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Obispo brasileño acusa a Lula de paralizar los movimientos sociales y las organizaciones populares. Confía en la era “pos Lula”

24.02.09

Brasil: SOS Amazonia

“En la inauguración del foro, los líderes indígenas formaron una “corriente humana” para escribir la frase “SOS Amazonia”. Entre las expresiones figuraba el dibujo, también confeccionado por los cuerpos entrelazados de los indígenas, de un nativo lanzando una flecha”

Una de las imágenes más impactantes durante el Foro Social Mundial (FSM), realizado del 27 de enero al 1 de febrero en Belém, estado de Pará, en el corazón de la Amazonia brasileña, fue propiciada por los representantes de pueblos indígenas de toda América Latina presentes en el encuentro.

En la inauguración del foro, los líderes indígenas formaron una “corriente humana” para escribir la frase “SOS Amazonia”. Entre las expresiones figuraba el dibujo, también confeccionado por los cuerpos entrelazados de los indígenas, de un nativo lanzando una flecha.

El “dibujo humano” fue promovido por la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonia Brasileña (COIAB), una de las instituciones que están intensificando la movilización por la garantía de plenos derechos de los pueblos indígenas, en especial los que se encuentran en la región amazónica, donde varios proyectos económicos están generando múltiples inquietudes entre los pueblos autóctonos.

La realización del FSM en plena Amazonia fue ocasión propicia para la reiteración de los derechos de los pueblos indígenas de todo el continente, y particularmente de Brasil. Participaron 1,900 indígenas, representando a 120 etnias, en la mayor participación indígena registrada en la trayectoria del Foro Social Mundial.

Uno de los principales eventos —entre las más de 2,600 actividades realizadas durante el foro, en el que participaron 80,000 personas de 150 países— relacionados con la cuestión indígena fue la Asamblea Pan-Amazónica del FSM, que concluyó con una convocatoria a los “pueblos del mundo para solidarizarse y apoyar la lucha de los pueblos de la Pan-Amazonia”. El encuentro procuró reflejar las principales demandas de los 44 millones de indígenas que viven en América Latina, representando a 10% de la población de la región. Las tierras indígenas representan aproximadamente 27% del área correspondiente a los nueve países integrantes de la llamada Pan-Amazonia (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela).

El comunicado final de la Asamblea Pan-Amazónica fue una referencia directa a los proyectos mineros y grandes centrales hidroeléctricas que se están desarrollando en la Amazonia brasileña y que están amenazando el modo de vida de varios pueblos indígenas. También resaltó, entre otros puntos, el apoyo “a la lucha por la demarcación de las tierras y reconocimiento de los derechos colectivos de los pueblos indígenas, quilombos y comunidades tradicionales de la Pan-Amazonia”.

Asesinatos de indígenas

La violencia contra los pueblos indígenas en Brasil sigue preocupando mucho a quienes luchan por los derechos humanos y el desarrollo sustentable en ese país. Entre el 2003 y el 2007 se registraron 271 asesinatos de indígenas en todo Brasil, según registros del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), ligado a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).

Llamó la atención en el informe del CIMI el aumento en el promedio de asesinatos de indígenas, de 40 al año entre el 2003 y el 2005 a 57 en el 2006 y 92 en el 2007. El agravamiento de los conflictos agrarios, relacionados con tierras indígenas ocupadas por invasores y otras formas de ocupación ilegal, ha sido señalado como una de las principales causas de la escalada de asesinatos de indígenas en el país.

De hecho, la demarcación de las tierras indígenas, garantizada por la Constitución pero todavía no observada en muchos casos, es una de las grandes inquietudes de las comunidades indígenas brasileñas. La preocupación es especial en relación con la situación de la Amazonia, donde viven 163 pueblos indígenas, que suman 270,000 personas, aproximadamente 80% de la población indígena brasileña.

Son esos pueblos del bosque los que demandan mayor rapidez en los esfuerzos gubernamentales por la homologación de las tierras indígenas, asegurada por la Constitución, sobre todo ante el avance de varios grandes proyectos —como la construcción de centrales hidroeléctricas— que amenazan el modo de vida tradicional de las poblaciones nativas.

Demarcación y conflictos

Entretanto, de las 504 tierras indígenas situadas en la Amazonia, menos de la mitad ya ha concluido el procedimiento demarcatorio con el registro en el Departamento del Patrimonio de la Unión y Archivos de Registros de Inmuebles de los respectivos municipios. Mientras los procesos para la conclusión de dicho procedimiento siguen arrastrándose, prosiguen los conflictos como el de la reserva Raposa Serra do Sol, en el estado de Roraima.

En ese caso, una de las principales voces de apoyo a la causa indígena en Brasil, el obispo emérito de Goiás Velho, estado de Goiás, Mons. Tomás Balduíno, reconoce el esfuerzo en particular del Ministerio de Justicia para garantizar los derechos de los pueblos indígenas. “Debe alabarse el mérito de la Policía Federal, en la retirada de los [productores] arroceros situados en la reserva indígena y que tienen fuerte apoyo de políticos poderosos”, señala el prelado.

La reserva Raposa Serra do Sol, con un área continua de 1.7 millones de hectáreas, fue demarcada en 1998 y homologada en el 2005. En el 2008 la Policía Federal fue convocada para viabilizar la retirada de los arroceros que tienen haciendas situadas en el área indígena. Sin embargo, el gobernador de Roraima, José de Anchieta, dirigió un pedido al Supremo Tribunal Federal (STF) para la suspensión de la operación de la Policía Federal. Al mismo tiempo, el STF pasó a juzgar las más de 30 acciones que fueron presentadas cuestionando la demarcación del área continua.

La votación sobre las acciones comenzó en agosto del 2008, pero acabó suspendida en medio de la gran repercusión del caso en la opinión pública brasileña e internacional. En la reserva Raposa Serra do Sol viven, en casi 200 aldeas, cerca de 19,000 indígenas, de las etnias macuxi, wapichana, taurepang, ingaricó y patamona.

Existen además otros casos de conflictos relacionados con la demarcación que preocupan a los pueblos indígenas, como la Tierra Indígena Ñanderu Marangatú, estado de Mato Grosso do Sul, tradicionalmente ocupada por el pueblo kaiowá guaraní.

La situación es emblemática, considerando el elevado índice de suicidios entre ese pueblo, atribuido precisamente a la destrucción de su modo de vida tradicional. Entre el 2006 y el 2007 se registraron 61 suicidios de indígenas en Brasil, buena parte de ellos en Mato Grosso do Sul, estado donde también se han verificado casos de trabajo degradante de indígenas en zonas de plantación de caña de azúcar.

Otra situación preocupante es la de la Tierra Indígena Nonoai, estado de Rio Grande do Sul, en relación con la cual existe un proceso —que cuestiona su demarcación— que se desarrolla desde hace 22 años.

Ante este escenario general de inquietud, Mons. Balduíno considera que solamente la acción renovada de los movimientos sociales puede acelerar la garantía de los derechos de los pueblos indígenas, así como de la propia reforma agraria en Brasil.

Mons. Balduíno lamenta que el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder histórico venido del sector popular, electo por el Partido de los Trabajadores, haya contribuido a “paralizar los movimientos sociales y las organizaciones populares”. El religioso protesta también contra “el alineamiento del gobierno, o de sectores fuertes del mismo, con el agronegocio, que es contrario a los intereses de los sin tierra y los indígenas”.

Sin embargo, una nueva perspectiva para los movimientos sociales, en la visión de Mons. Balduíno, se abre “para la era post-Lula”, refiriéndose al término del mandato del presidente en el 2010. Para monseñor, “los movimientos sociales brasileños, que antes eran referencia internacional por su articulación y hoy están desunidos y debilitados, tienen hoy mucho que aprender de los países de América Latina, como Bolivia, Ecuador, Venezuela y Paraguay, donde las organizaciones populares están más fuertes y unidas y donde es fuerte el componente indígena”.

Noticias Aliadas, Internet, 18-2-09


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