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20 mil personas asistirán a la IV Cumbre

03.05.09

Perú: IV Cumbre Continental de Los Pueblos y Naciones Ancestrales del Mundo

Escribe: Aureliano Turpo Choquehuanca | Nacional - 12 abr 2009

La ciudad lacustre ubicada al sur del Perú se prepara para la IV Cumbre Continental de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala, prevista para el 27 al 31 de mayo próximo, según el coordinador del macro evento en Puno, Hugo Llano Mamani, la cumbre indígena convocará a más 20 mil visitantes de diversos países del sur y de Norteamérica, quienes analizarán la vivencia del indígena y la influencia del contexto global. A propósito de esta Cumbre, Aureliano Turpo Choquehuanca nos presenta un análisis histórico, político de la realidad indígena.

El tercer milenio nos presenta acontecimientos históricos y políticos que renuevan la insurgencia liberadora de los kechuas, aymaras y amazonenses del Perú Tawantinsuyano en particular. Los más de 475 años de sojuzgamiento y aplastamiento, hace que los desheredados del Tawantinsuyu; insurgimos nuevamente para continuar y culminar la gesta heroica de 1780, de 1920, de 1980. Hoy a inicios del s. XXI los pueblos y naciones del Gran Hanan Kollasuyu Tawantinsuyano nos reconstituimos en la cuna de la liberación plurinacional a partir de la conformación del instrumento político plurinacional que sepultará a las organizaciones corporativas clasistas y a sus partidos políticos oligárquicos de derecha e izquierda hispano latinoperuanos.

ANTECEDENTE ETNOHISTÍCO Y POLÍTICO

La historia política de resistencia de los tawantinsuyanos y de manera especial del kollasuyu ancestral, la hoy reconocida Heroica Ciudad de Puno y legendaria por ser depositaria de los ideales nobles por los que lucharon para encontrar su grandeza ancestral, como los vivenciados por hombres y mujeres kechuas, aymaras, moches, nazkenses, chachapoyenses, ashaninkas, shipibus y muchos pueblos y naciones que nos legaron su testimonio visibilizado hoy por la etnohistoria, la etno-arqueología, etno-antropología y las ciencias puras que demuestran el proceso civilizatorio dentro de los florecimientos culturales regionales y no dentro del mal llamado “modo de producción comunitario”.

El genocidio cometido en K`aha Marka, por las hordas bárbaras de España medieval judío-cristiano en 1533, dio inicio a la insurrección antinvasora y anticolonialista a la cabeza de Manco Inka, K`alkuchimaq, Rumi Ñawi, Juan Santos Atawallpa, Tupak Amaru I, Tupak Amaru II, Pedro Willka Apaza (1533-1783) y de muchos hermanos tawantinsuyanos de la costa, la sierra y la selva, como se registra en las páginas de la historia de los pueblos y naciones ancestrales. La insurrección histórica y política no cesó de manifestarse durante la república liberal y neoliberal del criollo mestizo hispano peruanos, pues, los testimonios y los hechos políticos nos lo confirman y los anaqueles de las bibliotecas públicas y privadas a nivel nacional y planetario son depositarias de esta realidad colonial.

Para nadie es novedad que durante la década del 20 y del 30 del siglo pasado, la insurrección de los desheredados del tawantinsuyu no dejo de extinguirse, pues, la llama encendida se avivaba de tal forma que los pueblos y naciones kechuas, aymaras y amazonenses la mantenían en la plena convicción liberadora; así encontramos, el Tercer Congreso Indígena Tawantinsuyu en septiembre de 1923. Congreso que acogió los postulados ideológicos y políticos formulados por Ezequiel Urbiola, indiomestizo de la provincia heroica de Azángaro, al que se sumaron los citadinos indigenistas Pedro Zulen, González Prada que coadyuvaron con sus estudios indigenistas, (Horas de Lucha/Nuestros Indios 1924. Tempestad en los Andes 1927), a la insurrección india.

Las insurrecciones políticas de los kechuas, aymaras de la región puneña no fueron las únicas, desde Rumi Maki en Azángaro-Puno en 1915, la de Ayacucho en 1923; que se extendieron por todo el territorio peruano. Las formas de organización y lucha de los kechuas fueron una preocupación de los gamonales y del gobierno de Augusto Benigno Leguía, que persiguió con saña a los líderes del Comité Pro-Derecho Indígena Tawantinsuyu, de la Federación Indígena Obrera Regional Peruana y de otras organizaciones de orientación anarco-sindicalista de corta duración, del que se embebió Mariátegui para postular el “socialismo indo-americano”, en la proyección de trasformar al pueblo kechuaymara en campesino y proletario para la revolución del partido comunista del Perú.

El idealismo marxista de Mariátegui llegó a su fase culminante con el uso del término “comunismo incaico” o “socialismo incaico”, palabras que se repetirán incesantemente en los “7 Ensayos de la Realidad Peruana” (Págs. 15, 54, 78, 82, como en “Ideología y política” en las Págs. 62-63 y 161). Flores Galindo con su obra “Socialismo y problema nacional en el Perú”, se adhiere a la idea de “comunismo incaico” de Mariátegui, influenciado por Conuw y Garcilazo de la Vega.

La intelectual provinciana fue la aliada natural de las insurrecciones kechuaymaras de la región, muchos de ellos salieron de la ciudad de Lima para internarse en los pueblos de la sierra y embeberse de las condiciones inhumanas en que el gamonalismo y los terratenientes sojuzgaban a los “indios” kechuas, aymaras. El descentralismo fue una de las demandas de los pueblos del Perú Tawantinsuyano de la sierra, cuya alternativa socio-económica, administrativa y política estuvo reflejada en la percepción de la reconstitución del federalismo tawantinsuyano para romper el bloque centralista de la oligarquía limeñizada.

La década del 20 y 30 del siglo pasado fue de intensa lucha ideológica y política que protagonizaron Mariátegui, Haya de la Torre en torno a la problemática nacional peruana y latinoamericana, asumiendo un papel paternalista con relación al “problema del indio”, pues, buscaban proletarizarlos y campesinarlos para la sociedad industrial que debería parir la revolución socialista y nacionalista. Sin embargo, las banderas de lucha de los kechuas, aymaras principalmente, se centraron en su heredad etnohistórica y política emprendida por la insurrección político-militar de Tupak Amaru y Pedro Willka Apaza (1780-1783). Insurrección que se reaviva en la presente coyuntura política de la crisis estructural neoliberal del colonialismo interno del Perú criollo-mestizo.

Los subsiguientes decenios de años de vida republicana (1950-1970) se ha constituido en el escenario político de la oligarquía democratizante y de la izquierda mestiza en pugna por la toma del poder oligárquico, donde los protagonistas del escenario de la administración gubernamental se alternan de acuerdo a los intereses económicos de las trasnacionales y del imperio anglosajón norteamericano en expansión colonial. El pueblo kechuaymara y amazonense a pesar de haber sido coactado con el adoctrinamiento en el marco de la lucha de clases, ha mantenido y mantiene su ideal histórico y político de la reconstitución de su sociedad comunitaria y su gobierno confederado de pueblos y naciones, que hoy se visualiza en la propuesta histórica y política del siglo XXI, la Convocatoria a la Asamblea Constituyente Comunitaria para reconstituir el Estado Plurinacional Confederado de Pueblos y Naciones, sobre las bases del proceso civilizatorio tawantinsuyano, que se reconocía en la década del 50 y 60 del siglo pasado, como el “Perú como Doctrina”, para reordenar lo desordenado por la invasión y colonización euroespañola-anglosajona por más de 475 años. (1532-2009).

LA INSURGENCIA IDEOLÓGICA Y POLÍTICA DE LA DÉCADA DE 1980

La dinámica del desarrollo del colonialismo monocultural republicano se adecúo al desarrollo y las necesidades del sistema capitalista cada vez más necesitados de los recursos naturales renovables y no renovables de los pueblos y naciones ancestrales (kechuas, aymaras, mochikas, nazkenses y amazonenses) del Perú Tawantinsuyano. Adecuación que benefició a los emergentes oligarcas comerciantes, profesionales médicos, abogados, ingenieros, financistas, exportadores e importadores, mientras que los trabajadores del campo y la ciudad, los artesanos y profesores de escuela y colegio se encontraban sumidos en la explotación laboral, impedidos de satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, que las distintas CPE proclamaban cumplir en beneficio de todo el llamado pueblo peruano.

Los gobiernos oligárquicos de Belaúnde Terry, Alan García, Fujimori, Paniagua, Toledo y nuevamente García Pérez, no son otra cosa, que la continuación de la administración gubernamental pronorteamericana anglosajón sefardita (yankilandia), que han implementado una política de tierra arrasada so pretexto de combatir el terrorismo, que agradó a EE. UU. , al haber sofocado el foquismo guerrillero de Luís de la Puente Uceda, de Hugo Blanco, de Lobatón, de Abimael Guzmán, como de otros más; que emprendieron la aventura autogenocida de la mal llamada lucha de clases.

Las víctimas de esta aventura mestiza citadina izquierdizante y represiva de la derecha oligárquica han sido hombre y mujeres kechuas, aymaras y amazonenses de la costa, la sierra y la selva del Perú Tawantinsuyano. Los cuadros medios de las sectas políticas de la izquierda citadinizada enguerrillada se aventuraron, en la esperanza de que su “bienestar socialista” se haría realidad; sin embargo, la realidad política, social y económico era caótico y de sobrevivencia. Los gobiernos oligárquicos que se sucedían en la administración gubernamental, incapacitados en resolver los problemas y las sucesivas crisis económicas y políticas del sistema económico de mercado, fueron la sal y la levadura para que el genocidio se desarrolle en el franco propósito de exterminar a los kechuas, aymaras y amazonenses, que en su ideario reaccionario pizarrista, el “indio” es un obstáculo para el desarrollo pleno del capitalismo industrialista.

Ante esta realidad del colonialismo interno republicano, los pueblos y naciones kechuaymaras y amazonenses reemprenden la insurrección histórica y política interrumpida de 1780 y se organizan en Movimientos Indios a plano continental y subcontinental. La década del 80 del s. XX será escenario político e ideológico de organización y estructuración del instrumento político continental, que tuvo como su inicial organismo representativo al Consejo Mundial de Pueblos Indígenas (CMPI), conformado por cuatro regionales dentro de los que se contaba al Consejo Indio de Sudamérica (CISA), que estuvo conformado por los movimientos indios de Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina, Chile, Paraguay, Venezuela, Colombia y muchos otros pueblos y naciones.

En lo que concierne a la lucha de los pueblos y naciones ancestrales del Perú Tawantinsuyano y siguiendo las gestas heroicas de Tupak Amaru II, del Puma Indomable, de Rumi Maki, de Atusparia, como de las organizaciones indígenas como el Comité Pro-Derecho Indígena Tawantinsuyu se logra organizar el Movimiento Indio Peruano, liderado por Virgilio Roel Pineda y Carnero Hock, El Movimiento Indio Pedro Willka Apaza, liderado por Aureliano Turpo Choquehuanca, el Movimiento Poder Indio, liderado por Próspero Orozco Huaytalla, el Movimiento Común Runa, dirigido por Salvador Palomino, las organizaciones amazónicas de los Wambizas, Yánezas, Shipibas, Ashaninkas, dirigidas por los hermanos, López, Dionisio, Chapay y muchos otros que impulsaron la respuesta política indianista en el Perú.

El movimiento indio en el Perú Tawantinsuyano impulsa la realización del Primer Encuentro de las Organizaciones Indias del Cono Sur en el Centro Ceremonial de Ollantaytambo-Cusco en 1980, del que saldrá conclusiones y resoluciones que en lo principal señala impulsar la lucha ideológica y política a partir del indianismo como respuesta a las ideologías extracontinentales, para la reconstitución política, económica y social de la sociedad comunitaria, la revalorización pluricultural e histórica y forjar el gobierno indio. Este mandato político se cumplió en gran parte del territorio, celebrándose encuentros, seminarios, conferencias como los que se realizaron en Kushiviani, en Lima, en Arequipa y en Puno se celebro el Primer Congreso Jurídico Indio del Tawantinsuyu, organizado por el Movimiento Indio Pedro Willka Apaza en octubre de 1983, donde se postulo la formulación de una nueva constitución política del Tawantinsuyu (Perú). Este Congreso creo la Comisión Jurídica de los Pueblos Indios del Tawantinsuyu (COJPITA), que tuvo una relativa presencia en el escenario nacional, pero si en el internacional, posibilitando la presencia de su presidente en el 1º Foro Indígena de las Naciones Unidas.

Dentro de este quehacer político indianista se llegó a los estrados de la Asamblea de las Naciones Unidas para demandar el reconocimiento del derecho a la autodeterminación y los derechos humanos de los pueblos “indios” del continente y del subcontinente tawantinsuyano en particular. Esfuerzo político de los iniciadores (José Morales, Julio Tumiri, Salvador Palomino, Aureliano Turpo, Constantino Lima, Ramiro Reynaga) de la lucha política indianista, que después de más de 20 años del siglo pasado, la Asamblea General de la ONU proclamó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el 13 de septiembre del 2007, en el Sexagésimo primer periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los logros políticos que alcanzo el movimiento indio indianista no solo fue la declaración, sino también la expedición de una serie de resoluciones, pactos y otros instrumentos jurídicos internacionales a favor de los pueblos y naciones ancestrales de Abya Yala-Tawantinsuyu, así tenemos el Foro Indígena de las ONU. Es importante mencionar a los hermanos kechuas y aymaras de Perú, Bolivia que impulsaron el trabajo político indianista en Europa; así tenemos al hermano kechua Mario Turpo, al aymara Pedro Portugal, al mapuche Vicente Mariqueo, quienes mediante el boletín “Difusión Inti” y “Debate Indianista”, las conferencias y debate celebrados cada 12 de octubre de la década del 80 y 90 del siglo pasado. Difundieron el proyecto histórico y político indianista que sirvieron para que Europa despertara frente al Problema del indio, como se testimonia en el Mundo Diplomático de París-Francia, de ahí que los europeos son concientes de su responsabilidad histórica y política colonialista.

LA DECADENCIA DEL “CISA” Y LA GUERRA SUCIA

Durante la década del 80 y 90 del siglo XX, y, ante la agudización de la guerra sucia, el CISA y los Movimientos Indios ingresaron a una etapa de reflujo político, debido a que muchos de sus lideres fueron amenazados o detenidos por los esbirros del Estado colonial neoliberal, que provoco el desbande y la casi total desaparición de las organizaciones indias que forjaron los cimientos de la nueva etapa de insurgencia política, de los mal llamados “pueblos indígenas originarios campesinos”, que hoy por hoy usufructúan de las benevolencias de gobiernos y organizaciones políticas clasistas y de las ONGs que postulan el socialismo del siglo XXI. A pesar de lo logrado políticamente en el escenario internacional, falta estructurar y redefinir la organización política de los kechuas, aymaras y amazonenses para asumir realmente el protagonismo histórico y político como pueblos y naciones y no como simples clase sociales en el que aun están inmersos los que hoy postulan posturas indigenistas y neoindigenistas en el quehacer político internacional y nacional.

El inicio del siglo XXI, que es el escenario político e ideológico de los kechuas, aymaras y amazonenses del Perú Tawantinsuyano, nos obliga a repensar y reestructurar nuestras formas de organización con plena identidad como pueblos y naciones ancestrales y no caer nuevamente en la hibridación organizacional política de izquierda y derecha, rescatando el mensaje político anticolonial de Tupak Amaru, de Pedro Willka Apaza, de Domitila Quispe y de muchos héroes nuestros que nos señalaron el camino de la liberación plurinacional, para la reconstitución del Estado Plurinacional Confederado, como ya se anunciaba en el Plan de Gobierno del Movimiento Indio Pedro Willka Apaza en su documento lanzado en 1979.

Los últimos 29 años de neoliberalismo anglosajón impuesto y ejecutado por los gobiernos de Fujimori, Toledo y Alan García (1980-2009), exigen una respuesta histórica y política que retome los postulados políticos e ideológicos de 1780 y 1980 y se determine el camino a seguir para ser los actores principales de la administración gubernamental regional y plurinacional, como un primer paso hasta lograr la retoma del poder económico y político que se logrará con la postulación de la nueva CPE comunitario del siglo XXI. Este reto histórico y político se expresará en la próxima Cumbre Continental a realizarse del 27 al 31 de marzo del presente año, organizado por la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), en el que estarán presentes los líderes del socialismo comunitario del siglo XXI (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, Brasil).

Entendemos que este acontecimiento político será la afirmación o negación de aquel postulado ideológico político lanzado en la década del 20 del siglo pasado, en “La Tempestad de los Andes”, o será la reafirmación de lo postulado por el Congreso Jurídico realizado en Puno en octubre de 1983, por el que se proclamaba en su artículo 16 que a la letra dice: “La actual organización administrativa de los Estados latinoamericanos (departamentos, provincias, etc.) se sustituirá por una federación de Ayllus y Comunidades, que serán representadas en la Confederación de pueblos y naciones del Tawantinsuyu, de conformidad con el ordenamiento jurídico que aquí se sanciona”. Los artículos 11, 12,13, 14 expresan con claridad el reto político para el siglo XXI, pues consideramos que es imprescindible constituir el Parlamento o Congreso Plurinacional, que exprese a los pueblos y naciones ancestrales de la costa, la sierra y la selva dentro de una nueva visión de Estado. El republicanismo y el unitarismo cumplieron su ciclo colonial para el que fueron concebidos por el liberalismo burgués de la revolución francesa y el anglosajón norteamericano.

Hoy el tercer milenio es de reconstitución económica, política, social y cultural dentro de la pluralidad y la diversidad sin hegemonismos clasistas ni de neoindigenismos izquierdizantes y derechizantes que destruyeron y destruyen el equilibrio y la armónica convivencia de los pueblos y naciones que impulsa el APU PACHAKUTIQ y el INKARRI DEL SIGLO XXI para el Perú Tawantinsuyano del futuro y PUNO se engalanará y será el impulsor de la reconstitución política y social del Perú Tawantinsuyano de todas las sangres, como en los tiempos de los florecimientos culturales regionales que dieron esplendor y admiración a propios y extraños de su civilización comunitaria de ayllus del Tawantinsuyu del siglo XVI. La responsabilidad histórica y política del pueblo kechua, aymara y amazonense de Puno histórico y legendario será forjar EL FRENTE POLÍTICO PLURINACIONAL COMO PUEBLOS Y NACIONES Y NO COMO SIMPLES CLASES SOCIALES.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
1.- Declaración Final del 1º Congreso Jurídico Indio del Tawantinsuyu, Puno 1983.
2.- Documentos de la Indignidad del MIP, Lima 1980.
3.- Leibner Gerardo: El mito del socialismo indígena en Mariátegui, 1999.
4.- Mariátegui José Carlos: 7 Ensayos….1995. Ideología y política, 1987. Lima-Perú.
5.- Manifiesto de Tiawanaku: MITKA 1 de Bolivia 1978.
6.- Manifiesto del MIPWA, Arequipa-Perú, 26 de julio de 1979.
7.- Pacheco Diego: El Indianismo y los indios contemporáneos en Bolivia, 1992.
8.- Pajuelo T. Ramón, Participación política indígena en la sierra peruana. Lima 2006.
9.- Propuestas para una agenda de gobierno comunitario, CONACAMI, Lima 2004.
10.-Turpo Choquehuanca, Aureliano, El problema plurinacional, Puno-Perú 1980.
: Estado Plurinacional: reto del siglo XXI…Bolivia 2006.
: Pensamiento y Acción de los Desheredados del Perú
Tawantinsuyano. Bolivia 2009.
11.- Revista Pueblo Indio del CISA de 1980-1987. Lima Perú
12.- Revista El Indianista del MIPWA, 1983. Arequipa-Perú.


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