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Miles de campesinos del departamento salvadoreño de Chalatenango llegaron hasta la capital del país, San Salvador, para advertir a las autoridades sobre los daños ambientales de los proyectos mineros.
Los manifestantes llegaron hasta el céntrico Ministerio de Economía, y expresaron su rechazo a la minería metálica –principalmente por sus impactos sobre los recursos hídricos-, y protestaron por el “neoautoritarismo” del presidente Elías Saca.
“Hemos levantado de nuevo la voz para decirle al gobierno y a los ricos que estamos dispuestos hasta morir si es necesario para evitar que destruyan nuestros recursos naturales”, enfatizó Antonio Mejía, uno de los campesinos.
Mejía alertó que la desatención a estos reclamos puede provocar confrontaciones “como las del pasado”, que se originaron por las “desigualdades y la represión política”.
Responsabilizó por esa situación “al Poder Ejecutivo, a la derecha legislativa y a los grupos empresariales que los patrocinan”. “De ellos depende que no lleguemos a una nueva guerra”, señaló.
Los campesinos se oponen además a otros proyectos de infraestructura: las represas hidroeléctricas El Cimarrón, El Chaparral y El Tigre; y la construcción de la Carretera Longitudinal del Norte.