Jimena Sánchez Velarde
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jueves, mayo 18, 2006
¿Cuándo se jodió el Perú? Hace tantos años que se formuló esta pregunta y sin embargo, hasta ahora seguimos en ese estado de permanente debacle. Es como si los peruanos tuviéramos siempre un espíritu autodestructivo.
¿Hace cuántos años venimos hablando de impunidad en el Perú?
El gobierno de Belaunde nos dejó un país con inflación, descontento social, terrorismo y violaciones a los derechos humanos. Belaunde fue un pésimo gobernante y sin embargo hoy en día los peruanos lo recordamos con nostalgia porque “si bien algunos de su entorno robaron, Belaunde no robó”.
Sin embargo, Belaunde permitió que innombrables como el fallecido General Clemente Noel actuaran con total impunidad en Ayacucho. El régimen de Belaunde avaló con total impunidad las miles de violaciones a la dignidad y sin embargo, hoy es recordado como un gran presidente por el simple hecho de no haber robado.
¿Qué sucedió con el general Noel? Fue absuelto por la “justicia” militar y nuevamente procesado por el fuero civil. Pese a que el Poder Judicial ordenó su captura jamás fue detenido por las fuerzas del orden y fue enterrado con honores de general. El ministro de Defensa del gobierno de Toledo fue a su entierro y reivindicó su siniestra figura.
El gobierno de Alan García trae peores recuerdos. Yo era una niña pero tengo en mi memoria las largas colas para conseguir arroz, aceite, azúcar y leche. El arroz con gorgojos y los niños muertos por diarrea, intoxicados con “bolsitas salvadoras” descompuestas, que distribuía irónicamente el Ministerio de “Salud”.
Leonel Figueroa, Gustavo Saberbein, Remigio Morales Bermúdez y tantos otros corruptos más. Mantilla y el comando Rodrigo Franco que nunca han pagado por sus crímenes. Rómulo León Alegría y su enriquecimiento ilícito.
¿Qué nos dejó el gobierno del APRA? Nos dejó un país sumido en la peor crisis económica de su historia, bombas, apagones y barbarie terrorista a diario y la administración llena a tope de una burocracia ineficiente y con carné del APRA.
El peor gobierno de la historia y sin embargo los peruanos premiamos en el 2006 a Alan García en las urnas. Es como si tuviéramos vocación por el suicidio. Muchos dirán que Alan Damián aprendió la lección y que fueron errores de juventud. Sin embargo al parecer la lección moral no la ha aprendido puesto que ha premiado al corrupto de León Alegría con una curul para su hija Luciana. Dicen que favor con favor se paga.
Y encima lleva en su plancha presidencial al almirante Giampietri, defensor acérrimo de Noel. La Plancha del Frontón premiada con millones de votos.
El gobierno del ciudadano japonés sí merecer todo un tratado sobre corrupción e impunidad. El gobierno del japonés fue el gobierno de una mafia que se organizó para enriquecerse ilícitamente, ¿alguien duda de ello?
Fujimori destrozó los poderes del Estado, violentó el Estado de Derecho, asesinó peruanos, corrompió absolutamente todas las instituciones del Estado y acumuló una fortuna personal inmensurable. ¿Puede haber alguien tan ingenuo como para pensar que su novia le pagó la estadía en Japón? ¿A dónde creen que fueron a parar los dineros de las donaciones que su hermana y su cuñado robaron?
¿Se puede ser fujimorista y decente a la vez? Lo dudo, no se puede tolerar la corrupción y a la vez ser decente. O se es un imbécil al creerle a Fujimori o simplemente se tolera la corrupción.
El mayor corrupto de la historia del Perú es premiado por los peruanos cinco años después con 14 congresistas. Y su hija, que estudió en el extranjero gracias a los dineros de los peruanos, es premiada con la mayor votación para el congreso. Una vez más los peruanos volvemos a premiar la impunidad.
Toledo, el que se farreó la democracia será recordado seguramente como un gran estadista y probablemente vuelva a ser presidente del Perú.
Ollanta Humala, tiene en su haber no sólo los sucesos de Madre Mía, está rodeado de un entorno cuestionable. Su financista es Siomi Lerner, que chantajeó a los hermanos Wolfenson pretendiendo que dejen de atacar a Toledo. Quiso enriquecerse con la venta frustrada de helicópteros. Torres Caro es un profesor acusado de acoso sexual.
¿Qué pasará en la segunda vuelta? Ya sabemos lo que nos espera. Cualquiera de las dos opciones es un gran salto al vacío, al descalabro, al suicidio. ¿Alguien duda que se pactará con el fujimorismo? Cualquiera de los dos representa el triunfo de la impunidad.
Hoy el ciudadano japonés ha sido premiado por la Corte Suprema de Chile con la libertad “condicional”. La fianza que “garantiza” que no se fugará ha sido de 2800 dólares. ¿Alguien ha visto a Ollanta o Alan protestando por su libertad? Silencio absoluto, complicidad, negociaciones bajo la mesa, captación de votos. El sillón presidencial a cambio de la impunidad.
¿Cuántas personas protestarán en la embajada de Chile? Los mismos de siempre, que ya somos viejos conocidos y podemos contarnos con los dedos de la mano.
Nos han ganado señores. Tenemos que aceptar la derrota.
Si no somos capaces de convocar a un gran acuerdo nacional que garantice que existirán al menos un millón de peruanos dispuestos a no permitir que reine la corrupción, entonces seremos testigos de la debacle moral del país.
Urge cambiar de estrategias, urge aglutinar a los pocos sectores que aún se mantienen limpios en nuestro país, urge crear y mantener una gran fuerza nacional que no permita que el Perú termine autodestruyéndose.
Es necesaria una autocrítica de parte de todos los que sentimos comprometidos con los valores democráticos y los derechos humanos. Aceptemos que hemos perdido, sólo así, podremos construir nuevamente una ciudadanía vigilante, podemos construir nuevamente un gran movimiento que promueva y exija un proceso de limpieza moral de las instituciones públicas.
Urge construir un nuevo pacto contra la impunidad.