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Sigue búsqueda de “culpables de la crisis”. Ahora en Hungría se persigue por eso a los gitanos

01.03.09

Hungría vive una escalada de odio hacia los gitanos
Domingo 1 de marzo 2009

La escalada del odio en Hungría hacia los gitanos es preocupante y el sistema legal no basta para frenar las cada vez más frecuentes muestras de racismo que causaron la muerte a siete personas de etnia romaní.

Esa es la conclusión de cinco organizaciones no gubernamentales, entre ellas la Unión para las Libertades Civiles (TASZ), cuyo representante, Balázs Dénes dijo a Efe que lo que sucede en el país es un verdadero pogromo contra los gitanos.

En un año las autoridades húngaras han registrado más de 50 actos violentos contra la población romaní, que causaron la muerte de siete personas, según datos de la TASZ.

El último caso fue en febrero en la aldea de Tatárszentgyorgy, escenario del asesinato de un gitano y de su hijo de cinco años, que fue otro eslabón en la cadena de violencia desatada contra esta etnia.

Dénes subrayó que en esta situación es de suma importancia que el presidente de la República, László Sólyom, dé un paso simbólico, como su participación en el entierro de las víctimas.

La Policía, después de días de investigaciones, ha admitido que ‘los ataques mortales contra gitanos están relacionados entre sí’ y que posiblemente se trate de un mismo círculo de criminales.

Gyorgy Ligeti, experto de la ‘Fundación Kurt Lewin - Por la Tolerancia’, explicó que la experiencia general es que en periodos de depresión económica la mayoría tiende a culpar a las minorías de los problemas que vive el país.

Agregó que debido a que muchos gitanos viven en la miseria, ha aumentado la posibilidad de que algunos se conviertan en ‘delincuentes de supervivencia’. Esto irrita a la mayoría, que atraviesa también por problemas existenciales, y que en muchos casos tacha a todos los romaníes de delincuentes.

Los partidos y organizaciones de extrema derecha, que forman ‘una muy pequeña minoría, pero muy visible’, son capaces de aprovecharse de esta situación, cuando hablan del ‘crimen gitano’, tal como lo hace el partido Jobbik o la Guardia Húngara.

La situación es tan grave que esta semana la Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI) del Consejo de Europa y la secretaría de Exteriores estadounidense han criticado a Hungría por el aumento del racismo en el discurso público.

El comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales, Vladimir Spidla, recalcó que en Hungría y otros países miembros de la UE ‘los gitanos se han convertido en el blanco de ataques racistas’.

En Hungría, que cuenta con 10 millones de habitantes, viven, según algunos cálculos, unos 600.000 gitanos, cuya integración es una tarea pendiente desde la caída del Telón de Acero, en 1989.

‘Los partidos se aprovechan de la situación antes de las elecciones, sólo para aumentar el número de votos’, aseguró Ligeti.

Por su parte, Anikó Bernát, socióloga del Instituto Tárki, opinó que se trata de un largo proceso de 20 años, ya que los gobiernos de la transición política ‘no fueron capaces de abordar el tema con la profundidad necesaria’.

El desempleo y la miseria son problemas que caracterizan la situación social de una gran mayoría de la población gitana en Hungría, hasta el punto de que ahora crece una ‘una segunda generación romaní que no vio trabajar a sus padres’, añadió Bernát.

A su vez, el Defensor del Pueblo para las minorías, Erno Kállai, en un discurso ante el Parlamento instó a ‘un plan de paz étnico’ y responsabilizó a la elite política de las tensas relaciones entre los diferentes grupos sociales.

‘Se derrumbaron los frenos morales y se absuelven a los que convierten a los gitanos en un chivo expiatorio’, recalcó.

Las últimas encuestas publicadas por la revista ‘HVG’ muestran que el apoyo al partido radical-nacionalista de derecha, Jobbik, que moviliza con su discurso de odio a algunos sectores de la población, ya alcanza, por primera vez, el límite mínimo del 5 por ciento para poder entrar en el Parlamento.

Angela Kóczé, experta del Centro Europeo por los Derechos de los Gitanos (European Roma Rights Centre - ERRC), con sede en Budapest, explicó que la aparición de la Guardia Húngara, una formación inspirada en el movimiento fascista magiar, ’sirve de instrumento de legitimación’ para muchos que hasta ahora no se expresaban contra los gitanos.

‘En la guardería de Szikszó (al este del país), donde tenemos un proyecto, las maestras imponen el orden entre los niños gitanos amenazándoles con la Guardia Húngara’, resaltó la investigadora.

Pese a que Kóczé opina que la situación actual ‘es dramática y puede tener consecuencias impredecibles’, subraya que esta crisis social podría crear las condiciones para ‘repensar las estructuras y la convivencia de gitanos y húngaros’.

Terra Actualidad - EFE

Nota de Clajadep:
Las cifras entregadas de 6% de gitanos en Hungría son falsas, ya que históricamente pasa del 10% de la población, con lo que sigue siendo una de las principales identidades y comunidades de ese territorio.

Veamos otra nota sobre esta comunidad nómada:

París, Francia.- Contrariamente a una pertinaz leyenda -que durante largo tiempo ubicó sus orígenes en Europa Central-, la ciencia logró demostrar que el pueblo gitano procede probablemente del Punjab o, en todo caso, de algún lugar ubicado entre los actuales territorios de India y Pakistán.

Una serie de análisis genéticos e investigaciones lingüísticas confirman los indicios que aportan viejos documentos sobre sus orígenes.

Su éxodo comenzó entre los siglos X y XI, cuando emigraron hacia Persia, donde residieron durante unos 300 años. Desde allí siguieron hacia Europa, en los albores del siglo XV. Existen documentos que prueban la presencia de gitanos en Francia y España en 1415. En Andalucía, donde actualmente reside una comunidad de 300.000 personas, comenzaron a instalarse a partir de 1462.

* TRANQUILIDAD EFÍMERA

Su tranquilidad duró apenas unos pocos años y, en la práctica, nunca fueron bien acogidos en ninguna parte. Desde que pusieron un pie en Europa, comenzaron a ser perseguidos.

La documentación histórica muestra que las expulsiones comenzaron en 1427. Ese año fueron desterrados de Pontoise (Francia), en 1439 de París, en 1471 de Suiza.

En España, poco después de su llegada al trono, los reyes Fernando e Isabel repitieron el modelo experimentado pocos años antes con judíos y musulmanes: en 1499 ordenaron la expulsión de los gitanos si no se convertían al catolicismo y adoptaban un domicilio fijo.

La Iglesia tuvo una parte de responsabilidad en esas persecuciones porque consideraban el arte de predicción y las danzas sensuales como expresiones heréticas y el nomadismo como una práctica antisocial.

* LA GRAN REDADA

Para justificar la persecución durante la Edad Media, se aseguraba entre susurros que los gitanos eran descendientes directos de Caín.

En 1500 fueron desterrados de Alemania, en 1514 de Inglaterra y en 1540 de Bélgica. En 1594, las Cortes de Castilla prefiguraron el horror nazi con una ley que ordenaba la separación de los “gitanos de las gitanas, a fin de obtener la extinción de la raza”.

Los gitanos también conocieron una suerte de noche de cristales. El 30 de agosto de 1749, el Marqués de la Ensenada -cumpliendo una orden firmada por Fernando VI- lanzó un operativo combinado en todo el país con el propósito declarado de detener y extinguir a “todos los gitanos del reino sin excepción de sexo, estado ni edad”.

Esa Gran Redada, como se la recuerda en la historia, permitió detener unos 9 mil gitanos, que se sumaron a otros 3 mil que ya estaban en la cárcel. Los hombres fueron enviados a los arsenales de la marina, mientras que las mujeres y los niños terminaron en prisión.

* EXPULSADOS

LLEGARON A AMÉRICA

En esa época, España y Francia los enviaba a las galeras, Portugal los deportaba a sus colonias de ultramar y Gran Bretaña los desterraba al norte del continente americano.

Expulsados por la justicia inglesa que castigaba a los criminales y los vagabundos, los primeros gypsies llegaron al norte de América casi en la estela del Mayflower que transportó a los Padres Peregrinos.

En esos años, en Hungría y Rumania eran vendidos como esclavos y utilizados como mano de obra gratuita. Esos destierros -más algunas migraciones espontáneas- prosiguieron hasta el siglo XIX (ver gráfico).

Precisamente en esa época, el historiador George Borrow sostuvo que ningún país había hecho “tantas leyes destinadas a suprimir y extinguir el nombre, la raza y el modo de vivir de los gitanos como España”. Ese país tiene el discutible récord: desde 1499 dictó más de 280 pragmáticas y leyes contra el pueblo gitano.

En otros países europeos tal vez fue igual o peor. La única diferencia es que siempre se procedió de manera clandestina.

* PERSECUCIONES Y EXTERMINIOS

De todos esos agravios, los más difíciles de soportar son -acaso- las humillaciones permanentes que reciben en la vida cotidiana.

Su nombre genérico es incluso discriminatorio (ver recuadro) y en Rumania todavía hay un proverbio que dice: “Visto de lejos, un gitano parece un ser humano”.

En ese país aún se organizan regularmente pogromos anti-gitanos.

En la capital, Bucarest, nadie se escandaliza por la permanencia de cuatro estatuas del mariscal Ion Antonescu, el hombre que organizó la deportación de judíos y gitanos durante la Segunda Guerra Mundial.

En las calles de Auschwitz, donde en la Segunda Guerra Mundial fueron cremados miles de gitanos, a fines de los años 90 algunos polacos cantaban el himno nacional seguido de una estrofa que decía: “Los niños gitanos a la hoguera”.

Las persecuciones y mortificaciones permanentes fueron sin duda las principales razones que acentuaron el carácter nómada de los gitanos.

Los destierros y exterminios prosiguieron en el siglo XX. Cuando pudieron respirar aliviados por el derrumbe del nazismo, comenzaron a padecer las arbitrariedades comunistas en los países de Europa del Este, que pretendían sedentarizarlos, pero segregados en ghettos alejados de los centros urbanos. La inestabilidad política y económica que se produjo después de la caída del comunismo aportó una bocanada de oxígeno y les abrió la perspectiva de desplazarse hacia Europa Occidental en busca de sosiego y prosperidad.

ÉXODO SIN PRECEDENTES

Los expertos y antropólogos afirman que Europa asiste actualmente a uno de los éxodos más importantes de la historia del pueblo gitano.

Una de las principales corrientes de emigración moviliza a las grandes comunidades que residen en el sureste de Europa (Rumania, Bulgaria, Serbia, Montenegro, Bosnia-Herzegovina y Albania). Esos grupos cruzan el Adriático hacia Italia y desde allí se extienden al resto del continente.

Ese fenómeno no se diferencia en absoluto del éxodo que protagonizan las otras poblaciones más pobres de la región. Eso explica los aluviones humanos que llegan a Italia desde hace algunos años. Pero, como es casi habitual, los proyectores se focalizan en particular sobre los gitanos.

15 A 20 MILLONES EN EUROPA

Actualmente, ese pueblo disperso en cuatro continentes -Asia, África, Europa y América- reúne de 15 a 20 millones de personas.

En la esfera de los 27 países que integran la Unión Europea (UE), esa comunidad representa -en todo caso- la primera minoría étnica del continente. Pero es difícil evaluar con precisión esa población por sus características nómadas, la falta de vínculos, las rivalidades entre las diferentes colectividades y -sobre todo- por la legislación europea que prohíbe clasificar a los habitantes de un país por religión, raza, color o pertenencia comunitaria.

HASTA EL NOMBRE ES PEYORATIVO

Una leyenda afirma que la palabra gitano deriva del término “egiptano”, porque en el siglo XV, cuando llegaron a Europa, se creía que procedían de Egipto. Aprovechando esa confusión, muchos se hacían pasar por “nobles egipcianos”. Existe incluso un salvoconducto entregado por rey Juan II de Aragón a dos “condes del Egipto Menor”.

La explicación más verosímil, sin embargo, es que el nombre procede del término griego athinganoi o atsinkanos, que literalmente significa “intocable” o “paria”.

La palabra latinizada derivó en tsiganes y gitans, zingaro en Italia y cíngaro en español, mientras que la versión inglesa egyptien originó gypsie.

En algunas regiones europeas desde el siglo XV también se los conoce como bohemios. Ese nombre constituyó una generalización, debido a que se desplazaban con un salvoconducto firmado por el rey de Bohemia.

A su vez, la palabra calé -para referirse a una persona- y caló -que define una variante lingüística- parecen proceder del indostaní kâlâ, que significa “negro”.

Aunque también se los denomina rom -que significa “hombre” o “esposo”- o romaníes, en el mundo de habla hispana la mayor parte de la comunidad prefiere el término “gitano”.

A nivel internacional existe también una propuesta común para utilizar rrom, tanto el nombre del pueblo como el idioma. Pero todavía no hay acuerdo acerca de la existencia o no del doble fonema “r-r” en las lenguas gitanas centroeuropeas.

En España y América Latina, una expresión de identidad es el uso común de la palabra payo para designar a los que no son gitanos.

Los gitanos españoles también se refieren a los no gitanos como busnó y lacró.

En el resto de Europa, para denominar a los no gitanos utilizan los términos gadyè o sus variantes centroeuropeas (gaže o gadjè). De ese fonema derivó gachó, palabra muy utilizada en España para referirse a un individuo cualquiera (equivalente a “fulano”) y gachí (para referirse a una mujer).


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