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Chile: la sociedad que volvió del frío.

09.05.07

Progresivamente se derrite el manto de hielo que el genocidio militar instaló sobre la población chilena y que continuaron los partidos de la Concertación mediante una alianza de sectores golpistas con algunos burócratas del gobierno de Allende. Es ridículo ver desde los ojos de la época del gobierno popular a los demócratas cristianos, que en el parlamento declararon la ilegitimidad del gobierno de Allende para justificar el golpe, muy de la mano hoy día con dirigentes, líderes, jerifaltes, mafiosos y otros bichos de baja calaña que maniobraban para mantener a la Unidad Popular junto con el Partido Comunista en un sitial del Olimpo, lejos de la sociedad, gobernando como Zeus enviando rayos divinos a los viles mortales que organizaban los cordones industriales y pasaban las de San Quintín para defender desde abajo a su gobierno. Estos burócratas socialdemócratas y social liberales hoy día mantienen fuera del contubernio estatal a sus viejos compinches del PC, quienes desde la “exclusión” de las instituciones hacen titánicos esfuerzos por regresar al filón aún a costa de la delación contra los luchadores sociales. Nada nuevo bajo el sol. Por eso que muchos jóvenes de la Jota y viejos militantes se siguen apartando asqueados del partido sin perder su corazón a la izquierda y se encuentran en los barrios con los autónomos para trabajar en la autoorganización y desarrollo territorial de capacidades sociales de rearmar la vida desde abajo.

Los astutos gobernantes ponen como condición para el reparto de la torta que los partidos que quieran participar en el festín no aparezcan en las barricadas, tomas, batallas callejeras, autodefensa, autoorganización, autonomía, autogestión y otras modalidades que se multiplican en las calles, en los barrios y localidades desde abajo, sino que tiendan las redes electoralistas para capturar a los peces rebeldes y traerlos al acuario de la paz social, como mansas ovejas de vuelta al redil.

Los denominados autónomos de la Surda y de la Fuerza Social se ponen piel de oveja para mezclarse con el rebaño y atraer a “las masas” a las elecciones municipales. Los estalinistas de todos los pelajes se unifican sembrando el divisionismo en el campo popular. En fin, que los quintacolumnistas del capital en su versión de capitalismo de estado y los caballos de Troya abundan y reparten flores a diestra y siniestra apareciendo como luchadores para engatusar a la gente.

Pero la juventud de hoy y los viejos luchadores no se tragan esta rueda de carreta. Muchos se tragaron los cantos de sirena de la vuelta a la democracia (bueno, así lo llaman ellos) y la estrategia de dejar fuera al PC para luego dejarlo entrar de a poco, gota a gota, es muy clara: presión y descompresión, tira y afloja, un dame por aquí y un te doy por allá, una alternativa de izquierda del sistema para meter la cuña en el desarrollo autónomo de las dinámicas sociales. Tal como los famosos “fondos concursables”, ganchos para capturar incautos y maniatarlos en la reproducción monetario mercantil. Es sabido como muchos izquierdistas se pelean por esos “fondos”.

Pero, tristemente para el sistema, las cosas no se han dado como ellos quisieran. El proceso de recomposición de un movimiento social de abajo y a la izquierda sigue su paso de gigante, lo que explica por qué el gobierno necesitó instalar como ministro de interior al cancerbero Belisario Velasco, figura siniestra, el Terminator chileno, que ya se lo hubiera querido el Mamo Contreras en sus filas, pero se trataba de carta mayor, un hombre más estratégico, aún para recibir y negociar con izquierdistas confundidos. Y ello también explica la desesperación del PC y de los grupos estalinistas, algunos de los cuales levantan discurso revolucionario y otros de autonomía más falsa que el pobre Judas, el chivo expiatorio.

El auge de la organización y lucha social desde abajo, de los barrios y localidades es cada vez más evidente. En las batallas de los pingüinos secundarios aparecen claramente estos factores, los de la fracción de esa izquierda que quieren llegar a administrar las instituciones se caracterizan por su afán de vanguardismo y de ponerse a la cabeza con sus oradores y carteles tratando de dominar las asambleas horizontales. En las luchas callejeras son los más interesados en atraer a la gente al centro para que la prensa capte su presencia y así llegar por esa vía a la población.

Sin embargo, para la muerte del dictador ninguno de ellos pudo con la espontaneidad y la conciencia social que hizo que miles y miles salieran sin convocatoria a las calles mientras los dirigentes discutían como sacar partido y aparecer como que ellos estaban llamando, lo que hicieron posteriormente, pero ya no era lo mismo, claramente asomó en las calles la rebeldía social incontrolable, poco manejable para las tácticas y estrategias de manipulación.

Para las jornadas del Joven Combatiente los estalinistas hicieron la pillería de aliarse con sectores miristas con la nítida intención de canalizar de alguna manera la rebeldía que se expresa en esos días. Sin embargo les fue mal, tan mal, que luego desistieron de juntarse nuevamente con ellos y fortalecieron la alianza con los grupos pro PC. La juventud se expresó a su manera y no había quien le pusiera el cascabel al gato. Los estalinistas comprobaron que si había unidad, ello no traía aguas al molino del hegemonismo, sino que, por el contrario, ello servía de potenciación para la expresión autónoma de las dinámicas desde abajo y de los barrios, lo que estaba muy lejos de sus intenciones.

Los deudores habitacionales y sin casa se han ido dividiendo de orgánica en orgánica, siendo que algunos han sido atraídos al bloque estalinista mientras otros mantienen su autonomía creciente. En el campo mapuche estos sectores provenientes del viejo estalinismo están lanzando la iniciativa de formar un partido mapuche, cosa que también circula al interior de algunos deudores habitacionales y aún de los trabajadores del cobre, lo que no es más que el resultado buscado por el sistema, de atraer al máximo de organizaciones sociales al juego electoral, para lo cual ahora eliminan la condición pinochetista de que un dirigente social no puede presentarse de candidato. Muy hábiles estos administradores de la cosa pública, a los cuales les tiembla el propio piso, ya que un grupo de parlamentarios concertacionistas está levantando críticas severas a la conducción del gobierno y otros dirigentes se salen de la Concertación para formar un partido nuevo. Es el sálvese quien pueda del barco que hace agua donde los ratones corren como locos por las cuerdas hacia tierra firme.

Esas situaciones no facilitan el auge del movimiento social, muy por el contrario, es exactamente al revés, es el auge de la autonomía social la que obliga a nuevos ajustes y reajustes de los pastores de ovejas, perros guardianes, dirigentes y apóstoles de todos los pelajes.

A este auge progresivo en que se han destacado los pescadores artesanales, los mapuche, los secundarios y muchos más como la población de Aysén, las comunidades de Mehuín y Alto Choapa, etc, ahora vienen a sumarse ni más ni menos que los trabajadores forestales, la carne de cañón del empresariado que arrasa con el territorio mapuche, los explotados por centavos, los que no han tenido más alternativa que vender su fuerza de trabajo a los criminales de las papeleras.

Los mapuche, sabiendo que los empresarios son los que arrastran a esos trabajadores a la depredación de los bosques, igual se han solidarizado tremendamente con ellos, ya que muchos son miembros de comunidades que han pasado por cursos financiados por la CORFO y Fosis para aprender a manejar motosierras con la clara intención de reconvertirlos en fuerza de trabajo para el aniquilamiento de los bosques y la acumulación de los poderosos como Angelini, sujeto que cada vez más se gana el sitial más elevado en el odio popular.

Resulta impresionante constatar la cohesión y fuerza de los trabajadores del campo que deben operar en los bosques. Su movilización y formas de lucha han sorprendido al país. La valentía del compañero, que fue capaz de subirse a una excavadora para avanzar audazmente contra los vehículos de represión y las balas, quedará grabada para siempre como una de las más importantes gestas de la lucha social en los territorios controlados por el estado chileno, así como la multitudinaria despedida popular en sus funerales, donde las cifras oficiales hablan de 15 a 20 mil personas asistentes, por lo que en realidad estamos hablando de alrededor de 30 mil por lo menos, sin contar con el apoyo y tributo de la población que se asomaba al paso del cortejo. Desde diferentes pueblos y regiones llegaron los oprimidos, los nadie, los anónimos, la gente de la tierra a sumar fuerzas y compartir el heroico sacrificio del humilde joven trabajador cuya esposa dijo que ese día se quedó esperándolo que regresara a sus dos hijos. Esa mujer es un ejemplo de amor, cosa que tanta falta hace en los espacios donde se discuten fríamente las estrategias y las maniobras que administrarán la vida de las personas en pos del poder.

Pero la gente, la calle, el barrio y la comunidad tienen mucho más aún para decir y hacer. El avance de la excavadora con el gallardo joven combatiente es el toque de clarín que hacía falta para mostrar que la organización y el uso de todas las formas de lucha según las necesidades se está abriendo paso poco a poco en la conciencia popular en un importante proceso de recuperación de la valentía y la audacia. Se ha perdido el miedo.

De nada ha servido el golpe militar.
De nada ha servido la demagogia de la Concertación.
De nada ha servido la manipulación de los partidos que luchan por la “inclusión” para envolver a la sociedad en la telaraña institucional.
De nada ha servido el divisionismo estalinista.

El pueblo está de vuelta. Esta vez desde abajo.

Nuevas batallas se avecinan: Los deudores habitacionales comienzan hoy día una nueva huelga de hambre, los mineros de Maricunga, Atacama, declararon huelga ayer, crecen los grupos disidentes a la burocrática Federación de Trabajadores del Cobre, funcionarios ocupan sede de Sename en Puerto Montt, donde es detenida una dirigente, los trabajadores forestales rechazan la oferta de la empresa y siguen las movilizaciones, estudiantes universitarios decretan movilización nacional, etc.

Hay más, hace falta divulgar con mayor profusión las pequeñas y grandes batallas. Seguimos pensando que en esta coyuntura es necesario convocar asambleas de trabajadores y de barrios para informar y discutir declaraciones e iniciativas de rechazo al asesinato. Los colectivos juveniles deberían encontrar maneras de incorporar adultos en las actividades, para ampliar el radio de convocatoria, ya que desde las instituciones se estimula el divisionismo generacional. Recordamos que la iglesia llamó a los padres a controlar a los hijos, con lo que echaron gasolina al fuego de la distancia generacional acentuando el rol represivo de los adultos. Hay que romper el aislacionismo.

Con sinceridad no creemos que la convocatoria a manifestarse en el centro sea muy productiva, por lo que resulta más adecuada la invitación a actividades en el barrio para desarrollar el gusto de estar juntos y practicar formas asamblearias y horizontales de conversar y tomar decisiones. Aún falta algún tiempo para la generalización de la protesta social y es necesario preparar y prepararse para esos momentos ampliando el radio de acción y participación de la gente del barrio en las pequeñas cosas cotidianas de la actualidad, de otro modo no habrá el espacio de convocatoria a la movilización, debiendo hacerse entonces “desde fuera” o “desde lo alto”. Por otra parte ya se ha visto la dificultad de organizar a los vendedores ambulantes y los laberintos del mercado negro, de modo que habrá que ir pensando en salirle al paso a esas actividades mercantiles mediante convocatorias a cesantes para efectuar emprendimientos productivos comunitarios y autogestionarios para luego articularlos en red horizontal de economía alternativa. No hay que olvidar que sin la práctica de nuevas relaciones sociales y nuevas formas de vida comunitaria en la población, la protesta queda en el aire en la forma de disputa entre corrientes sobre quien y como conduce el movimiento.

Abrazos
Profesor J


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