Clajadep :: Red de divulgación e intercambios sobre autonomía y poder popular

Imprimir

Noticias de la Otra Campaña

08.05.06

Miércoles 3 de mayo de 2006

Palabras de la Comisión Sexta en el Mitin frente a la Embajada Norteamericana

1 de mayo de 2006.

EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACION NACIONAL

MEXICO

Comisión Sexta

A los compañeros y compañeras de la Otra Campaña

A los trabajadores y trabajadoras migrantes que luchan por sus derechos en Estados Unidos

Al pueblo norteamericano

Reciban los saludos de los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, organización que es parte de la Otra Campaña en México y en los Estados Unidos de América.

Estamos aquí, frente a la representación diplomática del gobierno de George W. Bush, mas no del pueblo norteamericano.

La oficina en México del mal gobierno de Estados Unidos que ha sembrado la muerte y la destrucción en todo el planeta.

La oficina que representa la codicia que los grandes capitales norteamericanos tienen sobre el suelo y el cielo mexicanos.

La oficina desde la cual se deciden los asuntos fundamentales del gobierno mexicano, el encabezado por el Partido Acción Nacional y ese gerente venido a menos que se llama Vicente Fox.

El gobierno con el que coinciden los demás partidos políticos: PRI, PRD, PT, Convergencia, PANAL y Verde Ecologista; a la hora de definir vasallos del capital extranjero.

El templo ante el que se inclinan los políticos mexicanos de arriba. La moderna iglesia neoliberal que, desde las oficinas de las multinacionales, dirige la religión que profesan los que arriba son los que son: la religión de la máxima ganancia y a cualquier costo.

La oficina que dirige a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial en México.

La oficina del gobierno que, en unos pocos años, ha conseguido que la bandera norteamericana sea, para la mayoría de habitantes de este planeta, el símbolo de la arbitrariedad, el despojo, el autoritarismo, la destrucción, la humillación, el desprecio, la muerte.

El gobierno que ha logrado que las estrellas que simbolizan los estados de la Unión Americana se conviertan en los signos monetarios que pretenden implantarse con guerras de conquista en todo el planeta.

El gobierno que convirtió la tragedia de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en una coartada para invadir con sus ejércitos las tierras iraquíes, y que ahora pretende orillar al mundo entero a la hecatombe de una guerra nuclear amenazando a Irán, Corea del Norte, Cuba, Venezuela.

La oficina que representa al gobierno que ha concitado en contra suya la rabia de los pueblos latinoamericanos.

El gobierno que mantiene un bloqueo ilegal, legítimo e inhumano en contra del heroico pueblo cubano.

El gobierno que pretende tener injerencia directa en las decisiones soberanas de los pueblos de América Latina, particularmente del pueblo venezolano.

Estamos aquí, junto con mexicanos y mexicanas de diferentes organizaciones, grupos, colectivos, familias e individuos, para mandar dos mensajes como zapatistas, como indígenas mexicanos y mexicanas rebeldes y dignos.

Dos mensajes que esperamos lleguen a sus respectivos destinatarios en la Unión Americana.

El primer y más importante mensaje es para quienes son como nosotros, como nosotras.

Para los hombres y mujeres que han tenido que emigrar hacia el norte revuelto y brutal, buscando las monedas que el sistema capitalista impuesto en sus tierras latinoamericanas les niega en un trabajo digno.

Para quienes, siendo latinos, viven no sólo bajo la explotación; también bajo el desprecio racista del gobierno que ahora pretende ignorar que esa nación, la llamada Estados Unidos de América, nació por y con migrantes de todo el mundo.

Para los mexicanos y mexicanas, indígenas y mestizos, que tuvieron que dejar atrás su familia, su raíz histórica y cultural, su comunidad, su patria, por razón de que este sistema, y quien lo gobierna, son incapaces de garantizar una vida digna a la inmensa mayoría de la población.

Para los mexicanos y mexicanas, chicanos y chicanas, que viven, trabajan y luchan, sin perder la memoria, al norte del río Bravo.

Para quienes arriesgaron todo, especialmente la vida, para poder conseguir algo que ayudara a quienes tienen su misma sangre, color y raíz y se quedaron en esta pesadilla para los de abajo que se llama República Mexicana.

Para quienes acá eran nombrados con los motes con los que el poderoso designa el asco que le provoca la existencia de los que abajo somos los que somos: nacas, indias, piojosas, sucias, feas, malas.

Para quienes allá, en la supuesta nación de las libertades, la democracia y la justicias sin distinciones, son llamados con los equivalentes racistas: frijoleros, brownies, aliens.

Compañeras, compañeros migrantes:

Bien lo sabemos que la ley propuesta por el senador fascista Sensenbrenner ha convertido en crimen el trabajo de los migrantes latinos en la Unión Americana.

Esta ley pretende declarar a los millones de migrantes indocumentados en delincuentes, y ocultar así que el responsable del deterioro de las condiciones de vida del pueblo norteamericano no es quien llega de otro país para trabajar; sino que el verdadero criminal es el sistema capitalista que, desde el imperio de las barras y las turbias estrellas, se impone a sangre y fuego a los trabajadores y trabajadoras del mundo entero, incluida Norteamérica.

El elevar a rango de ley este racismo ha provocado que cientos de miles de trabajadores y trabajadores indocumentados se movilicen por medios civiles y pacíficos.

Como en nuestro país, su movilización ha querido ser aprovechada en beneficio propio por los políticos de arriba, quienes, espantados por la legitimidad de su justa causa, ahora amenazan con enfrentar con la represión la indignación de miles, cientos de miles, millones.

Allá arriba y a la derecha, en la Casa Blanca y en el Capitolio, se apresuran para aprobar un paquete de leyes que permita la legalización de un reducido número de trabajadores y trabajadoras migrantes, a cambio de expulsar violentamente a la gran mayoría.

Y, como parte de ese paquete legal, se pretende el aumento del número de agentes de la Patrulla Fronteriza, de la “Migra”, levantar un muro fronterizo de 12 kilómetros y la construcción de 10 nuevas prisiones para indocumentados.

También se contempla aumentar el condicionamiento para la legalización de indocumentados: aprender inglés, pagar una multa de 2 mil dólares y hacer el servicio militar obligatorio, con lo cual muchos de los ahora indocumentados serán llevados a morir a Irak o en Afganistán; y, próximamente, en Irán y en Corea del Norte, peleando las guerras de los señores del dinero en contra de pueblos pobres.

Estas leyes darían luz verde, al menos, a la expulsión de todos los indocumentados que hayan llegado a los Estados Unidos del 2004 para acá: cerca de 2 millones, de los cuales un millón 200 mil serían mexicanos y mexicanas.

La lucha de los trabajadores indocumentados en Estados Unidos, en particular los de origen mexicano, es totalmente justa y al mismo tiempo devela el carácter hipócrita del capitalismo, nuestro enemigo.

Los profetas del libre mercado se detienen horrorizados ante el libre tránsito de personas, es decir de trabajadores. Pero en cambio promueven la caída de los aranceles, la apertura de los mercados nacionales para sus mercancías, el libre flujo para sus capitales, la libre repatriación de sus ganancias. Todo eso, pero de ninguna manera aceptan el libre tránsito de ciudadanos.

Compañeros y compañeras migrantres en Estados Unidos:

Como indígenas, hombres, mujeres, niños y ancianos, como zapatistas del EZLN, apoyamos su justa lucha.

Como zapatistas nos sumamos al boicot en contra de todos los productos norteamericanos que circulan en tierras mexicanas.

Y como zapatistas del EZLN, en México llamamos al pueblo mexicano y a todos los adherentes de la Otra Campaña a apoyar el boicot en contra de todos los productos norteamericanos.

El EZLN llama especialmente al pueblo norteamericano que se movilizó en apoyo a la lucha de las comunidades indígenas zapatistas a partir de 1994, a los que se movilizaron en contra de la guerra en Irak, a los herederos de Emma Goldman, de John Reed, de Ethel y Julius Rosemberg, de Malcom X, de Martin Luther King, de Mummia, de Leonard Peltier a los pueblos indios de Norteamérica con quienes nos unen lazos de dolor y rebeldía, y a toda la comunidad chicana a apoyar esta justa lucha de los trabajadores indocumentados.

Y queremos decirles a nuestros hermanos y hermanas que luchan del otro lado, al norte del río Bravo, que nosotros, nosotras, quienes somos y hacemos ésta, la otra campaña, estamos luchando por que en nuestros suelos y bajo nuestros cielos haya para todos vivienda, tierra, trabajo, alimentación, salud, educación, justicia, democracia, independencia, información, cultura, libertad, respeto a los derechos y la cultura indígenas, y paz.

Estamos luchando por Otro México.

Uno que no obligue a sus trabajadores y trabajadoras a dejarlo todo para ir al extranjero en busca de la vida que acá es ahora imposible.

Un México libre, justo y democrático.

Un México para la gente que es como ustedes, como nosotros, nosotras, humilde y sencilla.

Un México mejor.

¡Salud migrantes que luchan en las entrañas del monstruo!

¡Salud a la lucha por la libertad y la justicia en Norteamérica!

Vale. Salud y que la historia común que nos une y alimenta cruce la frontera asesina que nos divide.

Desde la Otra Ciudad de México y frente a la Embajada Yanqui.

Subcomandante Insurgente Marcos

México, 1 de mayo de 2006.

P.D. Hemos dicho, al inicio de esta carta pública, que pretendíamos con ella hacer llegar dos mensajes. El segundo es para el gobierno de George W. Bush, esperando que alguien lo pueda traducir en términos en los que su corta, muy corta inteligencia, pueda entender: avisamos que acá en México ya hay otra cosa, otro camino, uno que estamos construyendo cientos de miles de mexicanos y mexicanas de abajo y de la izquierda.

Este movimiento nacional habrá de derrocar a los malos gobiernos que en nuestro país que prostituyen nuestra soberanía como nación independiente.

Eso, pero no sólo eso.

También habremos de expulsar de nuestros suelos a los ricos y poderosos que han convertido en mercancías no sólo a las personas, también la naturaleza, nuestras tierras, nuestras aguas, nuestros bosques, nuestra biodiversidad, nuestra historia, nuestra cultura.

Expulsaremos a quienes están conquistando nuestra Patria. Expulsaremos de México a los grandes capitalistas, incluyendo, por supuesto, a los capitalistas norteamericanos.

En nuestros cielos no ondeará la bandera de las barras y las turbias estrellas.

En nuestros cielos habrá de ondear de nuevo, con dignidad, el pendón tricolor con el águila posada en un nopal y luchando contra una serpiente.

Vale de nuevo. Nada de salud y, ni modos, hay que empezar a empacar.

Por las y los zapatistas.

Subcomandante Insurgente Marcos

Miércoles 3 de mayo de 2006

El rector promueve su figura con miras a la sucesión de 2012, afirma el líder zapatista

Marcos acusa a De la Fuente de usar fondos de la UNAM con fines políticos

La Jornada

La otra campaña realizó una intensa jornada en los mayores centros de educación superior pública de la capital. De norte a sur, de Zacatenco a Xochimilco, o sea, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM-X), con un acto central en la explanada de Ciudad Universitaria, el delegado Zero se dirigió a miles de estudiantes y maestros, y en la última escala, efectuada en la UAM-X, escuchó a decenas de adherentes de la Sexta declaración de la Selva Lacandona en el sector universitario.

Al mitin central, efectuado en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el delegado de la Comisión Sexta del EZLN llegó en las primera horas de la tarde para promover “otra universidad”. El subcomandante Marcos regresaba a la que insiste en llamar “la mejor universidad del continente” y su “alma máter”. Aquí mismo estuvo hace cinco años, durante la Marcha del Color de las Tierra.

En el marco de una jornada netamente estudiantil en el Distrito Federal, el delegado Zero recordó que hace cinco años “fuimos traicionados como zapatistas y como pueblos indios por esos mismos partidos” que ahora quieren llegar al poder. Y advirtió: “no venimos a pedirles su apoyo”, sino a ofrecerles una invitación y entregarles un anuncio. La invitación fue para mirar “allá arriba”, a la torre de rectoría, hacia las oficinas del rector Juan Ramón De la Fuente, a quien criticó por emplear el presupuesto para su carrera política con miras a 2012, “utilizando dinero de la UNAM” y ya posicionándose para ocupar un cargo en el gobierno que será electo este 2 de julio. Aunque no sabe que para ese año, agregó Marcos, “no va a haber sistema político, porque lo vamos a derrocar”. O bien, prosiguió, mirar hacia abajo, donde están los estudiantes, sus luchas por la reivindicación y la libertad.

Antecedieron al líder zapatista en el micrófono siete oradores, tanto universitarios como de sindicatos, organizaciones sociales y movimientos como el de San Salvador Atenco. La mirada, continuó, puede dirigirse a la torre de rectoría “y dejarnos hipnotizar por ese ojo del poder, por ese cíclope” que receta a los estudiantes “porros físicos y porros mentales”. O dirigirse abajo, hacia los estudiantes, los rechazados, con quienes “dicen ‘ni madres’, no se venden”, sujetos como están a las “patrañas” del Ceneval, que sólo da entrada a las universidades “a quienes tienen varo”. Pero aquí, “en la universidad privada más barata del país”, ahora se busca convertir las facultades e institutos en “escuelas patito”.

Ante miles de estudiantes, profesores y trabajadores de la UNAM, el delegado Zero señaló que ahora resulta que afuera “no vale quien tiene más conocimientos, sino el compadre o la palanca para obtener un puesto”, en lugar de quienes se instruyen y buscan el conocimiento. Además, los laboratorios e institutos de investigación se han convertido en “maquiladoras de la ciencia, y el científico universitario no se dio cuenta”. El conocimiento fragmentario que sale de la universidad está al servicio de las grandes empresas, que aplican las investigaciones universitarias en proyectos que a veces son “de muerte” para las especies, la tierra o el medio ambiente. Añadió que en estos momentos “los laboratorios de las empresas trasnacionales arman la bomba neoliberal”, con el auxilio, en buena medida involuntario, de los investigadores. Sólo les falta descubrir que “la ética está puesta al servicio de la muerte y el engaño”.

La política neoliberal, dijo Marcos, está convirtiendo la UNAM “en un negocio: el de la derrota”. Admitió que también es posible otra cosa. Al parecer, “la universidad está dormida, y está por despertar”. Por ello, invitó a la comunidad “a elegir hacia dónde mirar: arriba o abajo”.

El aviso del delegado Zero fue claro: “Vamos a derrocar a las autoridades universitarias y a la junta de gobierno, que no puede lograr siquiera que los Pumas ganen otro campeonato”, lo que provocó risas entre los presentes. No es una promesa, reiteró, “sino un aviso”. La institución habrá de volver a manos de los universitarios.

Frente a los murales de Juan O’Gorman en la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria, los estudiantes denunciaron que en los últimos años las autoridades de la casa de estudios han expulsado 400 alumnos y maestros. También que “el PRD universitario” ha sido cómplice de la represión y las medidas neoliberales. El Comité Pável se pronuncio contra el olvido y la impunidad en el caso del joven Pável González, activista que fue asesinado, pero que en las investigaciones judiciales pasó “de víctima a victimario”. La difamación oficial ha hecho “del ’suicidio’ y de delincuenciar la lucha social la nueva tónica del terrorismo de Estado”.

Se escucharon discursos de la Red Oaxaqueña Zapatista, del Encuentro Nacional Obrero de la otra campaña, celebrado el 29 de abril, y del Comité de los Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco. En nombre de éste, la estudiante América del Valle agradeció a los universitarios su solidaridad durante la lucha atenquense de 2003: “Ese pedacito de patria también es de ustedes”.

De norte a sur

Al grito de “huelum”, cientos de voces acompañaron al subcomandante Marcos en su bienvenida a tierras politécnicas, donde más de 2 mil estudiantes se reunieron en la “plaza roja” de la unidad Zacatenco del IPN para reiterar su adhesión a la lucha por “un país y un Politécnico distinto”.

Desde temprana hora, en este encuentro con la comunidad estudiantil del Poli, el delegado Zero llamó a alumnos, maestros e investigadores a unirse contra “el mal del miedo” que se cierne sobre los institutos de educación superior, públicos y privados, como una herramienta de represión para no enfrentar un sistema educativo que ha puesto la ciencia y la tecnología al servicio “de los arriba y del gran capital”.

Ante los politécnicos, aseguró que la otra campaña “trata de descubrir que no estamos solos en este miedo ni en la indignación que nos provoca”. Se trata, agregó, de construir una unidad entre lo que es el Poli y lo que quieren los politécnicos, “y no lo que quieren los políticos de los politécnicos y de las fuerzas que en otras partes se están levantando y uniendo a este gran movimiento.

“Lo que vamos entendiendo aquí -afirmó- es que podemos por fin hacer el trueque del miedo no sólo para cambiarlo en nuestro corazón por la decisión de hacer otra cosa, sino también cambiar el miedo de bando. Que las autoridades, sus porros, los funcionarios corruptos, el gobierno de la República, las trasnacionales -que son las tienen las manos detrás de esos funcionarios para llevar la tecnología a sus arcas- empiecen a tener el miedo que empezaron a tener en la marcha de ayer, la del otro primero de mayo”.

Frente a una comunidad estudiantil que en un gesto de bienvenida le obsequió la canción Caminos de Michoacán, el delegado Zero escuchó la demanda de los jóvenes para democratizar el IPN y evitar que el Presidente, “desde su palabra absoluta y divina, sin tomarnos en cuenta, nos imponga un amo cada tres años, un servidor fiel, su lacayo, su director general”. Al Poli, insistieron los estudiantes, “lo han querido destrozar, y con él, a la memoria forjada por nuestros hermanos. La técnica al servicio de la patria ahora no es más que un lema para hacer creer que el IPN está en manos del pueblo”, pues se ha llegado al punto “donde el pueblo ya no es una prioridad, la dignidad es pisoteada y el fruto del Politécnico es vendido al mejor postor, transformando a todos los estudiantes en una mercancía barata”.

El subcomandante Marcos afirmó que a diferencia de hace cinco años, cuando el movimiento indígena zapatista acudió a esa misma plaza para solicitar el apoyo de los politécnicos en la lucha por la defensa de los derechos de los pueblos indios, “ahora no venimos a pedirles que nos apoyen: ahora lo que queremos es ser sus compañeros. No se trata de hacer una guerra, sino de levantar un movimiento civil y pacífico en todo el país para que los días de gloria y lucha vuelvan a brillar”.

Ahora es “para que se descubra la identidad que tenemos al ser gente de abajo, humilde y sencilla”. Aunque resulte “paradójico” que sea el representante de un movimiento indígena “el que venga a decirles que no están solos, porque ahora no vengo sólo de las montañas, sino de recorrer más de 20 estados desde abajo, de recolectar dolor, indignación y rabia, y puedo decirles con certeza que algo muy grande va a pasar, lo mejor”. La otra campaña, afirmó, “va a rescribir la historia desde abajo, sin más líderes que la propia comunidad organizada, porque ahora vamos a ser uno solo para enfrentar al de allá arriba”.

El día universitario de la otra campaña concluyó esta noche en la UAM Xochimilco, en la plenaria de adherentes universitarios y politécnicos de la sexta declaración. En maratónica participación se escucharon planteamientos y propuestas de las instituciones ya mencionadas, y también de las universidades de Chapingo, Pedagógica Nacional, Iberoamericana y de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Predominaron los llamados a la unidad del movimiento estudiantil, que debe ser anticapitalista y crítico de la explotación de los trabajadores mexicanos.

Como expresó un estudiante, el movimiento necesita tener “la fuerza y la capacidad para responder a otro futuro”. Durante la reunión se llamó reiteradamente a “reconstruir” el movimiento estudiantil, de manera que asuma su papel en la transformación del país. Habrá de ser un movimiento nacional que enfrente al “enemigo común”, que es el sistema capitalista. Un estudiante de la Escuela Nacional de Música se pronunció porque las decisiones educativas se tomen con la participación del pueblo, la base de la sociedad. “Es imposible que en el actual estado de cosas pueda darse un cambio.”

Martes 2 de mayo de 2006

Durante el mitin celebrado por la otra campaña en la Plaza de la Constitución, encabezado por el delegado Zero FOTO Marco Peláez

La Jornada

Despojo y explotación (El delegado Zero llega a la UNAM)

En el pequeño pueblo de Tecomulco, Morelos, coincidimos algunos estudiantes y este profesor de la UNAM, cuando allí llegó el delegado Zero con la otra campaña el 11 de abril pasado. Juan Trujillo me llevó en su carro junto con otro amigo. En el camino para llegar al poblado (”vayan rumbo a Chinameca”, nos dijeron en Anenecuilco), en una zona desierta y sin vegetación, vimos un gran portal doble, imitación entrada de hacienda, con una oficina al lado para vender lotes, y nada más, lo que se dice nada más. “Plaza Dorada” decía un cartelón. “¿Y quién va a comprar un lote aquí?”, nos preguntamos. Al regreso tendríamos la respuesta.

Esperando al delegado Zero estaban reunidos habitantes de Tecomulco. Alguien, por fin, iba a escucharlos en serio. Por allí va a pasar la autopista Siglo XXI. El trazo atraviesa las tierras de 21 ejidatarios. Los señores de la autopista les exigieron que vendieran al precio que les ofrecían, o si no de todos modos iban a perder sus tierras, expropiados. Quince, bajo esa presión, terminaron por vender. A uno de ellos, Eduardo Sánchez, le hizo una entrevista filmada Adriana, estudiante de la UNAM. Don Eduardo contó los modos de la extorsión: “Decían que si no vendíamos iban a pasar sobre nosotros y no iban a pagar nada. Con machetes entraron a destrozar las cañas. Abrieron brecha entre los cañaverales sin pedir permiso. Yo en mi potrero ni cuenta me daba. Ya cuando fui a ver ya estaba estacado”.

Seis se han negado hasta el día de hoy. Fernando Camacho y su esposa, Lupita Torres, hija de Angel Torres, combatiente zapatista, hablaron en la asamblea que se formó cuando llegaron el delegado Zero y la bulliciosa caravana que lo sigue. La señora dijo: “Esta tierra la dejó mi padre. No quiero vender. Gracias por su apoyo, señor subcomandante. Y a ver cómo le hace”. Don Fernando dijo que lo creían loco por su terquedad en no vender: “Pero no, no estoy loco. Y si lo estoy, es una locura buena”.

Despojo puro. La ruptura legal la realizó allá por 1992 el gobierno de Carlos Salinas cuando, con el apoyo del PRI y el PAN, desmanteló el artículo 27 constitucional abriendo camino al Procede y a la desposesión de tierras ejidales y comunales, tiempos aquellos en que también vendieron Sicartsa y cuanta propiedad del Estado mexicano quedó a su alcance. Despojo, pues, despojo puro.

Allí tuvimos la respuesta al enigma del fraccionamiento en el desierto: justo, justito enfrente pasa el trazo de la Autopista Siglo XXI.

El 2 de julio de 1836, Juan Ysidro Bojorques, “natural del pueblo de Oposura y de la nación ópata, por si, y como enbiado de los treinta y seis pueblos de que se compone dicha nación” -según dice un documento que en la UNAM trabajaron Fernando Pérez Montesinos y Georgina Rodríguez- se dirigía al Presidente de la República denunciando que “la mallor parte de los pueblos an sido despojados por medios biolentos de una parte de sus tierras”. En el pueblo de “Cunpas”, continuaba, “el gobernador con tropa armada fue a darle posesión de las que le pertenecen, al cura D. Julián Moreno, trallendo presos a la capital de Arispe a los opatas que quemaron los sercos que el espresado cura había puesto a las tierras del pueblo, sin atender […] que el mismo cura abia quemado primero los sercos del pueblo, y echado dentro de sus siembras sus caballos y mulas con el fin de aser daño ¿y por que sufren tantos atropellamientos y despojos los pueblos de la nación opata? Por dos rasones, la primera porque son obedientes a las leyes y al gobierno Mejicano, y la segunda porque los usurpadores de nuestras tierras son todos ermanos, parientes, compadres y amigos de los mandatarios […] de suerte que los mandatarios de Sonora son peores que los Españoles, y nosotros los Yndios vivimos en la época de libertad más oprimidos que cuando estábamos sullugados abido Yndependencia para los Morenos, Escalantes, Morales y Escobares y no para nosotros, digo esto, porque en aquellos tiempos nunca nos quitaron nuestras propiedades, y hoy se priban de ellas a una comunidad y no se les hace justicia”.

Pide finalmente el enviado de los pueblos ópatas “que se les buelban sus tierras a los pueblos que están despojados” y “que no se nos despoje de nuestras propiedades”.

Despojo es la palabra y la idea recurrente en todo el documento, uno entre tantos y tantos en la prolongada lucha indígena por defender sus vidas y sus tierras. Ciento setenta años después, los métodos para obligar a los ejidatarios de Tecomulco a vender a vil precio las suyas -tumbar sus cañaverales, estacarles sus tierras, amenazarlos- no son muy diferentes de los del cura aquél, Julián Moreno.

Persiguiendo las huellas del general Felipe Ángeles, cuya historia andamos rastreando, Edgar Urbina, también estudiante de la UNAM, trajo un manifiesto de Emiliano Zapata, fechado: “Campamento revolucionario, Diciembre 31 de 1911″, que dice así:

“En nombre de mi Ejército, que reclama un derecho de reivindicación muy justo en la conciencia de todo buen mexicano, o de otra nacionalidad, que ame a su propia Patria y que tienda a salvarla de monstruos perniciosos que explotan de una manera salvaje el sudor de las frentes de sus hijos, vengo a protestar ante el mundo civilizado que ha hecho a su Patria libre e independiente, encaminándola por el sendero del progreso de su riqueza nacional, contra la prensa alarmista y contra todo ataque a mis denodados soldados que nos llame bandidos, porque bandido no se puede llamar a aquel que débil e imposibilitado fue despojado de su propiedad por un fuerte y poderoso, y hoy no puede tolerar más, hace un esfuerzo sobrehumano para hacer volver a su dominio lo que antes le pertenecía. ¡Bandido se llama al despojador, no al despojado!

“Hago un llamamiento a todos los pueblos de la República Mexicana, sin distinción de individuos en clases y categorías, a fin de que quiten de su mente todos los temores que la prensa aduladora y enemigos nuestros tratan de manchar mi honradez y la de mis valientes soldados; que tema, sí, todo aquel individuo que haya explotado, despojando de tierras, aguas y montes en gran escala a los pueblos, pero no de una cobardía porque no somos cobardes, pero sí de que todo lo que no es suyo tendrá que devolverlo.”

Firma: “Emiliano Zapata, General en Jefe de las fuerzas del Sur”.

Ciento veinticinco años después de la representación de don Juan Ysidro Bojórquez, noventa y cinco años antes de que doña Lupita Torres, hija de uno de los oficiales de las fuerzas del Sur, se plantara negándose a vender sus tierras, Emiliano Zapata hacía girar las razones de su ejército en torno a las mismas dos palabras: despojo y explotación.

Mayo de 2006: en estos días, invocand iguales razones antiguas y modernas, llega a la UNAM el delegado de las comunidades indígenas de Chiapas en rebeldía y de su pequeño ejército loco, al que llaman delegado Zero. No está pidiendo a nadie que vote o que deje de votar. Anda nomás puebleando y escuchando, dicen, sufrimientos y dolores, abusos y despojos, humillaciones y rabia.

En medio de tantos candidatos partidarios que hablan y hablan, y prometen y prometen, este no-candidato escucha y escucha. No ofrece programa, dicen quienes sin estar en contra le buscan peros. No, no lo propone. Anda nomás hablando de despojo, explotación, humillaciones y represión: en el actual desierto de palabras vacías, al menos éstas vienen cargadas de sentido.

Son palabras de otro tiempo, dicen. Creo más bien que su actualidad es más intensa que nunca. Hoy no sólo nos despojan las tierras y los bosques. Gracias a eso que llaman progreso, pueden también despojarnos del agua, la biodiversidad, los códigos genéticos, el espectro electrónico, el aire, los mares, el subsuelo, los derechos, los conocimientos calificados de la población mexicana, las horas de descanso, los momentos de disfrute, y hasta las vidas y los derechos de los mexicanos allá al otro lado. Todo puede, implacablemente, ser convertido en mercancía.

Por lo demás este delegado es el único que en estos días, desde una tribuna nacional, no promete políticas públicas sino que llama a la organización. No sé qué saldrá de todo esto. Pero sí sé que alguien tenía que decirlo y hacerlo.

Esta tarde esa tribuna estará en la UNAM: en buena hora.

Martes 2 de mayo de 2006

“Los feos, los apestosos, estamos aquí… lo mejor de este país”, clama Marcos

“Hasta morir si es preciso”, reto de la otra campaña a ricos y poderosos
Mensaje de apoyo del delegado Zero al boicot convocado por migrantes en EU
Inversionistas extranjeros convierten en mercancía biodiversidad, historia y cultura

La Jornada

Miles de simpatizantes se unieron a la marcha zapatista por la calles de la capital, que culminó en un mitin frente al Palacio Nacional Foto Víctor Camacho
“Hasta morir si es preciso”, es la frase que más ha escuchado el subcomandante Marcos en el sur y el centro del país, expresada por los grupos de más abajo para repudiar al neoliberalismo: indígenas, mujeres, campesinos, pequeños comerciantes, obreros, niños, ancianos, estudiantes, trabajadores explotados. “Hasta morir si es preciso” fue la frase con la que el delegado zapatista regresó, tras cinco años, al corazón de México. Que es la misma que escuchó en Chiapas antes de 1994, “cuando mujeres, hombres, niños y ancianos decidieron alzarse en armas contra el supremo gobierno” recalcó, en referencia a los pueblos zapatistas en cuya representación llegó aquí para la conmemoración de el otro primero de mayo.

-Míralo, ahí va, entre los sombreros de los viejitos- decía un joven a su novia, trepados ambos en un poste de la Alameda, al paso del subcomandante Marcos, quien en efecto caminaba flanquedado por exbraceros, trabajadores despedidos y veteranos dirigentes. Un cerco humano de machetes alzados de San Salvador Atenco se encargó de la seguridad del delegado zapatista en las cerca de dos horas que dilató la marcha entre la embajada de Estados Unidos y el templete en el Zócalo, dando la espalda al Palacio Nacional. ¿Y por qué los “viejitos”? Este primero de mayo fue también la recuperación de algo que parecía en desuso: la movilización obrera. Hoy no es ya imaginable que al Presidente lo llamen, ni siquiera los charros que quedan, “primer obrero de la Nación”. Ni que salude alguna parada oficial desde su balcón en Palacio. Ya ningún acto del Día del Trabajo es “oficial”. En el México del siglo XXI, este día el gobierno se esconde y calla.

Al mediodía, frente a la embajada de Estados Unidos en México, la otra campaña había realizado un mitin en solidaridad con los mexicanos indocumentados en aquel país. El delegado Zero, desde el techo de un camión, leyó un mensaje anticapitalista y antimperialista. Un impresionante cerco policiaco rodeaba el Angel de la Independencia, con granaderos antimotines y centenares de agentes de la policía capitalina, quienes también custodiaron la embajada, algunos bancos, hoteles y otras empresas estadunidenses localizadas en el trayecto de la marcha hacia el Zócalo. Muy significativamente, el Vips de Madero (propiedad de Wal-Mart) tenía un resguardo especial de agentes, con cascos y escudos de acrílico y toda la cosa. No obstante, en ningún momento desde la marcha alguien “atentó” contra los inmuebles. El subsecretario de Seguridad Pública capitalina, Gabriel Regino, encabezó el operativo e hizo un recorrido por las zonas resguardadas para supervisar la vigilancia. Personalmente.

Frente a la embajada estadunidense, “representación del gobierno de Bush, más no del pueblo norteamericano”, el subcomandante Marcos dirigió un mensaje de apoyo al boicot convocado por los trabajadores indocumentados mexicanos y latinoamericanos en Estados Unidos. Manifestó la solidaridad de la otra campaña con ese movimiento, e invitó a los pueblos de ambas naciones, que apoyan a los zapatistas desde 1994, y a los chicanos, a respaldar las demandas de los migrantes y sumarse a su lucha. “Como indígenas y zapatistas nos sumamos al boicot en contra de todos los productos norteamericanos que circulan en tierras mexicanas”.

Marcos agregó: “Estamos luchando porque en nuestro suelo y bajo nuestros cielos haya para todos vivienda, tierra, trabajo, alimentación, salud, educación, justicia, democracia, independencia, información, cultura, libertad y paz. Estamos luchando por otro México, uno que no obligue a sus trabajadores y trabajadoras a dejar todo para ir al extranjero en busca de la vida que acá es ahora imposible”.

Alrededor del mediodía, el delegado Zero había hecho su aparición cerca del Ángel de la Independencia. El mitin inició de inmediato, y en su discurso señaló que los migrantes contribuyen a la economía de Estados Unidos, además de que es la falta de empleos en México la que los obliga a dejar tierras y familias. Acusó al gobierno mexicano de contribuir a la codicia estadunidense y de ser “vasallo” de los intereses de aquel país. También calificó a la iglesia moderna como “ambiciosa”, pues busca su beneficio a cualquier costo.

El delegado Zero dijo que los grandes inversionistas extranjeros, principalmente los estadunidenses, “han convertido en mercancías no sólo a las personas, sino también nuestras tierras, nuestra naturaleza, nuestras aguas, nuestros bosques, nuestra biodiversidad, nuestra historia y cultura”. En consecuencia, los exhortó “a ir haciendo sus maletas, porque se van a ir de México; el pueblo organizado los va a expulsar”. Proclamó que “en nuestros cielos no ondeará la bandera de las barras y las turbias estrellas. Habrá de ondear de nuevo con dignidad el pendón tricolor, con el águila posada en un nopal y luchando contra una serpiente. Ni modos, hay que empezar a empacar”.

Al paso del delegado Zero por paseo de la Reforma, la avenida Juárez y la calle Madero, se fueron sumando numerosas personas que gritaban consignas de apoyo al EZLN. La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal reportó 4 mil asistentes en la concentración frente a la sede diplomática estadunidense, y tasó en 8 mil el número que llegó al Zócalo. Sin embargo, se calcula que en la plancha del Zócalo se congregaron al menos 25 mil personas.

En su discurso, el delegado zapatista señaló que “los adherentes a la otra campaña hemos decidido unir nuestras luchas, no para cambiar de gobierno sino para derrocarlo; no para pedirles que se vayan a los ricos, sino para sacarlos de este país”. Y sentenció: ” Los zapatistas acostumbramos cumplir con nuestra palabra”.

Dijo que en su recorrido a lo largo del país la otra campaña ha escuchado las voces de campesinos engañados con programas gubernamentales para despojarlos de sus tierras, las mismas que pertenecieron a sus ancestros y que “debían ser de sus hijos”. Señaló que también se ve a los pueblos indios despojados de sus tierras comunales por empresarios y funcionarios de todos los partidos políticos. Añadió que cuando los indígenas llegan a la ciudad de México para vender sus productos, los desalojan a patadas y baldes de agua fría, y reciben insultos, “así gobiernen PRD, PRI o PAN”, pues se trata del “mismo desprecio a nuestra lengua, cultura, color; al modo en que somos como somos. Y estos pueblos indios han dicho: hasta morir si es preciso”.

El delegado Zero denunció que los jóvenes son perseguidos por la policía y vistos con desconfianza por su forma de vestir, de peinarse, de hablar y por la música que escuchan. Como para no desmentirlo, al término de la marcha, la policía capitalina detuvo a dos jóvenes que participan en la Karavana de la otra campaña (Yazmín Núñez Hernández y Armando Gómez). Los elementos policiacos los condujeros a la Agencia 50 del ministerio público, y se les liberó más tarde.

En su alocución en el Zócalo, Marcos fue agregando: “Hemos escuchado a las mujeres de todos los tamaños decir ‘estamos cansadas de que nos consideren un objeto al que hay que golpear, sobre el que hay que saciarse, al que hay que perseguir, al que hay que vender, al que hay que humillar y al que hay que matar’. Hasta morir si es preciso, dijeron estas mujeres”. También han pronunciado esa frase, testificó Marcos, las empleadas que trabajan 12 y 16 horas por menos de 50 pesos diarios; los pequeños comerciantes desalojados por gobiernos panistas, priístas o perredistas “para que no se vea sucia la ciudad, para que los grandes centros comerciales -Sam’s, Wal-Mart, Comercial Mexicana, Soriana y cuanta madre de cómo se llaman-, puedan tener sus clientes de lujo sin que ofendan su olfato por nuestro olor, que es el olor del trabajo”.

El subcomadante Marcos no olvidó a los ancianos, “cansados y hartos de toda una vida de trabajo, de lucha, y arrojados a un rincón como si fueran un estorbo, un basura, y de allá arriba tal vez les dan una limosna”.

Indicó que antes de emprender el viaje por el país como parte de la primera etapa de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, sus jefes del EZLN le dijeron que llevara ese mensaje: “Hasta morir si es preciso. Vivos o muertos, presos o en libertad, desaparecidos o en la calle, en la montaña, en el río y en el mar, venimos a repetir lo mismo a los de allá arriba, a los grandes políticos, a los grandes ricos. Los vamos hacer pedacitos a todos”, remató.

El delegado Zero se lanzó contra los dueños de los grandes capitales, los políticos y los acaparadores de tierras: “Vamos a quitarle Telmex a (Carlos) Slim. Todo lo que tiene se lo vamos a quitar, y lo van a manejar los trabajadores, los telefonistas, los empleados de esos comercios. Vamos a quitarle a los terratenientes las tierras y las van a trabajar los campesinos con buenos precios para sus productos, sin transgénicos, sin químicos, como de por sí trabajamos la tierra los campesinos. Vamos a quitarles las escuelas a los funcionarios corruptos, mediocres, idiotas, que las tienen y se las vamos a entregar a los universitarios. Vamos a quitarle los bancos a los banqueros; vamos a quitarle las industrias a los grandes propietarios y vamos a quitar de los gobiernos a los malos gobernantes y los vamos a tomar nosotros. ¡A huevo!”

El delegado Zero confió que las calles de México “vuelvan a brillar como brillaron hoy” con los de abajo, los humildes, la gente sencilla, con trabajadores y trabajadoras sexuales, homosexuales, lesbianas, transgéneros, niños y trabajadores de la calle, pequeños locatarios, comerciantes informales y de mercado, con los pueblos indios, campesinos, obreros, estudiantes, maestros y ancianos. Porque “los feos, los apestosos estamos aquí en la otra campaña. Lo mejor de este país”. De muchos sindicatos, gremios y grupos de diversas entidades de la República vinieron a sacudirle el polvo al Día Internacional del Trabajo, con filo binacional y un renovado acento independiente.


https://clajadep.lahaine.org