principales investigaciones gubernamentales. Mucho más hoy — eso fue hace un par de años. Los EE.UU. tienen — la mayor preocupación de los EE.UU. ha sido controlar lo que el Departamento de Estado llamó hace 60 años “una estupenda fuente de poder estratégico”, el petróleo del Oriente Medio. Sí, lo han controlado. Ha habido – de hecho, la invasión a Irak fue un intento de intensificar ese control. Puede que no lo logre. Puede que tenga el efecto contrario, pero esa es una pregunta aparte. Ese era el objetivo, evidentemente.
Ha habido muchísimos obstáculos. El mayor obstáculo es el que suele ser el más normal a nivel mundial: el nacionalismo independiente. Y es muy serio que se le haya llamado “nacionalismo radical.” Utilizaron a Nasser para simbolizar el concepto, y también a Kassem en Irak, y a otros. Bien, EE.UU. tuvo éxito en la superación de ese obstáculo. ¿Cómo? Israel destruyó a Nasser. Ese fue un enorme servicio prestado a Estados Unidos, al poder norteamericano, o sea, a las corporaciones energéticas, a Arabia Saudita, a los principales centros de poder aquí, y de hecho, fue — eso fue en 1967 — y fue después de la victoria que las relaciones americano-israelíes se consolidaron verdaderamente, se convirtieron en lo que se denomina un “valor estratégico.”
Fue entonces también que el grupo de presión adquirió su fuerza. Es también entonces que, casualmente, las clases educadas, la clase política intelectual empezó un asombroso amorío con Israel, después de la demostración de su poder tremendo contra un enemigo del tercer mundo, y de hecho, ese es un componente fundamental de lo que se llama grupo de presión. Walt y Marsheimer lo mencionan, pero me parece que esto debía haberse enfatizado. Tienen mucha influencia. Determinan, con seguridad influencian, la conformación de las noticias y la información en las revistas, en los medios de difusión masiva, en los estudios, etc. Yo siento que son probablemente la parte más influyente del grupo de presión. Ahora, como que tendríamos que preguntar, ¿cuál es la diferencia entre el grupo de presión y los centros de poder en el país?
Pero los obstáculos fueron superados. Israel ha brindados muchos otros servicios a Estados Unidos. Pueden revisar los informes. También ha brindado servicios secundarios. En los años ochenta, particularmente, el Congreso estaba imponiendo obstáculos al apoyo de la administración Reagan a la mayoría de las atrocidades terroristas en Centro América. Israel ayudó a evadir las restricciones del Congreso ocupándose ellos mismos de efectuar los entrenamientos, etc., etc. El Congreso bloqueó el comercio norteamericano con Sudáfrica. Israel ayudó a evadir el embargo a todos los – a ambos regímenes racistas de África del sur, y ha habido muchos otros casos. Actualmente, Israel es virtualmente una base militar norteamericana internacional y un centro de alta tecnología en el Oriente Medio.
AMY GOODMAN: Noam Chomsky, tenemos que ir a una pausa para que las estaciones se identifiquen, pero volveremos. El profesor Chomsky es nuestro invitado para la hora. Su más reciente libro acaba de ser publicado y se titula Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia.
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AMY GOODMAN: Nuestro invitado es el profesor Noam Chomsky. Su nuevo libro es Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia. Noam Chomsky, ha sido por largo tiempo profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, es un lingüista de renombre mundial y un analista político. Soy Amy Goodman, aquí con Juan González. ¿Juan?
JUAN GONZÁLEZ: Profesor Chomsky, en su libro hay una sección fascinante, donde Ud habla acerca del basamento histórico de la Doctrina Bush de Guerra Preventiva, y también su relación con el imperio o con la construcción de un imperio norteamericano. Y Ud. va más atrás en el tiempo, Ud menciona un historiador, John Lewis Gaddis, a quien adora la administración Bush, porque él ha tratado de encontrar la explicación racional desde el punto de vista histórico para el uso de la doctrina, remontándose a John Quincy Adams como Secretario de Estado en la invasión por el General Andrew Jackson de Florida en las Guerras Seminoles, y cómo esto es en realidad una relación del uso de esa idea para continuar los deseos expansionistas de los Estados Unidos sobre el mundo.
NOAM CHOMSKY: Sí, de hecho ese es un caso muy interesante. John Lewis Gaddis no sólo es el historiador favorito de la administración Reagan, sino que es considerado el decano de los estudios de la Guerra Fría, la figura principal en los estudios de la Guerra Fría norteamericana, profesor de Yale. Y fue él quien escribió la, hasta ahora, investigación tipo libro que penetra las raíces de la Doctrina Bush, la cual cuenta por lo general con su aprobación personal, las usuales calificaciones acerca del estilo, etc, etc. Hace un análisis retrospectivo, como bien tú decías, con su héroe, el magnífico estratega mayor, John Quincy Adams, quien escribió una serie de famosos textos en 1818, en los cuales justificaba post facto la invasión de la Florida por Andrew Jackson. Y es muy interesante.
Gaddis es un buen historiador. Conoce las fuentes, hace referencia a todas las fuentes apropiadas. Pero él no te dice lo que ellas dicen. Así que lo que yo hice en mi libro fue simplemente añadir lo que esas fuentes dicen, lo que él omitió. Bueno, lo que describen es una relación impresionante de atrocidades y crímenes llevados a cabo contra los que fueron denominados “negros fugitivos” e “indios fuera de la ley,” destruyeron a los Seminoles. Después hubo otra guerra seminole, que los exterminó o los llevó a los pantanos, completamente sin motivos. Los pretextos fueron fabricados. Gaddis habla de la amenaza de Inglaterra. No hubo amenaza de Inglaterra. Inglaterra no hizo nada. De hecho, ni siquiera Adams hace referencia a eso. Pero es lo que Gaddis denomina un – estableció lo que Gaddis denomina la tesis de que la expansión es la mejor garantía de seguridad. Así que si quieres tener seguridad, sólo expándete, conquista más. Entonces estarás seguro.
Y él dice, sí, eso ocurre con todas las administraciones norteamericanas –en eso tiene razón — y es la piedra angular de la Doctrina Bush. Así que él plantea que la Doctrina Bush no es del todo nueva. La expansión es la clave para la seguridad. Así que sólo tenemos que expandirnos y expandirnos, y entonces nos volvemos más seguros. Bueno, él no menciona los precedentes evidentes que nos vienen a la mente, así que los dejaré fuera para que ustedes puedan pensar en eso. Y hay cierta verdad, a excepción de que él ignora y de hecho niega principalmente las grandes atrocidades que están registradas en varias de las fuentes, fuentes académicas que él refiere, de donde sale también a relucir que, al Adams darle una justificación a la guerra de Jackson — nadie de la administración lo apoyaba pero él se las ingenió para convencer al presidente — estableció la doctrina de guerra ejecutiva sin autorización del Congreso, en violación de la Constitución. Posteriormente Adams reconoció esto y se arrepintió, se arrepintió muchísimo, pero ese acontecimiento las dejó establecidas y, sí, han estado vigentes desde entonces: guerras ejecutivas sin autorización del Congreso. Nosotros conocemos un caso tras otro. Esto no parece molestar a los llamados originalistas, quienes hablan de un propósito original.
Pero si ponemos esto a un lado, él también – el estudio al que Gaddis hace referencia pero no cita, también señala que Adams estableció otros principios que se mantienen consistentes desde entonces, principalmente el mentirle masivamente al público, la distorsión, evocar a temores histéricos, todo tipo de esfuerzos sucios para movilizar a la población en apoyo de atrocidades. Y sí, eso se mantiene en nuestros días también. Hay un muy interesante historial. Lo que esto demuestra es casi el opuesto de lo que Gaddis plantea y que a Reagan — a la administración Bush, creo que dije Reagan — y que a Bush le fascina. Y eso está fuera de las fuentes a las que él se refiere, la fuentes adecuadas, los estudios correctos. Él simplemtne las obvia. Pero sí, el historial es interesante.
AMY GOODMAN: Noam Chomsky, me gustaría hacerle una pregunta. Como mucha gente sabe, Ud. es quizás una de las fuentes más referidas en el mundo. Y me pareció que lo que sigue es un buen ejemplo de esas referencias. Esto fue a principios de mes, en el programa Meet the Press, Tim Russert, interrogando al Jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Peter Pace.
TIM RUSSERT: El señor Jaafari dijo que uno de sus escritores norteamericanos preferidos es Noam Chomsky, alguien que se ha opuesto en sus escritos muy, muy fuertemente a la guerra en Irak y a la mayor parte de la política exterior de la administración Bush. ¿Le preocupa esto?
GEN. PETER PACE: Espero que tenga más de un libro en su mesita de noche.
TIM RUSSERT: ¿Eso quiere decir que le molesta?
GEN. PETER PACE: Yo estaría preocupado si el único contacto que tuviera el Primer Ministro con ideas internacionales fueran las de ese autor. De hecho, esas son unas de muchas, y si él está consumiendo muchas opiniones diferentes, eso es probablemente saludable.
AMY GOODMAN: Ese es el general Peter Pace, director del Estado Mayor Conjunto, entrevistado por Tim Russert, hablando acerca de Jaafari quien en este momento está luchando para ser — nuevamente para mantener su posición como Primer Ministro en Irak. Su respuesta, Noam Chomsky.
NOAM CHOMSKY: Bueno, yo francamente, mejor dudaría de que el general Pace reconociera mi nombre o supiera a qué se estaba refiriendo, pero quizás sí. La cita de Tim Russert, si bien recuerdo, fue que este libro era altamente crítico de la guerra en Irak. Bueno, eso no debería sorprender a un Primer Ministro de Irak. Después de todo, según las encuestas norteamericanas, las últimas que se han reportado, según Brookings Institution, 87%, el 87% de los iraquíes piden una programación concreta para la retirada de las tropas. Esa es una cifra impresionante. Si realmente todos son iraquíes como se aseguró, eso representa todo el mundo en el Irak árabe, en las áreas donde las tropas están desplegadas. Dudo que se hubiesen alcanzado semejantes cifras en Vichy, Francia, o en Polonia bajo — cuando era satélite de Rusia.
Lo que esto significa en esencia es que virtualmente todo el mundo quiere una programación para la retirada. Por lo tanto, ¿sería sorprendente que un primer ministro leyera un libro que critica la guerra y reafirma esta idea? Es interesante que Bush y Blair, quienes están constantemente predicando su amor por la democracia, hayan anunciado, declarado que no habrá una programación para la retirada. Bueno, esa parte probablemente refleja el desprecio por la democracia que han demostrado ambos constantemente, ellos y sus colegas, prácticamente sin excepción. Pero hay razones más profundas, y tenemos que pensar en ellas. Si estamos hablando de estrategia de salida de Irak, deberíamos tener en cuenta que para los EE.UU. abandonar Irak sin establecer un Estado cliente subordinado sería una pesadilla para Washington.
Todo lo que tenemos que hacer es pensar en las políticas que un Irak independiente perseguiría si fuera ligeramente democrático. Seguramente reforzaría sus ya desarrolladas relaciones con su vecino Shiita Irán. Cualquier grado de autonomía iraquí estimularía las presiones de autonomía a través de la frontera en Arabia Saudita, donde hay una población Shiita significativa, que ha sido amargamente reprimida por la tiranía respaldada por los Estados Unidos, pero que ahora está clamando más autonomía. Eso está ocurriendo donde está la mayor parte del petróleo saudí. Así, lo que podemos imaginar – estoy seguro de que los proyectistas de Washington están teniendo pesadillas con esto – es un potencial — perdón?
JUAN GONZALEZ: Me gustaría preguntarle, en términos de todo este tema de la democracia, en su libro Ud habla de un déficit de democracia. Obviamente, la administración Bush está teniendo toda clase de problemas con su — incluso con su modelo de democracia en el mundo, dados los resultados de las elecciones en territorios palestinos, la situación en Irak ahora, donde el presidente está tratando de sacar al Primer Ministro de la coalición ganadora allí, también en Venezuela, hasta en Irán. ¿Cuál es su concepto de déficit de democracia, y porqué una administración como esta es capaz de perdurar en los mismísimos Estados Unidos?
NOAM CHOMSKY: Bueno, hay dos elementos para ello. Uno es el déficit de democracia interno en Estados Unidos, eso quiere decir la enorme y creciente brecha entre la opinión pública y la política pública. El segundo es su llamada misión de promoción de la democracia en otras partes del mundo. Esta última es puro fraude. La única evidencia de que estén interesados en promover la democracia es que eso dicen. La evidencia en contra es abrumadora, incluidos los casos que tú mencionabas y muchos otros. Quiero decir, el mismo hecho de que la gente esté dispuesta incluso a hablar de esto demuestra que estamos como interesados en ser norcoreanos: si el Querido Líder ha hablado, eso fija la verdad; no importa cuáles sean los hechos. Yo abundo sobre esto en el libro. El déficit de democracia en casa es otra cuestión. Como han podido – quiero decir, ellos tienen un asidero bastante reducido de poder político. Sus políticas son fuertemente rechazadas por gran parte de la población. ¿Cómo pasan por encima de esto? Bueno, eso ha sido a través de una intrigante mezcla de engaño, mentiras, inventos, relaciones públicas. Existe de hecho un estudio muy bueno de dos científicos políticos, Hacker y Pearson, quienes simplemente ensayan las tácticas y cómo operan. Y apenas se las han arreglado para aferrarse al poder político y están intentando usarlo para desmantelar la estructura institucional que ha sido construida a través de muchos años de apoyo popular — el sistema de beneficios limitados; están tratando de desmantelar la Seguridad Social y de hecho están teniendo éxito; para el recorte de impuestos, abrumadores para los ricos, están creando — están proponiendo crear una situación futura, primero que todo una especie desastre fiscal, pero también una situación en la que será prácticamente imposible llevar a cabo los tipos de políticas sociales que el público apoya mayoritariamente.
Y para ingeniárselas y logar esto han efectuado una impresionante proeza de manipulación, mentira, etc, etc. No hay tiempo para hablar sobre ello aquí, pero en mi libro doy una relación bastante explícita. Lo trato en el libro. Ese es el déficit de democracia que tenemos en casa y es uno extremadamente serio. Los problemas de una guerra nuclear, los desastres ambientales, esas son las cuestiones para la supervivencia, las principales cuestiones de prioridad uno para cualquier persona sensible. La tercera cuestión es que el gobierno norteamericano está aumentando esas amenazas. Y una cuarta cuestión es que la población norteamericana se opone, pero es excluida del sistema político. Eso es un déficit de democracia. Es un deficit con el que podemos lidear.
JUAN GONZÁLEZ: Teniendo en cuenta los altos niveles que ha alcanzado la oposición a las políticas de la administración Bush, le pido al profesor Chomsky que explique cómo es que tanto descontento hacia el gobierno no se ha traducido en una movilización política más grande.
NOAM CHOMSKY: En primer lugar, por el hecho de que la publicidad está diseñada para debilitar los mercados libres, eso lo sabe todo el mundo, cualquiera que alguna vez en la vida haya visto un anuncio publicitario en la televisión. Según lo que nos enseñan en los cursos de economía, nuestro sistema está basado en mercados libres con iniciativas empresariales y elecciones racionales por parte de los bien informados consumidores.
Pues bien, la realidad es sumamente diferente. Una cantidad enorme de las iniciativas empresariales, si desean llamarles así, vienen del dinámico sector estatal del cual depende la mayor parte de la economía para socializar costos y riesgos, y para privatizar las posibles ganancias. Y eso se logra, si se quiere, a través de la publicidad. Así que se presenta bajo el nombre de “defensa” o algún otro pretexto, pero es esencialmente la manera en que el público paga los costos de investigación y desarrollo, se corren los riesgos y finalmente se transfieren las ganancias. Existe cierta iniciativa empresarial, pero no tanta, principalmente a los efectos del marketing.
Hasta donde toca a los consumidores, cuando uno mira un anuncio de televisión, este no persigue formar un consumidor informado que va a tomar una decisión racional. Todos nosotros sabemos eso. Si ese fuera su objetivo, General Motors simplemente brindaría una lista de las características de sus modelos y eso sería todo, punto final. El propósito es embaucar y engañar con imaginería —está clarísimo— para garantizar que consumidores ignorantes tomen decisiones irracionales.
Y eso va directo al déficit democrático. EE.UU. no tiene elecciones en un sentido serio. Tiene campañas electorales que dirigen las mismas industrias que venden pasta dentífrica: la industria de las relaciones públicas. Cuando están vendiendo candidatos no te dicen — no te dan mucha más información sobre ellos que la que brindan en el caso de estilos de vida, drogas o automóviles. Lo que hacen es crear una imagen para embaucar y engañar. Eso es lo que llaman una campaña electoral. El resultado es que las personas simplemente no están al tanto de las posiciones de los candidatos respecto a ciertos problemas.
Así, para tomar un ejemplo crítico, tomemos, digamos, los Protocolos de Kyoto. No son la solución de todos los problemas, pero la catástrofe medioambiental es una cuestión seria. El público está fuertemente a favor de los Protocolos de Kyoto, tan fuertemente a favor que la mayoría de los votantes de Bush — los votantes de Bush — pensaron que él estaba a favor de los protocolos. Sencillamente, ellos estaban desprevenidos. Y no es por incapacidad mental o por falta de interés. Es porque esa es la manera en que se nos presentan las campañas. Se estructuran para mantener determinados temas fuera de la agenda, las cuestiones impactantes.
Tomemos, por ejemplo, la atención médica, uno de los peores problemas nacionales — el problema nacional más serio; para la mayoría de las personas, un problema de primer orden. Es el sistema de salud más ineficaz del mundo, con el doble del costo per cápita de otros países con los que es válida la comparación; uno de los que peores resultados tiene, en gran medida por la privatización. El público está fuertemente contra él. Por largo tiempo el público ha estado a favor de alguna especie de sistema nacional de salud.
Bueno, se suponía que Kerry era el candidato de — que hablaba por electores que pedían gastos sociales, etc., etc. El último debate presidencial, un par de días antes de las elecciones, fue acerca de cuestiones internas del país. Y el New York Times llevó la cuenta precisa de esto. Lo describió como — señaló que Kerry no hizo mención de ninguna participación gubernamental en ningún sistema de salud. Y la razón, según el reportero del Times, es que a la idea le falta el apoyo político, lo cual quiere decir que tiene el apoyo de la aplastante mayoría de la población pero se le oponen las corporaciones farmacéuticas, la industria de seguros, etc., etc. Eso es lo que cuenta para el apoyo político. Así que Kerry no lo mencionó, y el público no se enteró de su posición respecto a estos problemas. Y ocurre con el resto de las cuestiones. Por tanto, estas no son elecciones reales. Nos reiríamos de ellas, y fueron las de cualquier país del tercer mundo.
Ahora, tomemos la guerra en Irak. Cuando se habla del sistema de propaganda gubernamental tenemos que reconocer que este incluye a los medios de difusión masiva. Incluye a los medios de difusión masiva, a los periodistas, etc. Todo eso es parte del sistema propagandístico, muy estrechamente relacionados. No hay prácticamente ninguna crítica a la guerra en Irak. Supongo que esto sorprenderá a los periodistas. Ellos piensan que están siendo muy críticos, pero no lo son. El tipo de crítica a la guerra en Irak que se permite en el sistema doctrinal, en los medios de difusión masiva, etc., es el tipo de crítica que escuchaba, digamos, en el estado mayor alemán después de Stalingrado: “No está funcionando; está costando demasiado; cometimos un error, deberíamos cambiar de general;” algo así. De hecho, la crítica está al mismo nivel de un periódico de escuela secundaria alentando al equipo local de fútbol. No se pregunta: “¿Deben ganar?” Se pregunta: “¿Cómo vamos?” “¿Los entrenadores cometieron un error? ¿Deberíamos intentar algo diferente?” A eso llaman crítica.
Pero hay una pregunta crítica: ¿Qué derecho tiene EE.UU. de invadir otro país, en violación mayúscula de la ley internacional, sabiendo que probablemente va a provocar el incremento de la amenaza del terrorismo y de la proliferación nuclear? Pero bueno, –en palabras del Tribunal de Nüremberg— esto no es más que un crimen supremo internacional por el cual fueron ahorcados los líderes alemanes. Ya saben, la cuestión no es cómo van a ganar, sino en primer lugar: “¿Qué están haciendo allí?”
AMY GOODMAN: ¿Usted cree, Noam Chomsky, que las tropas deben retirarse inmediatamente?
NOAM CHOMSKY: Yo pienso que nosotros debemos estab– que hay un cierto principio al que debemos adherirnos. El principio es que los ejércitos invasores no tienen absolutamente ningún derecho. Tienen responsabilidades. La primera responsabilidad es respetar la voluntad de las víctimas y pagarles enormes indemnizaciones por los crímenes cometidos. En este caso, los crímenes se remontan, pasando por las sanciones que ya de por sí eran un crimen monstruoso, al apoyo dado a Saddam Hussein, a sus peores atrocidades, pero particularmente, a los crímenes de la invasión. Ésas son las dos responsabilidades de un ejército de ocupación.
Bueno, ya la población [iraquí] lo ha dejado bastante claro. Incluso las encuestas de EE.UU. y Gran Bretaña lo dejan claro. Mayorías abrumadoras quieren que EE.UU. fije una agenda para la retirada y que la cumplan. EE.UU. y Gran Bretaña se niegan. Y de las indemnizaciones ni hablar; eso está muy lejos de la conciencia del sistema doctrinal. Bien, pienso que esto contesta la pregunta. Realmente no importa lo que yo piense. Lo que importa es lo que piensan los iraquíes, y creo que eso lo sabemos muy bien. La razón de que EE.UU. y Gran Bretaña no se retiren es la que mencioné, las consecuencias de un Irak independiente serían una última pesadilla para ellos. Y van a hacer todo lo que puedan para evitar la democracia iraquí, como ya lo han intentado en el pasado.
AMY GOODMAN: ¿Y el argumento de que se desataría una guerra civil y de que la violencia sectaria se incrementaría, y de que como EE.UU. intervino, ahora tiene la responsabilidad de no dejar la situación en el desastre?
NOAM CHOMSKY: Sí, los alemanes podrían haber dado el mismo argumento sobre la Europa ocupada, los rusos sobre los satélites, los japoneses sobre Asia, y así sucesivamente. Sí, todos ellos podrían haber alegado el mismo argumento: bueno, nosotros intervenimos y ahora tenemos la responsabilidad de asegurar que no pasen cosas terribles, etc., etc. Y el argumento tuvo alguna validación. Así, cuando los alemanes fueron expulsados de Francia hubo miles, quizás decenas de miles de personas asesinadas como traidores, y muchísimos más en Asia. ¿Pero es este un argumento para ellos? No. No es su problema.
Nosotros no sabemos lo que pasará, y no es una decisión que debamos tomar. Es una decisión que le toca a las víctimas, no es nuestra decisión. Los ejércitos de ocupación no tienen derecho de tomar decisiones. Podríamos hacer un seminario académico sobre esto, en el que podríamos discutir las consecuencias probables. Pero el punto es que no nos toca a nosotros decidir. Pues bien, los medios de difusión masiva y el periodismo simplemente continuarán siendo parte del sistema propagandístico del gobierno hasta que estos temas no se lleven a discusión conjuntamente con las problemáticas críticas de la guerra como, por ejemplo, en primer lugar, ¿qué derecho tenemos de invadirlos?, etc., etc. Es, como yo digo, cual periódico de escuela secundaria o como Pravda durante la guerra de Afganistán.
JUAN GONZÁLEZ: ¿Y qué hay del papel del pueblo norteamericano en este proceso? Me parece que evidentemente la mayor parte de los sentimientos anti-guerreritas se canalizan hacia uno u otro candidato político, en lugar de continuar hacia la constitución un movimiento de masas que, sin tener en cuenta a los políticos en el poder, se movilice para desembarazar a Estados Unidos de esta invasión.
NOAM CHOMSKY: Sí, usted tiene toda la razón. Pero ése es nuestro problema. Quiero decir, no se puede esperar que los centros de poder —ya estén en el gobierno o en el sistema económico o en los medios de difusión masiva, y que tienen todos un vínculo muy cercano— intenten estimular movimientos populares que serán críticos del poder y que tratarán de corroer el poder. De hecho, su tarea es lo contrario. Pues sí, esto debe hacerlo un movimiento popular, así es como cada cambio constructivo ha tenido lugar en el pasado. ¿Cómo fue que nos hicimos de los derechos civiles en la magnitud que existen hoy, de los derechos de las minorías, de los derechos de la mujer, del sistema de beneficios que existe, etc., etc.? Esas no son dádivas divinas; se ganan desde abajo. Y va a ser igual en este caso.
AMY GOODMAN: Noam Chomsky, ya que está hablando de movimientos populares, ahora mismo estamos en medio de una especie de oleada a la que nunca antes se habían enfrentado los medios de difusión angloparlantes norteamericanos. Me refiero al nivel enorme de protestas populares contra la política migratoria de este país, algunas de ellas no son sólo las protestas más grandes por cuestiones migratorias, sino que son de las protestas más grandes en la historia de este país, con más de un millón de personas en las calles de Los Ángeles, cientos de miles en Atlanta y Arizona, la protesta más grande quizás en la historia de Chicago… ¿Qué hay con esto? …una retirada masiva de 40 000 estudiantes de escuelas secundarias…
NOAM CHOMSKY: Bueno, estas protestas sí tuvieron un efecto. Así lo reflejó en alguna medida la cuenta que se le pasó al Comité Judicial del Senado. Los centros de poder no pueden ignorar las protestas públicas y, lo que es peor aún para su punto de vista, su organización continua. Una manifestación de vez en cuando, está bien, se puede soportar. Pero si se estabilizan y se vuelven una organización de base real, que desarrolla un sistema político que funciona, donde las personas realmente participan creando y dando forma a la política, eligiendo a sus propios candidatos — si esto llegara a ese estado, estarían en problemas. Y estamos muy lejos de eso.
De hecho, es un tipo de — es una ironía terrible. Deberíamos estar avergonzados. Pero si se quieren buscar elecciones democráticas en el hemisferio occidental por estos días, hay que mirar a países como Bolivia, no a los Estados Unidos. En Bolivia tuvieron elecciones verdaderas. Es el país más pobre en América del Sur. El pasado diciembre, ellos tuvieron unas elecciones en las cuales las masas bien organizadas de la población, las personas pobres, los indígenas y otros, se las arreglaron para elegir a un candidato de sus propias filas. Allí había problemas realmente serios, y las personas conocían los problemas. Y ellos votaron sobre los problemas. Eso es dramáticamente diferente de lo que pasa aquí. Ésa es la democracia real. Quieren hablar de la promoción de la democracia, pues necesitamos esa promoción aquí, y podemos aprender de ellos.
De hecho, lo mismo ocurre con Venezuela. Nuestro sistema de propaganda mediático gubernamental culpa implacablemente a Venezuela de ser una dictadura totalitaria, etc., etc. Bien, se puede pensar lo que se quiera de Chávez –no es nuestro problema– pero la cuestión es qué piensan los venezolanos de él. Ésa es la pregunta si uno cree en la democracia. Ya sabemos la respuesta. Durante los años de Chávez se ha incrementado exponencialmente el apoyo al gobierno elegido. Es ahora el más alto en América Latina por un considerable margen. Él se las ingenia para ganar encuesta tras enc– elecciones y referéndum después de las elecciones, uno detrás de otro.
Después de media docena —a pesar de la intensa oposición de los medios de difusión masiva, a un nivel que es inimaginable aquí, y además con la subversión de la superpotencia— encima de todo esto, EE.UU. apoyó un golpe militar para intentar derrocarlo, pero tuvo que ceder, en parte porque Chávez fue restituido rápidamente por la acción popular, pero en parte también debido a una oleada de protestas a lo largo de América Latina dónde, sencillamente, no se tiene el mismo desprecio por la democracia que tienen nuestros líderes y medios de difusión, y no gustan de la idea de que gobiernos democráticamente elegidos sean derrocados por el ejército.
Desde entonces, EE.UU. se ha dedicado a la subversión. Es muy probable que — la última encuesta que vi, una encuesta norteamericana hace un par de semanas, le preguntaba a la gente por quién iban a votar en las próximas elecciones. Y me parece que fueron dos tercios los que respondieron que votarían por Chávez, y me parece que 4% es el máximo a que llegaba el candidato en segundo lugar. Bien, en tales circunstancias, es casi seguro que EE.UU. recurrirá al procedimiento que normalmente aplica cuando se conoce que uno va a perder unas elecciones: tratar de desacreditarlas, consiguiendo que la oposición las boicotee.
JUAN GONZÁLEZ: Bueno, a usted le alegrará saber que cuando — usted mencionó a Hugo Chávez– cuando Amy y yo lo entrevistamos hace varios meses, él mencionó que su escritor norteamericano favorito era Noam Chomsky, e incluso hizo referencia a algunos de sus libros. Así que, supongo que nosotros — debería hacerse una encuesta para saber cuántos líderes del tercer mundo está leyendo Noam Chomsky, porque usted obviamente está teniendo un efecto en muchos de esos líderes.
NOAM CHOMSKY: Yo no quisiera parecer autosuficiente, pero a decir verdad conozco algunos ejemplos.
AMY GOODMAN: ¿Cuáles son, Noam?
NOAM CHOMSKY: Bueno, es injusto mencionarlos.
AMY GOODMAN: Bien, permítame preguntarle…
NOAM CHOMSKY: Ellos tienen sus propios problemas con el gobierno norteamericano.
AMY GOODMAN: Permítame preguntarle por Haití. ¿Cómo encaja en el cuadro que usted describe?
NOAM CHOMSKY: Bueno, no voy a repasar la historia entera, pero Haití realmente tuvo también elecciones democráticas, de un tipo que debería avergonzarnos. Ellos tuvieron elecciones realmente democráticas en 1990, de nuevo, como Bolivia. Las organizaciones masivas de base, personas pobres a las que nadie estaba prestando atención tuvieron éxito eligiendo a su propio candidato, para el asombro general. Todo el mundo asumió que el candidato respaldado por EE.UU. que representaba las élites y los centros de poder ganaría fácilmente. Pues bien, no lo hizo. Consiguió el 14% de los votos. Muy rápido, instantáneamente, EE.UU. procedió a subvertir la elección — al instante — a través de lo que se denominan medidas para la promoción de la democracia, o sea, de apoyo a la oposición. Eso fue lo que hizo USAID, tratar de apoyar a cualquiera que se opusiera al gobierno.
Se tomaron otras medidas. Rápidamente hubo un golpe militar, que trajo años de sanguinario terror. Contrariamente a lo que la gente cree, EE.UU. apoyó el golpe. Continuó comerciando cada vez más con la junta y la élite rica bajo el mandato de Clinton. De hecho Clinton autorizó que la Texaco Oil Company proporcionara petróleo a la junta y a la élite, haciendo caso omiso de las disposiciones presidenciales que lo impedían formalmente. Finalmente, la administración Clinton decidió que el público había sido torturado bastante, y envió a los Marines. A eso se le llamó promoción de la democracia. Sin embargo, como inmediatamente señalaron Allan Nairn y otros, Aristide fue restituido con la condición de que aceptara las políticas del candidato norteamericano derrotado en las elecciones de 1990, ásperas políticas neoliberales que estaban destinadas a destruir la economía, como de hecho ocurrió, llevaron a la confusión, al desastre, dando continuidad a la subversión norteamericana. Finalmente, la administración Bush bloqueó la ayuda. Entonces sobrevinieron una mayor confusión, un mayor desastre; actualmente, el país como que se está desmoronando. Se puede entrar en detalles.
Pero finalmente EE.UU. y Francia simplemente intervinieron y quitaron al presidente. Francia estaba particularmente enfurecida porque Aristide había apelado a Francia educadamente para hacer algo sobre la deuda aplastante que se había impuesto a Haití en 1825 como castigo por tenerlos — por haberse liberado de Francia. Habían estado soportando esto desde entonces, y naturalmente eso enfureció a Francia. “¿Cómo pueden los haitianos atreverse a decir esto?” Así que EE.UU. y Francia básicamente lo sacaron a puntapiés. Atrocidad horrible ya que ahora están intentando reconstruirse de algún modo. Nuevamente les debemos enormes indemnizaciones — al igual que Francia— por las atrocidades que hemos estado haciendo allí durante más de un siglo, después de que emprendimos el proyecto de torturar a haitianos de Francia. Existe alguna — es difícil saber cuáles son las posibilidades. La sociedad realmente ha sido devastada. Es una de las más pobre del mundo.
AMY GOODMAN: ¿Y lo último que le ocurrió a Aristide cuando fue sacado de Haití, después de que fue reelegido —esto, claro, el 29 de febrero de 2004, en un avión norteamericano con seguridad y ejército de EE.UU.— y fue enviado a la República Centroafricana?
NOAM CHOMSKY: Sí, no sólo eso, sino que EE.UU. ni siquiera le permitirá regresar a la región. Está en esencia encarcelado — se insistió en que estaba encarcelado en Sudáfrica. Hubo enormes protestas de los países caribeños por esto. El candidato que ganó la elección fue el más cercano a él; probablemente si él hubiera estado rigiendo, habría ganado, pero EE.UU. nunca permitiría eso y ni siquiera admitiría que regresara a la región. Bueno, ese es simplemente otro ejemplo del casi apasionado odio a la democracia, que es consistente y como tal se reconoce.
Incluso se reconoce en el estudio — en el más prestigioso estudio de los defensores de la promoción de la democracia. Ellos la defendieron, como Thomas Carothers, director del Carnegie Endowment Project — fue el más respetado — él la defiende y dice que es maravillosa. Pero también señala que EE.UU. se había opuesto de forma consistente a ello. Existe lo que él llama una fuerte línea de continuidad en todas las administraciones: a saber, la democracia se promueve si y sólo si esta apoya los objetivos estratégicos y económicos de EE.UU. En Centroamérica, por ejemplo, dónde él estaba particularmente — estaba involucrado con en el Departamento de Estado de Reagan; dice que EE.UU. se opone a la democracia y la razón según él es que EE.UU. sólo toleraría versiones que sean de arriba abajo estructuras democráticas en las que las élites tradicionales aliadas a Estados Unidos permanecerían en el poder en sociedades altamente antidemocráticas. Sí, ese es el tipo de promoción de la democracia que nosotros fomentamos, que la administración predica y que la prensa y los periodistas alaban como magnífica. Una vez más, esto es una especie de Corea del Norte.
AMY GOODMAN: Y otra región, claro, volviendo a Israel, la elección de Kadima, los medios caracterizando a Kadima como el partido centrista que va a anular muchos de los pagos en el West Bank, y luego la elección de Hamas en los territorios ocupados. ¿Su respuesta?
NOAM CHOMSKY: Bueno, yo simplemente instaría a cualquiera que quiera meterse en esto que compare el lead del editorial del New York Times de ayer con el lead del editorial de ayer en la revista de negocios número uno, la London Financial Times. Son diametralmente opuestos. El New York Times dice que es maravilloso que los israelitas estén de acuerdo en retirarse del West Bank. Por supuesto, hay una pequeña cuestión de fronteras, pero ellos dicen que eso no tiene la menor importancia. Ya saben, un problema menor, la ubicación de las fronteras. Efectivamente, ningún problema, salvo por las personas que viven allí. Ese es el New York Times.
Ellos – el Times informó sobre la angustia de los pobladores que tendrán que abandonar la región. Es como si el reporte hubiera sido — como si yo dijera: “Sabes, yo irrumpí en tu casa, tomé la casa entera, finalmente acordamos — te torturé, te robé todo y entonces acordé dejarte el ático y el sótano, pero me quedé con el resto de la casa. Y es — lo hago con gran angustia, porque no quiero dejar el ático. Como que me gusta.” Es esa la forma en que ha sido informado. Es vergonzoso.
AMY GOODMAN: Ha sido Noam Chomsky, lingüista de renombre mundial, analista político, hablando acerca de la publicación de su nuevo libro, Estados Fracasados: El Abuso de Poder y la Agresión a la Democracia.