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La izquierda y los movimientos sociales

26.12.08

La izquierda y los movimientos sociales

Profesor J

Hay una tradición que aún permanece en un sector de la izquierda que apunta a la representación de los movimientos sociales, siendo difícil para ellos la comprensión de que esos movimientos son o pueden ser sujetos de conocimiento y de sus propias decisiones. El principal argumento para esa separación y afán de conducción es la ausencia de “conciencia”, es decir, este grupo de militantes es poseedor de la claridad, de la luz, el movimiento no la tiene, vaga en las tinieblas.

¿Cuál es el origen de esa concepción y por qué es tan fácil su instalación en sectores militantes?

Esa práctica de “representación”, es decir, pensar por fuera del movimiento lo que le conviene, con el pretexto de que el movimiento es economicista y reivindicativo y ese sector de izquierda -por suerte cada vez más minoritario- es político, tiene su historia. Antiguamente los señores patriarcas designaban a algunos para concentrar en sus manos la dirección de las prácticas comunitarias religiosas que dejaron de ser horizontales por la necesidad del poder patriarcal -la dominica potestas- y se fue estructurando junto al cetro del pater familias el saber-poder, el uso de un saber elitista y separado del resto de la gente, una especie de costra burocrática de elegidos que se escogían entre ellos mismos y vivían a costas del señor.

Estos grupos de izquierda que todavía sobreviven sin reconocer que los movimientos pueden pensar por sí solos, son similares a esa estructura del saber-poder de la antigüedad y corresponden a una fase histórica que no tiene destino, es decir, la sociedad del futuro, la sociedad sin clases no va a necesitar a esos grupos de iluminados que atesoran la ideología como el Santo Grial.

No toda la izquierda es así, mucha cautela, hay sectores que están aprendiendo. vea por ejemplo la diferencia entre las Farc y el ELN de Colombia, donde las primeras dirigen aún a las comunidades originarias y campesinas de las regiones que controlan, no así el ELN, que respeta las autoridades y formas de deliberación de los movimientos.

Esos representantes ideológicos del señor patriarca designaban de entre ellos a los que llamaban pastores, es decir, guías y cuidadores del rebaño, que evitan que las ovejas se desbanden y aseguran que se mantengan en la línea, es decir, detrás de ellos, que son los enviados del amo. Otros eran encargados del apostolado, es decir convencer a los que no quieren venir al rebaño. Es evidente que se lo creían, ya que eran sometidos a una serie de rituales para que el fuego divino entrara potente y le metían mescalina, peyote, ayaguaska, hachis, opio, o lo que fuese para que viera a los ángeles. Esas plantas alucinógenas anteriormente eran consumidas entre todos, luego se hicieron sólo para ceremonias y posteriormente los momentos, lugares y dosificación eran determinados por los pastores.

En el patriarcado desarrollado, las divinidades son dejadas para el vulgo, mientras los señores esclavistas se hacen mecenas e instalan espacios donde un filósofo educa a otros debajo de un árbol, que está en su propiedad, claro está. Se crean las escuelas filosóficas y de allí salen los que van a representar al señor en el Ágora, el espacio público del gobierno de los ciudadanos, escondiendo que sólo eran considerados ciudadanos los que tenían un tamaño de propiedad mayor a cierta cantidad, un determinado numero de esclavos, etc. De modo que el Ágora, la famosa democracia griega no era nada de eso, pura teoría y principios demagógicos, ya que apenas un 2% de la población se reunía para determinar sobre la vida de los demás. La democracia era mejor que la demagogia de los pastores.

Los señores pagaban para que otros fuesen al Ágora a hablar por ello, para “representarlos”, es decir, asegurar la “presencia” del otro mediante la transferencia de su soberanía o poder en la figura del sofista aquel. Nace la clase política, que cumplió funciones tan adecuadas a la dominación como lo hacen los pastores. En la edad media vuelven a tomar la dirección de los asuntos del rebaño los pastores nuevamente, pero con el desarrollo del capital otra vez perderían las riendas

Cuando surgen las relaciones capitalistas de producción, esa ideología del rebaño y de la representación no era funcional a la burguesía, que tuvo que inventar la suya: Frente al cielo levanta la Utopía, frente al dogma de la Fe erige el dogma de la objetividad científica, frente al dogma de la divinidad instala el dogma de la racionalidad, fuente a la luz divina que orienta los destinos coloca el iluminismo como faro de la luz del saber que ilumina el camino a los ignorantes, frente a la iglesia católica monta las iglesias protestantes y frente a la ideología de la servidumbre levanta la ideología del trabajo, como puede apreciarse en los análisis que han hecho Marx, Engels y Weber sobre la ideología protestante.

Esa práctica llegó a su momento culminante con la diferencia entre los jacobinos y las demás formas de entender la participación en la Asamblea Constituyente. Los girondinos, los partidarios de la Gironda, esto es la burguesía portuaria que vivía de la exportación y exportación desde y hacia los feudos y de la s guerras coloniales, escogía entre ellos a los que hablarían en su nombre. Los jacobinos, ante la presión de los sans culotte instalan a sus representantes en los distritos para que vota la población. Hay que recordar que tuvieron que acabar con los estamentos cerrados, es decir, categorías sociales que se representaban a sí mismas, el clero y la nobleza, en tanto la burguesía se decía que representaba al resto, o sea, campesinado, obreros, artesanos, comerciantes, profesionales, burgueses y etc.

Dirigir a alguien que tiene otras ideas, por ejemplo los sans culottes pusieron la carne de cañón, pero no podían tener “representantes”, es complejo, lo que obligaba a los jacobinos a desplegar lo que se llamaron los famosos oradores que exitaban y convencían a las masas. Dantón jamás aceptó que en los distritos se impusiera el autogobierno y la democracia directa que levantó el sector de los sans culottes llamado “los rabiosos”, como hoy día llaman “extremista” a un luchador social. Era la disputa entre el protagonismo directo de los de abajo y la “representación” jacobina, donde la potencia de la sociedad se delega para ser concentrada en el cuello de botella del diputado.

La teoría de la representación fue muy bien presentada por Thomas Hobbes, secretario del filósofo inglés Sir Francis Bacon, padre de la ciencia experimental moderna, que escribió un libro llamado Leviatán, en alusión al monstruo bíblico, donde sostiene que cada persona debe desprenderse de una parte de su soberanía popular para depositarla en el soberano.

Hoy día hay diversos grupos y colectivos que están comprendiendo que se debe superar la teoría de la representación, en especial porque el estado ya no cumple las funciones de antes y, en vez de reforzarlo exigiendo que resuelva nuestros problemas, parece más prudente debilitarlo asumiento iniciativas sociales desde abajo mediante la autonomía y la autogestión.

Abrazos
Profesor J
profesor_j@yahoo.com


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