Oaxaca, Oax., 13 de noviembre. La lucha por la autonomía y la reconstitución de los pueblos indios de Oaxaca encontró cabida en la nueva estructura de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), luego que resolvieron incorporarse al consejo que surgió de su congreso constitutivo, a pesar de que hasta ahora ha sido un movimiento exclusivamente urbano y dominado por grupos políticos de la izquierda tradicional.
Esto, explicaron sus dirigentes, va a llevar la resistencia y el esfuerzo por la renuncia del gobernador Ulises Ruiz a las sierras y regiones más remotas en las ocho regiones del estado.
Pero, en congruencia con sus formas de organización comunitarias, los pueblos de zapotecos y mixes de la Sierra Norte no nombraron a sus consejeros durante el congreso constitutivo que concluyó hoy en la madrugada, sino que postergaron la decisión hasta la realización de una asamblea, que será el 19 de noviembre, para que sean las comunidades quienes elijan a sus representantes. La reunión será en Guelatao y participarán las microrregiones de Ixtlán, Villalta y Mixe.
Hasta el último minuto los dirigentes indígenas estuvieron valorando si se incorporaban al Consejo Estatal de Pueblos de Oaxaca o no. Finalmente decidieron dar este paso, convencidos de que la participación masiva y espontánea de miles de oaxaqueños en la rebelión de los últimos cinco meses rompió los esquemas de las viejas vanguardias dogmáticas y abrió espacios para una nueva práctica en las luchas populares.
En entrevista colectiva, varios líderes serranos Aldo González, de Guelatao; Adelfo Regino, de Alotepec-Mixe; Joel Aquino, de Yalálag; Fernando Melo y Manuel Suárez, del Sector Soogocho, y Fernando Soberanes, del Congreso de Educación Indígena e Intercultural afirmaron que nunca habían existido condiciones, como ahora, para unificar a las fuerzas de los pueblos indios con el resto del movimiento popular.
Esto se logró porque a pesar de la ineludible contradicción entre la verticalidad de la izquierda tradicional y la horizontalidad de la cosmovisión indígena, las bases que participaron en el levantamiento de la APPO entendieron rápido e hicieron suyos los principios de la comunalidad india. Y éste fue el aporte de los indios que abrió el horizonte del congreso constitutivo.
Este lunes en la madrugada, cuando el congreso ya había entrado en su recta final, surgió una controversia que ejemplifica esta contradicción. Los representantes del Frente Popular Revolucionario, mayoría en la dirección provisional de la APPO, propusieron que el líder de la ya disuelta organización guerrillera Procup, el octogenario Felipe Martínez Soriano, tomara protesta a los nuevos cuadros dirigentes. Los indígenas rechazaron la iniciativa y propusieron que fuera una autoridad indígena, que sí tiene mandato de su comunidad, la que tomara el juramento.
De modo que el antiguo rector de la Universidad Autónoma Benito Juárez sólo pronunció un encendido discurso rememorando el largo camino que ha andado la lucha y la resistencia de la izquierda. Y fue el presidente de la asamblea de San Juan Tobaa, de la región Soogocho de la Sierra Norte, quien tomó protesta. El zapoteco Melitón Bautista, que en su trayectoria ha recorrido el largo escalafón de cargos comunitarios de su pueblo, explicó en su discurso de clausura lo que significa el bastón de mando, el compromiso que implica para quien lo recibe, la necesidad de que los dirigentes no suplanten a sus bases sino que se asuman como servidores.
“De esto depende que el consejo estatal tenga éxito o no. Si no lo logra, puede llevar al movimiento a un callejón sin salida, como ocurrió con la dirigencia del magisterio oaxaqueño”, apuntó Joel Aquino.
“No va a ser fácil. El proceso de salir de la célula marxista leninista y estar con el pueblo al servicio de la comunidad apenas empieza. Pero hoy vimos un momento único porque están naciendo nuevas prácticas políticas”, añade Aldo González.
Entre las señales positivas que los líderes indígenas percibieron en el congreso estuvo la voluntad de la mayoría de incorporar conceptos que no estaban contemplados en los documentos iniciales: cultura comunitaria, ayuda mutua, servidores en lugar de dirigentes. “Esto fue bien visto y aceptado porque está en la raíz indígena que tiene la mayoría de la población urbana en los barrios, colonias y barricadas”, apuntó Adelfo Regino. Y es, agrega Soberanes, una influencia que desde el principio marcó la forma en que se sumaron masivamente las bases de la APPO. “Es un camino que viene de muy atrás.”
Todos los dirigentes, en algún momento, reivindican el principio aprendido de los zapatistas de Chiapas, mandar obedeciendo. Pero admiten que ha sido un aprendizaje mutuo. “A diferencia de lo que ocurre en Chiapas, donde el zapatismo surgió en comunidades indígenas pero nuevas, producto de la migración de los Altos a la Selva, en Oaxaca somos pueblos muy antiguos con una práctica de la resistencia y la autonomía no conciente pero también muy antigua. Ahora hay conciencia de esa resistencia, pero además hay propuestas”, explica Aldo. Y a pesar de que estas son las poblaciones más retiradas, menos educadas y con menos información, son quienes han vivido la política de izquierda más intensa. “Pero no como personas, sino como colectividad.”
Este proceso de llevar la resistencia oaxaqueña de la ciudad a los pueblos indígenas tendrá importantes definiciones en el Foro de los Pueblos Indígenas de Oaxaca, que tendrá lugar el 28 y 29 de noviembre. “Si para entonces Ulises Ruiz sigue en el poder, veremos qué acciones tomamos los pueblos. Nuestro modo no es el cierre de carreteras ni barricadas, porque seríamos los primeros perjudicados. El cómo está por discutirse. Lo seguro es que cualquier vía de lucha pacífica que se decida será totalmente unitaria.”
Aldo González sostiene que en las comunidades indígenas el poder del PRI tradicional ya está “quebrado”, aunque en días recientes el gobernador Ruiz ha logrado dar una apariencia de recomposición de sus fuerzas. “El modelo de gobierno en Oaxaca tuvo uno de sus bastiones de control en zonas indígenas a través del voto, mediante la dádiva y el paternalismo. Eso ya no funciona. Y el gobierno federal panista no ejerce el paternalismo, sino la imposición de un estado de derecho injusto.”
Para estos representantes indígenas fue ejemplar cómo, en el congreso constitutivo, la base del sindicato magisterial no se aisló de la APPO sino, por el contrario y pese a las fuertes críticas que se enderezaron contra su dirigente Enrique Rueda, no hubo ruptura, sino decisión de continuar la lucha aun en las aulas. Y, desde su óptica, queda pendiente también la incorporación de otros sectores de trabajadores oaxaqueños: obreros de los ingenios y la industria cervecera de la Cuenca y de las refinerías del Istmo y los pescadores de la Costa.