El delegado Zero, durante su encuentro con pobladores de Morelos Foto Víctor Camacho
Miércoles 12 de abril de 2006
Pide a campesinos de Tecomulco unirse para evitar que desaparezcan sus tierras
Planean convertir a Morelos en un fraccionamiento del DF: Marcos
En su crítica a candidatos, asegura que la política se ha transformado en una mercancía
La Jornada
Tecomulco, Mor. 11 de abril. El campesino Sergio Ortiz expresa esta tarde: “El estado de Morelos para ellos (los de arriba) es un fraccionamiento. Las tierras de riego, las temporaleras, las ven así. Cuando nos arrebatan la tierra tan bonita que tenemos, nos arrebatan el agua y el aire”. En Tecomulco, la otra campaña encontró otra tierra a punto de ser ocupada por el progeso neoliberal y amenazada con quedarse sin su gente, de consumarse la carretera siglo XXI, o interoceánica, que planean los gobiernos del cambio por todas partes. Doña Juanita Aragón dice: “No queremos la autopista en nuestro ejido”. Punto. No agrega mucho más.
La reunión se realiza casi al rayo de sol, afuera de la escuela rural federal Vicente Estrada Cajigal, perfectamente cerrada. En Tecomulco quedan seis campesinos que no han vendido. Los demás ya lo hicieron. Doña Lupita Torres, hija de Angel Torres, combatiente zapatista, dice: “No quiero vender mi tierra. La dejó mi padre”. Su hijo, Gilberto Camacho, cuenta cómo ya muchas personas de la comunidad vendieron su propiedad al solícito gobierno. El quiere dejar esa tierra a su hijo, “y al hijo de mi hijo”.
Eligio Medina dice: “Soy uno de los que ya vendieron, pero no me siento bien. No fue porque yo tuviera muchas ganas sino porque los cuentos de que la carretera iba a pasar, y si no queríamos vender no nos iban a pagar ni un quinto para quedárselas”.
Don Fernando Camacho habla enseguida: “A mí me juzgan loco por estar haciendo esto (la otra campaña), pero la tierra no tiene precio. Me sentí acobardado por los embates, pero estoy aquí de pie, haciendo la resistencia. Estoy consciente, la tierra nos da vida”. Pero, lamentó, “aquí está la traición dura. Ya nos están cerrando los pasos. Todavía estamos a tiempo. Estoy con la esperanza de que la tierra no sea tocada. Mi ‘locura’ es que estoy haciendo la resistencia para todo el ejido. Si no, mañana lo van a lamentar”.
De Tenexpango, Sergio Ortiz expresa esta tarde: “Mientras resista un solo hombre, salvaremos el Salitre, Las Piedras, Huichililla, Tecomal. Van a seguir siendo la piedra que no los dejará pasar. Es una vergüenza que en la tierra de Zapata muchos no defiendan sus ideales; no con los homenajes ni los discursos de cada año, sino con la defensa. La lucha es digna y justa, y lo único que tenemos los pobres, seguro, es la dignidad”.
Tras escuchar a estos “últimos zapatistas” morelenses, el delegado Zero dijo: “Parece que salió cierto esto de que que Emiliano Zapata dejó un mensaje para que fuera pasando de un lado a otro, de una generación a otra hasta que encontrara otra vez a una generación o a varias generaciones de mexicanos y mexicanas que lo entendieran. Y resulta que fue con el combatiente zapatista Angel Torres que lo dejó, él lo pasó a su hija que hoy viene a traernos a todos, no nada más a mí, ese mensaje: ¿Qué vamos a hacer con la situación que hemos visto en el campo y en la ciudad?
“El número no nos espanta. El EZLN empezó con seis también. No nos importa si en el “Comal de piedra” (del nahua Tecomulco) hay pocos o muchos, lo que estamos contando son corazones y decisiones, porque no estamos buscando grandes números de gente, no queremos el poder, lo que queremos es que estas luchas se vayan uniendo unas con otras”.
Advirtió a los campesinos de estas tierra aún ricas y productivas: “Es casi seguro que esto que están haciendo, la autopista siglo XXI, haya hecho trampas. Es necesario que se unan los que ya vendieron y los que no han vendido y le busquen por donde estuvo la trampa y echen atrás esa compra. Todos los ejidos que están alrededor van a desaparecer también. La carretera es como una enfermedad que va a ir creciendo, va a partir esa tierra y va a empezar a matar a los lados”.
El plan, advirtió, “es que la ciudad de México se empiece a crecer más y más y los estados de alrededor van a ser como fraccionamientos y entonces a la gente ni siquiera la van a contratar de empleada, van a traer a otros que estén más pobres y que acepten cualquier cosa. Les pido que hablen con los que ya vendieron y les expliquen bien que es una trampa, ‘te engañaron, te van a matar’. Si aquí va a haber vida va a ser gracias a los seis que resistieron”.
La otra campaña en la cuna de Zapata
El subcomandante Marcos habló esta mañana en los terrenos de la Cooperativa de Anenecuilco, luego de escuchar las experiencias que viven en las cooperativas de producción, que son numerosas, autogestivas y eficaces, y las comunidades eclesiales de base. “En estos momentos, en este año y en estos meses estamos viendo la conversión de la política en una mercancía. En ese sentido, como antes ofrecen una ropa, unos zapatos, un jabón, ahora ofrecen candidatos y partidos. Las propuestas de las organizaciones allá arriba disputándose el gobierno -no importa si hay una lectura atenta, que es lo que tenemos que hacer como parte de la otra campaña-, de las propuestas, pues no hay ninguna diferencia entre uno y otro. No se propone realmente una transformación de las condiciones que estamos padeciendo, y como la propuesta política ya no trata de ser llevada adelante entonces nos están ofreciendo una mercancía, un candidato, ya ni siquiera un partido. Y sobre ese aspirante se construye una campaña publicitaria”.
Entonces, añadió el delegado zapatista, “como trabajadores de la ciudad y del campo somo los consumidores y nos han dado una tarjeta de crédito que se llama la credencial de elector, que es cedida al candidato que resulte ganador para que haga uso de ella y obtenga ganancias durante tres o seis años. Durante este periodo somos unos consumidores más y se trata de convencernos de que el producto que vamos a consumir es el bueno. Pero resulta que no es lo mismo un campesino sin tierra o un vendedor ambulante, que un gran propietario de los medios de producción o un terrateniente, el dueño de la Coca Cola o los gerentes.
Se trata “de que el mismo candidato convenza a uno y a otro. Nos vamos a dar cuenta que no quieren lo mismo el vendedor ambulante o el campesino sin tierra que el terrateniente o el poseedor de un centro comercial. Entonces encontramos que el producto que se está vendiendo en las elecciones cambia. Cuando habla con los empresarios les dice yo soy el bueno y cuando habla con campesinos yo soy el bueno”.
En la analogía elector-consumidor, Marcos señala “la trampa del político que dice que yo voy a gobernar, voy a dirigir este país para que las cosas se hagan, dice Madrazo. Para el bien de todos, dice López Obrador. Calderón no se si alcanza a articular alguna propuesta, que tiene las manos limpias dice, puede lavar los platos”.
La otra campaña propone “exactamente lo contrario. No estamos vendiendo un producto, una candidatura, y no sólo eso, sino que tratamos de construir desde abajo otra cosa, completamente radical en su diferencia respecto a lo que pasa allá arriba. No se trata de convencer a unos y a otros de lo imposible y cualquier gente abajo sabe que conforme va avanzando su miseria avanza la riqueza del de arriba”.
El subcomandante Marcos señaló que esto “es particularmente doloroso en Morelos, emblema en el país por su riqueza natural, el agua, los bosques, el aire. Por eso ahora es poblado Morelos, no por los grandes hacendados contra los que se rebeló Zapata; en lugar del hacendado, el empresario turístico o de inmobiliarias. Donde hubo haciendas y luego ejidos y comunidades ahora se levantan zonas residenciales, centros comerciales y centros turísticos”.
Consideró inútil pensar que el capitalismo “va a cuidar la naturaleza, pues para poder disfrutarla; pero es tan idiota (y su máximo representante aquí es Estrada Cajigal, ‘Caguijal’ le decimos nosotros porque nomás la está cagando), que en su afán de ganancia no importa lo que se destruya ni que esa destrucción vaya contra sus intereses. Si alguien piensa que el capitalismo tiene alguna racionalidad, a la hora que recorre el proceso de destrucción, se da cuenta que el capital es un gran criminal idiota y estúpido”.
Entonces, dijo el delegado de la Comisión Sexta del EZLN, “vamos a hacer otra cosa. Apostamos a que abajo vamos a encontrar muchos grupos pequeños, los pocos. El éxito del mercado electoral es que haya a lo bestia gente que vote por alguien. Se están disputando millones de gente y nosotros estamos hablando con diez, 15 personas. Estamos apostando a eso y cada quien siente que su lucha, que es muy pequeña no alcanza a oponerse a lo que es muy grande. La otra campaña dice sí, somos pequeños de por sí, pero si logramos unir toda esta fuerza ya no vamos a ser tan pequeños, no vamos a ser tan pocos y sobre todo no vamos a estar separados”.
También participaron grupos cristianos de gran independencia y compromiso social. A ellos se dirigió Marcos: “Ya antes, en otros estados hemos encontrado a la otra Iglesia y aquí nos referimos a las comunidades eclesiales de base que tanta luz despidieron en Morelos y siguen despidiendo. Había un hombre, don Sergio Méndez Arceo, que digamos que sintetizaba y concentraba esta luz y que no dudó; pudo haber sido Onésimo Cepeda, y eligió ser Sergio Méndez Arceo. Eligió ser no un ministro que estuviera al servicio del poderoso y al pobre le predicara la resignación: Méndez Arceo eligió no sólo predicar otra cosa, la otra palabra decíamos nosotros, sino trabajar con ella. Para nosotros es un orgullo tener a compañeros y compañeras de las comunidades eclesiales de base junto con nosotros, sino además es un respiro saber que están de nuestro lado y en la línea esta de tratar de humanizar lo imposible”.
Y concluyó que “la Sexta declaración parte de una definición fundamental: estamos contra ésos de arriba, son nuestros enemigos, no queremos convertirlos ni humanizarlos ni decirles que no sean tan bestias. Lo que queremos es destruirlos, a ellos y a quienes les sirven, los partidos políticos”.