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Euskal Herria Paso a Paso No. 174

19.04.07

Independentzia eta Sozialismorantz
EUSKAL HERRIA PASO A PASO
Servicio informativo de ASKAPENA Nº174

*En www.askapena.org tenéis os ofrecemos dos vídeos: un resumen con música del acto donde se presentó la iniciativa política de la izquierda independentista para las próximas elecciones, y el segundo, al final del texto, parte de la intervención de Arnaldo Otegi dirigiendose al presisente del PNV (Partido del ‘Negocio’ Vasco) Iosu Ion Imaz. Muy recomendable.

LA REBELION DE LAS FIRMAS.

El movimiento hecho por la izquierda vasca a finales de marzo dejaba al descubierto las intenciones de todos los agentes. El registro de un nuevo partido político con las siglas de ASB reafirmaba el empeño de los promotores por facilitar el avance del proceso resolutivo. La izquierda aceptó someterse a las exigencias disparatadas de una ley injusta para reafirmar su tenaz voluntad a favor del acuerdo: quiere ser sujeto político activo en el trabajo institucional y quiere impulsar hasta donde pueda el proceso resolutivo del conflicto.

Quedan también muy en evidencia las verdaderas intenciones del PSOE y de su socio, la derecha vasca del PNV. Esta coalición, que bien pudiera calificarse de “siniestra alianza”, no busca una resolución sino una rendición. Reiteran desde su prepotencia, que el esfuerzo de la izquierda no es suficiente y que tiene que empeñarse más; en otras palabras, o claudicar o morir. Consecuente con esta postura de intransigencia, el Gobierno español inició el proceso judicial para cerrar el paso a ASB a las pocas horas de que esta nueva formación solicitase su registro.

Una segunda intentona

Esta actitud, tan hostil como desalentadora, no ha desmotivado a la izquierda vasca. Ha sufrido y está sufriendo demasiado como para perder el rumbo y quedarse encallada. Sabe que hay que abrir caminos a la solución y está dispuesta a intentarlo por todos los medios. No renuncia a sus nuevas siglas pues considera que ASB cumple todos los requerimientos de la infame Ley de Partidos, pero tampoco se queda con los brazos cruzados. Conoce muy bien el impulso político de la judicatura; si ha sido la propia Fiscalía del Estado la que ha instado a la prohibición de la nueva marca, la Sala 61 del Tribunal Supremo, controlada por la derecha, volverá a cometer otro nuevo atropello contra la democracia. A la exigencia de respeto para con ASB, le acompaña el convencimiento de que el Tribunal Supremo fallará la ilegalidad de la nueva formación política que ha sido propuesta.

Hay otra opción “extrema” que ya se intentó hace cuatro años con escasos resultados: las plataformas ciudadanas. El sistema electoral español contempla la posibilidad de que un grupo de ciudadanos, debidamente avalado por el 1% del censo electoral, pueda presentarse como candidatura no partidaria para intervenir en las elecciones municipales y locales. Al no tratarse de un partido político propiamente dicho, tampoco está obligado a presentar unos estatutos que se ciñan a lo que contempla la Ley de Partidos. Eso sí, debe de conseguir el respaldo de ese 1% avalado mediante firma en un estamento institucional o despacho notarial.

Hace cuatro años, la izquierda vasca también recurrió a esta segunda alternativa. También el Estado aplicó en su contra la voluntad represiva que mantiene y la legislación dictatorial de que se ha dotado. Revisó policial y minuciosamente la composición de estas candidaturas populares. Muchos de sus integrantes, como no podía ser de otra forma, eran personas que habían demostrado de mil formas su voluntad y compromiso como personas de izquierda. Ese fue motivo suficiente para que la mayor parte de las candidaturas de impulso popular fueran ilegalizadas como continuadoras de la ilegalizada Batasuna. Solo unas pocas, que el Estado español consideró ajenas a la dinámica de la izquierda vasca, pudieron superar el vergonzoso filtro antidemocrático que impuso y mantiene el Estado español.

Protagonismo popular y de izquierda

Resulta muy duro intentar de nuevo esta segunda posibilidad cuando todos los aparatos del Estado y sus incondicionales colaboradores de la derecha vasca está advirtiendo hasta la saciedad que también perseguirán con celo inquisitorial esta nueva iniciativa. Los dirigentes de la propia izquierda son conscientes de que han planteado una movilización de alto riesgo ya que todo el esfuerzo puede ser baldío y quedar ilegalizado.

Pero las bases de la izquierda vasca no entienden de desalientos. Están curtidas en incansables movilizaciones y no les preocupa una más. Están acostumbradas a navegar políticamente teniendo todos los vientos en contra y no están dispuestas a quedarse en dique seco ante las incontables intimidaciones que ahora le llegan de los cuatro puntos cardinales. Saben que nadie les regalará nada y que sólo su lucha tenaz y laboriosa les irá abriendo el camino. Tienen muy presente el testimonio de Iñaki de Juana, que desenmascaró al Estado enfrentándolo casi hasta la muerte. Acaban de escuchar a Filipe Bidart que, a la salida de la prisión en la que había permanecido casi 20 años, reafirmó su fe en la lucha popular con la misma fuerza que lo hiciera el día en que entró. Una izquierda que se curte diariamente en la escuela del compromiso y la acción no puede ser amordazada por las amenazas intimidatorias de sus enemigos seculares.

“Si hay que firmar, se firma”

Miles de carteles pegados en otros tantos muros invitan a estampar la firma a favor de la participación democrática popular y a favor del proceso. Pequeñas notas que pasan de mano en mano informan de los lugares y las horas para registrar la firma. Las redes particulares electrónicas trasladan en todas las direcciones la misma invitación e información. Como una demostración más del espíritu participativo de la izquierda vasca, los puntos para la recogida de firmas están siendo un hervidero de ciudadanas y ciudadanos de todas las edades que esperan pacientemente su turno para estampar la firma a favor del proceso.

Desde los medios, el Gobierno español, y su aliado el PNV, vociferan y recuerdan a los firmantes que su trabajo es inútil (¡¿qué sabrán ellos de lo que el pueblo considera de utilidad?!). Las largas hileras de firmantes callan y suscriben. Es muy probable que todas sus firmas queden invalidadas por un Estado despótico y por unos aliados ruines. Pero la sublevación de las firmas ya es un hecho. La discreta firma popular es un desafío a los medios de comunicación que los tildan de “terroristas” y a los ideólogos del poder que ven quebrada su estrategia desmovilizadora: “¿De donde sacan esta maldita obstinación los pertinaces vascos?. A pesar de todas las dificultades siguen en sus trece”.

Si el poder español conociera algo de la conciencia participativa y popular entendería algo de lo que está sucediendo pero no ha llegado a ese capítulo básico de la democracia. Todo el aparato político del Estado se está dedicando a perseguir cualquier posible movimiento que permita a la izquierda ejercer sus derechos. La furibunda faxenda del PP va más lejos: reclama del Gobierno que también prohíba a la ciudadanía el derecho a estampar una firma.

Euskal Herria, de 2007


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