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Depredación empresarial y resistencia

26.09.06

De un tiempo a esta parte en los territorios controlados por el estado chileno se ha hecho evidente el fuerte avance de las empresas depredadoras arrasando con la naturaleza, las comunidades adyacentes y la población en general. Al mismo tiempo la resistencia ha ido aumentando progresivamente y en algunos casos se han obtenido importantes victorias gracias a la autoorganización de los de abajo. Pareciese que las batallas de Ralco y las marchas por el agua en Iquique hubiesen inaugurado un ciclo diferente. Por una parte la denuncia, la crítica y la divulgación permitían dar a conocer e impedir el aislamiento y la impunidad en torno a las graves consecuencias sociales de esos grandes emprendimientos, y por otra parte la comunidad involucrada se envolvía en dinámicas de autoorganización para oponerse con el cuerpo.

La denuncia y el papeleo se transformaron en un espacio testimonial, donde profesionales, ONGs y partidos asumen un rol protagónico y las actividades burocráticas o negociaciones son el punto nodal de la batalla. Dos actitudes son posibles de verse allí: por una parte la disputa de simpatías, donde las ONGs aparecen “justificando” sus fondos (mal que mal son una “forma de vida”), los partidos intentan asegurar bases de apoyo electoral y algunos profesionales incluso han llegado a presentarse como candidatos a la presidencia de la república. Sea como fuere, es perceptible la intención de orientar y mantener el debate a nivel de polémicas, presiones y declaraciones que resulten en “actitudes” u “opiniones” de la población, que luego debiera apoyar ciertas propuestas que de ganar podrán resolver las situaciones. Así se “acostumbra” a la gente que las soluciones llegan por arriba y que el cuerpo a cuerpo de los de abajo es solamente para contar con presión negociadora. Dicho sea de paso, es eso lo que permite también presentar proyectos para acceder a fondos concursables. Una segunda modalidad, aunque en una escala muy reducida, es que desde estas instituciones y personas se sugiera o se apoye la autoorganización social local para la resistencia corporal y lucha activa por la defensa de los territorios y la vida, reconociendo el protagonismo desde abajo para detener la depredación y salvar la salud y la vida.

El estado por su parte prioriza su accionar en dos ámbitos: por una parte estimulando el diálogo con esas ONGs, personas y partidos abriendo canales y laberintos donde se desgasta el movimiento y se promueven futuros líderes o candidatos debidamente domesticados, expertos en moverse por los pasillos del poder para gestionar la papelada, y por el otro lado mediante la fuerte represión a los agrupamientos sociales o población que se levanta a enfrentar la ofensiva empresarial con sus propias manos en el terreno mismo. Así se disminuye y deslegitima la acción social al tiempo que se abre cauce para los negociadores y propagandistas. Se previene que no haya protagonismo social y se educa para ser ciudadanos respetuosos que aceptan las reglas del juego a punta de palo y lacrimógena. A los líderes y candidatos les conviene ese juego y al estado le interesa que sea así. Todos en la santa paz. Digo, todos los de arriba.

En el Forro Social chileno se presentó la presidenta de la junta de vecinos de Los Caimanes denunciando la grave situación derivada de los desechos de la minera Los Pelambres, su nota fue recogida por gente que la circularía ampliamente juntando firmas y de ahí no pasaron. Hubo reuniones con esa gente que apoyaba y se les propuso ir en caravana desde otras ciudades a apoyar, pues ellos se quedaron con la exclusividad de los “contactos”, pero sólo se recibieron evasivas. Quedó claro que se trataba solamente de apoyo testimonial, denuncia al viento.

El problema de la prospección de agua y uso para la minería de las napas subterráneas de los pueblos de comunidades aymaras al interior de Iquique fue el estopín que permitió que muchos de ellos, habitantes de la ciudad, se movilizasen y se extendió la conciencia e incorporación a la lucha. Esas batallas han quedado ya como un factor emblemático y forman parte del actual proceso de reconstrucción identitaria de ese pueblo nación.

La lucha de Ralco fue más emblemática aún, donde la empresa y el estado aprovecharon que se trataba de un sector donde vivían pocas personas, la mayoría de edad, y avasallaron terrenos sagrados, históricos y culturales, con lo que el atentado fue de mayor dimensión. Es cierto que esa lucha involucraba a todo el pueblo mapuche y de hecho muchos salieron a la palestra desde diferentes lugares, pero ha quedado como una nueva derrota social y una nueva muestra del poderío empresarial para lo que no sirvieron de nada los negociadores.

Distinto fue el caso de Celco en Valdivia, donde la muerte de cisnes fue el detonante para que diferentes sectores sociales saliesen a la calle, algunos solamente a hacer presión y otros, más inteligentemente, sembraron fuertes semillas de autoorganización social. El hecho es que fue el antecedente que permitió legitimar la lucha de Mehuín, donde la propia comunidad de pescadores artesanales, con apoyo de otras caletas y la intervención directa de comunidades mapuche impidió la continuación de las investigaciones en el mar encomendadas por la empresa con protección de la marina de guerra que disparaba como en tiempos de la dictadura militar contra el pecho de los pescadores que valientemente desafiaban a todos los poderes del estado y del capital a punta de cohesión social, solidaridad, cooperación y apoyo mutuo.

En el caso de Pascua Lama, lo interesante fue el proceso de reorganización de los comuneros diaguitas, que llegaron a alcanzar el reconocimiento del gobierno como pueblo, cosa que siempre se les había negado y ahora se hace con la esperanza de desmovilizarlos e “integrarlos”. Ese ha sido hasta ahora el mejor resultado de esa lucha contra la empresa aurífera. Las comunidades diaguitas y campesinas de la región a ambos lados de la cordillera están por que no haya explotación minera, debido al grave daño que eso va a traer a la agricultura, las aguas, la salud y la vida, pero las ONGs, en especial Oceana, desviaron la atención exclusivamente al respeto de los glaciares, con lo que dieron la fórmula a la empresa de presentar un proyecto de explotación minera pasando por debajo o el lado de los glaciares, sin afectarlos. ¡Vaya argucia! Los que “apoyaban” la lucha se fueron por otro lado. Habrá que empezar a desconfiar. Lo que queda de conclusión es que hay que apoyarse en las propias fuerzas de las comunidades y dejar de escuchar los cantos de sirena de la banda de ONGs, personas y partidos que con el pretexto del apoyo, usan esas necesidades para su propia cosecha. La ecología ha sido un buen negocio y lo seguirá siendo mientras esas instituciones sigan con sus afanes, salvando las pocas excepciones que hay que destacar y que de hecho se ponen directamente al servicio de la autoorganización social local.

Muy diferente es el caso de la lucha del pueblo mapuche, cuyas comunidades han sido capaces de propinar fuertes golpes a las empresas y acciones de recuperación territorial en el camino de su autonomía y reconstrucción de la libre determinación. La experiencia de Mehuín sin duda va a servir como un ejemplo de resistencia sólida de los de abajo apoyados en sus propias fuerzas.

Así, la mayoría de las ONGs, personas y partidos que giran en torno a esta lucha contra la depredación capitalista, lo hacen para acrecentar sus méritos ante sus jefes, reordenar la insatisfacción social en torno al papeleo burocrático y calmar las aguas.

Ahora estamos frente a la nueva ofensiva de Celco que intenta montar la celulosa Nueva Aldea en la región del Itata con firme apoyo del gobierno. Gente del lugar se ha reunido y constituyeron el Grupo de Defensa del Itata GDI mientras las instituciones comienzan una nueva campaña para ponerse a la cabeza de la protesta. Los compañeros del GDI han organizado reuniones invitando a personas, comunidades y organizaciones sociales de todo el país.

Así este conflicto vuelve a reunir a esos dos actores, por una parte la población local intentando agruparse y buscando apoyos horizontales, y por la otra las instituciones ya comentadas intentando subirse a la cresta de la ola para promover sus propios intereses.

Abrazos
Profesor J


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