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Siete vientos en los calendarios y geografías de abajo. Cuarto Viento: Una digna rabia organizada

13.02.09

SIETE VIENTOS EN LOS CALENDARIOS Y GEOGRAFÍAS DE ABAJO

Cuarto viento: Una digna rabia organizada

Palabras del Teniente Coronel Insurgente Moisés.

Buenas tardes a todos compañeros, compañeras.

Compañeros, les quiero pues platicar, transmitir de lo que hacen nuestros compañeros de las distintas autoridades de los cinco Caracoles. A los compañeros, como dijo el compañero Villoro, parece que sí está leyendo bien de lo que están haciendo nuestros compañeros y compañeras autoridades autónomas. Sólo le quiero completar un poco de lo que ya mencionó: lo que es el trabajo político sobre democracia.

Son tres niveles de cómo están practicando por ahora. Hace quince años, no había lo que ahora están practicando los compañeros y las compañeras de las autoridades, y las autoridades de los pueblos y de las Juntas de Buen Gobierno. ¿Cuáles son esos tres? Son tres colectivos y uno de ésos se divide en cientos de colectivos. O sea, la primera instancia son los pueblos, un colectivo que son cientos de pueblos que conforma pues cada Caracol. Y luego, el otro colectivo es los Marez que son hombres y mujeres, autoridades elegidos por esos cientos de colectivos que ya les dije. Y dentro de esos dos colectivos, los Marez y los pueblos, son elegidos el otro colectivo que son los compañeros y las compañeras Juntas de Buen Gobierno.

Así, forma nuevamente un colectivo de esos tres colectivos para llevar a la práctica, en su caminar de quince años, lo que es los siete principios del mandar obedeciendo. Pero no sólo, aquí están pues mis compañeros mandos políticos, los compañeros comandantas y comandantes que ellos y ellas leen escuchando, que ellos y ellas leen mirando, y también leen haciendo.

Les voy a platicar algunos pues logros de lo que han hecho los compañeros y compañeras de esos tres colectivos que ya les mencioné. Por ejemplo, la Junta de Buen Gobierno en el Caracol uno, que es La Realidad, han inventado pues lo que le llamaron Banpaz, que quiere decir: Banco Popular Zapatista. Si ustedes nos preguntan o piensan, se imaginan, queriéndonos preguntar de dónde el recurso. Otro es el impuesto que se le cobra al mal gobierno porque está metiendo la carretera para que llegue fácil sus policías y su ejército a desalojar a nuestros compañeros y compañeras, y a otros hermanos y hermanas, en Montes Azules. Y ahí se le cobra pues el impuesto y eso es lo que invierten en el Banco Popular Zapatista.

¿Para qué? Porque los compañeros de esos tres niveles de autoridades, o sea, los comisariados, comisariadas, agentes y agentas, y los Marez y la Junta forman un colectivo para escucharse entre ellos, para mirar lo que hay dentro de su trabajo. Una vez visto, leído, esas dos empiezan a mirar también cómo hay que hacer lo que piensan ese colectivo. Y que después se va a la consulta en los pueblos, si es aceptado de lo que piensan los compañeros y las compañeras.

Ahí está, por ejemplo, también, del Caracol dos de Oventik, los colectivos de autoridades. Nunca existía antes una escuela secundaria, que ahora la tienen, que ahí se preparan. Y les está demostrando pues a los compañeros, como la vieron, que ahí aprendió, porque ahí salió su maestra, su maestro, a la compañera Lupita, que les leyó el cuento ayer.

Ahí está también el ejemplo de los compañeros y compañeras del Caracol tres, de la Junta de Buen Gobierno de lo que es La Garrucha. Ahora, esos tres colectivos, ellos están viendo de la mejor forma de cómo se va a trabajar la madre tierra. Antes no sabían, no entendían qué cosa es el ser ingeniero o ingeniera. Ahora ya lo entienden porque ellos mismas y mismos lo están practicando.

Ahí está también el ejemplo de los compañeros del Caracol cuatro de lo que están haciendo los compañeros y compañeras de la Junta, de los tres niveles, que están haciendo también el cómo mejorar.

Compañeros y compañeras, les podemos dar un ejemplo de lo que yo he visto, porque trabajo con los compañeros y las compañeras, los acompaño. De ahí es donde sale lo que les estoy diciendo, no es mío, es de los compañeros y de las compañeras. Por ejemplo, también, porque a la mejor hay varios de aquí los que están compañeros y compañeras, de los que han dado su solidaridad como solidarios o solidarias de algunos proyectos. Queremos que la escuchen para que se entienda de lo que a veces ha pasado, de lo que a veces ha sucedido.

Cuando llega un proyecto de algún compañero o compañera solidario o solidaria, los compañeros de la Junta de Buen Gobierno lo reciben como propuesta, porque ellos no pueden aceptar, porque es el pueblo la que va a aprobar si sí o no. Porque son ellos y ellas las que van a trabajar, no es la Junta, no es los compañeros y compañeras de los Marez.

Los compañeros y compañeras autoridades la entienden de que los compañeros y compañeras solidarias, que con esfuerzo también consiguen de donde están, de donde viven, se exige pues de que entonces lleguen los informes. Se entiende, pero también, de acá, esperemos pues así que no se ofendan o se ofenden, pero de donde viven nuestros compañeros y compañeras no hay avión, no hay helicóptero, no hay tren o metro no sé cómo le dicen a eso. Lo único que hay es bipié, es decir, los dos pies. Que hay que caminar y algunos caballos que están en resistencia también.

Entonces, eso tarda, tarda pues así de que sea aprobado pues los proyectos y, luego, en lo que llega pues así el mensaje de los compañeros y compañeras solidarios, solidarias, a que reciban de que es aprobado.

Pues ojalá de que, de aquí en adelante, los compañeros y compañeras autoridades tienen un montón de trabajo, porque son algunas menciones lo que les estoy diciendo. Realmente pues, en las Juntas, en las cinco Juntas, tienen un montón de trabajo que no se imaginan, porque no sólo nada más ven eso, cada punto de los que les dije. Hay problemas que resolver sobre justicia y muchas otras cosas más.

Y luego, el método pues es que tiene que estar enterado el pueblo, tiene que saber el pueblo, o sea que tiene que ser consultado. Es ahí donde se atrasa pues el trabajo, pero no es lo que nos hace mal el atrasar el trabajo, es lo contrario, es lo que nos hace bien porque entonces es el pueblo que aceptó el bien. Sólo porque entonces hay atrasos pues.

Y también, lo que les quiero platicar es de que los compañeros… La democracia, como están diciendo o como estamos escuchando a los compañeros, las que están trabajando pues como autoridades, también ya se están dando cuenta de que tienen una gran responsabilidad de lo que nunca habían visto. Y el método que usan pues, es la de discutir, la de escucharse, la de mirarse, la de hacer una vez lo que sale pues así pensado y, luego, esas autoridades, hombres y mujeres, ya aprendieron de que entonces ellos y ellas no nada más van a dictar como ser, como ser dirigente. La palabra misma dice dirigir creo que ahí sale la continuación de eso: dirigente. Y entonces los compañeros dicen: “no, aquí vamos a discutir, aquí vamos a llevar la propuesta a la asamblea general”.

Y cuando les digo la asamblea general es que están aquí todos y todas las autoridades de los pueblos que son hombres y mujeres. Y están también las autoridades, hombres y mujeres de los Marez, tienen un sentir luego luego los compañeros y las compañeras. Dicen: “esto no lo vamos a aprobar aquí, tenemos que llevar a nuestros pueblos porque son ellos y ellas las que van a decidir si sí o no.

Y las propuestas de los compañeros de las Juntas de Buen Gobierno, de lo que ven de lo que hay que hacer, o de lo que ven de lo que está mal, esa asamblea general de autoridades hay cosas que ahí dictan de cómo se tiene que corregir, y hay cosas que las tienen que llevar en las comunidades para que se enteren todos los pueblos, hombres y mujeres, qué mal está haciendo su autoridad o cuáles son las fallas de su autoridad.

Ahí están demostrando los compañeros de que están practicando lo de no suplantar, porque ellos no lo deciden, lo sienten que no pueden decidir ellos, que tiene que decidir su pueblo.

Y cuando se trata de una propuesta de un trabajo, o de algún proyecto, se lleva pues la propuesta en los pueblos. Cada colectivo de pueblos empiezan a discutir, y en la asamblea general, como si fuera como esto que estamos acá, empiezan a proponer los pueblos, las autoridades de cada pueblo bien visto, porque de ahí están escuchándose cientos de hombres y mujeres cuál es la propuesta de la mejor idea de cómo se piensa hacer el trabajo.

De ahí, como un pueblo común pues ya hay eso, inmediatamente sale el acuerdo, creo que dicen unánime, creo se dice, porque entonces ahí hay algunos o algunas de las compañeras en los pueblos que luego, luego, los convence la mayoría. Entonces, la práctica que están llevando a cabo los compañeros, no nos imaginábamos antes del 94, pero cuando se practica, cuando se lleva pues así en los hechos, las cosas cambian y se mejoran.

Y si ustedes me preguntan o se imaginan porque de seguro de que entonces quisieran hacer preguntas, será del todo es bien de lo que están haciendo… si es grave la falla, el error, del compañero o de la compañera, simplemente se les agradece, se hace a un lado. Se hace un lado, pero no se va. O sea, no se va del base de apoyo, se va de ser servidor del pueblo, porque no lo está haciendo como el pueblo manda. Y todo eso, lo que les estoy diciendo, los compañeros y las compañeras dicen: “¿por qué no nos dejaron hacer los malos gobiernos en aquellos tiempos esto?”. Y ellos mismos se dicen: “no, porque si nos hubieran dejado, México no estaría como esto”, se responden los compañeros y las compañeras.

Los compañeros y compañeras han llevado a cabo la práctica pues, así real, y han inventado, han creado, la forma de cómo cuidar a su autoridad. Y lo han visto ahora que sí funciona. Porque, como les digo, tienen de apoyo, que le llaman la Comisión de Vigilancia. Ellos son los que reportan pues a sus pueblos en sus asambleas municipales de lo que está pasando. Y cuando hay asamblea general, ahí donde se le pide la cuenta a las Juntas de Buen Gobierno, ha funcionado. Porque es así como se ha corregido los errores y las fallas que han tenido los compañeros y las compañeras.

Y lo que hemos visto, también, de lo que hacen las compañeros y las compañeras, sobre todo las compañeras, la participación de ellas, que ya en los tres niveles de autoridades ya están participando ahí las compañeras, porque hay compañeras como Juntas de Buen Gobierno y hay compañeras como de los Marez, y hay compañeras como autoridades, comisariadas y agentas en los pueblos.

Y eso, a los compañeros los reconocen ya, porque entonces también asumen la responsabilidad que son la autoridad máxima. Entonces, pero también entienden a esa autoridad máxima que son las autoridades de todos esos tres colectivos dicen: “no somos los que mandamos, estamos aquí como representantes, la que manda es el pueblo”.

Aquí les quiero contar una cosa: cuando los compañeros logran entender cuál es eso que se dice que es el pueblo la que manda hay que tener cuidado. ¿Por qué? Porque los compañeros… ha habido de que cuando hay una propuesta del colectivo que es el Municipio Autónomo ha sucedido, por ejemplo, de que un pueblo no quiere, o sea, que no acepta la gran mayoría, entonces, la solución (ahí es donde se necesita la inteligencia) entonces… ese trabajo ya tiene un fin, ya sea para que ahí se mantienen las distintas autoridades, los turnos de las autoridades de los Marez, o sea, no es para que se reparten en las comunidades, sino es para que no cooperen las comunidades, es para que no salga de su bolsillo lo poco que le queda, por eso se hace el trabajo colectivo.

Entonces, en vez de que se van a agarrar para quedarse peleados los compañeros con la mayoría y con una minoría, porque es un pueblo que no acepta, que no quiere, simple y sencillamente dicen los compañeros: “no hay problema compañero, compañera, nosotros vamos a trabajar pues en el colectivo, nada más sepa de que ahí va a salir de lo que gastan nuestras autoridades, y que le vamos a pedirle cuentas a nuestras autoridades en cómo se está gastando, en cómo se está usando. Y si ustedes como pueblo no la quieren, no hay problema. Sigue siendo la autoridad para ustedes nuestros compañeros. Sólo que a la hora de que hay un colectivo municipal le dicen: pero hay otra forma de cómo hacer. Ahí en su comunidad, hagan trabajo colectivo. Para que no realmente salga en su bolsillo de cada uno de ustedes. Hagan un trabajo colectivo para que ahí salga en el colectivo de lo que hay que darle a los compañeros y compañeras del Municipio Autónomo.

Entonces, no se encuentra la división, por decir ahí así eso pues. Por eso, les estaba diciendo de que los compañeros y compañeras autoridades leen escuchando; leen mirando de cómo hay que hacer, de lo que ven. Y leen haciendo. Porque ahí se va a demostrar, en la práctica pues, de lo que se miró y de lo que se escuchó.

Ahí está, por ejemplo pues, así de los compañeros autoridades de La Garrucha, que les estoy diciendo de la Ley Agraria. Que lo están viendo ahorita de cómo van a cuidar la tierra. Mejoraron ya la Ley Agraria Zapatista, de lo que había ya ahí, que se están entregándose pues, para cuidar la tierra. Agregaron más, de lo que se necesita, de lo que hay que cumplir para cuidar pues así la madre Tierra.

Entonces, cuando estaban discutiendo ahí los compañeros, hubo un municipio autónomo y dijo así: “¿por qué el mal gobierno, y por qué los diputados y senadores no hacen así como lo que estamos haciendo?”. Porque la ley que se hace hay que cambiarla. ¿Cada cuándo? Cuando se necesita, cuando se vea, cuando se escucha que ya no está funcionando.

Y los compañeros, porque ahí funciona pues así Radio Insurgente, los compañeros respondieron: “¿qué no has escuchado Radio Insurgente de cómo es que entonces viven los diputados y los senadores y el mal gobierno? Hacen leyes para ganar dinero”. Pues dónde van a hacer pues así como lo que estamos haciendo.

Yo les digo esa ley de cómo es que pensaron de cómo van a cuidar la tierra que está recuperada.

Hay muchas cosas que han inventado los compañeros sobre la salud, sobre la educación, sobre comercio. Hasta, incluso, de tránsito. Los compañeros no tienen carros, pero se ven obligados de cómo es que tienen que controlar. Porque se dieron cuenta los compañeros y las compañeras que los propietarios de los carros que hay de pasajeros se estaban volviendo como un terrateniente, de como estaba antes. Porque sólo los que son propietarios entraban y salían. Sólo ellos quieren ocupar, adueñarse de la carretera. Mientras a otros no los permitían.

Entonces, los compañeros dijeron: “esto no, ya se acabó, es igual a como el terrateniente. Se tienen que organizarse como cooperativa, o como colectivo”. Porque así como todos queremos comer el pan… mirando de lo que hay, escuchando de lo que pasa, y la van haciendo pues en la práctica.

Compañeros y compañeras: Hay mucho que decir de los compañeros, de cómo lo hacen. Pero, con el tiempo, la van a ir pues así descubriendo. Y ojalá que no se cansan pues, en visitarlos, en conocerlos, para comprender mucho más mejor que dar una plática, una explicación.

Porque ahí están y ahí van a seguir. Y seguirán ahí los compañeros y compañeras autoridades y los pueblos zapatistas.

Sólo, compañeros y compañeras.

INTERVENCIÓN DEL SUBCOMANDANTE INSURGENTE MARCOS EN LA SESIÓN DEL 4 DE ENERO DEL 2009.

Buenas tardes.

Está con nosotros Don Luis Villoro. Si me permite, el compañero Luis Villoro.

Su cercanía a los pueblos indios de este país no es posterior a 1994, sino que lo antecede en varios calendarios.

En nuestro caso, las zapatistas, los zapatistas, su apoyo ha sido vital. Lo diré llanamente: más de uno, de una, en las comunidades indígenas, está viva, vivo, y luchando gracias al apoyo de este hombre. Y nunca, nunca, insinuó siquiera que esperara algo a cambio de su apoyo, cosa que sí hicieron otros, otras.

En él hemos encontrado un oído generoso y, desde que salimos a la luz pública, ha tratado de entendernos, y sus pensamientos no pocas veces han sido el combustible de nuestro paso. Y no saben ustedes lo difícil que ha sido encontrar, en estos 15 años, a alguien que trate de entendernos y no de juzgarnos.

Con él, como con otros, hemos tenido y tenemos diferencias, y nuestras discusiones han sido agrias no pocas veces, como la que se refiere al movimiento estudiantil que, hace 10 años y desde la UNAM, nos asombró y nos enseñó a los zapatistas.

Con todas estas diferencias, nunca ha habido en nuestro corazón la menor duda de sus convicciones y compromisos del lado de acá, abajo y a la izquierda.

Catalogar al que piensa diferente de nosotros como de “derecha”, como una torpe y ruin pancarta declaraba ayer, es una manifestación de una tendencia impositiva hecha, paradójicamente, por quienes dicen reivindicar lo libertario. Tal vez no sé mucho, pero hasta donde alcanzo, el anarquismo libertario no exime de conocer. Y hay que conocer antes de juzgar y condenar.

Es un honor, Don Luis, tenerlo hoy de nuestro lado, como de por sí ha sido desde hace 15 años.

El mundo que soñamos no es uno con unanimidad de pensamiento, así sea el nuestro, el zapatista, ni con la hegemonía impuesta que ella conlleva.

Salud Don Luis, sólo queríamos decirle que tiene usted, desde hace luengos calendarios, un lugar en el moreno corazón que nos anima.

Se supone que, después de la intervención de Moy, del Teniente Coronel Insurgente Moisés, yo les leería un cuento. Ya será después, ahora tenemos qué decir algo diferente. Va:

De siembras y cosechas

Tal vez lo que voy a decir no venga al caso de lo que es el tema central de esta mesa, o tal vez sí.

Hace dos días, el mismo en el que nuestra palabra se refirió a la violencia, la inefable Condoleezza Rice, funcionaria del gobierno norteamericano, declaró que lo que estaba pasando en Gaza era culpa de los palestinos, por su naturaleza violenta.

Los ríos subterráneos que recorren el mundo pueden cambiar de geografía, pero entonan el mismo canto.

Y el que ahora escuchamos es de guerra y de pena.

No muy lejos de aquí, en un lugar llamado Gaza, en Palestina, en Medio Oriente, aquí al lado, un ejército fuertemente armado y entrenado, el del gobierno de Israel, continúa su avance de muerte y destrucción.

Los pasos que ha seguido son, hasta ahora, los de una guerra militar clásica de conquista: primero un bombardeo intenso y masivo para destruir puntos militares “neurálgicos” (así les dicen los manuales militares) y para “ablandar” las fortificaciones de resistencia; después el férreo control sobre la información: todo lo que se escuche y vea “en el mundo exterior”, es decir, externo al teatro de operaciones, debe ser seleccionado con criterios militares; ahora fuego intenso de artillería sobre la infantería enemiga para proteger el avance de las tropas a nuevas posiciones; después será el cerco y sitio para debilitar a la guarnición enemiga; después el asalto que conquiste la posición aniquilando al enemigo, después la “limpieza” de los probables “nidos de resistencia”.

El manual militar de guerra moderna, con algunas variaciones y agregados, está siendo seguido paso a paso por las fuerzas militares invasoras.

Nosotros no sabemos mucho de esto y, es seguro, hay especialistas sobre el llamado “conflicto en Medio Oriente”, pero desde este rincón algo tenemos que decir:

Según las fotos de las agencias noticiosas, los puntos “neurálgicos” destruidos por la aviación del gobierno de Israel son casas habitación, chozas, edificios civiles. No hemos visto ningún bunker, ni cuartel o aeropuerto militar, o batería de cañones, entre lo destruido. Entonces nosotros, disculpen nuestra ignorancia, pensamos que o los artilleros de los aviones tienen mala puntería o en Gaza no existen tales puntos militares “neurálgicos”.

No tenemos el honor de conocer Palestina, pero nosotros suponemos que en esas casas, chozas y edificios habitaba gente, hombres, mujeres, niños y ancianos, y no soldados.

Tampoco hemos visto fortificaciones de resistencia, sólo escombros.

Hemos visto, sí, el hasta ahora vano esfuerzo de cerco informativo y a los distintos gobiernos del mundo dudando entre hacerse patos o aplaudir la invasión, y una ONU, ya inútil desde hace tiempo, sacando tibios boletines de prensa.

Pero esperen. Se nos ha ocurrido ahora que tal vez para el gobierno de Israel esos hombres, mujeres, niños y ancianos son soldados enemigos y, como tales, las chozas, casas y edificios donde habitan son cuarteles que hay que destruir.

Entonces seguramente los fuegos de artillería que esta madrugada caían sobre Gaza eran para proteger de esos hombres, mujeres, niños y ancianos el avance de la infantería del ejército de Israel.

Y la guarnición enemiga a la que quieren debilitar con el cerco y sitio que se está tendiendo en torno a Gaza no es otra cosa que la población palestina que ahí vive. Y que el asalto buscará aniquilar a esa población. Y que cualquier hombre, mujer, niño o anciano que logre escapar, escondiéndose, del asalto previsiblemente sangriento, será luego “cazado” para que la limpieza se complete y el mando militar al mando de la operación pueda reportar a sus superiores “hemos completado la misión”.

Disculpen de nuevo nuestra ignorancia, tal vez lo que estamos diciendo no venga, en efecto, al caso, o cosa, según. Y que en lugar de estar repudiando y condenando el crimen en curso, como indígenas y como guerreros que somos, deberíamos estar discutiendo y tomando posición en la discusión sobre si “sionismo” o “antisemitismo”, o que en el principio fueron las bombas de Hamas.

Tal vez nuestro pensamiento es muy sencillo, y nos faltan los matices y acotaciones tan necesarios siempre en los análisis pero, para nosotras, nosotros, zapatistas, en Gaza hay un ejército profesional asesinando a una población indefensa.

¿Quién que es abajo y a la izquierda puede permanecer callado?

¿Sirve decir algo? ¿Detienen alguna bomba nuestros gritos? Nuestra palabra, ¿salva la vida de algún niño palestino?

Nosotros pensamos que sí sirve, que tal vez no detengamos una bomba ni nuestra palabra se convierta en un escudo blindado que evite que esa bala calibre 5.56 mm o 9 mm, con las letras “IMI”, “Industria Militar Israelí” grabadas en la base del cartucho, llegue al pecho de una niña o un niño, porque tal vez nuestra palabra logre unirse a otras en México y el mundo y tal vez primero se convierta en murmullo, luego en voz alta, y después en un grito que escuchen en Gaza.

No sabemos ustedes, pero nosotros y nosotras, zapatistas del EZLN, sabemos lo importante que es, en medio de la destrucción y la muerte, escuchar unas palabras de aliento.

No sé cómo explicarlo, pero resulta que sí, que las palabras desde lejos tal vez no alcanzan a detener una bomba, pero son como si se abriera una grieta en la negra habitación de la muerte y una lucecita se colara.

Por lo demás, pasará lo que de por sí va a pasar. El gobierno de Israel declarará que le propinó un severo golpe al terrorismo, le ocultará a su pueblo la magnitud de la masacre, los grandes productores de armamento habrán obtenido un respiro económico para afrontar la crisis y “la opinión pública mundial”, ese ente maleable y siempre a modo, volteará a mirar a otro lado.

Pero no sólo. También va a pasar que el pueblo Palestino va a resistir y a sobrevivir y a seguir luchando, y a seguir teniendo la simpatía de abajo por su causa.

Y, tal vez, un niño o una niña de Gaza sobrevivan también. Tal vez crezcan y, con ellos, el coraje, la indignación, la rabia. Tal vez se hagan soldados o milicianos de alguno de los grupos que luchan en Palestina. Tal vez se enfrente combatiendo a Israel. Tal vez lo haga disparando un fusil. Tal vez inmolándose con un cinturón de cartuchos de dinamita alrededor de su cintura.

Y entonces, allá arriba, escribirán sobre la naturaleza violenta de los palestinos y harán declaraciones condenando esa violencia y se volverá a discutir si sionismo o antisemitismo.

Y entonces nadie preguntará quién sembró lo que se cosecha.

Por los hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.

Subcomandante Insurgente Marcos.
México, 4 de enero del 2009.


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