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Huye alcalde de Zaachila. Población instaura gobierno popular. Ya van 28 municipios en manos populares en Oaxaca

02.08.06

Martes 1 de agosto de 2006

Son ya 28 los municipios oaxaqueños que han desconocido a sus alcaldes

Cansados de abusos, en Zaachila instauran un gobierno popular
José Coronel Martínez huyó hace 24 días con el presupuesto y los registros de gastos

La Jornada

Villa de Zaachila, Oax. 31 de julio. Aquí estuvo la última capital del imperio zapoteca, y desde hace 24 días Zaachila es gobernada por un ayuntamiento popular, luego de que la población dijo “ya basta” al alcalde constitucional, sus funcionarios, sus socios privados y sus cuerpos policiacos. Al calor de la resistencia popular en la capital y decenas de municipios en las siete regiones de Oaxaca, los zaachileños se juntaron en la plaza para echar a José Coronel Martínez y nombrar un gobierno municipal, popular y aun así dentro de la ley. Compuesto por seis de los 10 miembros del ayuntamiento electo en 2005, el nuevo gobierno cuenta con mayoría, además del respaldo de la población. De otra manera no se explicaría su funcionamiento, pues se sostiene sólo con las contribuciones de los comerciantes y pobladores.

El presupuesto oficial se lo llevó consigo José Coronel, con todo y los archivos y registros del municipio, así como el cuerpo policiaco y los empleados del ayuntamiento, que ahora trabajan para él en sus asuntos particulares, según denuncian varios miembros del ayuntamiento, encabezados por Miguel Angel Velázquez Hernández, presidente electo -”de manera popular”, dicen- el 7 de julio en sesión de cabildo, con el respaldo de miles de zaachileños reunidos frente al palacio.

Casi todos los ex alcaldes son de origen priísta

Actualmente hay en Oaxaca al menos 28 municipios ocupados por los pobladores que desconocen a sus alcaldes; además, decenas más que están en capilla. Casi todos lo casos son presidentes municipales de extracción priísta, si bien Coronel Martínez ganó la elección por Convergencia, para regresar de inmediato al PRI y ponerse al servicio, directamente, del entonces recién electo gobernador Ulises Ruiz, a quien aquí ya todos llaman “ex gobernador”.

En el patio del ayuntamiento, cuyas oficinas fueron clausuradas por el pueblo (ante notario), Vázquez Hernández explica que ahora no importan los partidos políticos, pues es un municipio “de muchos colores, es popular, están todos”. Los motivos del descontento son tantos que se pueden considerar escandalosos. Involucran al señor Coronel Martínez, el personal de obras públicas; el jefe policiaco, Alejandro Noé Cruz López, y el gigante inmobiliario Geo. Tan sólo Cruz López y su corporación están acusados de violaciones sexuales a varias jóvenes policías del municipio, de golpizas a los campesinos, y ahora de amenazar de muerte a diversos miembros del ayuntamiento popular, al dirigente Manuel González y a la esposa del nuevo alcalde. Las denuncias de las jóvenes vejadas, de las cuales La Jornada posee copia, fueron presentadas desde febrero al Ministerio Público de la procuraduría del estado, y son tan explícitas que resultan repelentes, y a la vez admirables por la valentía de las afectadas.

Pero en este caso, como en todos los demás, la impunidad es la constante, y su responsabilidad ya alcanza al gobierno y el Congreso estatales, pues se acusa al mandatario Ulises Ruiz y al líder camaral Bulmaro Rito Salinas de incumplir compromisos y proteger a los funcionarios depuestos. Cruz López fue expulsado de la policía judicial hace varios años, y vino a encontrar refugio con el nombramiento que le otorgó José Coronel Martínez, a quien también se acusa de nepotismo, pues tiene a sus hijos en la nómina municipal. La red de complicidades es intrincada, como se ve.

Es mucho lo que se juega en Zaachila. Tal vez por eso el palacio municipal fue baleado el jueves pasado por desconocidos, presuntamente enviados por Coronel Martínez, quien además enfrenta desde 2004 un proceso judicial por enriquecimiento ilícito, motivo por el cual estuvo preso pero fue liberado por el gobierno de José Murat y pudo registrarse como candidato al año siguiente.

El grupo Geo, que ahora exige al gobierno de Oaxaca que proceda policiacamente contra la población de Zaachila, detenta grandes intereses en estas tierras. Con respaldo del gobernador construyó mil 200 casas en el conjunto Real del Valle, cerca de la cabecera municipal, para descontento de los pobladores. Las irregularidades son tantas que hasta los propios nuevos propietarios de las viviendas, procedentes de otras localidades, se encuentran en rebeldía contra Geo, controlan el acceso al conjunto y retienen maquinaria de la empresa, por incumplimiento. Y si bien estos casahabientes son vistos como ajenos al municipio, ya están en pláticas con el ayuntamiento popular para unificar sus descontentos.

Ahora sólo ingresan a Real del Valle sus habitantes. Por tal motivo La Jornada no pudo visitar el conjunto habitacional, pero un joven evidentemente urbano que vigilaba el acceso explicó que Geo no ha terminado las obras, ha generado grave contaminación por aguas negras dentro del conjunto y ha defraudado a los compradores.

Pero el verdadero descontento con Geo es de la gente de Zaachila. “Se están robando el agua del municipio, contaminaron los campos de cultivo de los campesinos y ya planean una zona residencial de lujo en La Concordia”, expresan miembros del Frente Común del Barrio La Soledad, quienes están “en defensa de los recursos naturales” y participan en el gobierno popular. La inmobiliaria adquirió de la Coca Cola 12 hectáreas para perforar tres pozos de agua (y hace 20 días se le impidió cavar dos más). La refresquera había intentado instalarse aquí hace diez años, pero la población se opuso. Ahora Geo extrae el líquido.

“Llegan pipas a medianoche y se llevan grandes cantidades de agua para abastecer otras unidades de Geo en la capital y diversas localidades de Oaxaca, y también para comercializarla”, añaden los pobladores de La Soledad. “Estamos en las tierras más bajas, y como Geo no instaló plantas tratadoras, las aguas negras contaminan nuestros campos y los mantos freáticos de Zaachila.” La Comisión Nacional de Agua, a través del ingeniero Pedro Antonio Bernal, ha negado a los campesinos la documentación que avala esas obras y precisa las condiciones en que el gobierno depuesto pactó la explotación comercial del vital líquido, propiedad de éste y los municipios vecinos.

Los conflictos de Geo

Los voceros de Geo han propalado la versión de que podrían darse enfrentamientos entre sus trabajadores (la mayoría procedentes de otras partes) y la población. “Eso es falso”, dice el alcalde popular Miguel Angel Vázquez. “Hemos hablado con ellos y no tenemos problemas. La empresa acusa además al ayuntamiento de secuestrar maquinaria y pretender destruirla. Eso tampoco es cierto.

“No queremos perder nuestra identidad de zaachileños”, dice otro miembro del ayuntamiento, el cual participa además en la Asamblea Popular del Pueblo Oaxaqueño (APPO). “Aquí somos de origen zapoteco.” Hace una semana celebraron aquí su propia “Guelaguetza popular”.

En Zaachila se conjugaron todos los elementos del desastre priísta y neoliberal que aqueja a Oaxaca. También los del descontento y la resistencia del pueblo.


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