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Como matar 33 estudiantes y dejar 20 heridos

18.04.07

Diga 33, dice el médico al paciente y el loco en Virginia va a la escuela con un fusil y cercena la vida de nada menos que 33 personas en una universidad.

Ya es tradicional que cada cierto tiempo estalla un fusible en la sociedad norteamericana, el sujeto no aguanta más y escoge una escuela para descargar toda la rabia del mundo.

¿Por qué una escuela y no una fábrica o una plaza?
Lo ideal sería un regimiento de soldados o un cuartel de la policía o, mejor aún, en el parlamento o en el Pentágono. En mayor escala se pueden desviar aviones hacia edificios altos.

Toda esta miserable historia en nuestro continente de Abya Yala comienza con la llegada de los europeos, los enviados de Malinche, en especial ingleses, españoles y portugueses, que pasaron por las armas a millones de habitantes originarios y que venían con la cruz por delante, aunque siempre existieron curas que sanaban las heridas de las víctimas y algunos hasta se incorporaron a la resistencia, como Camilo Torres. Pero eso ya se acabó, pues el Papa actual se está cargando a los de la teología de la liberación. Luego va a llegar un chalado del Opus Dei y se va a llevar 33 feligreses al más allá.

Los mentores del desarrollo en el norte se organizaron en jaurías y salieron a matar de 33 en 33 en el salvaje Oeste, aniquilando miles de comanches, sioux, cheyennes y otros más. Los algodoneros se organizaron en el Ku Klux Klan y quemaban negros como moscas. Los inmigrantes que se reunían en Nueva York y otros lugares para rescatar y salvaguardar su identidad fueron desviados a fraticidas confrontaciones que dejaban las calles anegadas en sangre, para luego abrir camino a las mafias que se enfrentaban como perros y gatos entre ellos y contra las huestes del FBI. Cadáveres caían de autos en marcha y la tartamuda dejaba oír su voz por todos los rincones, en Ática entraron matando a cuanto preso se encontraba por delante.

Los Mason y otros grupos de fanáticos se suicidan en masa tal vez también de 33 en 33 mientras la policía espera que se vayan al diablo antes de intervenir para restablecer el orden.

Los retornados de Vietnam acostumbraban a salir de tanto en tanto a cargarse gente en escuelas y otros lugares públicos, enloquecidos por las orgías de sangre que habían sido obligados a ejecutar en Indochina, mientras los jefes aprietan botones para que salga un grupo de locos llamados tropas o comandos especiales de la policía, como control de plagas, a acabar con los insurrectos, digo con los que ensangrentaban el orden social.

Para no quedarse atrás, la industria fílmica hizo películas tan absurdas como Mad Max, donde el jovencito cargaba insólitas armas y se mataban unos a otros en medio de la destrucción, al tanto que King Kong se subía al Empire State llevándose a la rubia y había que exterminarlo a como diera lugar con el auxilio de Joe Palooka, es decir las nobles tropas del ejército que lanzaron la atómica en Hiroshima y Nagasaki y hoy día acaban con árabes en Irak, Afganistán y otros lugares, al parecer también en grupos de 33 cada uno.

Rambo, el duro de matar y el terminator representan la síntesis de esta capacidad y voluntad de exterminio, son los maestros, los gurúes, los líderes de todas esas generaciones de exterminadores, por eso no es extraño que el Terminator haya “terminado” su meteórica carrera como gobernador del estado de California, donde apenas el 40% son blancos y se trata de territorio arrebatado a México donde se encuentra ni más ni menos que el vale del Silicio, donde se instalan las más poderosas empresas de la ciberindustria, aunque también allí nació el movimiento hippie y la Universidad de California fue el eje de las batallas contra la guerra de Vietnam. Hoy día esa región esta llena de hackers, ciberactivistas, grupos anarquistas, autónomos y rebeldes. Un poco más arriba de California está Washington, la capital, donde encontramos atracciones turísticas como el Pentágono, que será visitado en el futuro (si no se le hace pedazos) por turistas a quienes los guías explicarán que ahí funcionaba el cerebro del control militar mundial. Sólo que en ese estado se encuentra la ciudad de Seattle, famosa por haber sediado la primera gran huelga general en 1919 y, 80 años después, la gran batalla antiglobalizadora contra la Organización Mundial de Comercio, cuyo edificio en Nueva York fue destruido luego por un avión suicida que adjudicaron a los árabes.

California se encuentra mirando al pacífico, en tanto Virginia, sede de nuestra historia, en línea recta hacia el este, mira al Atlántico. Este último estado fue nominado así por los invasores ingleses en homenaje a la reina Isabel I, llamada, quien sabe por qué, la “reina virgen”, a pesar de lo cual este estado es conocido como “la madre de los presidentes”, ya que ahí nacieron 8 primeros mandatarios, cinco de los cuales fueron reelegidos, Washington, Jefferson, Madison, Monroe y Wilson. Los dos primeros fueron de los fundadores o “padres de la patria”, el Madison se hizo famoso por la película “los puentes de Madison”, Monroe por mandar negros a vivir en África (bajo su mandato se fundó Liberia, capital Monrovia, donde pueden registrarse y pagar los impuestos más baratos las flotas de barcos, por ejemplo Onassis no tenía barcos griegos, sino liberianos) y el tal Wilson, no tengo idea, tal vez envió dinero a la madre Teresa de Calcuta.

El caso es que el sujeto de marras entró a la universidad portando un rifle, que debe haber sido tipo fusil ametralladora, ya que en una sala disparó y mató a 30 estudiantes de ingeniería, lo que habría sido un tanto difícil tiro a tiro. En otra sala los estudiantes se atrincheraron poniendo mesas y muebles contra la puerta y el Rambo aquel tuvo que retirarse en busca de mejor presa.

El caso es que la semana anterior se habían dado tres amenazas de bomba y los estudiantes denuncian que no haya habido orientaciones claras de las autoridades universitarias para enfrentar la situación desde el primer momento que empieza la balacera, que se afirma fue en un cuarto y contra una pareja, la que habría saltado por una ventana alta. Algunos testigos hablan de cientos de personas corriendo para todos lados, otros dicen que los guardias al final llamaron por megáfonos a encerrarse en los cuartos y no asomarse en las ventanas. Muchos critican que no se haya convocado de inmediato a evacuar el campus. Después de la primera balacera, el sujeto habría ido a buscar más armas y regresó como a las dos horas, lo que sería la principal crítica del estudiantado, que no acepta las declaraciones de las autoridades de que no era posible prever que la persona regresaría al tiempo a cometer nuevos ataques…

El caso es que ya se está preparando el terreno para culpar al tercermundismo, pues una declaración de testigos dice que se trataba de un oriental, el rector afirma que se trata de un estudiante de 20 años efectivamente oriental, pero se hace difícil la identificación inicial porque se disparó en el rostro, y hay fotos que muestran a la policía capturando a otro individuo de rasgos latinos pero de ojos oblicuos.

Ya había sucedido una tragedia similar en la secundaria de Columbine, en el central estado de Colorado, en 1999; y la otra ocurrió en la Universidad de Texas, en Austin. En ambos casos, hubo 15 muertos. En otro hecho dramático, ocurrido en 1927, un hombre hizo estallar una escuela en Michigan y el saldo ahí fue de 45 fallecidos. Entre 1998 y octubre de 2006, en Estados Unidos se han perpetrado siete ataques armados en escuelas, según Reuters. Y de acuerdo con Afp, 24 incidentes violentos se han registrados desde 1927 hasta finales de 2006, lo que ha producido cientos de muertes.

Bush declara que “Las escuelas deben ser un lugar seguro y un santuario del aprendizaje. Cuando el santuario es violado, el impacto se siente en cada uno de los salones de clase del país y en cada una de sus comunidades. Hoy nuestra nación está de luto por aquellos que han perdido a sus seres queridos”.

¿Habrá llegado la hora de aumentar la vigilancia y la represión en las universidades norteamericanas?

Si el santuario debe ser seguro y ha sido violado, lo más lógico es entonces aumentar la seguridad, como en las fronteras, donde ya se discute si puede ponerse una pulsera magnética a los visitantes para seguirlos por GPS. Por lo pronto en los centros de estudio habrá aumento de guardias, vigilancia policial, más cámaras, soplonaje, sanciones y recrudecimiento de actividades y discursos sobre el patriotismo.

No parece casual que este acontecimiento se presente cuando las luchas estudiantiles y de maestros avanzan en todo el planeta augurando una transición a una especie de resistencia cultural y antipedagógica junto a las nacientes escuelas comunitarias y universidades alternativas, autónomas, libres y nómadas, como mayor expresión e interacción en el plano del conocimiento, de la teoría y las reflexiones del auge planetario de las experiencias de autoorganización, autonomía, autogestión, resistencia desde abajo y construcción de asambleas populares y municipios autónomos junto a incipientes redes de economía alternativa.

Aún está por surgir una nueva explosión generalizada estudiantil y de maestros como la que surgió en mayo del 68, pero los gérmenes están brotando por todas partes. Que lo digan los estudiantes secundarios chilenos y los maestros argentinos. Pero esa nueva explosión y sus brotes iniciales, a diferencia de la anterior, no debería volcarse hacia cambios en las esferas institucionales, sino sumarse a la construcción de un mundo nuevo, otro mundo construido desde abajo y en las localidades, un mundo donde quepan muchos mundos.

Abrazos

Profesor J


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