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Volcando el tablero de ajedrez

30.05.08

Volcando el tablero de ajedrez

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Pre candidato independiente a la alcaldía de Valparaíso

El proceso eleccionario chileno para las municipales de octubre de 2008 está resultando más diversificado y complejo de lo que se había adelantado por parte de analistas y dirigentes. Por una parte en casi todas las comunas del país se han retirado militantes de partidos para probar suerte como independientes y, por la otra, una multiplicidad de agrupaciones de izquierda se organizan, reúnen, convocan y movilizan para intentar capitalizar el vacío que el Partido Comunista ha dejado en muchas partes por su afán de ascender a las ligas mayores. Estas agrupaciones, que llamaremos de izquierda de abajo, tienen dos diferencias fundamentales con el aparato antidemocrático del PC, la primera es que no han abordado los procesos sociales por arriba, sino que han debido dedicar años a organizar gente en barrios y sectores de base, lo que les hace más sensibles a los requerimientos de la sociedad en general, y la segunda es que aún se encuentran en proceso de elaboración de pasos tácticos, estratégicos, orgánicos e ideológicos, lo que les hace más permeables a escuchar e implementar las propuestas e iniciativas que vienen desde las dinámicas de autoorganización social. Es decir, están en la disyuntiva de transformarse en clones o fan club del PC, o de avanzar hacia la democratización de sus organizaciones colocándolas al servicio de las necesidades emanadas de la propia población, o sea, no más la convocatoria a un camino desde la vanguardia, a “seguir al líder”, sino sumarse a los distintos caminos que la gente quiere hacer desde su cotidianeidad, sin adentrarse en el marketing de las ideas y propuestas de futuro. Volcar el tablero significa que el partido no orienta a la gente ni la conduce, sino que es exactamente al revés, la población de los barrios interactuando en su cotidianeidad mediante las más diversas formas de vida comunitaria. Cada partido debería invertir esfuerzos en las maneras en que la población puede acercarse unos con otros y así emitir su voz desde los corazones, así podríamos escuchar mejor y saber a qué atenernos. Si esperamos que cada voz se pronuncie de forma individual, vamos a cerrarnos de antemano, ya que ¿qué podría decirle sobre estrategia una pobladora a un dirigente? Así pensaría con arrogancia quien se auto proclama líder, dirigente o vanguardia, que mira a la población solamente buscando entre ellos con lupa el voto o un nuevo militante.

Claro, el dirigente puede hacer como que escucha, como hacen los partidos institucionales, pero eso es más de lo mismo. No se trata sólo de escuchar las voces individuales dispersas en la multitud, sino de generar las condiciones de vida barrial que permitan asentar valores de fraternidad y solidaridad, y así, las voces saldrán sin aspirar a ser discursos que alguien tome como camino de vida, sino que serán simplemente expresiones de maneras de relacionamiento y de vida cotidiana

Para esas agrupaciones, partidos menores y organizaciones sociales que se encuentran hoy día adentrándose en la vorágine electoral, se presenta la gran oportunidad de romper con las líneas de acción antidemocráticas verticales y autoritarias que han caracterizado a la izquierda institucional chilena y que la han distanciado de la población. Para ello tendrían que romper primero con la lógica electoral que les obliga a proponer a la población que haga abandono de la soberanía popular para transferirle a ellos el poder de intervenir en las instituciones y dirigirlas en un mejor sentido. Con ese planteamiento sólo se desarma a la gente dejándola a merced de quienes van a jugar las más extraordinarias maquinarias de dinero, aparatos e influencias para mantener el actual orden de cosas. Habrá que orientar los discursos y las acciones hacia modalidades concretas de rescatar y ejercer esa soberanía popular en la forma de una democracia cotidiana, donde la opinión no se distancie de la acción, esto es, que no se trate de un voto cada cierto tiempo para que otros hagan lo que les da la gana, sino que se aprenda a emitir una opinión que desde ahí mismo resulte en decisiones para ejecutar actividades barriales de construcción de la democracia o de una nueva economía, ya que si no hay soluciones inmediatas para el bolsillo, serán los candidatos oficiales los que lleguen con sus ofertas, prebendas y promesas presentadas con gesto altanero y rimbombante. Y la idea no es competir con ese discurso, promesa contra promesa no sirve, ardientes alocuciones relativas a la conciencia proletaria y demás sólo aislarán al que habla. No hay que hablar ni prometer, sino que hay que hacer, por eso las campañas deberían ser de caminar los barrios llamando con megáfonos y tambores a constituir comités barriales autónomos para realización de actividades que no cumple el estado, el mercado ni el municipio. Debería ser una campaña de tejido democrático que envuelva a las fuerzas sociales sobre sí mismas, que forme en cada barrio o cuadra una agrupación ciudadana destinada a un comprando juntos, un comité de salud, en fin, habrá que estar atentos a las necesidades que presente la población en concreto en cada parada de esas caminatas cara a cara. Escuchar para estimular el diálogo de los asistentes y así llegar entre ellos a las soluciones y nosotros participar de alguna manera, sea trayendo facilitadores, profesionales voluntarios, estudiantes de pedagogía para reforzamiento escolar, en fin, nada de aguja sin hilo, sino ir armando una colcha de retazos, pero que no sea instrumentalizada ni dirigida por nosotros, sino que se vaya comunicando con otro barrio. Que no entienda la gente que el problema será resuelto si nosotros estamos al mando de las instituciones, ya que de no suceder, estamos modelando la oveja, y no queremos ovejas, ni de ellos ni de nosotros, sino que se expanda y crezca la voz de la gente como abono de sus propias siembras y cosechas.

De esa manera no debería ser el voto ni el reclutamiento la medida para verificar el avance de la organización social en pos de una democracia plena, sino la convocatoria a constituir esos comités de cuadra o barriales de autoorganización y de vida comunitaria, sin importar si están dirigidos por nosotros o por otros. No importa que no se inscriban, que no voten o que voten por otro, lo que importa es que se organicen por cuadras.

Algunas de esas corrientes que se encuentran definiendo y levantando candidatos a alcalde y concejales están convocando a formar una red de candidatos alternativos, lo que es poner la carreta delante de los bueyes y priorizar exclusivamente por el referente electoral antes que el referente social donde la población pueda verse y espejarse identificándose unos a otros. La tarea democrática debería ser la formación de espacios locales de participación y toma de decisiones en que la ciudadanía realice al fin la práctica de identificar y poner en acción la soberanía popular para saber de qué se trata “eso” que está transfiriendo al representante electo. Al votar le dicen “toma, llévate mi soberanía”, “junta esta con otras y asume el poder”. Eso lo han hecho tantas veces que se ha vaciado y viciado.

Para reencantar no bastará gritar más fuerte, hablar más duro o ser más convincente, sino que habrá que ser uno más en el tejido cotidiano. Que este proceso electoral represente una ruptura definitiva de los sectores democráticos de la izquierda con los burócratas.

Pero también está el tema de los movimientos sociales, que muchos los han utilizado para instalar allí las viejas poleas de transmisión, partiendo de la lucha reivindicativa, como estudiantes o pobladores, se evita así la organización por cuadras subordinando a los miembros a una pirámide que cuenta con una aparato dirigente en la cúpula. Si eso no se transforma de manera radical, poco se podrá avanzar en las tareas de democratización de la sociedad desde abajo. Por ello sería prudente, que antes de conversar entre organizaciones, candidatos o teóricos, esas agrupaciones o movimientos sociales comiencen de inmediato a constituir los comités de cuadra, con la idea de que no sean solamente un agrupamiento economicista y funcional, sino que pasen a vivir en comunidades, que no salgan de su casa solamente a la manifestación o a la reunión, sino que aprendan que se puede cocinar juntos, comer juntos, cuidarse la salud juntos, estudiar juntos en el mismo barrio, en fin, hacer comunidad local.

Si eso no se hace, poco tema habrá para conversar entre candidatos o aspirantes a serlo, ya que invertir esfuerzos en intercambios o medidas burocráticas poco o nada favorece al desarrollo de la democracia desde abajo. Actuando así estas redes entre candidatos o conversaciones entre algunos referentes, se ponen en sentido contrario del necesario proceso de recuperación y nueva puesta en escena de la soberanía popular desde la cotidianeidad. Se ponen al mismo lado de los de siempre, o peor, se ponen detrás, y sólo servirán para recoger sus sobras, como quien sale con una pala detrás de su perro.

Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Pre candidato independiente a alcalde de Valparaíso
http://alcaldeprofesorj.blogspot.com
profesor_j@yahoo.com


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