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:: Del TeRRorismo de EsTado al EsTado TeRRorisTa

02.10.06

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Del Terrorismo
de Estado
Al Estado Terrorista

“La desaparición de Jorge Julio López es un hecho en contra del presidente Néstor Kirchner. Tanto la derecha como la izquierda lo están usando. Para nosotros, no es un típico desaparecido. López no fue militante, hay que investigar su trayectoria”.
Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, 28/9/06.

“También es responsabilidad de este gobierno que el aparato represivo siga impune. A pesar de los hechos de Puente Pueyrredón, donde participó activamente el aparato represivo de Camps-Etchecolatz, nos enteramos ahora, por boca del propio Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que 60 policías de la bonaerense que se desempeñaron en campos de concentración seguían en funciones hasta el viernes pasado. Esto es una aberración que solo genera más impunidad ¿Hacía falta la desaparición de Julio y nuestro reclamo para que los echaran? Nos preguntamos: ¿Son sólo 60 en la bonaerense? ¿Cuántos más siguen en sus cargos en el Ejército, en la Armada, en la Fuerza Aérea, en la Gendarmería, en la Prefectura, en la Policía Federal, en las policías provinciales, en la SIDE?”
Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. Fragmento del documento leído en Plaza de Mayo el 27/9/06.

“El aparato represivo sigue, no sólo intacto, sino adaptado a las necesidades represivas “en democracia”. La policía “de la democracia” son los responsable material del asesinato de más de 2000 pibes. La desaparición de López no es una excepción, ni un caso aislado, y tampoco es el primer desaparecido en democracia. Felipe Solá se olvida de los desaparecidos de La Tablada; de Raúl Baigorria y Adolfo Garrido en 1990 y Pablo Guardatti en 1992, en Mendoza; de Héctor Gómez y Martín Basualdo en Entre Ríos en 1994 y Elías Gorosito en 2002; de Miguel Bru y Andrés Núñez en La Plata (este último asesinado y desaparecido en 1990 encontrado recién en 1995); y más recientemente la media docena de desaparecidos en Comodoro Rivadavia, como Hugo Alvarez, Iván Torres y Miguel Linares. Todos sumados a los más de 2000 asesinados por las fuerzas represivas del estado desde 1983, muchísimos de los cuales “desaparecieron” antes que sus cuerpos mutilados, torturados o fusilados fueran encontrados. (Ver informes de CORREPI). Todo este conjunto de casos pone en evidencia la falsa política de Derechos Humanos de la que habla Kirchner. (..) ¿Cuántos de nosotros tendremos que desaparecer para encontrar la verdad? Por eso responsabilizamos a Kirchner y Solá por la desaparición de López
Exigiremos la aparición con vida ¡ya! de Jorge Julio López, el desmantelamiento del aparato represivo que hasta la fecha sigue operando. LA INSEGURIDAD DEL PUEBLO SON LAS FUERZAS REPRESIVAS EN LA CALLE. NO HAY MEMORIA SIN VERDAD. NO OLVIDAMOS – NO PERDONAMOS – NO NOS RECONCILIAMOS. REIVINDICAMOS LA LUCHA REVOLUCIONARIA DE NUESTROS PADRES Y SUS COMPAÑEROS”.
HIJOS, 30/9/06.

Sumario:

:: Terrorismo de Estado, Capital-Parlamentario y 20 de diciembre
:: Subsunción Real y Estado Terrorista

A Jorge Julio López y a los que no abandonan la lucha por la emancipación humana del capital.

:: Terrorismo de Estado, Capital-Parlamentario y 20 de diciembre

“Primero mataremos a los subversivos, luego a sus colaboradores, luego a sus simpatizantes, luego a los indiferentes y para finalizar, mataremos a los tímidos”.
General Saint Jain.

“Qué se vayan todos, Que no quede ni uno solo. Construimos con: autogestión, libertad, horizontalidad, autonomía.”
Bandera en la marcha contra la represión en Villa Lugano, 26/9/06.

“La insurrección popular que sacudió las bases mismas de las justificaciones teóricas de la explotación: la representación y la consecuente delegación de poder, quiere ser borrada con el estado benefactor “nacionalista y popular”. La Autoridad que se vio burlada y destrozada con el pueblo en la calle, con el pueblo organizándose desde abajo y luchando, conformando sus propias normas y acuerdos, busca ahora recomponerse. El pueblo que en el verano del 2002 se autodeterminó en las asambleas populares, con prácticas de acción directa, que decidieron okupar y recuperar los espacios abandonados y privados para convertirlos en espacios colectivos de construcción anticapitalista y horizontal, quiere ser borrado hoy por la falsa estabilidad económica”.
Grupo La Rivolta, 26/9/06.

“Este acto representa el retorno de la Argentina al lugar en el mundo que nunca debió haber abandonado”.
Presidente Néstor Kirchner en “The Opening Bell”, Wall Street, 20/9/06.

“¿Qué es el capitalismo? El capitalismo es una mejor idea que el comunismo y si el capitalismo se distingue frente a otras doctrinas es por la idea del consumo”.
Senadora Cristina Fernández de Kirchner, Universidad de Columbia, 18/9/06.

Julio López es un síntoma. Con su ausencia, Julio, nos muestra la presencia de la impunidad. Julio no es el primer desaparecido en democracia, y no va a ser el último. La república de Weimar en Alemania, la Argentina bajo el último gobierno del general Perón, y el Chile de Salvador Allende, nos demuestra, que el progresismo le abre las puertas al terrorismo de estado. Por lo tanto, depositar la seguridad de la multitud en manos del actual gobierno progresista, es dejarla servida en bandeja a la represión postfascista.

Más cerca en el tiempo y el espacio, Raúl Alfonsín, ante la asonada carapintada también llamó a defender la democracia y terminó pactando con Aldo Rico y promulgando las leyes de obediencia debida y punto final. Verdaderas leyes de la impunidad. Menem, el de la revolución productiva y el salariazo, nos trajo los indultos. De la Rúa, otro presidente radical conductor de una Alianza de centroizquierda, se terminó fugando por los techos de la Casa Rosada luego de sembrar de cadáveres el país. Su sucesor, el representante de la “burguesía nacional”, el productivista devaluador de los salarios, el peronista Eduardo Duhalde, no se privó de lo suyo, y será eternamente recordado como el presidente que salvó el capitalismo a cambio de una Masacre en Avellaneda y la mayor redistribución regresiva de la riqueza desde 1976.

Veintitrés años después vuelven a resonar las mismas consignas: “Aparición con vida y castigo a los culpables”, “Desmantelamiento del aparato represivo”, “Con vida lo llevaron, con vida lo queremos”. Con una enorme y siniestra diferencia. La pelea por los derechos humanos fue una conquista para que el terrorismo de estado fordista rindiera cuentas por haber matado impunemente para poner las bases del posfordismo. En cambio, hoy, para un gobierno posfordista, simular la lucha por los derechos humanos del pasado, es la cobertura para que el estado terrorista mate impunemente en el presente.

Hubo que esperar más de dos décadas para que se enmarcara dentro del genocidio militar los crímenes de lesa humanidad cometidos hace 30 años. ¿Cuánto tiempo llevará juzgar, bajo el marco de un genocidio comandado por civiles, los crímenes sociales del estado terrorista que ya se cobró más de medio millón de vidas por causas evitables?

En el ’83 recién se retomaba el sendero democrático. Se venía de una derrota social y se tenía esperanza que, producto de la resistencia inquebrantable de los organismos de DD.HH., la enorme movilización popular, y los cientos de miles de jóvenes militantes que nacieron al calor de la lucha por los derechos humanos y el final de la dictadura, lograran despedazar los aparatos de inteligencia y represivos del estado, y llevar a prisión a todos y cada uno de los genocidas. Alfonsín primero y Menem después, pisotearon estas ansias y dejaron en claro a quien representa el estado.

Pero llegó el 2001 y todo se trastocó. Después de un lustro de cortes de ruta contra la segunda década infame, el 20 de diciembre, mostraba en toda su magnitud la irrupción del nuevo sujeto social posfordista -joven, desocupado y piquetero-, el obrero social posmoderno y el asalariado del generall intelect. Con ellos, también se presentó el primer golpe de estado posfordista. Un “coup de E’étad” desde el Capital-Parlamentarismo con vistas a la instauración del Capital-Ejecutivismo.

Con 300 asambleas populares en todo el país, los piquetes en aumento, y 200 empresas okupadas por la clase obrera, la consigna de mediados de 2002: “Piquete y Cacerola, la lucha es una sola”; reflejaba el estado de ánimo y la conciencia alcanzada. Una Masacre como la del Puente Pueyrredón vino a cerrarle el paso al poder constituyente de la multitud que estaba en gestación. Por si hiciera falta una confesión, basta las palabras del propio Carlos Soria, jefe de la SIDE (Servicios de Información Del Estado) durante el gobierno duhaldista, atestiguando el peligro que corrían las instituciones del Capital. Así hablaba Soria en el juicio contra los responsables materiales (no políticos) de los homicidios de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, y la treintena de heridos con balas de plomo. “Se estaba radicalizando la protesta e integrando el reclamo social. Los grupos piqueteros, las asambleas barriales, los que protestaban por el corralito. Esa era el peligro. Había que empezar a poner orden. La democracia funciona con orden”.

La multitudinaria movilización posterior a la matanza del 26 de junio aceleró la salida de Eduardo Duhalde. Llegaba el turno de su delfín: Néstor Kirchner. Un gobernador patagónico, reeleccionista por antonomasia, apaleador de asambleas y privatizador. Sólo un ingenuo o ingenua podría pensar que, con él, llegaba un gobierno “De los derechos humanos”.

Kirchner “ganó” las elecciones a presidente del 2003 con el 17 por ciento del total del padrón. Y refrendó, en las legislativas del año pasado, su esquelético consenso con otro escaso 26 por ciento.

El 19 y 20 ha sido un “parte aguas”. ¿Cuáles son las implicancias actuales del 2001?:

 Los partidos mayoritarios no existen más. Radicales y peronistas, en comparación a los ’80, no hacen uno en su caudal electoral.
 Todas las elecciones posteriores a octubre de 2001 muestran el crecimiento de los índices de abstención, el voto en blanco, nulo, etc. Si el consenso es el voto voluntario, la abstención es el éxodo del consenso. La crisis de hegemonía se perpetúa y esto es lo que explica la profundización de la forma-estado terrorista. Menos consenso y más coacción, más crecimiento del PBI y una cristalización de la pobreza asalariada. Menos delegación y más administración. Menos derechos humanos y más simulación de la defensa de los derechos humanos.
 Para algunos organismos de derechos humanos como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, resulta intolerable la dicotomía capitalismo-anticapitalismo. En cambio, la lucha por una sociedad emancipada queda falsamente reducida a los márgenes entre dictadura y democracia (del capital), entre dictadura militar y dictadura civil del capital. El Capital-Parlamentarismo parecía una frontera inexpugnable y el ¡Qué se Vayan Todos, qué no quede ni uno solo! (QSVT) sorprendió a todos. Para estos organismos se acabaron los proyectos de poder popular constituyente, la última meta es la democracia del capital, así esta devenga en un estado terrorista.
 Indiferenciación de los partidos en sus roles oficialista y opositor. Tanto radicales como peronistas han gobernado desde 1983 bajo todas las variantes de sus líneas internas. Los hay peronistas menemistas, hoy peronistas kirchneristas; y radicales delaruístas hoy peronistas “K”. Los mismos conservadores de ayer son los progresistas de hoy. Los dolarizadores ahora fungen pesificadores, los endeudadores pagadores de deuda. Los mismos que toleraron las relaciones carnales reclaman volver al lugar que nunca tendrían que haber abandonado. Y los que se opusieron en los ’90, como la mayoría de los conspicuos dirigentes del FREPASO, ahora, son oficialistas como hasta el 2001. ¡Todo un “cambalache” discepoleano posmoderno! Bajo los acuerdos trasversales (sean del campo kirchnerista y antikirchnerista) no los distingue nada significativo. Apenas formas de perdurabilidad de una Nueva Clase descompuesta. Dinero por voto, esa el la consigna. Tanto el partido gobernante con su “Concertación”, como el “Lavagnismo” con su Alianza, actúan sin principios ni ideales. Para la UCR y el PJ todo se trata de una cuestión de sobrevivencia. Integran la Nueva Clase de los políticos, y como clase, su fin primero es la perpetuación y posterior reproducción.
 El precariado, el terciariado, el obrero social, los millones de trabajadores negados, la subsunción real del trabajo en el capital como tendencia dominante, no permite una nueva representatividad estable de masas. El “gran opositor” continúa siendo la multitud irrepresentable bajo la forma-estado.
 La democracia de base, los acuerdos horizontales, el ganar la calle, la propaganda por la acción directa, la soberanía asamblearia, se perpetúa en el último lustro. Una asamblea como la de Gualeguaychú (contra la cerril oposición de un medio como el diario Clarín), le tuerce el brazo a la empresa española Ence. El gobierno los ninguneó y actuó a la retranca de los acontecimientos y ahora intenta capitalizar su triunfo como proceso desconstituyente. Una conquista que le pertenece a la acción directa de la multitud organizada bajo la forma asamblearia.
 La destitución de Aníbal Ibarra es una bisagra heredera del 19+20. Nunca un gobernante había sido destituido por su responsabilidad política por los crímenes del Capital. El capitalismo mata, el estado deja que mate, y la multitud reclama una demanda imposible: ¡Qué no lo haga! Ibarra queda perplejo, decía que se esperaba de él que fuera policía, bombero y enfermero. Y es así, la asamblea por Cromañón, los jóvenes y familiares que sostuvieron más consecuentemente esta lucha contra la impunidad de los 194 crímenes, le exigieron al jefe de gobierno que si no puede evitar las nuevas formas de genocidio capitalista que se vaya. No alcanzó, hubo que echarlo. Después del 2001, ya no sólo se persigue a los criminales que mataron en los ’70, sino a los políticos que permiten las muertes evitables en el año 2.000.
 El distribucionismo keynesiano es una utopía reaccionaria. Bajo el posfordismo de la dominancia del trabajo muerto, no hay distribución posible. No se puede distribuir socialmente lo que se posee privadamente. Sin la posesión común de todos los medios de producción no hay distribución de la riqueza social. La distribución de la renta es parte de la circulación del capital, y la circulación es un momento de la producción de la plusvalía.
 Hemos pasado del terrorismo de estado de los ’70, el Capital-Parlamentario de los ’80 y ’90, al Capital-Ejecutivismo del estado terrorista post 2001.

La Argentina transita una verdadera “Simulocracia” en muchos aspectos. El gobierno simula una actitud y tiene otra. Dice una cosa y hace lo contrario. Los que se opusieron, bloquearon y defeccionaron en la lucha por los derechos humanos, hoy simulan ser combatientes históricos por las libertades constitucionales. Al 90 por ciento de los funcionarios radicales y peronistas de las últimas décadas nunca se los vio en la calle, codo a codo, con los anónimos ciudadanos que reclamaron y reclaman juicio y castigo a todos los culpables.

Los organismos de derechos humanos también se han visto en un brete luego de la batalla de Plaza de Mayo, la Masacre de Avellaneda, la matanza de Cromañón, el estallido en Haedo y la rebelión en Las Heras. La dicotomía ya no es Dictadura-Democracia. Bajo la democracia también se reprime y asesina ¡Vaya si se asesina! Desde que Kirchner gobierna hay más de 500 muertos por la represión estatal. ¡Todo un récord desde 1983!

Los organismos de derechos humanos están ante una disyuntiva. Primero, no se puede sostener y atacar al régimen al mismo tiempo. Segundo, no se puede ser, al unísono, oficialismo y oposición. Y en relación a la lucha contra la impunidad del gobierno militar, como la impunidad del genocidio en democracia, para ser consecuente, no queda más que un sólo camino: ser un enemigo del terrorismo de estado, y antagonista al estado terrorista posfordista encarnado por el gobierno de Kirchner.

En los primeros ’80 toda una caterva de empresarios, políticos, periodistas y sindicalistas se reciclaban luego de haber sido beneficiarios, actores, instigadores y cómplices del genocidio militar.

Más de veinte años después la SIDE sigue en pie. Sus finanzas son oscuras y sus agentes se mantienen en las sombras. Cada fuerza militar, de seguridad y policial, conserva intacto su aparato de inteligencia. Y así, el pueblo, vive en libertad condicional.

Resulta indispensable el juicio y castigo a todos los culpables. Pero en el capitalismo es imposible.

No es el rol de las nuevas y nuevos anticapitalistas abrazarse a la teoría progresista de los derechos humanos. Nunca bajo el Estado-Capital serán juzgados todos los responsables del genocidio castrense. Pedirle al estado la total autodepuración, aún con tres décadas de luchas a cuestas, resulta tan imposible, como la distribución progresiva de la riqueza bajo una sociedad mercantil.

Es tal la raigambre y el compromiso de todos los niveles del aparato del estado con los crímenes del pasado, que sólo una revolución social, podrá hacer justicia.

Los criminales y sus cómplices caminan entre nosotros. Según cálculos conservadores unos 29.000 asesinos andan sueltos. De estos, 18.000, se dedicaron a la vigilancia de los ya confirmados 488 campos de concentración, denominados Centros Clandestinos de Detención (CCD); mientras existen otros 65 en vías de identificación. Otros 6.000 integraban los grupos de tareas encargados de “chupar” argentinos y llevarlos a los pozos de tortura para, posteriormente a la mayoría, asesinarlos y hacerlos desaparecer. Dos centenas de sacerdotes fueron parte de los CCD; y unos 5.000 civiles y militares, policías y servicios de inteligencia, le dieron cobertura al genocidio. Eran apoyo logístico, ideológico y reducidores de los bienes de los secuestrados o “botín de guerra”. En cambio, según Rodolfo Mattarolo (Subsecretario de Derechos Humanos de la Nación, en un informe elevado a la ONU), de la cifra total de los criminales involucrados directamente en el dispositivo genocida, apenas la irrisoria suma de 200 está imputado por crímenes aberrantes, solamente 24 están encarcelados; y el resto, está preso en sus domicilios.

Hoy, muchos son padres y madres que participan en las cooperadoras escolares, vecinos de consorcios y abuelos que llevan a sus nietos a las plazas y mecen una hamaca al lado nuestro. Integran las empresas de seguridad privada, los hay en la educación y la salud, la policía y las FF.AA. (Fuerzas Armadas), la SIDE y las fuerzas de seguridad, y en las primeras líneas de la nobleza de estado.

 ¿Cuántos jueces de la dictadura que juraron por el estatuto para el proceso de reorganización nacional fueron juzgados?
 ¿Cuántos economistas, culpables de una espeluznante reducción de la renta de la clase obrera y el aumento de la deuda externa, fueron a parar al banquillo de los acusados?
 ¿Cuántos comunicadores sociales auspiciados por “Las empresas a las que le importa el país” rindieron cuenta por ser portavoces del genocidio?
 ¿Cuántos con sus plumas desde los diarios de mayor tirada le otorgaban hegemonía a los crímenes más aberrantes?
 ¿Cuántos directivos que “marcaron” alumnos en las escuelas fueron presos?
 ¿Cuántos médicos que falsificaron actas de nacimientos de bebés en cautiverio, y firmaron las defunciones de los desaparecidos se los exoneró de su profesión?
 ¿Cuántos docentes universitarios que ganaron sus cátedras al amparo de los militares fueron retirados de su actividad a partir del ’83?

 ¿Cuántos cabos, sargentos, suboficiales y oficiales, que picanearon a cientos de compañeros y compañeras siguen en carrera?
 ¿Cuántos marinos, coroneles y brigadieres que se jactan de sus crímenes no han sido dados de baja?

 ¿Cuántos directores de hospitales que recibían cadáveres acribillados desde el ’73 han callado?
 ¿Cuántas autoridades de cementerios enterraron cientos de desaparecidos en fosas comunes y guardaron el secreto asesino en sus conciencias?

 ¿Además de Juan José Alvarez, cuántos políticos han sido servicios de inteligencia? ¿Y cuántos lo seguirán siendo?
 ¿Cuántas fundaciones, hoy reconvertidas en ONG’S, perviven financiadas por los mismos intereses que dieron el golpe de estado del ’76?
 ¿Cuántos presidentes de clubes de fútbol fueron lacayos de los uniformados para ligar prebendas en el mundial ’78?

 ¿Cuántos obispos bendijeron las armas contra “la subversión”?
 ¿Dónde están las autoridades que confeccionaban las listas negras en los medios masivos de comunicación que no terminaron entre rejas?
 ¿Qué es de la vida de los directores de escuela que sumariaba docentes o directamente los entregaban a los grupos de tareas?

 ¿Qué hay que hacer con los dueños, editores y cronistas de diarios y revistas de actualidad que, con sus tiradas multitudinarias, le daban apoyo al genocidio y hoy posan de demócratas?
 ¿Y cada uno de los decanos que asumió después del golpe?
 ¿Y los investigadores que hicieron carrera con la cuña de algún militar?
 ¿De todo esto?, ¿No se habla?

 ¿Fueron presos los intendentes que le dieron a la dictadura los radicales, peronistas, etc.? Según Juan Carlos Marín en “Los Hechos Armados”, sólo 170 intendentes, o sea el 10%, pertenecieron a las fuerzas armadas. En cambio:

649 intendentes, o sea el 38%, carecían de militancia política definida.
878 intendentes, esto es 52%, estaban de un modo u otro adscriptos a una corriente política concreta.

A su vez, si se divide el 100% (del 52%) de los intendentes aportados por los partidos políticos hasta fines de 1978, estos son los porcentajes:

Unión Cívica Radical: 310 intendentes, 35.3%.
Justicialismo: 169 intendentes, 19.3%.
Demócrata Progresista: 109 intendentes, 12.4%.
Movimiento de Integración y Desarrollo, liderado por Frondizi, (MID): 94 intendentes, 10.7%.
Fuerza Federalista Popular, liderado por Manrique: 78 intendentes, 8.9%.
Partidos Conservadores ajenos a nucleamientos nacionales: 72 intendentes, 8.2%.
Neoperonistas: 23 intendentes, 2.7%.
Demócratas Cristianos: 16 intendentes, 1.8%.
Partido Intransigente, Alende: 4 intendentes, 0.4%.

 ¿Y todo el funcionariado superior del estado del ’76 al ’83 pasó por tribunales? No, evidentemente que no. Si hasta algunos como Cavallo siguieron gobernando y endeudando la nación hasta el 2001. Y para echarlo, hubo que hacer una insurrección popular.

 ¿Y los propietarios y gerentes de empresas en cuyos establecimientos existían salas de tortura?, ¿Estos, no eran genocidas?
 ¿Y la burocracia sindical que entregaron delegados opositores a la Alianza Anticomunista Argentina (Tres A) y a la dictadura?
 ¿Y la complicidad patronal que le pasaron sus deudas al estado, es decir a todos nosotros, mientras brindaban con Videla y Cía.?

Por lo visto, no son únicamente los militares los que tienen que rendir cuenta por sus responsabilidades en el terrorismo de estado.

:: Subsunción Real y Estado Terrorista

“Todos conocemos el poder de policías, punteros y la gran mayoría de los políticos. El poder impune para comprar y producir injusticias y reprimir las acciones populares. La voracidad por los negocios se opone a nuestras aspiraciones por una vida con dignidad y con justicia. Y si tienen que reprimir para que nos quede claro, no dudan en hacerlo. Pasó el jueves y el viernes en Lugano, pasó hace cuatro años y tres meses en Avellaneda, pasó y pasa en miles de situaciones en todo el país. El máximo ejemplo es la dictadura militar de hace treinta años donde se llevaron la vida de 30.000 compañeros”.
Frente Popular Darío Santillán, (FPDS), 27-9-06.

“Es ley del capital crear tiempo disponible, plustrabajo; sólo puede hacerlo al poner en movimiento trabajo necesario. (..) Tiene la tendencia a crear la mayor cantidad posible de trabajo, así como es también su tendencia la de reducir el trabajo necesario al mínimo. Es asimismo tendencia del capital, pues, la de aumentar la población trabajadora, así como la de poner permanentemente a una parte de la misma como sobrepoblación”.
Carlos Marx.

“El nuevo fascismo se dibuja como la guerra civil en el seno de un trabajo asalariado arrollado por la tempestad tecnológica y ética del postfordismo. Toca de cerca a la intelectualidad de masa, a los impulsos autonomistas y desestatalizadores, a las “singularidades cualesquiera”, a los ciudadanos avispados de la sociedad del espectáculo”.
Paolo Virno.

¡Claro que hace falta juicio y castigo a todos los culpables!, ¡Pero a todos! Desde el gobierno de Isabel Perón, bajo cuyo manto se ejecutaron los crímenes de las Tres A. Y esto para empezar. Porque ya se acumularon desde los ’70 tres décadas de impunidad y un nuevo genocidio en democracia.

Es inmunda la actitud del Movimiento Evita sosteniendo el aparato bonaerense del peronismo y la reelección de Felipe Solá. Principal responsable político en la provincia de Buenos Aires de la Masacre del Puente Pueyrredón. ¡O nos quieran hacer tragar que el 70 por ciento de los intendentes del conurbano bonaerense dejaron de ser mafiosos porque ahora están con Kirchner! Resulta indignante ver a ex-piqueteros, hoy funcionarios, ser los nuevos punteros del estado terrorista. Haciendo el mismo trabajo sucio que ellos padecieron hasta el 2001.

El progresismo de mister “K” y sus aliados es indefendible. Tienen a un juez como Roberto Gallardo, que apenas si intenta aplicar con un poco más de decoro el derecho burgués, y lo echan de su cargo. O el caso de Alejandro Pereyra (ex-Subsecretario de Trabajo del Gobierno porteño bajo la batuta del “compañero” cafierista, menemista y hoy pingüinista Telerman), que hace su labor contra el trabajo esclavo y denuncia a una empresa como Kosiuko, y entonces, se lo obliga a renunciar. ¿De que gobierno progresista habla Telerman? ¿Esta es la administración que defiende Hebe de Bonafini? El populismo gobernante, en todos los distritos, no es más que el comando estatal del capital que conduce la guerra social neoliberal, pero por medios progresistas. Con discurso centroizquierdista de ocasión; ¡No les queda otra!, Venimos de un ¡QSVT!

1. El PBI no para de crecer, hay superávit fiscal, pero a los jubilados se le toma el pelo anunciando un aumento de haberes recién para el 2007.
2. La actividad económica es superior al ’98, pero la pobreza y la indigencia también. Es decir, Peor que con Menem.
3. Se consolida el modelo del “working poor”, el 55.5% de los trabajadores son pobres. ¿No era que el capitalismo se distinguía por la capacidad de consumo? Si, claro, a Cristina de Kirchner se le olvidó decir del consumo de unos pocos, a costa, del hambre de los demás.

4. Hoy, 12.1 millones, uno de cada tres argentinos, sigue viviendo en la miseria.
5. Y de los 12.1 millones, nada menos que 4.3 millones, son indigentes.
6. Perduran 1.6 millones de trabajadores negados por el capital (desocupados) que no reciben ningún plan social.
7. Otro tanto cobra la irrisoria suma de 150 pesos o 50 dólares, o sea, casi la tercera parte de la línea de indigencia.
8. Recordemos que la línea de pobreza para dos adultos con dos hijos está en 861.18 $ (287.06 u$s), y la cota de indigencia es de 391.44 $ (130.48 u$s). Mientras una canasta completa de bienes y servicios no baja de 2.200 pesos (733 dólares).
9. Se triplicaron las villas miseria: En los últimos cinco años el conurbano pasó de tener 385 asentamientos precarios a más de 1000. “El País en Serio”, una Palestina de la burguesía nacional y popular. ¡Kirchner lo hizo!
10. ¿Esta es la sociedad de consumo cuya doctrina resulta superior al comunismo? Por lo visto, para un tercio de los argentinos el capitalismo es un caos. Un oprobio genocida administrado por políticos como Cristina Fernández de Kirchner.

11. Son récord los procesados por luchar bajo el gobierno de Kirchner. Al igual que las torturas en comisarías y prisiones. La policía mata impunemente como nunca.
12. La distribución de la riqueza es peor que en el 2001. Los asalariados pasaron de percibir un escaso 32% del PBI, a un impúdico 24 por ciento.
13. El 10 % más pobre se queda con el 1% de los ingresos totales. Mientras que el 10 % más rico se apropia del 37.1%. Peor que con Menem en el ‘97, cuya distancia era de 32 veces entre los más pobres y los más ricos.
14. ¡Así es el progresismo! ¡Este es el desarrollismo Nacional & Popular! ¡Qué linda la sociedad de consumo!

Consecuentemente, bajo el nuevo genocidio social en democracia (aunque fueran presos todos los responsables y colaboradores de la última dictadura militar), el sistema de la compraventa del hacer humano (el capitalismo que tanto alaba la senadora Cristina Fernández), en los últimos 23 años (y ahora con un “Gobierno de los derechos humanos”) renovó las formas del genocidio.

El capitalismo es un sistema social que genera y regenera expoliación, cárcel, hambre y muerte.

 ¿Cuándo van a rendir cuenta los jueces que no visitan nunca las prisiones donde tienen encerrados preventivamente al 75 por ciento de los reclusos sin sentencia? Cárceles que son campos de concentración en democracia. La vía posfordista al Gulag capitalista.
 ¿Cuándo serán juzgados los magistrados que recluyen a 19.579 chicos internados en institutos de menores, el 85%, bajo la hipocresía de “causas asistenciales o sociales”, cuando en realidad, se los encierra porque han sido descartados?

 ¿Quién enjuiciará a los políticos que regalan los últimos reservorios petroleros?
 ¿Quién acusará a los patrones que tienen a la mitad de los asalariados por debajo de la línea de la pobreza y a otro tanto en negro?
 ¿Pedir justicia es utópico? ¡Bajo la centroizquierda sin dudas! Hoy, es más utópico luchar por el progresismo que por el anticapitalismo. Una es una utopía reaccionaria, la otra, revolucionaria. La primera, hace rato que dejó de ser -siquiera- un proyecto reformista de embellecimiento de la Matrix; en cambio, la segunda, apuesta al cambio social de raíz.

Y un cambio profundo, antisistémico, es una transformación -antes que nada-, de las relaciones sociales de acumulación, producción, circulación y consumo dominantes. Por más buena voluntad que haya en cada compañero y compañera anticapitalista en generar nuevos lazos personales y grupales; su labor, si no interrumpe la cadena de plusvalor, se transforma en el trabajo de Sísifo en un averno capitalista. Una y otra vez tiene que recomenzar, para una y otra vez fracasar irremediablemente. Las condiciones objetivas de reproducción del capital y su sociedad, están blindadas contra las mejores intenciones subjetivas. Por su puesto, que el cambio social no está sólo en manos del activo. Una revolución es una la tarea ciclópea para la multitud. Donde, para poder conquistar la emancipación social y personal, lo objetivo y subjetivo tiene que sufrir, al unísono, un cambio completo.

Es por esto que, aunque se desmantelara la SIDE y se creara otra “nueva” o cualquier sucedáneo; se disuelva la bonaerense pero no desaparezca la policía; se limpien de cuadros procesistas las fuerzas armadas y de seguridad pero continúen existiendo; estos dispositivos capitalistas serán irremediablemente criminales y enfrentados antagónicamente a la lucha por la liberación de la multitud trabajadora.

Mientras no lo necesite, el estado terrorista no actuará como el terrorismo de estado de los ’70. Se encargará de sitiar los barrios calientes con la gendarmería, la policía continuará matando sumariamente a la juventud excedente, progresará el Capital-Criminal, encarcelará a las fracciones de clase de la multitud condenada a la miseria que delinque por su cuenta; y se mantendrá expectante, para intervenir, en el momento decisivo de la lucha de clases y salvar el orden patronal cuando se vea acosado por la insurrección de masas y sus nuevos organismos de poder popular. Pruebas al canto: El 20 de diciembre de 2001, las Fuerzas Armadas y el ministro de Defensa elaboraron un plan de contingencia para restablecer el orden en el país. Llegado el momento estaban dispuestos a volver a enlutar con ríos de sangre la república Argentina. (Ver Iñigo Carrera y María Celia Cotarelo, “Génesis y desarrollo de la insurrección espontánea de diciembre de 2001 en Argentina”).

Es decir, que todas las luchas por los derechos humanos, desde el ‘83 hasta hoy, han sido luchas de resistencia. Necesarias, por momentos impetuosas, esclarecedoras del terrorismo de estado del pasado, pero incapaces de articular una propuesta global antagónica al estado terrorista del presente. ¡Como llamarlo, sino, a un estado que elimina por día más de cien argentinos por causas evitables! ¡Cómo no va a ser terrorista un estado que cuando sus hambrientos cortan las calles se le manda la represión, y cuando los estudiantes se oponen a la asunción de un rector procesista los apalea la burocracia sindical al servicio del gobierno! ¡No es terrorista este estado posfascista que conduce una sociedad donde el 20 por ciento, 7.7 millones, gana un dólar por día! ¡Y de este 20 por ciento, hay argentinos que no ganan un sólo peso, y otros apenas llegan a los 140 pesos por mes, lo que da un promedio, para este 20% de menesterosos, de 2.75 $ diarios! ¡Hay otros 4 millones que integran la nueva clase obrera, el “working poor” o la pobreza con empleo post 2001: empleados no registrados, cuentapropistas, subempleados y hasta empleados en blanco con sueldos de indigencia! ¡Un estado cuyos soberanos que trabajan, el 30 por ciento, 4 millones, gana menos de 400 pesos por mes! ¡Cómo denominarlo, sino terrorista, a un estado que planifica una carnicería como la del 26 de junio del 2002 en Avellaneda! ¡Cómo no señal al Capital-Ejecutivismo que gobierna por decretos, como un estado de excepción permanente o estado terrorista!

La “Exceptocracia” es la contracara de la “Excedentocracia”. Un estado de excepción que gobierna la reproducción social de la vida y las masas de sujetos sobrantes. El estado es el partido del capital, la dictadura del partido del capital, el partido de estado de los patrones. Un estado terrorista, que perpetúa una acumulación originaria permanente mientras garantiza la fuga de capitales perpetua. Las sucursales extranjeras tienen ganancias superiores a los ’90, mientras los niveles de inversión son inferiores a los de la década pasada. En 2005 las utilidades y dividendos sumaron 3.646 millones de dólares. Y en el primer trimestre del 2006 las remesas triplicaron las del primer trimestre del 2005. Repsol, pasó de tener una renta de 400 millones de dólares entre 1992 a 1998, a 2.000 millones de u$s entre el 2000 y el 2002. Desde el 2004, bajo el gobierno de Kirchner, los sectores industriales siderúrgicos, alimentarios y químicos recompusieron sus ganancias. La inflación de los precios mayoristas en un 138.6% desde el 2002, y la consecuente caída del poder adquisitivo de los que viven de su trabajo, la acumulación originaria iniciada con la devaluación de los salarios y niveles récord de plusvalía, le hizo rendir frutos extraordinarios al Capital.

Pese a que hay crecimiento del PBI a tasas chinas, la falta de reinversión de capital con tasas similares a los ’90 hace recurrente la necesidad del aumento de la productividad del trabajo. Una intensificación de los ritmos de producción (plusvalía relativa), en simultáneo, con un alargamiento de las jornadas (plusvalía absoluta). Ambas, se reflejan, en una caída promedio del 30 por ciento de los salarios en comparación al 2001. La fuga de capitales (los 122.000 millones de dólares que los burgueses tienen en el extranjero ante el temor que le provocó la lucha de los trabajadores en los ’70 y la reedición posmoderna de perderlo todo tras el QSVT), repercute en la necesidad del capital de mantener tasas excepcionales de ganancia, para compensar, en el mercado interno, el ahorro del trabajo robado que fuga al exterior. Este modelo predador y vaciador del capital, agudizado en la era posfordista, obliga a una reducción fabulosa del trabajo socialmente necesario para aumentar incesantemente el trabajo socialmente excedente. El precariado y el terciariado son las encarnaciones obreras principales en la era del dominio realmente capitalista del trabajo por el capital (subsunción real). Un forma extraordinaria de ahorro de salarios, o capital circulante, aumento del capital fijo, sobreexplotación y una forma-estado terrorista.

Una inédita pobreza asalariada, las masas superfluas de trabajadores negados (que ni siquiera son útiles como esclavos para vender su fuerza de trabajo por un salario), y media población laboral en negro; resultan para el capital y su estado el contenido subjetivo (pobre, excedente e intermitente) de la objetiva irrepresentabilidad de la mayoría de la multitud. Tornando al régimen político en mero agenciamiento para la segmentación, disciplinamiento y control de la fuerza de trabajo pobre, desindicalizada y precaria; y por lo tanto limitada, cuando no incapaz, de ser mediada por el sistema estatal de partidos.

La conclusión de la nueva forma estado no deja de ser evidente. Del Capital-Parlamentario mediador en decadencia tras la insurrección del 2001, de la abstención electoral, la acción directa y el asambleísmo, de la irrepresentabilidad de la mayoría de la clase (real o potencialmente trabajadora); el estado, deviene en una administración Capital-Ejecutivista o bonapartismo posmoderno. Mera gerencia de una sociedad fordista decrépita, que precisa, imperiosamente, la coacción de un estado terrorista porque su viejo consenso keynesiano está en ruinas. En las últimas elecciones municipales en Santiago del Estero el Frente Cívico no ganó las elecciones sino que triunfó el VOTO por NADIE. El Frente Cívico del Gobernador radical Zamora, un mimado de Kirchner, salió segundo; si se cuenta, como corresponde, el porcentaje de votos que sacó sobre el total del padrón. El Frente para la Victoria (el kirchnerismo puro) salió tercero, y el peronismo (PJ) último. De un padrón total de 376 mil electores, casi la mitad, no votó por ningún candidato. Es decir, que la abstención, el voto en blanco y nulo, no sólo no descendió, sino que aumentó en comparación a la última elección. La multitud no come vidrio. La crisis de hegemonía sigue abierta.

La simultaneidad de la subsunción formal y real, el dominio incompleto y completo, el sometimiento relativo y absoluto del trabajo en el capital, el fordismo y el posfordismo; provoca que conviva la sociedad de vigilancia y control al mismo tiempo. Es por ello, que el estado terrorista es el régimen político de una sociedad carcelaria fordista y seguritaria posfordista. El estado, lo que no puede controlar lo vigila, a quien no puede alimentar lo recluye, lo que no puede domesticar lo reprime. ¡Esta es la verdadera inseguridad de la multitud! El estado terrorista o posfascista es la nueva figura que mixtura, al mismo tiempo, la vigilancia de la producción de plusvalía absoluta del obrero masa, el control de la producción de la plusvalía relativa del obrero social y la vía seguritaria contra la fuerza obrera excedente.

Es “tendence” del capital, la autonomización del trabajo muerto como capital “fixe”, la informática como paso posterior a la más avanzada tecnología mecánica fordista, la robotización de las fábricas, la objetivación del trabajo difuso del intelecto general (“general intellect”), es decir, una revolución permanente del capital; y su contracara: la autonomía subjetiva de la fuerza de trabajo psíquico, del capital circulante como cerebro colectivo, del individuo social, del trabajo inmaterial, afectivo y cognitivo, virtuoso y comunicativo, cooperante, común y biopolítico; por lo tanto, de un masivo y común intelecto general, es decir, una revolución permanente del trabajo de la multitud.

El capital, como dominio de la vida social y fuerza productiva, y el estado, como biopoder de esta biopolítica; puede ser entendido, como la tendencia hacia la subsunción real de la sociedad productiva en la mercancía, la subordinación completa del trabajo en el capital, del comando mercantil en lo político, de este en el estado, del estado en poder administrativo, del ejecutivo en poder policial terrorista, y de este último, en dispositivo militar o terrorismo de estado.

1. ¡Cómo llamarlo sino terrorista, a un estado al que le sobra plata para regalarle a la patronal como bajo el menemismo! ¡Y le entrega respectivamente (a fieles representantes de los dueños de la Argentina de los ’90) la concesión hasta el 2023 de Aguas Cordobesas al Grupo Roggio; y el Belgrano Cargas al Grupo Macri, con un subsidio (eufemismo de obsequio) de 22.5 millones mensuales! ¡Mientras que, el 62 por ciento de los argentinos no tiene cloacas, el 58 % vive sin gas natural, el 47 por ciento está sin cobertura de salud y el 33 por ciento no tiene agua potable!
2. ¡Cómo no llamarlo terrorista cuando ejecuta un genocidio de nuevo tipo, el genocidio de las masas sobrantes sin futuro!
3. ¡Cómo nombrarlo, sino como terrorista, a un estado que dentro de sus fronteras se suicidan 3.000 personas; y se matan, un poco cada día, con pasta base más del 50 por ciento de los jóvenes de barrios completos del sur bonaerense; producto, de la pobreza estructural que el estado generó!
4. ¡Cómo llamarlo, sino terrorista, a este estado que permite la muerte de niños por desnutrición!
5. ¡Cómo no llamar terrorista a un estado que tolera 410.000 accidentes de trabajo por año!
6. ¡Cómo llamar, sino repugnante, esta democracia cuyos gerentes gastan más en la Copa Davis que en urbanizar las villas del barrio de Lugano!
7. ¡Cómo no acusar de estado terrorista al que con sus viejos ejecuta un “gerontocidio” y con sus menores un “infanticidio”!

¡Cómo no denominarlo terrorista cuando bajo su poder desaparece Julio López!

30 de septiembre de 2006

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