Bases de apoyo del EZLN suben al Chómpiras los 200 costales con maíz que serán transportados al puerto de Veracruz para ser embarcados a Cuba Foto Gloria Muñoz
Martes 18 de abril de 2006
Rumbo a Cuba, maíz de los zapatistas
Lleva el Chómpiras, en apoyo solidario, ocho toneladas del grano y 400 litros de gasolina
GLORIA MUÑOZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
La Realidad, Chiapas, 17 de abril. Hoy se hizo realidad la primera acción concreta de la solidaridad internacional zapatista anunciada en la Sexta declaración de la selva Lacandona: el envío de ocho toneladas de maíz y 400 litros de gasolina “al pueblo digno de Cuba”.
Una comisión de la junta de buen gobierno, autoridad autónoma zapatista, será la encargada de entregar tan simbólico cargamento en el puerto de Veracruz, de donde partirá con destino a la isla como “muestra de la solidaridad entre los pueblos que resisten contra el capitalismo”.
Con los primeros rayos del sol decenas de bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se organizaron en columnas para subir uno a uno los 200 costales de maíz al Chómpiras, famoso y autónomo camión zapatista, orgullo de esta región. La larga fila de hombres que cargan el maíz sale de la bodega del caracol hasta la puerta abierta del emblemático vehículo, que fue ubicado al centro del terreno. “Entre los pueblos en resistencia nos solidarizamos, en este caso el pueblo cubano”, es la ¿incompleta? o muy zapatista consigna de las enormes mantas que visten el camión.
Durante más de una década no hubo ninguna señal que acercara a estos dos pueblos. No se trataba de una relación fría, sino simplemente no existía. Hoy parece que la historia puede cambiar. Cuba es la receptora de la primera solidaridad material enviada por los zapatistas a otro país.
“Les enviamos a los compañeros del pueblo cubano un poco de alimento de lo que nosotros consumimos por acá, porque ellos también están en resistencia desde hace más de 40 años. Vamos con muchísimo ánimo para hacer la entrega de este humilde apoyo”, señala Doroteo, autoridad civil zapatista y uno de los encargados de entregar el cargamento.
El ánimo, como dice Doroteo, es alegre y festivo. Los hombres en fila van y vienen con un costal recostado en el hombro. “Nos sentimos orgullosos, contentos pues”, dice Armando, quien llegó ayer en la tarde, luego de caminar cerca de 14 horas. Es esta columna de rebeldes el último eslabón de un esfuerzo comunitario que incluyó sembrarlo, recolectarlo, desgranarlo y encostalarlo. “No son balas -dice Armando-: son sólo millones de granos de maíz.”
“No vamos a provocar a nadie -reitera por su parte Doroteo-. La solidaridad no es un delito, aunque de por sí no les guste a los de arriba. La solidaridad es como dar vida a la resistencia. A eso vamos.”
Una breve y simbólica ceremonia despide al Chómpiras y al Catalán, otro camión zapatista que parte hacia las comunidades de Batán, en Querétaro, y La Yerbabuena, en Colima, para entregar a los hombres y mujeres adherentes a la otra campaña una tonelada de maíz.
A su paso por Colima, a principios de abril, la otra campaña se encontró con 50 campesinos del poblado La Yerbabuena, quienes defienden su tierra ante la amenaza latente de un desalojo. Esta comunidad resiste y hasta ahí llegará el Catalán con una ayuda simbólica y necesaria, no sólo porque de maíz se trata, sino porque representa, en los hechos, lo que se busca en la otra.
Batán, en Querétaro, protagoniza otra historia de despojo. Aquí les quieren robar el agua, pero miles de campesinos de 63 comunidades se organizan para impedirlo. Estos hombres y mujeres recibirán “nuestro apoyo siempre, sólo les pedimos que aguanten, que no se rindan pues, porque para nosotros es muy valioso lo que hacen”, afirma Rogelio al tiempo que descarga un costal que vienen cargando entre tres, pues pesa más de100 kilos.
Al caracol Madre de los caracoles del mar de nuestros sueños llegaron tojolabales y tzeltales de los cuatro municipios autónomos de la zona. Son hombres y mujeres que durante más de 12 años han recibido el acompañamiento moral, político y no pocas veces material de muchas partes de México y del mundo. Ahora son ellos los que juntaron el maíz que se va para Cuba, La Yerbabuena y Batán. Se organizaron por regiones, comunidades y familias. Hubo entregas colectivas de 500 kilos, y familiares desde un kilo, según lo que se tuviera, que de por sí no es mucho.
Para despedir a “la caravana de la solidaridad con los pueblos de México y del mundo”, se formaron dos columnas de zapatistas. El Chómpiras y el Catalán pasaron por en medio de ellas haciendo sonar el claxon que despertó los aplausos y vivas a la resistencia del pueblo cubano, a las luchas de México y a la solidaridad entre los pueblos. “Nos vemos de regreso”, se despide Rolando desde la ventana del enorme vehículo rojo que en la parte de atrás lleva la bandera del EZLN.