La nueva vía de la administración Obama frente a Irán, ampliamente anticipada en la prensa estadounidense desde las semanas precedentes al juramento del nuevo presidente, están haciéndose realidad, como era predecible, y está generando un mal humor en las cancillerías árabes de Oriente Medio.
Las dudas más graves por esta aproximación provienen de Riad, que por boca del príncipe Saud Al Faisal, ministro de Relaciones Exteriores saudí, en nombre de la Liga Árabe reunida en El Cairo, solicitó a Estados Unidos una estrategia común para afrontar el desafío iraní. De hecho, el mundo suní no tiene ninguna intención de sacrificar su seguridad (y su hegemonía en el mundo islámico) ante una nueva vía (unilateral) estadounidense con respecto a Irán.
La Liga Árabe se obstina en ver en el programa nuclear iraní una amenaza para todo Oriente Medio, dudando de los objetivos pacíficos para el uso doméstico de los que habla la propaganda iraní. De hecho, la “bomba chíi” provocaría un desequilibrio definitivo en las relaciones de fuerza en la región a favor de Irán. Hillary Clinton, presente en Oriente Medio para la clausura de la cumbre de donantes para la reconstrucción de Palestina, se apresuró a asegurar a los aliados árabes que Washington evaluará con mucha atención los pasos a recorrer y consultará a fondo con los aliados del Golfo sobre las cuestiones que tienen que ver con Irán. Las afirmaciones de Clinton también es leída como una respuesta a las palabras de Amr Moussa, líder de la Liga Árabe, que había solicitado explícitamente que los países árabes fuesen mantenidos al día de las conversaciones con Teherán.
Clinton ya ha efectuado un paso sustancial y concreto en las diferencias con Irán (no se sabe cuánto está relacionado con los aliados árabes), al formular la hipótesis de una invitación oficial de la República Islámica, en calidad de país limítrofe, en la conferencia organizada por la OTAN y la ONU sobre Afganistán. Las conversaciones deberían tener lugar en Bruselas el próximo 31 de marzo y la hipótesis formulada por Clinton han encontrado mucho consenso entre diversas personalidades, entre las que destaca el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, los jefes de la diplomacia francesa e italiana, que con el ministro de Exteriores transalpino Franco Frattini, trabaja desde hace tiempo en un compromiso de Teherán.