La Gomera cumplió años
“La Gomera” cumplió cuatro años, dicen. Qué es “La Gomera”. La Gomera es una casa ocupada en Barracas. Qué es Barracas. Barracas es un barrio de esta Ciudad de Buenos Aires, que tiene un nombre con una resonancia muy particular para los porteños, los del puerto, de esta ciudad. Lugar donde la fantasía hacer vivir al vivillo que se las arregla para no transar con trabajo duro, el regusto de andarle esquivándole el cuerpo a la ley, con buen acento lugareño, con mayor aprecio por el ancestro tano, por italiano, gallego, por español, que por cualquier otro cosa llamada foránea, en Barracas.
La Gomera es una expresión por la gomería, el lugar por estos lugares, donde se reparan las gomas, los neumáticos, de los coches. Está en una esquina de Barracas, como si le hubiera sacado el lugar a una verdadera gomería, que trabaja en la casa de al lado, lindando con ella. Decís, voy a la gomera y no se sabe a cuál de las dos casas vas. Gomera, gomero, también es un árbol de la familia de las moráceas, de copa ancha y hojas grandes verde oscuro y raíces que levantan un edificio. Hay uno de ellos haciendo escabroso caminar por el patio de La Gomera.
Cincuenta jóvenes haciendo un guiso, en un día de invierno como hace mucho tiempo no tenemos. Unas gotas de agua un poco blancas que nos hacen jugar a que cae nieve. Tres ollas arriba de un fuego de ramas hacen un cocido de verduras, papas, papas dulces, zapallos, algunas lentejas, alguna carne estofada. Olla separada para los vegetarianos.
Se juega. Hay jolgorio. Hay alegría. Hay comunidad. La Gomera, es una editorial, hay títulos interesantes, la gomera es una FM de alcance barrial, la gomera es un lugar de vida, es un lugar donde hay familias. Pudo haber sido sólo una casa tomada. En este momento hay guitarreadas, corre con el vino sin riesgo. Hay una sala de proyección donde de jueves a domingo se ve del mejor cine, colaboración a la salida a voluntad, ahora los electrones les han jugado una mala pasada y el proyector está en reparación.
“Soñamos que el espacio nos pertenece y que es pagado con arte y sudor. Soñamos que la propiedad es sin razón y que somos libres. Soñamos que debemos luchar para tener ese sueño. Soñamos y despertamos, ahora ya sabemos qué hacer”
Leo los títulos que están editando. “La sociedad desescolarizada”. Ivan Ilich. “Muerto el Pedro se acabó la rabia” y otros cuentos de la infancia. Luis Luján. “El maestro ignorante” Jacques Ranciére. “Homenaje a Cataluña”. Unete a la batalla en la que ningún hombre fracasa porque aunque desaparezca o muera sus actos siempre prevalecerán. William C. Morris.
En una cocina de dos por tres hay quince jóvenes, una guitarra y varios que golpean botellas y se cantan aires provincianos, aires de este lugar. Una mexicana zapateca radicada entre nosotros decide si las lentejas están cocidas. Hay un Chaplin dibujado con el pibe. No hay fronteras en esta lucha a muerte. Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla.
Ahora sí, nieva en Buenos Aires, generaciones que no se ve nieve por estos lados. Guiso bajo la nieve. Figura de tiempos no comunes, no ordinarios. Bello día para empezar dice un cartel a la entrada. Desbarajuste de cuerpos, de chistes, de entrecruzamientos, no hay descripción que lo contenga, peces en las paredes del baño, cuerpo rojo, corazón anaranjado.
Sigue nevando, son cuatros años que algunos, unos muy pocos se juntaron, sólo que no les resultó suficiente un lugar para transcurrir, sin dejar de decir lo que les sale por la imaginación.
Julio Chueco
Julio de 2007