Como en el juego del líder, donde el primero hace lo que le viene en gana y los demás deben imitarlo, caminando para acá y después para allá, y si se agarra una oreja los otros también, el comandante ahora decide que las FARC deben rendirse, ante el aplauso de los gobiernos reaccionarios de Colombia, Perú, Estados Unidos y México entre otros. Los demás están pensando lo que se traerá entre manos ahora el gran jefe, para intentar descubrir la artimaña y los pro o los contra antes de decidirse a aplaudirlo. El rey está de boca callada, tal vez de boca abierta. Correa, que apoyándose en la potencia del gran jefe se había hecho el gallito con los colombianos rompiendo relaciones con Bogotá, ahora se encuentra con una mano adelante y otra atrás, sin piso para continuar la guerra verbal y diplomática contra sus vecinos. Bachelet la piensa mucho antes de autorizar a algún vocero a decir esta boca es mía, ya que debe ver lo que hace Correa pues éste es su amiguito en relación a Perú, es su aliado estratégico, con quien cuenta para torear a García y no puede darse el lujo de que alguna vez se llegue a una alianza entre esos dos países. Una vez en guerra con Perú por el Amazonas, otra en guerra con Colombia por el bombazo al segundo líder de las FARC, los ecuatorianos permanecen en el ojo del huracán.
Recordamos que Correa se ha distanciado de las bases, como buen burócrata, sacándose la careta izquierdista y confundiendo a la platea que le gritaba y lo vitoreaba como un líder popular para luego bajar la voz y hoy día verificar el salto mortal que les hizo el presidente ecuatoriano obligando a las principales fuerzas sociales a pasarse a la oposición (una vez más, ya esto parece cuento del lobo). Produce la impresión de que los compas de la CONAIE no han manejado estrategia, sino que han corrido al apoyo a Gutiérrez, que les mintió para luego perseguirlos, y posteriormente corrieron detrás de Correa, quien nuevamente les hace la jugada. El caso es que Correa tendrá ahora que dar marcha atrás en su envalentonamiento contra el gobierno colombiano, el gran ganador de esta nueva jugada chavista.
Las acusaciones colombianas contra Chávez eran graves, desde que financiaba a la guerrilla hasta que les daba apoyo, al tanto que el pobre Correa, queriendo hacer lo mismo, siguiendo al líder que se agarraba la oreja izquierda, se embarcó y le tocó pagar los platos rotos recibiendo el ataque aéreo fulminante que acabó con el segundo de las FARC. Ahora el gran líder lo deja solo en un sálvese quien pueda yo diría sumamente egoísta. Vaya uno ahora a confiar en los computadores.
Chávez tuvo efectivamente una dura advertencia interna con los tres millones y medio de votos suyos que se abstuvieron en la última consulta popular evitando darle más poderes plenipotenciarios, votos que aspiran más a un proceso de cambios liderado desde abajo que desde el Olimpo. Luego tiene la oportunidad histórica de darle un fuerte palo a McCain y apoyar a Obama mediante un golpe maestro de diplomacia, es decir, sacrificando a las FARC, lo que le permitirá también elevar sus acciones con el gobierno francés y de paso con el español, donde el rey se la tiene jurada, puesto que esa política de ingerencia en las luchas internas de otros países le viene como anillo al dedo a franceses y españoles para su lucha contra ETA.
Los luchadores en todos los países de diferentes corrientes y partidarios de las más diversas formas de lucha han acostumbrado a orientar sus relaciones internacionales sobre la base de bloques y de ideologías. Aquí en Chile tenemos a varios grupos admiradores de esta guerrilla o de la otra, así como de ese o de aquel presidente de tal o cual país. Los desafortunados tienen también que cambiarse de bando cada vez que sus líderes o grandes jefes lo hacen, quemando los ídolos que adoraban días atrás. Están más preocupados de las afinidades ideológicas que de la reconstrucción de los elementos identitarios y comunitarios de los habitantes y naciones que viven en Chile.
Para nada podemos ponernos al lado de Chávez en su intento de desear o solicitar la extinción de algún grupo opositor del país que sea, por más que tengamos diferencias con ese grupo, ya que con ello legitima abiertamente la persecución a cualquier colectivo, sean ellos guerrilleros o pacifistas. Si aquí en Chile estamos en desacuerdo con diferentes colectivos por distintos motivos, jamás lo haremos por instrucciones de Chávez o de quien sea, pues sabemos muy bien lo que podemos opinar dentro de nuestro propio territorio.
Sabemos que la crisis del petróleo está llegando a todas partes, ahora en grandes paralizaciones de camiones en Europa, y que Venezuela tendrá que ser interlocutor privilegiado para muchos, pero de allí a sentirse tan fuerte y omnipotente como para decretar la muerte de una guerrilla que se ha ganado el respeto de muchos en muchas partes, hay un abismo que se puede llamar oportunismo, quema de archivos. Las FARC hoy día son prescindibles para la estrategia del capitalismo de estado.
¿Cuándo Chávez hablará de las comunidades campesinas, originarias, barriales, afrodescendientes y otras que luchan desde abajo por organizar su vida comunitaria con autonomía en Colombia? ¿Y qué decir de las comunidades campesinas, originarias, barriales y otras que en el propio territorio venezolano tratan de sacarse de encima a los burócratas socialistas y capitalistas? ¿Piensa ese gobernante que Colombia ahora estará mejor con el predominio absoluto del militarismo y paramilitarismo? ¿No es más prudente un proceso negociador de desarme sobre la base de devolver la soberanía popular a la sociedad organizada?
La moraleja de esta historia que extiende sobre las FARC el pálido manto de la melancolía junto al vergonzante rostro de la traición, es que los jefes, líderes, afinidades ideológicas, platas externas y acuerdos tras bambalinas deben ser tirados al tacho de la basura y recomenzar nuestras luchas por la democracia desde la propia gente, desde abajo, desde los barrios y localidades.
Ya no se puede confiar en los jefes. Para mí es raro que haya caído el segundo, después el primero y ahora Chávez quiere darles el tiro de gracia…. Se me asemeja al caso de la muerte del secretario general del Partido Comunista sudafricano poco antes de la liberación negociada de Mandela. O a la muerte del Che mediante la contribución del Partido Comunista Boliviano y quien sabe de quienes más.
Sólo la democracia cotidiana de la recuperación de la soberanía popular desde abajo podrá superar las formas políticas y económicas capitalistas y socialistas que actualmente se disputan el liderazgo de nuestras sociedades. Basta ya de maniobras y jugadas.
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Pre candidato independiente a la alcaldía de Valparaíso
jaimeyovanovic@yahoo.es