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Ginebra, 18 de junio. Aproximadamente 70 por ciento de las tierras de México están actualmente en riesgo de convertirse en zonas áridas, revela un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que además considera esto como una razón para el éxodo de mexicanos hacia Estados Unidos.
El informe de la ONU, publicado hoy en ocasión del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación, indica que la sequía se ha extendido en el país, cubriendo una buena parte del norte y centro del territorio nacional, situación agravada en las dos décadas recientes.
Entre los resultados de la conversión de tierras en zonas desérticas están la inseguridad alimentaria para millones de mexicanos, que basan su dieta en productos del campo, y que entre 700 mil y 900 mil mexicanos se ven orillados a emigrar, la gran mayoría a Estados Unidos.
La pérdida de tierras fértiles y la sequía constituyen una amenaza creciente, que provocan verdaderas crisis económicas y humanitarias, ya que ponen en peligro la seguridad alimentaria, dado que la superficie del terreno arable va en disminución alarmante, afirmó por su parte el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
La escasez de agua dulce en el mundo agrava el problema, por lo que resulta indispensable una mejor administración de los mantos acuíferos.
Otros problemas que se han venido a sumar al de la aridez son el cambio climático, la sobrexplotación de las tierras, la deforestación, la quema y tala de la superficie boscosa, así como los métodos inadecuados de irrigación, porque transforman las tierras otrora fértiles en zonas estériles e improductivas.
En el mundo, la sequía y el incremento de zonas áridas provocan igualmente un vasto movimiento de refugiados. La ONU prevé que en los próximos 20 años la región de Africa subsahariana producirá 25 millones de refugiados medioambientales.
El organismo internacional añade en su reporte que Australia sufrió el año pasado la peor sequía en su historia, en la India cada año se transforman 2.5 millones de hectáreas en zonas secas y en Europa este año se vive una temporada de temperaturas superiores a 30 grados centígrados, que afectan las cultivos de frutas y verduras, así como la región vitivinícola.
Hace nueve años se firmó la convención de la ONU de lucha contra la desertificación, pero aún no se logran avances, pues se carece de financiamiento para impulsar programas al respecto.