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Análisis del texto “Transformación del sujeto revolucionario”

11.06.08

Analizando el texto de Salazar

Bastante potente y chocante resulta este texto que rompe la ya tradicional relación entre teoría=práctica=guía para la acción que ha caracterizado a los destacamentos revolucionarios chilenos.

Rescatamos algunos de sus principales párrafos que nos parecen como el hilo conductor de la tarea que ha emprendido el autor invitando a otros intelectuales e investigadores a penetrar aún más en la brecha abierta.

Por ejemplo, éste de sólo 8 líneas, se refiere a un texto de Marx.
“Este texto es, sin duda, fundamental. Pues implica que la “revolución” no consiste sólo en la abolición de la propiedad privada y la socialización de los medios de producción (como parecería desprenderse de los textos económicos del “viejo” Marx), sino, sobre todo, consistiría en la recuperación del ser “social y esencial” (“genérico”) del hombre mismo, superando la individuación egoísta y la guerra de individuos a que lo sometió el modo de producción capitalista y la sociedad burguesa. Eso implica la recuperación de la “comunidad”.

Analizamos:
Tal vez la diferencia entre el hombre individual del capitalismo y el hombre genérico del comunismo, el de la recuperación de la comunidad, haya sido tergiversada por la insistencia sobre la necesidad de la revolución jacobina, tan aplaudida por Lenin, llamada de revolución socialista, que no es más que el nivel superior del capitalismo, más que la fase inferior del comunismo, de ahí se acuña el concepto de capitalismo de estado. Si este texto de Salazar se comparase con los escritos económicos del Che, se entendería mejor la necesidad de que el revolucionario argentino cubano fuese enviado a la muerte en la emboscada tendida estratégicamente por el Partido Comunista Boliviano, que no era desconocido por otros partidos similares.

La lucha por el hombre comunista llegó a obsesionar al Che, mientras la invasión de cuadros del PSP al nuevo partido que se constituía sobre los restos del 26 de Julio, se apoderaba de los principales resortes económicos para asegurar la continuidad del modelo capitalista de acumulación dirigido central y monolíticamente por el aparato del estado, no quedando más remedio que destinar al Che a ser un icono sagrado de adoración metafísica pos mortem. Hoy día la transición del capitalismo a la sociedad sin clases ya no requiere del estado como única modalidad, sino que deberá éste mantener la equidistancia y equilibrio entre el capitalismo como sistema con la economía estatal y con la economía comunitaria, como fue la propuesta de Álvaro García a Evo Morales. La economía china exacerbó los principios del estatismo llevando a los niveles más elevados la explotación del hombre por el hombre. La economía socialdemócrata combina adecuadamente los recursos de la economía privada con los estatales, pero sobre todo evitando la formación de una tercera área de expresión económica, que es la propuesta en el fondo por Marx, que es la alternativa o comunitaria, cuyos puntos de referencia son consumidores y productores colectivos inmersos en procesos de incorporación vecinal a espacios deliberativos de democracia no representativa en las localidades y que perfectamente pueden coexistir en un país con el estatismo y la propiedad privada, en tanto la autonomía de las formas de autoorganización asegure el ejercicio pleno de la soberanía popular en cada uno de los territorios.

Así, el proceso de avance a lo comunitario que informa Salazar, o mejor, como bien lo dice en tanto proceso de recuperación de la comunidad, es la convicción de que no basta pensar que estamos sometidos al capitalismo, sino a uno de los modos derivados de la estructura patriarcal establecida por la dominación del hombre sobre la mujer instaurando las familias que rompieron a las comunidades matriarcales.

Por otra parte, es fundamental incorporar en el intercambio con mayor profundidad el aspecto económico, pues hasta ahora se habla de revolución política para controlar los resortes de la propiedad, finanzas, inversiones, etc. Dejando de lado la economía comunitaria que sirva de base para una nueva hegemonía, tal como la burguesía obtiene la hegemonía política después de haber tenido en sus manos la red de nuevas relaciones de compraventa de la fuerza de trabajo. Lo mismo debemos hacer nosotros, no sólo prestar atención al sujeto revolucionario como afirma el autor, sino también a como se articula y entrecruza para proponer y ejecutar una economía directa, comunitaria, aún insuficientemente estudiada, pues nuestros economistas aún giran estrictamente en torno a las tesis estatistas de Caputo y el CC del PC.

Sigue Salazar:

“La “reforma de la conciencia” no es sino la inevitable toma de conciencia de las condiciones existenciales que el capitalismo y la sociedad burguesa han impuesto al sujeto “genérico”. Son esas condiciones existenciales las que hacen brotar en él determinados principios de acción, formas y consignas de lucha. La dicha “reforma” se inicia, así, como producto de la misma historia”.

Analizamos: He aquí de vuelta el espontaneismo, la autoconciencia, aquello que Marx define en la Guerra Civil en Francia respecto de la Comuna como “vago anhelo”, señalando que la clase obrera no necesita un programa acabado para asaltar el cielo y recuperar las funciones del estados que deberán ser asumidas por la gloriosa Comuna.

Sigue el autor:

“Lo que puede hacer el “pensamiento crítico” es, tan sólo, perfeccionar y promover el desarrollo de ese proceso espontáneo. De ahí la necesidad de erradicar toda forma de “idealismo” puro, de “dogmatismo” y de “actitudes doctrinarias”. Lo mismo que toda enajenación humana en supuestos mundos metafísicos trascendentes.
El pensamiento crítico, por tanto, debe surgir, en primer lugar, de las propias “clases bajas”, y desarrollarse a partir de sí mismo. Los pensadores críticos profesionales no pueden ni deben sustituir ese proceso, ni intentar controlarlo. Su tarea es acompañarlo y potenciarlo desde sí mismo. De no ser así, devendría en el espíritu santo de la vanidosa y hueca “Crítica crítica”.

Analizamos:
Permiso para sacarme el sombrero.
El pensamiento crítico ya no es elaborado ni atesorado por el intelectual y menos el intelectual colectivo, sino que deviene de la dinámica de los procesos de recuperación de la comunidad, la vida en común. Lo que hace el teórico ahora es sistematizar y ayudar a divulgar ese nuevo pensamiento desde si mismo, o sea, como viene.

Vaya golpe bajo contra la prepotencia y orgullo de la intelectualidad. Se parece un tanto a un artículo que publiqué en Punto Final algunos años atrás sobre el Fin de los Intelectuales.

Sigue y concluimos aquí estas reflexiones analizando el siguiente párrafo:

“Con todo, en los niños, en los jóvenes y en algunos otros actores sociales, el impulso a “reformar la conciencia” y a poner de manifiesto “otras” formas de rebeldía y sublevación, han dado lugar al desarrollo de una nueva cultura (“en prosa y verso”), en música y canto, en baile y protesta, que ponen en evidencia la supervivencia de lo que Marx llamó la “esencia humana”. La que, como rescoldo, chisporrotea con vida propia, pese a sus nuevas y enajenantes condiciones de existencia. Los procesos infantiles y juveniles de auto-construcción de identidad incluyen dosis crecientes de esfuerzo por recuperar lo humano de lo humano. Es la imperativa, legítima y espontánea “apropiación de la esencia”. Es el “hombre genérico”, apareciendo de nuevo entre las ruinas de las comunidades rotas. Desde la intimidad misma del hombre (aparentemente) enajenado hasta su última fibra”.

Analizamos:
Está bien que Salazar se tire al río, pero que no lo haga en nombre del resto ni nos lleve con él. Buena parte de la crítica y autocrítica presentada en este severo análisis del autor, recaen sobre él mismo, y he ahí el mérito. Con sinceridad no me lo esperaba, vamos a ver si consigue hacer reflexionar y romper amarras a algunos otros historiadores, pero dudo que sean muchos los que le acompañen.
Mi crítica parte del punto de vista contemplativo que le adjudica a la filosofía, ya que Marx nos plantea la tarea de transformar el mundo, por lo que de modo alguno acepto el rol de sistematizador y divulgador de las nuevas formas de pensamiento que quiere Salazar, sino que creo que hay que llevar a miles de estudiantes a aprender de esos procesos de autoorganización y de autoconciencia, de esos nuevos sujetos que experimentan rupturas de los modos de vida adoptando maneras comunitarias de empoderamiento de su entorno. Al mismo tiempo esos estudiantes junto a la población que se piensa a si misma, deben contribuir con su especialidad al desarrollo de formas alternativas y autónomas de vida, salud, educación y economía en los barrios y localidades. Pero más aún, luego esos estudiantes deben volver a sus facultades a levantar nuevas teorías académicas, científicas y profesionales que representen esa sistematización de los saberes sociales.

Abrazos

Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)


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