INTRODUCCIÓN
Dentro de una perspectiva de acumulación de fuerzas sociales estratégicas a nivel continental, el control del aparato del estado por parte de sectores de izquierda o progresistas ha sido considerado por muchos como un camino necesario. La experiencia histórica en nuestro continente de Abya Yala demuestra que los avances sociales son cercenados cuando amenazan la continuidad de la ganancia, por lo que estas estrategias reformistas se apoyan actualmente en asegurarle también a los privados una buena relación con el aparato público, además de envolver a la población en múltiples redes de realización de la mercancía, aún el mercado negro, el narcotráfico, la economía informal y los vendedores ambulantes.
En Chile el creciente poder popular no se subordinaba al gobierno de Allende, sino que se apoyaba en sus propias fuerzas, capacidades e inteligencia para articular los factores locales, tales como industrias ocupadas o controladas por los trabajadores, campamentos de sin casa, tomas o asentamientos campesinos, agrupaciones estudiantiles, dueñas de casa, en fin, las fuerzas vivas de cada localidad, llegándose al punto de conformarse los Consejos Comunales Campesinos con la incorporación de decenas de miles de trabajadores del campo en todo el país, y en las ciudades los cordones industriales y Comandos Comunales de Trabajadores en alianza con habitantes de los barrios y organizaciones de todo tipo, también agrupando y movilizando decenas de miles de personas.
El capital en aquella época no se encontraba en condiciones de aceptar el control estatal por parte de esa emergente organización social desde abajo, ya que la negociación y adecuaciones ya no serían sobre la base de mesas con dirigentes y representantes (hoy día substituidas por las Asambleas Constituyentes), sino con un protagonismo social cada vez más lúcido, organizado, conciente y combativo, con gran capacidad de autoorganización local e incidencia creciente hacia otras capas sociales, además de unas fuerzas armadas poco cohesionadas, algunos de cuyos mandos habrían podido sumarse a la organización social que ya tejía lazos hacia los cuarteles.
Una revolución inédita estaba en camino, lo que llevó al capital a cerrar las negociaciones con el reformismo, con los partidos de gobierno y aún el propio gobierno, aceptando reuniones y acuerdos sólo para amarrar aún más a las dirigencias en torno a la institucionalidad –ya seriamente cuestionada por el movimiento social- y golpear duramente a las tropas que se aprestaban a defender las conquistas populares, a las organizaciones del poder popular y finalmente, una vez desarticulado y dividido el movimiento gracias a las negociaciones por arriba y los palos por abajo, lanzar el golpe militar, el bombardeo a poblaciones, el genocidio y la destrucción del palacio gubernamental de la Moneda.
Hoy día el capital transnacionalizado ya no necesita el control de los estados como antes, bastándole algunos acuerdos mínimos para entrar, salir, invertir, producir, circular, educar económicamente a la población, etc. y la capacidad represiva, lo que ha ido perfeccionándose desde la fase neoliberal a la actual fase de neoinstitucionalismo basada en las teorías del premio Nóbel de economía 2001, Joseph Stiglitz, y complementadas por las críticas que le hizo Douglas North (Nóbel de economía 1993 y pionero del neoinstitucionalismo).
Estas teorías neoinstitucionalistas han permitido adecuaciones políticas del capital para adaptarse a la relación con gobiernos de izquierda, los que por su vez hacen de las instituciones un proceso que en vez de distribuir riquezas como en el antiguo keynesianismo del welfare state, esta vez incentivan también a la población a asumir un rol activo en la red mercantil y, por tanto, en la ideología capitalista. Por eso es visible el resurgimiento del neo populismo, en una versión moderna de los viejos populismos de Perón, Getulio Vargas, Haya de la Torre y otros viejos estandartes.
El llamado Nuevo Institucionalismo Económico, agrupando corrientes y programas de investigación diversos pero interrelacionados, se ha configurado en el último decenio como el nuevo paradigma dominante en el pensamiento económico. Ofrece una alternativa metodológica a los viejos marginalismos y keynesianismos, a la economía de los equilibrios estáticos y de la formalización de modelos abstractos. En vez de comparar la realidad con óptimos perfectos, trata de analizar instituciones alternativas, subóptimas pero accesibles.
El papel central en este nuevo programa de investigación lo tiene el concepto de institución económica en su sentido amplio: las normas implícitas o explícitas que regulan la adopción de decisiones por los individuos y que limitan, voluntaria o involuntariamente, nuestra capacidad de elegir. Es posible que la clave para conseguir el crecimiento y el desarrollo económico y social, estable y sostenible, no esté en la manipulación de variables macroeconómicas, sino en la paciente reelaboración de las instituciones que rigen el comportamiento y las relaciones entre individuos en su actividad cotidiana, en el interior de las empresas y en el seno del aparato del estado.
Esta paciente reelaboración de las instituciones se ha transformado en nuestro continente en la neo cohesión institucional de la población, que en medio de la marginalidad en que la mantiene el sistema, intenta agruparse y desarrollar una creciente autoorganización y rebeldía en todos los terrenos, lo que a nivel mundial se dio en denominar de luchas anti globalización o altermundismo, y en nuestro continente se ha enrecruzado con la emergencia de la identidad de las comunidades originarias, pero a partir de las propuestas de Attac y del Forro Social de Porto Alegre se inicia el camino de vuelta, que culminaría con la “victoria” de Lula, que más que neoliberal es un buen representante de estas nuevas teorías de neo institucionalización. La formación de cooperativas, colectivos económicos, microempresas y aún formas de “autogestión social” vinculados al mercado y a las redes institucionales de bancos y fondos concursables estatales o provenientes de financistas internacionales, es una de las maneras eficientes con que opera actualmente esta nueva doctrina económica.
Al analizar el papel del estado desde el punto de vista del neo institucionalismo el objetivo es determinar la eficiencia de las reglas de juego que ha creado. La consideración habitual es que las reglas creadas por el estado deben buscar la eficiencia productiva, o eficiencia asignativa, que mide la cantidad de producto que se obtiene según la asignación de recursos que se haya hecho. Con este criterio, el estado debe crear nuevas instituciones que fomenten, impulsen y expandan la producción de la forma más eficaz.
Stiglitz propone valorar las instituciones por lo que llama la eficiencia distributiva, que mide no solo los resultados que se obtienen, sino también la eficiencia con la que estos resultados se distribuyen en la comunidad. Con ello se toca levemente con el viejo keynesianismo. North responde a Stiglitz con el concepto de eficiencia adaptativa. Lo que se debe considerar es el modo en que la economía evoluciona a lo largo del tiempo, la inclinación de una sociedad a adquirir conocimientos y a aprender, a inducir la innovación, a correr riesgos y a mantener una actividad creadora, así como a resolver problemas. En su crítica a Stiglitz, North afirma que no se puede dar por cierto que el Estado haya creado las reglas del juego que conducen al crecimiento económico; para North estas reglas son una excepción y tampoco existe ninguna garantía de que serán perpetuas; por tanto el rol del Estado más importante y - más difícil de llevar a cabo- es establecer y reforzar un conjunto de reglas del juego que incentiven a la participación económica y creativa por parte de todos los ciudadanos.
Como puede verse North está más próximo al neoliberalismo de Friedmann, pero su distanciamiento está en la vuelta al papel del estado, que refuerza aquel conjunto de reglas.
La extraña mezcla política del neo reformismo de izquierdas con un neo populismo, en que la figura del líder carismático se vincula directamente con la población evadiendo la intermediación partidaria tradicional para abrir paso a nuevos partidos funcionales, movimientos y aún el neo partido único de Chávez, configura un cuadro continental de difícil diagnóstico de acuerdo a los viejos paradigmas interpretativos.
Lo que aparece evidente es que existe una multiplicidad de organizaciones y dinámicas sociales que no han podido ser atraídas a este proceso de re institucionalización, como los zapatistas y asambleas populares –cuyo mejor ejemplo es la de Oaxaca-, la mayor parte de las organizaciones mapuche, la poderosa Coordinadora del Gas en Bolivia, muchos MTDs autónomos de Argentina, organizaciones campesinas colombianas y centroamericanas, coordinadoras populares dominicanas y muchas otras.
Poco a poco se ha ido produciendo un acercamiento entre estas experiencias autónomas de los de abajo, comunidades originarias, etc. con colectivos anarquistas, autonomistas e izquierda rebelde, lo que sin duda irá acrecentando las reflexiones y las búsquedas de instalación de redes de comunicación e intercambio horizontales que ya se preanuncian en muchas partes. Uno de los ejemplos más claros es el del ELN colombiano, de raíz guevarista y camilista, lo que le ha permitido un tipo de acción política que hace mucho se ha alejado de la guerrilla clásica para llegar a valorar y respetar la autonomía de las organizaciones sociales.
ANÁLISIS DEL TEXTO
Comunicado del Movimiento Sin Tierra
“¿Por qué estamos movilizados en todo el país?”
La reforma agraria debe ser un programa público, de gobierno, que aplica la constitución para luchar contra la concentración de la propiedad de la tierra. Y a través de la desapropiación y de la indemnización a los terratenientes organiza asentamientos. Distribuye la tierra para las familias de trabajadores y democratiza así el acceso a la tierra, que es un bien de la naturaleza que debe estar a servicio de toda la población y no sólo de una minoría.
Es papel del estado también garantizar a los ciudadanos el acceso democrático, con derechos iguales, de trabajo, vivienda, educación y salud. Estos últimos años, se hizo poco o nada para una reforma agraria verdadera.
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Comentamos:
Ya Lula está bastante avanzado en su segundo gobierno y se ha hecho más por la reforma agraria en los gobiernos anteriores. Pero ese no se destaca, ya que el MST ha sido factor fundamental del apoyo electoral al gobierno del PT.
Los campesinos sin tierra de Brasil agrupados en alrededor de casi 10 organizaciones, entre ellas el MST, conocido como “el movimiento okupa más grande del mundo”, han conseguido el acceso a la producción agrícola gracias a la histórica lucha de ocupaciones, resistencia y generación de lazos de apoyo con otras organizaciones sociales.
Una vez el candidato apoyado por el MST en el gobierno, esta organización ha detenido la lucha a la espera de las negociaciones, que se quedan empantanadas en los laberintos legalistas e institucionales. Su “lucha” actual se ha concentrado en acciones efectistas y de propaganda cada cierto tiempo y en recordatorio de fechas históricas, para una forma de “presión” amigable que en nada contribuye al proceso de autoorganización y toma de conciencia del campesinado, sino más bien coadyuva al desarrollo de un proceso ordenado de modificaciones de las relaciones capitalistas en el campo. Ese proceso de aprovechamiento de las tierras ociosas para reforzar su incorporación al mercado se hace bajo compromiso con los bancos, que son los que otorgan el crédito necesario para comprar maquinarias, insumos, semillas y demás para producir. Esos créditos se basan en que si no hay pago, la tierra es reutilizada por el propio banco. Aún contando con ciertas particularidades y facilidades, los asentamientos del MST no están exentos de esa dinámica, por lo que algunos dirigentes locales han tenido que retirarse del activismo y regresar a sus propiedades para recuperar la dirección política de los asentamientos, algunos de los cuales han perdido por cierta ineficacia económica y se han instalado otros dirigentes. Estudiantes y habitantes de ciudades han pasado a ocupar algunos cargos de dirección local para ese retorno de dirigentes a la producción directa. Así, la política del liderazgo se sobrepone a la asamblea horizontal deliberativa.
Esos inconvenientes no deberían afectar a un movimiento basado realmente en la participación y el protagonismo social, pero en este caso indican la falta de preparación o capacidad asamblearia y comunitaria para decidir y asumir responsabilidades. Muchos dirigentes son más bien buenos administradores, mientras otros son excelentes activistas políticos.
La producción económica de los asentamientos del MST no va destinada a la formación de redes alternativas locales en conjunto con otros sectores organizados de la población, sino que va dirigida a la exportación y al mercado local, predominando en su interior criterios económico-financieros tradicionales, por lo que las expectativas siguen siendo mantener una cierta relación con las instituciones con la “esperanza” de que llegue al poder alguien más izquierdista.
Es claro que el sistema no vería con buenos ojos que los asentamientos campesinos comenzaran a generar redes comerciales por fuera del mercado tradicional, ya que eso no va con los intereses del capital. El primer ministro de agricultura de Lula fue un empresario agrícola, favorable al desarrollo de la gran industria en el campo, por lo que en el fondo no hubo intención ninguna de ejecutar una verdadera reforma agraria.
FIN DE LA PRIMERA PARTE
CONTINÚA EN LA SEGUNDA PARTE.
Abrazos
Profesor J
http://clajadep.lahaine.org