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:: BroTe ConsTiTuyenTe del Poder de la MulTiTud: La Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú

19.10.06

Nota: para leerlo con hipervínculos, remitirse a la página de NPH.

Brote consTiTuyenTe
del poder de la mulTiTud

La Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú

“El estado como titular del más extraordinario de todos los monopolios, esto es, del monopolio de la decisión política, está por ser destronado.”
Carl Schmitt.

“No más. El siguiente paso del EZLN no sólo no iría encaminado a hablar y escuchar a los de arriba, sino que los confrontaría radicalmente. Es decir, el siguiente paso del EZLN iría contra todos los políticos. (..) El responsable de nuestro dolor, de las injusticias, desprecios, despojos y golpes con los que vivimos, es un sistema económico, político, social e ideológico, el sistema capitalista. (..) Un movimiento que una las luchas en contra del sistema que nos despoja, nos explota, nos reprime y nos desprecia como indígenas. Y no sólo a nosotr@s como indígenas, sino a millones que no son indígenas: obreros, campesinos, empleados, pequeños comerciantes, ambulantes, trabajador@s sexuales, desempleados, migrantes, subempleados, trabajador@s de la calle, homosexuales, lesbianas, transgénero, mujeres, jóvenes, niñ@s y ancian@s. (..) La política arriba era, y es, de acceso restringido, sólo pueden estar ahí los partidos políticos y el papel del ciudadano es el de un espectador silencioso. (..) La opción que se estaba imponiendo en toda América Latina (con el paso de los proyectos neoliberales a las manos de gobiernos de “izquierda” que garantizan la “lubricación” de la barbarie capitalista). (..) Los partidos políticos han dejado de existir, ya sea por el proceso de asimilación de la clase política al crimen organizado, ya sea por que no son más que el paraguas electoral de tal o cual caudillo. Ahora difícilmente son algo más que el “cóctel” donde se mezclan empresarios corruptos y criminales con o sin cuello blanco. ¿El programa, los principios, los estatutos? ¡Vamos!, eso es para radicales infantiles y “ultras”. Una, que para librar esa lucha se requiere de la construcción de un movimiento social-político autónomo e independiente. Y la otra, que arriba no hay solución de fondo. (..) Si no hay alternativa de abajo, los de arriba terminan por arreglarse y darse un nuevo respiro. (..) Ya no sólo conocer, difundir y enlazar entre sí las resistencias que hay en nuestro país contra el sistema capitalista, sino irnos organizando ya en torno a ese plan, su contenido, sus objetivos y los pasos y modos para cumplirlo”.
L@z zapatistas y la Otra: extracto de “Los peatones de la historia”. Ejército Zapatista de Liberación Nacional, Comisión Sexta,
Subcomandante Insurgente Marcos. México, Septiembre del 2006.

Cortes y quebradas:

1.- Arriba y a la derecha el Capital, abajo y a la izquierda el Trabajo
2.- Ecología y Asambleísmo, más allá del Capital

A un mes de la desaparición de Jorge Julio López, y mientras avanza la Asamblea de Gualeguaychú, el personal del Hospital Francés resiste su vaciamiento en beneficio del Capital-Sanitarismo.

1.- Arriba y a la derecha el Capital, abajo y a la izquierda el Trabajo

“Los cortes de ruta son funcionales a las empresas y deberían levantarse inmediatamente”.
Jorge Busti, gobernador de Entre Ríos, kichnerista, 13/10/06.

“Siempre estuve en contra de esta modalidad de reclamos”.
Roberto Lavagna, ex ministro de economía de Kirchner, 14/10/06.

“Es una metodología equivocada”.
Mauricio Macri, diputado nacional, Compromiso Para el Cambio (PRO), 14/10/06.

“No se puede someterse a la justicia y no acatar lo que dice”.
Elisa Carrió, diputada nacional, Argentina para una República de Iguales (ARI), 14/10/06.

“No avalo los cortes de ruta como método de lucha”.
Jorge Sobisch, Movimiento Popular Neuquino (MPN), gobernador de Neuquén, 14/10/06.

“Si Gualeguaychú se sometió a la estrategia jurídica del gobierno no es el momento de poner piedras”.
Ernesto Sanz, jefe de bloque de la UCR en el senado, 14/10/06.

“En la asamblea no hay dirigentes a convencer, tiene procedimientos muy democráticos”.
Romina Picolotti, Secretaria de Medio Ambiente Argentina, 12/10/06.

“Los cortes son irracionales e ilegales. Se han perdido todos los parámetros en el conflicto bilateral por las papeleras”.
José Mujica, ex tupamaro, Ministro de Ganadería uruguayo, 10/10/06.

“Supongo que el gobierno tendrá decidido tomar las medidas, como lo hizo frente a otras interrupciones de circulación en distintos lugares de la Argentina, particularmente en el sur del país, un tiempo atrás”.
Mariano Arana, Ministro de Medio Ambiente uruguayo, 10/10/06.

“¡¡¡Advertencia!!!: Los pueblos de la Cuenca perdemos la paciencia”.
Bandera en el corte de Gualeguaychú, 14/12/06.

“Este gobierno no nos representa”. “Que Kirchner traiga el dinero que se llevó afuera y con eso tenemos para pagar tres años de corte”. “Basta de bastones largos para acallar al pueblo”. “Habrá medidas más fuertes que el corte de ruta, medidas en la vía fluvial.”
Asambleístas de Gualeguaychú, 13/10/06.

La “clase” política está excitada. Que la multitud haga política la saca de quicio.

Sus apelaciones a una democracia participativa y de alta intensidad no son más que una farsa. La simulación democrática, la disolución del estado de derecho (por medio del estado de excepción que gobierno por decretos y la administración discrecional de los recursos), suspende las funciones del Congreso de la república burguesa, atentando contra la supuesta -y sacrosanta- división de poderes. Esto demuestra que: la violación “excepcional” de la ley se ha vuelto rutina para el propio estado, ahora el estado de excepción es la regla y la república Post-Pacto de Olivos entre radicales y peronistas del ‘94, que exploto en el 2001, da paso a una república imperial.

Contemporáneo con el reingreso a la ruta de la Asamblea de Gualeguaychú, el gobierno de Kirchner nos daba otra muestra de su perversidad. Sergio Omar Muhamad, el fuerza de choque fascista del peronismo, ¿?Había dirigido el 6 de octubre la columna “K” en la marcha por la aparición con vida de Julio López¿? Unos días después, en el Hospital Francés, al grito de “Somos la gloriosa JP”; el estado manda a “Sergito” y su patota a romperle los huesos a quien se interponga a la intervención kirchnerista del nosocomio, y después a Hebe de Bonafini para consolar a los que le partieron la cabeza. El reprimir a los trabajadores del hospital, un diputado nacional y periodistas; y la Plaza de Mayo y el Congreso Nacional vallado “sine die”, son los síntomas y símbolos de un estado de excepción permanente y del gobierno kirchnerista como bonapartismo posmoderno. La desaparición de Jorge Julio López, la andanada de amenazas y las torturas a militantes en una comisaría por pedir por su aparición con vida, y de la mano del diputado Remo Carlotto el rechazo del parlamento para crear una comisión investigadora sobre la desaparición de Julio López; todo esto, va dejando al descubierto que “La Simulocracia”, la falsa belleza por la lucha de los derechos humanos, encubre el rostro más siniestro del Capital-Parlamentario: la de un estado de excepción perpetuo o estado terrorista.

Mientras tanto, en San Vicente, en el día de la lealtad peronista, Sin trabajadores ni pueblo; sólo con burócratas y sus fuerzas de choque, los muchachos de las 62 Organizaciones aliadas al gobierno, además de rendir culto a la necrofilia de la momia de Perón, no se olvidan de los vivos y dirimen sus diferencias ínter burocráticas a puro balazo. Son los herederos del neovandorismo de la CGT, los cómplices de aniquilar a los “zurdos infiltrados” en el Movimiento Nacional Justicialista en los ’70. Eternos burócratas en los sindicatos, Los “Gordos” y los “Moyanistas”, peronistas y menemistas, duhaldistas y kirchneristas, siempre preparados para cobijarse donde calienta el sol del poder. Los disciplinadores de la clase trabajadora, los dirigentes patronales del movimiento obrero organizado por el (in)-justicialismo desde el poder. Y co-protagonistas (con la policía, la SIDE, el ejército y las Tres A de Isabel Perón), de la creación de los centros clandestinos de detención y la desaparición forzada de 600 compatriotas durante la democracia fordista del capital. Aligerando el camino, con sangre combativa, de la futura autopista de exterminio sistemático de la dictadura genocida del capital iniciada el 24 de marzo de 1976. Secuestros, torturas y homicidios de la democracia peronista de los ‘70, por el que el régimen posfordista Capital-Parlamentarista, desde 1983, no ha rendido cuenta. Un movimiento obrero anticlasista, cipayo y traidor, por el que suspira toda la “crema” de la Nueva Clase, y por el que estará eternamente agradecido los empresarios. Todo un reaseguro mercantil, contra las utopías libertarias de la clase que vive de su trabajo. Gremialistas todo terreno, desestabilizadores de gobiernos, camisas pardas multiuso, socios en los negocios con el estado y el capital, millonarios, corruptos y asesinos.

Unos días antes a que acontezca toda esta lindura de la liturgia peronista exhibida en San Vicente, los legisladores -del amplio espectro que va de la derecha a la centroizquierda-, cierran filas contra la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú. El gobernador Busti y el presidente Kirchner, por el momento, no mandan la represión, pero si la vigilancia judicial sobre el corte.

La mass media, (que hizo causa nacional con “K” cuando el 5 de mayo en el Corsódromo creía que había logrado encauzar estatalmente la protesta y borrado el poder constituyente de la multitud), ahora, con la misma rapidez que avalaron al poder ejecutivo, giran con él, y atacan a mansalva a la asamblea.

La justicia procede como una Gestapo posmoderna. Fichaje de asambleístas, identificación de “cabecillas” y vídeo vigilancia. ¿Pero este no era el gobierno de los derechos humanos? ¿Por qué el derecho a la protesta tiene que ser vigilanteado por la justicia?

Todos y todas sabemos que la acumulación de información por parte del poder tiene un solo fin: utilizarla para reprimir llegado el momento oportuno. Para atestiguarlo, basta recordar que las bases militares siguen con el espionaje político como en épocas de la dictadura castrense. Recabando y archivando información por vía estatal y para-estatal. Pero aún así, no hay que naturalizar el panóptico posfascista del estado terrorista del presente. Esta actitud autoritaria es un asco, y hay que decirlo con todas las letras.

¿Por qué, la mayoría de la “mass mierda”, legisladores, jueces y los poderes ejecutivos, están contra la multitud asamblearia?

El rosario de críticas contra la asamblea comienza en que la misma no puede reclamar judicialmente, para luego, retomar la acción directa. ¡Error!, la utilización en simultáneo y en lo sucesivo de las vía de hecho y derecho es consustancial al comportamiento político del nuevo sujeto social postfordista.

Las normas se basan en costumbres comunes, en comportamiento compartidos, y el primero de ellos es la obediencia a la ley. Las acciones de la multitud en los últimos 10 años, pero sobre todo después del 2001, indica que (con la modificación en la morfología de la composición técnica del trabajo y el capital, y su correspondiente alteración en la composición política de la fuerza viva del hacer y del estado), las costumbres cambian, y que la desobediencia a la vieja ley llegó para quedarse.

El Estado-Capital esta cargado de leyes, pero resulta, cada vez más carente de una estructuración normal de las relaciones sociales sobre los que se funda su ley. El trabajo no saca de la pobreza a la mayoría, el precariado es la norma y a otros se les niega hasta “el derecho” a ser explotados. De allí, la impugnación de los sindicatos por parte del nuevo movimiento obrero, la reivindicación de la práctica piquetera y el asambleísmo laboral extra gremial. El voto es obligatorio pero la abstención es cada vez mayor. Y lo que el poder no puede obtener por las urnas lo busca con el garrote. Cuando el león no puede avanzar, se detiene a tomar aire, y muda a su piel de zorro para golpear más fuertemente después. ¡Y este es un fenómeno mundial!:

1. Este año fue récord la abstención electoral en Israel, 40 por ciento. Ahí hay que buscar la premura en desarrollar una guerra exterior para reforzar la maltrecha “gobernanza” local, la reciente invasión de Palestina y el Líbano y la caída del presidente de Israel ante la derrota militar.
2. Colombia, 50% de abstención. Y la cada vez mayor simulación de la representación democrática de la multitud, y la correspondiente ronda de diálogo del presidente Uribe con la guerrilla que gobierna un tercio del país.
3. México, 41 por ciento no pasaron por las urnas. Y el avance de la “Otra” Campaña neozapatista y, en paralelo, el cerco represivo en Atenco y Oaxaca.
4. Elecciones en la provincia Argentina de Santiago del Estero, 42 % no fueron a sufragar. Experimento fallido del triunfalismo “K”. Obligando a acelerar a nivel nacional la “Concertación Transversal” ante un tinglado Capital-Parlamentario cuyo consenso está debilitado como en el 2001. Y entonces, la Justicia encarcela y reprime para acallar la protesta social cuando las luchas se autonomizan del estado como en Villa Lugano, o el conflicto por las mineras en Catamarca; sumado, a las torturas en comisarías y cárceles a los recluidos del capital, y las amenazas de estar “marcado” a los nuevos activistas estudiantiles.

La delegación del poder es obligatoria, pero el sujeto social se autonomiza y no cede su soberanía. La creencia en el sistema Capital-Parlamentario resulta reemplazada por el desprecio. Es decir, mucha vieja ley y poca regularidad de comportamiento para respetarla.

La soberanía asamblearia de la multitud es poder constituyente, y como tal, no distingue empiria de codificación, hechos de derechos. Su “auto-nomía” funda la ley. En cambio, el Estado-Capital, es poder constituido. Un poder anquilosado, desfasado, caduco. Sus leyes son pura letra muerta. Sus normas quedan derogadas por la autosoberanía de la multitud. Su poder es “heterónomo”, extraño, extranjero para la multitud, y en particular, para el “general intellect”.

La multitud está repleta de nuevos códigos comunes pero carece de leyes propias. No posee institucionalidad, un cuerpo de normas compartidas, una constitucionalización del nuevo sujeto social. Se cortan rutas contra las políticas del estado, pero se apela a él, para que solucione las demandas. No se cree en las instituciones del Capital, pero no se afianzan las instituciones del poder popular. Se sabe que el capitalismo es el responsable de la degradación de las especies y la biosfera, pero no se avanza articuladamente hacia el anticapitalismo. Es decir, un comportamiento ambivalente de la multitud. Por ahora, poca ley propia, poca institucionalización del “auto-nomos”; pero en cambio, abundante regularidad de nuevos y comunes comportamientos que precede a toda nueva ley.

En el asambleísmo se expresa la fuerza viva del trabajo, en el estado la fuerza muerta del capital. En el asambleísmo se recupera la política, en el estado se la secuestra.

El asambleísmo ha sido el modelo organizacional de la multitud más difícil de cooptar por el poder. ¿Porqué la designación de la abogada Romina Picolotti no produjo los mismos resultados que la incorporación de Luis D’elía? ¿Por qué no se desactivó el movimiento asambleario de Gualeguaychú igual que la Federación de Tierra y Vivienda (FTV)? Esto es así, porque en la asamblea de Gualeguaychú hay autonomía y horizontalidad; en cambio, en las organizaciones Nacionales & Populares como la FTV, el Movimiento Evita y Libres del Sur, hay heteronomía y verticalidad.

La multitud es el Uno de los muchos expresados directamente en la asamblea. En cambio, el pueblo es el Uno de los muchos representado indirectamente en el estado. La multitud tiene referentes electos, “vis-à-vis”, frente a frente, por sus propios organismos de lucha y son permanentemente revocables. Por el contrario, el pueblo tiene dirigentes electos por la “rosca”, la componenda partidaria de la mesa chica, y luego son mediatizados por el voto; y encima, cuando llegan al estado se atornillan en sus sillones. La multitud es autónoma, hace sus propias leyes; contrariamente, el pueblo tiende a la heterenomía, a respetar las leyes que hacen los otros, los elegidos de la clase política, los profesionales del poder, toda una Nueva Clase. La multitud es cínica y antagónica a las instituciones del capital, el pueblo es crédulo y resignado.

En la Argentina, en la democracia moderna post ’45, gobierna la subsunción formal del trabajo en el capital. El pueblo compone principalmente la columna vertebral que soporta todo el peso del fordismo, es especialmente obrero, manual, masculino y peronista. En contraste, en la democracia posmoderna de la multitud, gobierna tendencialmente la subordinación real del trabajo en el capital. La sustancia que la constituye es la carne y el intelecto que reproduce el capital posfordista. Un cerebro colectivo de masas. Su trabajo es primordialmente inmaterial: cognitivo y afectivo, lingüístico y artístico, compuesto por todos los géneros y mayoritariamente no se reconoce peronista.

La vieja fuerza laboral del obrero masa, ocupado y desocupado, es el verbo hecho carne en el asalariamiento y clientelismo mediado por los sindicatos y partidos en el estado. Sus dirigentes son estatalistas y capitalistas. Al contrario, la nueva fuerza laboral, el trabajador social, precario y negado, es el conocimiento social que se encarna en la asamblea sin que nadie medre con su representación. Sus referentes son desobedientes al estado, y como tales, intuitivos o concientes anticapitalistas.

2.- Ecología y Asambleísmo, más allá del Capital

“La lengua del hombre es una trompeta de guerra y sedición”.
Thomas Hobbes.

“El lenguaje verbal es además, y no obstante, la matriz de reglas compartidas”.
Paolo Virno.

“Si a la vida, no a las papeleras. Tenemos que luchar para que no se instalen, si se instalan luchar para que no trabajen, si trabajan tendremos que luchar para que cesen y se vayan”.
Consignas de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú.

En la Asamblea de Gualeguaychú se articula la unidad en la diferencia del nuevo sujeto social. La singularidad en lo común y lo común singularizado. Sus protagonistas evitan su radicalización hasta que una cosmovisión, con esa característica, no sea compartida por todos, o por lo menos por la mayoría. Impidiendo caer en la división de las cinco asambleas de Colón. El estado trata de cooptarlos y dividirlos, comprar referentes con contratos en la Cancillería, ocupando Kirchner el Corsódromo como proceso desconstituyente, nombrando a su abogada estrella Picolotti, inundando las asambleas decisivas con el envío de levantamanos pejotistas, ñoquis estatales y funcionarios de la nobleza de estado. Y como todo esto no funcionó, ahora avanza con la criminalización de la protesta, mandando el estado a la gendarmería para hacer el trabajo sucio ordenado por el fichaje judicial y motorizado por el poder ejecutivo.

Autoempleados de oficios varios y profesionales precarizados, pequeños comerciantes auto explotados, artistas e intelectuales, empleados estatales y estudiantes, trabajadores negados (desempleados) y asalariados privados, entre otros y otras. Existe una mixtura de clase, pero predomina las diferentes variantes del trabajo vivo de la multitud.

Gualeguaychú es un experimento social. Tributario de errores y virtudes de la práctica multitudinaria asamblearia post 20 de diciembre. En Entre Ríos, no pudieron conducir la lucha las viejas instituciones fordistas: sindicatos, colegios profesionales, funcionariado, partidos, cámaras empresariales. Cualquier integrante de estos organismos puede asistir, pero vale sólo por su singularidad. Ningún organismo externo, ningún prestigismo burocrático, burgués, pequeño burgués y de Nueva Clase manda sobre la asamblea. Y eso a la vieja sociedad fordista y estatal, a los medios masivos de (in)-comunicación, los políticos y empresarios, les quita el sueño y los enferma.

Si la Asamblea se mantiene firme en sus demandas tiene que chocar necesariamente contra el estado y el capital. La apropiación de los recursos naturales con una lógica exclusivamente basada en la ganancia no entiende de ecología y desarrollo sustentable.

El capital gobierna sobre el tiempo y el espacio. Para reducir los espacios, acelera el tiempo de circulación de la mercancía, y así, achica la distancia entre mercados. El espacio es el globo y el universo es el mercado globalizado. Cuando el espacio geográfico está colonizado procede a invadir el espacio biopolítico. Cuando no puede crecer en extensión, lo hace en profundidad. Se introduce hasta en los códigos genéticos, modifica las plantas y crea nuevas especies animales. Todo lo vivo para el capital pasa a ser pasible de obtención de plusvalor.

Los bienes públicos: bosques y yacimientos, ríos y aire, el humus y las especies, son fuente de ganancia. La matriz del capital es inexorablemente una lógica de acumulación. Poner en juego una inversión a cambio de producir más capital del arriesgado. Para ello debe producir plusvalía como sea, violar si hace falta los estados y las fronteras y hasta las propias leyes que el mismo creó. Nada está libre de caer en sus fauces de lucro y acumulación.

El capital hace de cada sociedad una formación económica, política y social mercantil. Una formación gobernada por las formas del capital:

a) La forma del hacer humano como mercancía que contiene el trabajo, sólo a los fines de expropiar su valor de uso.
b) La forma del dinero como vehículo del capital y su futura acumulación.
c) La forma de las finanzas y los créditos internacionales y nacionales (sea del Banco Mundial y el FMI, el BIRD y la banca de la República Bolivariana; o cualquier banco local, estatal y privado) para solventar nuevas fuentes de explotación.
d) Y la forma-Estado para garantizar su dominio por medio del gerenciamiento de la Nueva Clase.

El único resabio progresivo que tiene el capital es el de liberar tiempo libre al aumentar el capital “fixe”. Un tiempo libre, ocioso, actualmente solo aprovechable por la clase de los capitalistas. Pero este “sur-plus” de tiempo liberado del trabajo, es una creación de la multitud de la que podría gozar hoy mismo si desapoderara al capital del control de la vida, las cosas y la naturaleza.

El capital necesita imperiosamente avanzar para no perecer. De ser necesario, destruir naciones completas como en Irak y llevarse a la tumba 650.000 personas. Explotando decimonónicamente algunos territorios como fuentes de plusvalía absoluta como en las maquilas mexicanas y el trabajo esclavo en la Argentina; mientras tanto, deja en el camino legiones de parados a tiempo completo. Avanza con el capital fijo del trabajo muerto como tecnología, como autonomización de la mayor cantidad posible de trabajo necesario y fuente de la plusvalía relativa; aumentando así, el plus-trabajo, el plus-valor y la plus-valía.

El trabajo excedente es un más allá de la necesidad del animal humano. Un sacrificio innecesario si la economía estuviera conducida únicamente por la necesidad del individuo social y no por la ganancia privada. El fin del capital y su estado, el trabajo mercancía, el mercado-mundo, su beneficio privado y acumulación patronal; haría de cada humano un ser post-asalariado, post-capitalista, post-estatal. Transformándolo en una criatura multifacética que desarrolla sus múltiples deseos y actividades bajo la comuna asamblearia. El exclusivo valor de uso; o el uso, consumo y ahorro de todo lo producido más allá del capital, resulta el mejor resguardo para no dilapidar los bienes públicos y conservar el ecosistema natural.

Pero el primer sentido del capital es la producción de plusvalía, para que el trabajo acumulado como capital no se desvalorice. Y para ello, su frontera es el mundo. Tiene que poner en movimiento nuevas fuentes de plusvalor: el trabajo vivo de la multitud, la manipulación del genoma humano como biomedicina, y la modificación de los cultivos y el ganado como biotecnología. La apropiación de los ríos como bioenergía; la clonación de eucaliptos como bioplantaciones; y el control de la vida humana, que envuelve su empresa, como biopolítica. Todo un dispositivo de biopoder en las profundidades de los yacimientos de la tierra y sus océanos, en la superficie de los campos y ciudades, en el espacio y el ciberespacio, en la atmósfera y estratosfera. Si para progresar tiene que envenenar el planeta, no dudará, en seguir adelante.

A la asamblea se le presenta, una a una, todas las instituciones del capital para enfrentarla, desacreditarla y reprimirla. Desde lo local y nacional, regional y universal. Sean fuerzas ejecutivas y legislativas, judiciales y comunicacionales. Todos estos agenciamientos son organizaciones del capital. El gobernador y el presidente, la mass media y la justicia, el Mercosur y el Tribunal de La Haya, el Banco Mundial y la ONU. Cuando el populismo tiene que optar, siempre lo hace, a favor del capital. El populismo (esa mezcla de capitalismo concreto y socialismo retórico) calibra el conflicto y reúne información para llegado el momento, que la asamblea no ceda, desalojarla de la ruta.

Los argumentos de un gobierno progresista como el de Uruguay contra la Asamblea de Gualeguaychú son dignos del fascismo. Viejos dirigentes comunistas y tupamaros demandan a las sociedades que no intervengan en los cortes de ruta en defensa de la vida. Que participen en política, ¡Sí!,… ¡Pero sólo para votar! De lo contrario, son tildados de funcionales a la oposición, piqueteros, infiltrados, subversivos, y poco falta para que les caiga el mote de terroristas.

Los mismos históricos argumentos usados por la derecha ortodoxa, son re-utilizados por los gobernantes socialistas en el Chile de Michelle Bachelet, para asesinar mapuches, judicializar la lucha campesina, reprimir estudiantes y encarcelar okupas. O por los peronistas de Kirchner en Argentina, para mandar sus guardias pretorianas, los cuadros de la burocracia del capital como “Cuerpos Francos” de la represión estatal, y barrabravas para todo uso; militarizar los barrios calientes del conurbano y criminalizar los conflictos sociales. También están a la par los “Masistas” de Evo Morales en Bolivia, gestionando el neoliberalismo pero por medios “indigenistas”, mientras liberan la zona de Huanumi y permiten que sus aliados mineros cooperativos masacren mineros estatales. Y no nos olvidemos de los “Lulistas” del PT de Brasil, cuya máxima política de redistribución del ingreso para los indigentes es la entrega de mercancías por valor de un dólar (u$s1) diario por persona. Al mismo tiempo que el presidente se jacta “De ser el gobierno donde los empresarios más ganaron”, y el ejército y los escuadrones de la muerte barren a las masas supernumerarias en las favelas y los Sin Tierra, seres excedentes, que ellos mismos crearon.

¡Qué un movimiento integrado por progresistas (y autotitulados izquierdistas), nacionalistas populares y centroizquierdistas, defeccione; está dentro de las traiciones que sufren los pueblos! Pero que tantos al mismo tiempo lo hagan, demuestra, que hay comportamientos sistémicos que se inscriben en una lógica despreciable, autista y represiva. Propia de la forma-Estado terrorista del capital posfordista en busca de sus ganancias. Conduzca quien conduzca el gobierno.

18 de octubre de 2006

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