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Movimientos sociales y poder popular (I)

29.06.03

Estas notas surgen de la comparación entre algunos textos básicos del Movimiento de Trabajadores Desocupados MTD Aníbal Verón de Argentina y del Movimiento Bolivariano de Venezuela, el primero caracterizado por su autonomía y el segundo por su dependencia al gobierno, dos ejemplos cuyo análisis comparativo permite extraer algunas líneas de reflexión para otros grupos y dinámicas.

El texto del MTD Aníbal Verón es ‘Nuestra política para construir un presente y un futuro con Trabajo, Dignidad y Cambio Social’, que se encuentra en:
http://clajadep.lahaine.org/articulo.php?p=768&more=1&c=1

Los textos bolivarianos son:
Círculos Bolivarianos, en: http://www.angelfire.com/nb/17m/movimiento/lineamientos.html

Poder Popular, en: http://www.angelfire.com/nb17m/movimiento/poderpopular.html

El primer texto bolivariano es una normativa de cómo deben funcionar los círculos, y el segundo es una propuesta de la Alianza Popular Bolivariana del Estado de Zulia, que es considerada una de las más avanzadas de Venezuela y fue emitida el 20 de agosto del 2002.

Para constituirse un Círculo Bolivariano CB, sus integrantes prestan el siguiente juramento y declaración fundacional: ‘Juro por la patria ser siempre leal al pensamiento del Libertador Simón Bolívar, defender la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y servir con valentía, honestamente, solidaria y corresponsablemente a los intereses de la comunidad. En ejercicio pleno de los derechos que nos consagra la Constitución y concientes de los deberes contraídos como ciudadanos, por libre voluntad revolucionaria, los aquí presentes, en este acto, nos constituimos en CB’

Los CB se pueden fundar con un número que oscile entre siete y once miembros. Para constituirse se redacta un acta donde después de la declaración fundacional se anotan los nombres, cédula de identidad, profesión u ocupación de cada uno de los miembros. Seguidamente eligen una Junta Directiva integrada por tres miembros: un secretario y dos ayudantes.

Una vez fundado el CB, tiene, entre otras, las siguientes tareas:
- Elevar la conciencia social ciudadana.
- Defender la Revolución Bolivariana.
- Liderizar e impulsar la organización, la unión y cohesión social hacia la participación democrática y protagónica, la eficiencia, eficacia y productividad.
- La participación debe promoverse en todas las instancias del Estado y de la vida social organizada.
- Promover en la práctica las cualidades de una vida sana, austera, sencilla.
- Contribuir a mejorar la gestión del Estado y de la vida social organizada.
- Ser parte de los nuevos sujetos de descentralización que la ley contempla a los fines de garantizar en principio de corresponsabilidad en la gestión pública de los gobiernos locales y estadales.
- Forjar una cultura de servicio público, de abnegación, disciplina, desprendimiento, corresponsabilidad, concertación, eficiencia y eficacia, patriotismo y espíritu de grandeza y trascendencia para construir una nueva sociedad, la Patria Bolivariana.
- Los CB establecerán mecanismos de comunicación, información y coordinación entre sus miembros; entre sí y las comunidades organizadas. Se articularán con el organismo central de organización.
- Se debe insistir incansablemente en la necesidad imprescindible de ser bien organizados, disciplinados, eficientes, capacitados, productivos, responsables, comprometidos.
- Los CB atenderán las diversas políticas del Presidente Hugo Chávez Frías y del Comando Supremo Revolucionario Bolivariano, CSRB.

Como se puede apreciar facilmente, se trata de un verdadero ejército espartano, verticalista al máximo, austero, disciplinado, en fin, cuya misión es ‘liderizar’, o sea, ponerse a la cabeza de la población, sembrar la abnegación, la disciplina, el desprendimiento, lo que hará la envidia de los pastores religiosos, y, por si fuera poco, ocupar los cargos de la descentralización del Estado en nombre de la comunidad. La estructura de comando interno de cada célula constituye una pirámide que se continua hacia arriba con el ‘organismo central de organización’ y más arriba con el presidente, con nombre y apellido, y el Consejo Supremo.

Veamos como se estructura y funciona el MTD:

‘Nuestros movimientos son independientes del Estado y sus instituciones, los partidos políticos y la iglesia, pero la autonomía va más allá de esa independencia: rechazamos la subordinación de las organizaciones populares a cualquier instancia superestructural, ya que creemos que deben ser los propios ámbitos donde el pueblo se organiza desde la base los que determinen, en forma democrática, las decisiones y las políticas a seguir.

‘En las primeras asambleas barriales éramos pocos, y pudimos organizarnos para tomar todas las decisiones entre todos, cada semana. Pero, ¿cómo hacer cuando el movimiento integra a varios centenares de compañeros, y crece en distintos barrios donde cada uno tiene su asamblea? ¿cómo hacer si la decisión colectiva de cada MTD debe articularse además, con lo que deciden otros miles en una veintena de movimientos de base distintos?

‘Superamos esos problemas con organización. Sin definir estructuras jerárquicas, manteniendo la soberanía de las asambleas de base, pero también creando áreas de trabajo específicas, y delegando responsabilidades puntuales a compañeros. Para que el funcionamiento sea democrático, los compañeros que cumplan esas tareas deberán ser elegidos y tener mandato de la asamblea. También es importante que esos roles sean rotativos y revocables. Si tendríamos que graficar la idea de organización que ponemos en práctica, más que una línea horizontal, dibujaríamos una pirámide invertida, donde en la cima, por sobre todo, están las asambleas de base, y en forma subordinada se estructuran los ámbitos de trabajo y las tareas que se delegan. “Nuestro único dirigente es la asamblea” decimos’.

Las diferencias saltan a la vista. En el caso de los Círculos Bolivarianos hay una absoluta subordinación al Estado, lo que obviamente se traduce en la estructura vertical y jerarquizada que presenta, pues el objetivo es incorporar a la población a dicha subordinación.

Veamos el tema del poder popular, primeramente el texto de la Alianza Popular Bolivariana, que, como hemos dicho, es considerado uno de los más avanzados. Podremos imaginar el resto …

“La revolución bolivariana tiene y debe plantearse el impulso de los poderes creadores del pueblo para la constitución del Estado para la democracia participativa. Se trata por un lado de abrir espacios, tirar puentes; pero por otro lado se trata de “reconocer” las instancias de poder popular que el pueblo viene construyendo, de darles institucionalidad y que sus manifestaciones deriven en decisiones que transformen la sociedad.

‘Una vez creado el marco normativo actual, insuficiente en sí mismo pero suficiente para permitir el desarrollo de la participación protagónica, este marco normativo debe ser transformado nuevamente hacia estadios superiores, corelativos al grado de profundización de la revolución, es decir, de la democracia participativa. Las iniciativas del poder deben partir del pueblo y la dirigencia que ejerce el poder formal deben aceptarlas, compartir con estas formas del poder popular el poder del Estado, que en definitiva es la concreción de influir de manera determinante en decisiones trascendentales.

‘Las fórmulas que se han intentado para optimizar la participación popular, han sido de corte ejecutivo, direccionadas de arriba hacia abajo, apuntan a favorecer estructuras de partidos. La única experiencia distinta, y por eso la más exitosa, la constituyen los Círculos Bolivarianos, sobre los cuales no existe un control de mediación (sic).

‘En el espíritu de esta iniciativa planteamos la creación del Consejo Consultivo Popular y del Parlamento Popular Revolucionario.

‘El Consejo Consultivo Popular sería una instancia cercana al presidente y al tren ministerial que formule políticas sectoriales e intercambie visiones y experiencias entre gobierno del poder popular y gobierno ejecutivo de la República, en aras de fortalecer ambos y lograr la transformación necesaria al proceso. Este Consejo estaría conformado por una representación de cada uno de los estados y regiones del país y sería validado en el Primer Encuentro Nacional de Organizaciones Populares. Se trata del co-gobierno ejecutivo.

‘El Parlamento Popular Revolucionario tendría el mismo origen en su formación que el Consejo Consultivo Popular. Sería un equipo que estudiaría la actualización del marco normativo. No se trata de refrendar una representación, sino de co-legislar’.

De modo que el poder popular se entiende como auxiliar del gobierno y, obviamente, dirigido por los Círculos Bolivarianos, lo que no es más que transformarlo en un apéndice del Estado. Y si se trata de una de las propuestas más avanzadas, el resto debe ser más obsecuente aún.

Veamos el concepto de poder popular en el MTD:

‘Construimos poder cuando avanzamos en el cambio de las relaciones humanas, sociales y políticas, cuando conquistamos mejores condiciones de vida, y cuando crece la capacidad de organización y lucha del pueblo. A eso llamamos “poder popular”. En un orden social de dominación -como impone el capitalismo- ese poder del pueblo habrá que construirlo en disputa permanente con quienes nos oprimen.

‘El poder popular se construye desde y en las bases, con democracia y participación consciente, con relaciones que prefiguren la sociedad que anhelamos. No puede ser construido de arriba hacia abajo ni por la fuerza, porque eso implica subordinación y no liberación.

‘El cambio revolucionario que transforme de raís las estructuras injustas de la sociedad, será un paso más en la construcción del poder popular. No “el momento único” pero si un paso importante, ya que sólo podremos garantizar esas transformaciones sociales profundas y consolidar los valores que día a día construimos, cuando estemos en condiciones, como pueblo consciente y organizado, de disputar el poder necesario para evitar que las minorías privilegiadas sigan imponiendo sus condiciones de opresión.

‘De esta forma tomamos distancia de las visiones que limitan la idea del poder a la conquista del aparato del Estado, como objeto y fin último, a tomar por asalto en la batalla final. También de quienes dicen ubicarse por fuera del poder -como si fuera posible- y pretenden zafar así, “en situación”, de las relaciones de dominación.

‘Tras esta idea de poder popular -entendido como relación social-, buscamos cambiar la correlación de fuerzas en la sociedad a favor de los intereses del pueblo, luchando por nuestras reivindicaciones inmediatas y participando en las coyunturas políticas que se muestran determinantes para el avance de la consciencia popular’.

O sea, el poder popular no es entendido por el MTD como sinónimo de ‘fuerza popular’ instrumentalizada con la que se derroca el Estado para ‘tomar el poder’, sino una condición que tiene continuidad aún después de la transformación revolucionaria. Tampoco es considerado como una fuerza auxiliar del Estado, sea en la concepción bolivariana, sea alguna otra.

Hay paño para manga. Los partidarios de la ‘toma del poder’ están entusiasmados con los Círculos Bolivarianos. Vea a Petras, Dieterich y Harnecker, por sólo poner esos ejemplos. Distinta es la postura de Holloway, Klein y otros.

¿Y qué dicen o hacen los otros movimientos sociales al respecto?
Volveremos al tema. Seguimos en la parte II. Mande sus textos o los que conozca, vamos a ampliar la discusión. Comuníquese con el e-mail clajadep4@hotmail.com

Profesor J
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