El Mayor Cucapá, México.- Integrantes de colectivos, grupos, organizaciones e individuos de varias partes de la República Mexicana y otros países del mundo, han llegado a esta pequeña comunidad asentada en la zona fronteriza del norte del país para hacer efectivo su apoyo a la comunidad indígena Cucapá en su lucha por el derecho a la pesca, el territorio y su cultura milenaria.
Con cachanilla y horcones, con adobe y piedras, con la fuerza y la voluntad de quienes han llegado dispuestos a aprender y a compartir su trabajo, con esos recursos se ha construido el campamento “Los pueblos indios en defensa de la vida, la cultura y la naturaleza, abajo y a la izquierda”, al que se han sumado grupos de jóvenes de diferente procedencia y lenguaje, que se han hecho presentes en El Mayor para respaldar al pueblo Cucapá.
Desde hace varias semanas, los participantes han puesto todas sus energías y entusiasmo a la tarea de levantar enramadas a base de cachanilla, una especie de arbusto único en su tipo en la región y que los habitantes utilizan para refrescar sus patios. A pesar del fuerte calor del desierto a cielo abierto, los simpatizantes de la lucha indígena han instalado regaderas y letrinas ecológicas, construido una cocina comunitaria, colocado mantas de apoyo a los pueblos indios y también se han trasladado a la zona de pesca, situada a unos kilómetros de distancia de la comunidad. De acuerdo a la temporada de pesca, la próxima marea que permitirá llenar los chinchorros de curvina será del 12 al 16 de abril.
Desde hace varias semanas, los grupos solidarios, entre ellos militantes de grupos de izquierda como el Partido Comunista, anarquistas y organizadores que promueven la autonomía de los pueblos, arribaron a la comunidad. Igualmente, hay un nutrido grupo de jóvenes de Estados Unidos y otros países de Europa.
Los grupos realizan diferentes actividades culturales como la proyección de vídeos sobre las luchas indígenas que comenzó a realizar el colectivo de medios de La Otra en el Otro Lado (LOOL).
Todos los presentes manifiestan mucho entusiasmo en hacer funcional los espacios que ocuparan hasta el mes de mayo, fecha en que se termina la pesca y en la que también concluirá el campamento.
Esta oportunidad es vista por muchos de los participantes como una ocasión para fortalecer lazos de solidaridad cuyos alcances van mas allá del campamento pues en este espacio se están encontrando hombres y mujeres con una experiencia de lucha ejemplar como la de los integrantes del Congreso Nacional Indígena (CNI), lideres de colonias populares de la frontera, organizaciones de jóvenes, y otros que son parte de La Otra Campana, impulsada por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y que el 25 de marzo arranco su segunda etapa de recorrido por los núcleos de lucha en todo el país.
Para este próximo 10 de abril, aniversario del asesinato del general Emiliano Zapata, se espera que ya se encuentren en tierras cucapá, los comandantes indígenas zapatistas y el Subcomandante Marcos, para rendir un homenaje a quien luchara por tierra y libertad, como lo hacen muchos pueblos indios de México que ahora claman “Libertad y Justicia”.
El intercambio de experiencias en este campamento ha servido para fortalecer las luchas de quienes desde varios rincones del país se han hecho presentes en territorio Cucapá.
Desde 1994, fecha en que el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari decretara la zona del Alto Golfo de California y el Mar de Cortéz como zona de reserva de la biosfera, con el pretexto de proteger a la vaquita marina -que se encuentra en peligro de extinción- los indígenas han enfrentado hostigamientos y amenazas que les impiden pescar de la manera en que lo han hecho sus antepasados durante siglos.
En la comunidad no hay agua potable desde que en 1944, los gobiernos estadounidense y mexicano firmaron un tratado de aguas mediante el cual los vecinos del norte se quedaron con la mayor parte del Río Colorado. Como consecuencia de esto, los habitantes enfrentan desempleo y sus tierras, ricas en minerales, son objeto de codicia de empresas transnacionales.
Este esfuerzo colectivo es una forma de reivindicar los derechos de los pueblos originarios a defender su territorio y cultura.