Acaba de ser publicada en la página de Clajadep (ver http://clajadep.lahaine.org) una entrevista a Humberto Cholango, dirigente de Ecuarunari y de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, que por su trascendencia hemos tomado de allí algunos de sus principales posicionamientos para resaltarlos y analizarlos.
La autonomía indígena no necesita de orientaciones desde afuera, eso es obvio, pero las lecciones que salen de allí son fundamentales para el desarrollo de la autoorganización en otros sectores sociales, en especial localidades campesinas y barriales, de modo que la reflexión sobre las posturas de Cholango y su comparación con las discusiones en la izquierda continental sobre el problema del poder, del partido, del Estado y las relaciones con los gobiernos progresistas, es una necesidad a la que estas declaraciones contribuyen notablemente.
En varios países, las comunidades y organizaciones indígenas se están preparando para asistir a la III Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas de Abya Yala. El lugar: el Municipio de Tecpán, Chimaltenango, Guatemala, un pueblo emblemático donde los indígenas lograron expulsar a los primeros invasores españoles, impidiendo así la instauración de la primera estructura del poder colonial. La fecha: del 26 al 30 de marzo de 2007. El objetivo: “contribuir al reconocimiento y ejercicio de los derechos de los pueblos indígenas de Abya Yala, así como la visibilización de las demandas de las organizaciones hermanas del continente, contribuyendo a la refundación de los Estados, a nivel nacional y continental, para que los pueblos indígenas tengan un poder real”.
- ¿Qué expectativas y qué resultados esperan de la Cumbre?
Nosotros aspiramos que en esta Cumbre se consolide un espacio indígena a nivel continental con una definición política bien clara: de soberanía, recuperar los territorios, que no sea una cosa impuesta desde los gobiernos o desde la ONGs sino que vaya generando un proceso de los propios actores, porque hemos estado en cumbres, a veces llamados por ONGs, gobiernos u organismos multilaterales, y nos han sometido a su agenda. Esperamos que ahora, con esta tercera Cumbre, podamos verdaderamente conformar una coordinación y una agenda continental, y empezar a trabajar fuertemente en el tema de los derechos de los pueblos indígenas.
Comentarios:
Cholango habla de una definición política bien clara: soberanía y recuperar los territorios. Es decir, que los territorios pasen a manos de las comunidades. Ello se vincula con los conceptos de autonomía y autodeterminación, que normalmente se han discutido, orientado y determinado desde arriba, desde los gobiernos y las ONGs, pero en este caso, al hablar de proceso de los propios actores, se busca la consolidación de espacios propios para el debate, las definiciones y las acciones.
No hay que hurgar mucho para distinguir en estas palabras a la corriente de autonomía social desde abajo que recorre y se extiende afirmándose en los más diferentes lugares del continente. Conocido es el pasado de invisibilización a que los estados han sometido durante más de 500 años a las comunidades, no sólo para someterlas, sino, y esto es materia de necesaria discusión y divulgación, para evitar que su ejemplo de formas de vida comunitarias sea recogido por las localidades para reorganizar la vida en medio de la marginalidad a que el sistema ha expulsado a la inmensa mayoría de la población rural y urbana. Algunas corrientes insisten aún en que la solución de los problemas populares pasa por una vuelta e inclusión al sistema que margina, sin aceptar que esa marginalidad genera justamente las condiciones para un reordenamiento económico y social por fuera de las instituciones del estado, el mercado y demás.
Algunos partidos insisten todavía en tratar de “representar” a la población o dirigirla para conducirla hacia proyectos de reordenamiento estatal, sin permitir que sean las propias comunidades, indígenas o no, las que determinen sus caminos, muchos lo hacen con el pretexto de que a los conglomerados sociales, organizados o no, les falta la ideología o la claridad de hacia donde se dirigen, como que desde la reflexión intelectual se pudiera sustituir la realidad agobiante que sólo necesita de procesos de autoorganización y auto conciencia para expresar la rebeldía innata de los oprimidos. Los partidos temen que sin su presencia, sean los partidos de derecha y la ideología sistémica la que se apropie de las mentes de las personas, negando así la capacidad y potencia creadora de la gente, mirándolas como entes alienados cuya única salvación sería asumir los contenidos de reflexión superior elaborados por las vanguardias.
Sin embargo, la porfiada realidad está demostrando que la autoorganización social más bien está resultando en notables iniciativas de agrupamiento y movilización popular desconocidos por los manuales, como en el campo mapuche, Oaxaca, Chiapas, Cochabamba, El Alto, Tambogrande, Orellana, Gualeguaychú, Neuquén, Mehuín y muchos otros. Las victorias electorales de la izquierda se están asentando en estos avances sociales, pero, en vez de estimularlos para el desarrollo de la autonomía social de las localidades y el poder popular, hacen ingentes esfuerzos para subordinarlos a la centralidad estatal, con el resultado de que las oligarquías levantan ahora la idea de la autonomización de regiones aprovechando la severa crítica que se hace desde abajo y desde la cotidianeidad en contra de cualquiera autoridad institucional.
Sigue la entrevista, parcialmente reproducida en este análisis:
- Usted habla de una coordinación y una agenda de los pueblos indígenas, ¿cómo se está planteando la conformación de esta red?
Nosotros como movimiento ecuatoriano llevamos una propuesta de conformar una coordinación continental pero conducida desde las organizaciones y desde una posición política anti-neoliberal, somos una organización que lucha por la reivindicación social y por el respeto a los pueblos indígenas. Queremos juntar las redes, pero no crear una burocracia internacional. Ya hay coordinaciones en Suramérica, Centroamérica y Norteamérica. En Sudamérica tenemos la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas y la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), en Centroamérica también hay una coordinadora de pueblos indígenas e igual en Norteamérica, entonces estas tres coordinaciones se deberían juntar y construir una sola agenda para las Naciones Unidas, para la Organización de Estados Americanos (OEA) y para otros organismos donde se discuten los problemas de los pueblos indígenas.
Comentario:
Muy importante la frase de que se quiere juntar las redes pero no crear una burocracia internacional, lo que entendemos que se trata más bien de nuevas formas organizativas, dependientes de las bases, de las organizaciones, y no de que buenas personas dirijan las mismas formas organizativas tradicionales que caracterizan a la izquierda que persigue el acceso al poder estatal y reproduce por ello la verticalidad y el autoritarismo organizacional.
Sigue la entrevista:
- Esta III Cumbre se desarrollará en condiciones especiales de América Latina, hay gobiernos de izquierda de distintos matices que han entrado al poder por medio de elecciones, ¿como mira esta nueva emergencia y qué posición debe tener el movimiento indígena?
Nosotros miramos con gran optimismo, los matices que haya entre los gobiernos de izquierda no deben dificultar el proceso de integración, lo que pasa es que ahora la integración de pueblos indígenas, de Estados o de otros espacios no debe ser una integración de declaraciones sino que debemos avanzar más allá, hacia una integración de los pueblos a niveles políticos, culturales, científicos. No como Estados Unidos propone, una integración para vender sus mercancías en nuestros países y saquear nuestros recursos naturales en beneficio de ellos, sino una integración en términos de equidad, que vaya a resolver problemas muy graves. Por ejemplo, en Sudamérica tenemos 90 millones de analfabetos, la mayoría de los cuales son indígenas. Tenemos el problema del acceso a la tierra: los trabajadores, los cultivadores accedemos solo al 10% de las tierras productivas, el 90% de las tierras están en otras manos. En el tema del manejo del agua, lo mismo. Son temas que debemos resolver. Esta integración de los procesos revolucionarios debe servir para resolver estos problemas, porque de lo contrario ¿de qué nos va a servir una revolución sin identidad?, porque no quisiéramos ser la parte folklórica de la revolución, sino que los pueblos indígenas queremos ser opción de poder. Los indígenas somos una sociedad colectiva, una sociedad socialista desde nuestro nacimiento como civilización e inclusive se podría decir comunista, nosotros vivimos en esa sociedad colectiva, buscando el bienestar común de todos, entonces no hay mucha diferencia en esto, pero ojalá muchos intelectuales de izquierda entiendan esto, porque nosotros somos un pueblo discriminado, perseguido, asesinado, estigmatizado, y a veces una parte de la izquierda ha caído en esto, como que el problema de la lucha de clases es lo único, también aquí hay un problema de reconocimiento, de identidad.
Comentarios:
Para el bronce resulta la pregunta de qué nos va a servir una revolución sin identidad. En efecto los pueblos indígenas, hasta antes de la victoria electoral de Evo Morales, eran considerados, y aún lo son, la parte folklórica de los procesos. En la revolución nicaragüense los miskitos -poderosas comunidades de la costa atlántica- no fueron respetados en su autonomía y fueron fácil presa de la contrainsurgencia yanqui y los contras organizados desde el Pentágono. En Venezuela (ver artículos recientes publicados en http://clajadep.lahaine.org) las comunidades originarias son tratadas como ciudadanos de segunda y aún reprimidas, como en la zona carbonera.
Las características comunistas de los pueblos originarios son ya indiscutibles a esta altura de los acontecimientos, como sucedió en Lacandona, donde un grupo de guerrilleros llegaron con el mensaje de la utopía y encontraron que allí se vivía la sociedad sin clases, y surge entonces (se insurge) el actual zapatismo. El ejemplo de organización y vida comunitaria de esos pueblos a lo largo y ancho del continente son nuestra mejor utopía, pero eso se hace difícil para los que aún se orientan por filosofías importadas de Europa, en especial si el sistema se ha encargado de reducir a la mínima expresión la existencia de las comunidades y sus formas de vida en los medios, la educación y la cultura, haciéndonos creer que los “cambios” deben hacerse según criterios racionalistas y deterministas que constituyen ideologías y paradigmas apriorísticos.
Ojalá muchos intelectuales de izquierda entiendan esto.
Ojalá.
Aquí no sólo Cholango, sino las comunidades en general hacen un llamado a los intelectuales para que recapaciten sobre que la lucha de clases es una de las contradicciones o factores a considerar para los análisis y estrategias, habiendo otras como la identidad. Varios autores se han lanzado en picada contra la identidad imaginando equivocadamente que se contrapone a la lucha de clases, con la idea de que todos debemos asumirla como regla general de interpretación, y, peor aún, algunos están dispuestos a combatir fuertemente a quienes mantengan esas “otras ideas”, lo que poco ayuda a la necesidad de coordinar esfuerzos dentro del respeto a la diversidad.
Sigue la entrevista:
- ¿Qué papel están jugando las Fuerzas Armadas en este proceso de saqueo de los recursos naturales por parte de las empresas transnacionales?
Las Fuerzas Armadas tienen una visión bastante compleja, anteriormente defendían a los países pero ahora, cuando se han ido modernizando, gran parte de ellas protegen a las empresas transnacionales y no protegen a la soberanía del país, a su territorio, a su pueblo, como dice, la Constitución ecuatoriana. Esto es muy grave, ni las Fuerzas Armadas ni la policía deben prestarse para esto, sino defender la soberanía, pero las Fuerzas Armadas se han metido dentro de la lógica del imperio, del Pentágono, a pretexto de la seguridad hemisférica, de la lucha contra el terrorismo, contra las drogas, contra el populismo radical. Entonces están entrando dentro de la doctrina del Pentágono y eso hace que tengan una visión no de defensa de su pueblo sino de protección de las transnacionales.
- ¿Cuál son las amenazas que se deben combatir en América Latina?
Los males que se deben combatir es la intromisión (de Estados Unidos), evitar que se imponga la guerra del imperio, como es el caso del Plan Colombia; otro de los males es que cada organización o sector intente organizar su proceso, debe haber un punto de convergencia porque si los gobiernos progresistas van por un lado y el pueblo está pensando otra cosa, de pronto sería muy complicado porque no se podría construir una diplomacia de pueblos. Otro de los males que se debe evitar es pensar que con el ascenso de los gobiernos progresistas se van a resolver todos los males. Otro de los puntos más críticos es el de las autonomías que están tratando de imponer, la autonomía de Santa Cruz en Bolivia, la autonomía del Guayas en Ecuador, la de Zulia en Bolivia (sic), la de Iquitos en Perú. Estas autonomías son diseñadas desde el punto de vista geoestratégico y político de Estados Unidos, porque están perdiendo el control sobre las democracias sometidas, como dice Evo Morales, entonces quieren tener autonomías, para, desde esos espacios, hacer relacionamiento internacional, por ejemplo en el caso del Guayas podrían firmar un TLC con Estados Unidos o aceptar la base de Manta.
Creo que debemos hacer un esfuerzo común entre todos y hacer una alianza entre pueblos y organizaciones que estamos movilizados, y gobiernos de izquierda que están trabajando en el bienestar de la gente como son los de Hugo Chávez y Evo Morales.
Comentarios finales:
Muy diplomático Cholango, muy inteligente, ya que indica la necesidad de un punto de convergencia entre gobiernos populares y pueblos, ya que es complicado que estos últimos piensen alguna cosa y los gobiernos vayan por otro lado si se quiere hacer diplomacia de pueblos en una eventual alianza de las organizaciones sociales con ciertos gobiernos como el de Chávez y de Evo. También es muy instructivo cuando indica que se debe evitar pensar que con el ascenso de los gobiernos progresistas se van a resolver todos los males, lo que ayuda a acabar con el mito de la “victoria popular” cuando se accede a dirigir el Estado.
Hacer un esfuerzo común para esa alianza estratégica va a necesitar un trabajo tesonero, ya que, por ejemplo, Chávez poco contribuye con sus propuestas de partido único y gobierno por decretos, lo que más parece intento de homogenizar que de construir el espacio social de la diversidad donde las relaciones horizontales entre comunidades rurales y urbanas autónomas puedan abordar las tareas de control comunitario de la producción y del socialismo cotidiano del Che.
Difícil que las comunidades cedan de su comunismo para ir en retroceso hacia una fase de transición donde el capitalismo de estado organiza a la población desde la burocracia. Hace falta releer el capítulo tercero de la obra de Marx “La Guerra Civil en Francia” sobre la Comuna de París, y no sólo la introducción de Engels, ese tergiversador del pensamiento emancipador.
Profesor J