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Aviso para navegantes: declaramos naufragada la propiedad privada. Es el inicio de una nueva era postcapitalista

19.03.09

Nota de Clajadep:

Los compas del colectivo Crisis de Catalunya han lanzado esta revista financiada mediante la acción de expropiación a bancos y empresas financieras realizada por Enric Durán, compañero denominado en España, Catalunya y otras regiones de “Robin Hood de los Bancos”.
La iniciativa es altamente novedosa y audaz y de seguro va a contribuir al aumento del debate y las acciones por la construcción de un mundo postcapitalista, por lo que la apoyamos plenamente y nos sumamos a ella.

Vea los materiales íntegros de la publicación que hoy día circula gratuitamente por miles en España y Catalunya, en: Colectivo Crisis

He aquí una parte muy pequeña, pero que permite claramente apreciar por donde va la propuesta:

Aviso para navegantes: declaramos naufragada la propiedad privada. Es el inicio de una nueva era postcapitalista

La crisis tiene muchas lecturas y tenemos que evitar la más derrotista. Hay un sistema económico y depredador que colapsa. La inercia nos hace pensar en reformarlo, la creatividad nos ha de llevar a hacer nacer uno nuevo. El viejo mundo ya no da más de sí y la crisis nos da la oportunidad de explorar otro, pero esta vez atendiendo por fin a los valores de solidaridad universal y prevalencia del bien común.
Este sistema económico hace aguas por doquier y deberíamos dejar de pretender reflotarlo. Puede seguir algunos kilómetros más a la deriva, pero tarde o temprano se hundirá. El progreso individual a costa del colectivo no tiene futuro, la propia vida y las leyes de la naturaleza nos lo demuestran. Lo que no es sostenible naufraga y las claves de esta sostenibilidad son la preservación de la naturaleza y la primacía del beneficio colectivo.
Éste es un sistema que se empieza a hundir; tenemos claro el derecho a pedirle que nos dé comida y techo, que nos permita mantener el nivel de vida consumista, pero no podemos esperar que lo haga por mucho tiempo, porque se acabará hundiendo y nosotros con él. Es sencillo exigir que no nos quiten el puesto de trabajo, pero dudamos que sea el momento de la queja megáfono en mano. ¡Creemos que más bien es el momento de poner a trabajar nuestra imaginación para visualizar otras actividades productivas, otra ciudad, otro campo, y empezar a construirlo!
Primero de todo, discernamos qué está en crisis y qué no
Está en crisis la especulación de la vivienda. No lo está la necesidad de techo y de refugio. Hay una falta de puestos de trabajo asalariado, pero sobran tareas importantes por hacer. Mientras una gran cantidad de gente lucha para poder pagar su hipoteca, miles de viviendas se echan a perder porque sus propietarios ni las utilizan ni las quieren vender.
Está en crisis el trabajo asalariado. No lo está la necesidad de alimentarnos. Mientras miles de personas se quedan en casa esperando que alguien les vuelva a dar trabajo, en las afueras de muchos pueblos y ciudades gran cantidad de tierras permanecen abandonadas, cuando para cultivarlas sólo haría falta el tiempo que ahora a mucha gente le sobra.
Está en crisis la producción industrial. No lo está la necesidad de usar los productos. Mientras un nombre inimaginable de objetos dejan de ser utilizados en cuanto se estropean o en cuanto aburren a su comprador, miles de operarios no los arreglan porque nadie se lo paga. ¿Quién trabaja gratis para alguien que después no lo compartirá?
Pisos vacíos, tierras abandonadas, objetos en desuso. ¿Qué tienen en común? Que su propietario priva el uso a terceros, sin hacer uso propio. Y es que la crisis más grande es la de la propiedad privada como pilar central de las relaciones económicas y las relaciones sociales.
¿Cómo alguien se atreve a decir que no se puede hacer nada con esta crisis? ¿Cómo los banqueros y los políticos se atreven a pedirnos que confiemos en un sistema tan estúpido? ¿Que la economía va mal? ¡Lo que va fatal es el capitalismo!
La compatibilidad entre plusvalía, acumulación de capital y especulación por parte de los ricos versus consumismo con derechos económicos y sociales por parte del pueblo, ¡se ha acabado!
Esto sólo era posible cuando con los ingresos del futuro se pagaban los gastos del pasado; es decir, sólo a través de un crecimiento que ya no puede continuar.
Ahora de lo que se trata es de mantener el beneficio capitalista para unos cuantos o recuperar una vida digna para todos. Las dos cosas a la vez no son posibles, pues su aparente coexistencia eran fruto de una farsa, la farsa de un crecimiento basado en el crédito y en el expolio de la naturaleza.
Declaración de una nueva era postcapitalista
Ahora ya sabemos que no podemos resolver un problema con la misma manera de pensar que lo ha creado. Entonces, la solución está en pensar de una manera nueva, ¿no? Pues vamos allá:
A partir de este momento proclamamos nuestra rebeldía contra el viejo mundo y declaramos naufragada la civilización de la propiedad privada en desuso. Dado que los estados insisten en perpetuar este modelo inviable, los y las declarantes revocaremos el depósito de soberanía que les habíamos otorgado como pueblo.
Y así inauguramos una nueva civilización, la de las necesidades y el derecho de uso. Todos tendrán derecho a hacer uso de aquello que necesitan si nadie lo está usando. Todos serán propietarios de aquello que usan y si son varias las personas que lo utilizan será una propiedad comunal. Los conocimientos pasarán a ser libres y todos los podrán disfrutar.
Declaramos iniciada una nueva era postcapitalista, la era del derecho de uso, de la economía de los recursos y los bienes comunes. Será haciendo una buena gestión de los recursos que el capitalismo tiende a infrautilizar y que cabe compartir el modo en que convertiremos la crisis en un cambio positivo.
Tierras sin cultivar, pisos vacíos, casas inhabitables, objetos abandonados, comida tirada, energía mal utilizada, coches con un solo ocupante, pueblos por repoblar, cultura privada de libertad. Todo esto es sobre lo que se puede construir una nueva economía para un nuevo mundo. Un mundo en el cual tenemos muchas cosas por hacer.
Acabaremos con los latifundios, rehabilitaremos las casas, sembraremos la tierra y cuidaremos los bosques. Compartiremos las herramientas, liberaremos el conocimiento, autoproduciremos la energía, repartiremos aquello que es básico. Cuidaremos a los débiles, intercambiaremos el tiempo, nos regalaremos sonrisas.
Desde la autogestión popular construiremos la plena ocupación. Todos tendrán cosas que aportar al bien común y cada uno recibirá aquello que necesita: suelo, calor, comida y agua, principalmente. Juntas compartiremos lo que sabemos y aprenderemos de nuevo. Disfrutaremos del placer de compartir, relacionarnos y querernos. Recuperaremos el gusto por el saber vivir, que el tacto de las tarjetas de crédito nos había hecho perder.
Esto no es una nave de locos, de hecho no afirmamos nada diferente de lo que nos están recordando los indígenas de América, aquéllos a los que hemos arrebatado la madre tierra desde hace más de quinientos años.
Extracto del ‘Llamamiento desde los Pueblos Indígenas frente a la Crisis de la Civilización Occidental Capitalista’.
“Urgen nuevos paradigmas de convivencia y en ese contexto, no sólo “otros mundos son posibles”, sino que son urgentes, y además, están siendo ya construidos desde las primeras víctimas de las formas más bárbaras de la violencia capitalista/colonial/moderna y contemporánea: Los Pueblos y Comunidades Indígenas, Originarios, Campesinos, Ribereños, Quilombolas, Afrodescendientes, Garífunas, Caboclos, Dalits, entre otros; y sus hijos que emigraron a las barriadas/favelas pobres de las ciudades; y todos los demás excluidos, invisibles e “intocables” del planeta; quienes seguimos resistiendo, fortaleciendo y actualizando formas alternativas de organización social, tecnológica, ética, política, económica, cultural y espiritual de la existencia humana.”
Con esta inspiración viva nos ocupa la tarea inaplazable de construir aquí y ahora una forma de vida propia de los diversos pueblos de Occidente, con nuevos valores, nuevas instituciones y nuevas ilusiones. Este proceso instituyente no comienza ahora, pero es con esta publicación que queremos darle un fuerte empuje para que culmine con la constitución, por parte de un gran número de personas, de una nueva forma de organizarnos en sociedad.
Esto NO es un ataque contra nadie. Todos nos podemos equivocar, y a ninguno podemos negarle el derecho a una segunda oportunidad. Aunque ellos no la dieran en su momento.
Esta SÍ es una llamada a que todos los tripulantes y pasajeros que piensen, sientan o necesiten este cambio se pongan con nosotros a construir nuevas embarcaciones más estables antes de que este “Titanic” se acabe de hundir.
Ante el cambio de la civilización, cada uno ha de resucitar su papel en la vida.
¡Ahora o nunca, sigamos el camino que queremos ver en el mundo!

Haciendo uso de nuestra soberanía como pueblo, establecemos un período de transición para que todos se vayan haciendo a la idea y quien quiera se pueda incorporar a este movimiento postcapitalista. Los detalles de esta transición para abandonar el viejo mundo y comenzar a vivir según este nuevo paradigma los encontraremos en las páginas centrales.

Tierras yermas y casas que caen.
Repoblemos nuevas ideas.
¡Organízate!
¡Juntos podemos!
Contacta en:
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