Clajadep :: Red de divulgación e intercambios sobre autonomía y poder popular

Imprimir

Estabilidad democrática y contrainsurgencia

23.06.03

El día en que se reunieron los presidentes en el Cusco, ese mismo día los diarios brasileños noticiaban el enorme poder de fuego de sus fuerzas armadas y la alta tecnología alcanzada, ‘informando’ que estarían en condiciones de poner en el aire 100 aviones supersónicos de combate.

El día en que Lula se reunió con Bush, o al día siguiente, la noticia de los diarios es que las fuerzas armadas brasileñas comienzan una operación de práctica coordinada con las fuerzas armadas colombianas de rastrillo y vigilancia en los miles de kilómetros de la frontera amazónica detrás de guerrilleros y narcotraficantes. Sabemos que eso de los narcotraficantes es pura propaganda, pues son las propias autoridades las que trafican, dado que la distribución y consumo masivo de drogas es funcional a las tareas de control de la población y forma parte de una de las variantes de acumulación capitalista internacional. O sea, es pura y simple contrainsurgencia.

Casualmente entre una y otra noticia nada aparece en los diarios brasileños sobre sus fuerzas armadas, por lo que los mal pensados relacionan ambas ‘informaciones’ con las importantes reuniones desarrolladas por el máximo representante de las estructuras de poder de Brasil. Hay que destacar que Lula y Bush hicieron gran énfasis en su comunicado sobre la necesidad de la lucha contra el ‘terrorismo’.

Pocos días atrás la noticia que circulaba en diarios de Peru era que tropas de marines yanquis se adentraron en la selva amazónica para ‘prácticas’ y luego hicieron lo mismo en Paraguay, desembarcando varios aviones cargados de marines.

En Ecuador Gutiérrez ha convalidado la presencia yanqui en la poderosa base de Manta y en Colombia el gobierno ha militarizado las plantas petroleras. También en Ecuador las tropas han militarizado las plantas petroleras y se preparan para entrar en territorio amazónico con la justificativa de que hay que castigar a los que mataron a casi 30 miembros de una comunidad, a pesar de la oposición de las comunidades originarias de la región que están concientes de que eso sólo agravará los conflictos. También en Perú hay una notable militarización de la región amazónica con el pretexto del recrudecimiento de las guerrillas y la muerte de varios ashaninka por otros comunidades empujadas por los madereros.

Días atrás comentamos sobre el aumento de la penetración de madereros, petroleros y otros en diversas regiones originarias en una extensión en profundidad adentrándose aún más en regiones donde antes no lo hacían.

También hay que anotar en esta serie de acontecimientos la advertencia que hacen los presidentes en el Cusco a las guerrillas colombianas. Y en México las denuncias de militarización y presiones aumentan, especialmente en Chiapas, donde ayer se dio a conocer un comunicado de casi 50 organizaciones nacionales y extranjeras que lo declaran y llaman a la solidaridad. En Centroamérica los milicos están esperando los reacomodos electorales de Guatemala, Nicaragua y El Salvador.

Todo ello si se mira de conjunto presenta visos de una operación conjunta de contrainsurgencia destinada a fortalecer el control militar en la región amazónica, andina y otros lugares de presencia de la resistencia, rastrillo y exploración con fines de limpieza, y posiblemente el establecimiento de avanzadillas y bases militares, pues para eso los mandos militares y los ministerios de defensa tienen el acuerdo de comunicarse previamente los movimientos que se hacen o harán cerca de las fronteras, o sea, al menos hay una afinada coordinación.

Brasil hace de punta de lanza en esta estrategia de control militar de la región amazónica, pues la ‘estabilidad’ regional tan aspirada por Bush, los presidentes en el Cusco y el propio Lula, no es posible sin la modernización de las fuerzas armadas y sus planes operacionales.

A esta ‘reorganización’, actualización de las coordinaciones y profesionalización continental de los perros guardianes del capital hay que sumar la limpieza que ha hecho Kirchner de los mandos argentinos, las intenciones de ‘reconciliación’ de las fuerzas armadas chilenas y la ‘estabilidad institucional’ en Venezuela.

El papel de los militares en el continente se ha recrudecido en este último período y a ello se agrega la extraña y desmedida decisión de Toledo de militarizar el país por una o dos huelgas. En Colombia están hasta en la sopa, en Venezuela, Ecuador y Paraguay también. En Bolivia los milicos se comen las uñas de ganas de salir a la calle. La ‘consolidación’ de las democracias con grandilocuentes discursos de paz y derechos humanos, se ha acompañado de una fuerte ofensiva empresarial y del FMI con una serie de reuniones y acuerdos, en oportunidades con varios cientos de empresarios, como fue la reunión Chávez Lula donde se afinaron puntos para intercambios basados en la poderosa región industrial de la zona franca de Manaus. Junto a todo ello lo social aparece solamente como discursos y repartición de limosnas. Y el gran golpe ha sido la reunión de Lula con Bush de la que salieron una serie de acuerdos y un vergonzoso comunicado conjunto.

La institucionalización y estabilización democrática del poder en el continente marchan de la mano con la demagogia, con el tejido empresarial agresivo y con el afinamiento de las medidas de contrainsurgencia.

El enemigo se prepara para las batallas.
Los choques irán en aumento, sin duda, pues la resistencia no parece dispuesta a bajar el ritmo, por más que los reformistas nos llamen a sumarnos a los empresarios y a apoyar a los gobiernos que llaman de ‘progresistas’.

La resistencia hasta ahora ha tenido su fuerte en las comunidades originarias y campesinas. Ultimamente están entrando en efervescencia algunas capas urbanas como estudiantes, maestros y sectores sindicales, pero aún está por ver si consiguen mantener un carácter sostenido. Hemos anotado que la única forma de hacerlo es masificar la lucha en las periferias de las ciudades, sin lo cual no hay posibilidad de acumular fuerzas territoriales y la capacidad de movilización urbana se dispersa, volviendo de las escuelas y centros de trabajo a sus lugares de habitación, que es donde es posible dar continuidad a las movilizaciones.

Los únicos países que hasta ahora han mostrado un desarrollo de auto-organización y capacidad de lucha autónoma en las periferias de ciudades son Argentina y República Dominicana. En algunos otros países se trabaja en ello con seriedad, pero aún falta una mayor comprensión generalizada de la importancia de esa actividad.

El enemigo ha comprendido que la organización autónoma y combativa de los barrios que circundan las ciudades es un talón de Aquiles para la estrategia de dominación y realiza esfuerzos para cooptar las organizaciones barriales, vecinales, etc. además de estimular fuertemente el mercado ambulante o la instalación de pequeños negocios para atraer esa gente a formas de sobrevivencia informal que de paso consolidan los valores mercantiles de integración al sistema. Por otra parte las mafias de la droga auxiliadas por la policía son otro importante medio de penetración, dispersión y control de la población.

Creemos que los estudiantes, maestros y demás trabajadores que actualmente se encuentran en lucha por sus derechos pueden hacer una notable labor de apoyo a la formación de grupos de acción y asambleas populares en los barrios, sea por la salud, por la educación, contra el desempleo, por la autogestión, en fin, para ir tejiendo redes de apoyo mutuo entre diferentes organizaciones autónomas de la población pobre que se amontona en esas áreas suburbanas. Grupos juveniles, artísticos y de mujeres se pueden conformar en todos lados, para luego salir juntos en las jornadas de protestas, de huelgas y paralizaciones. Las coordinaciones locales permitirán plantearse tareas de administración territorial que consoliden los espacios propios conquistados proyectándose hacia la construcción de poder popular.

Sin una fuerte organización y movilización en las periferias de las ciudades, el enemigo puede aislar tanto a las comunidades campesinas y originarias basando su poder en el control urbano, como a los estudiantes, maestros y otros sectores en lucha.

Por eso consideramos que una tarea esencial de la resistencia hoy es concentrarse en los barrios y estimular la formación de las asambleas populares autónomas y horizontales. Esas asambleas barriales pueden plantearse también la relación directa con las comunidades campesinas y originarias estableciendo múltiples lazos de intercambio, solidaridad y apoyo mutuo. Con ello estaremos en mejores condiciones para enfrentar la ofensiva de la estabilización democrática y de la contrainsurgencia, para continuar avanzando hacia la generalización de la resistencia y la capacidad de derribar los gobiernos para establecer en libertad la administración de los poderes locales.

Profesor J
Clajadep
http://clajadep.lahaine.org


https://clajadep.lahaine.org