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Nuestros hermanos llamados los “piratas somalíes” por las transnacionales son en realidad una forma de resistencia a la depredación capitalista

12.05.09

Nota de Clajadep:
Los piratas somalíes no son esos bandidos crueles que intenta mostrar la midia, muy por el contrario.
Veamos las siguientes tres noticias aparecidas hoy día. La primera sumamente empresarial y represiva, la segunda muy conservadora pero reconoce el origen humilde y los motivos justos de los piratas. La tercera los muestra como resistentes a la globalización capitalista y sus expresiones en sus territorios.

HISTORIA 1

Piratas de Somalia retienen 17 barcos y a unos 300 rehenes
20:39 | 12/ 05/ 2009

Moscú, 12 de mayo, RIA Novosti. Los piratas de Somalia actualmente retienen 17 embarcaciones y a unos 300 rehenes, dijo hoy el fiscal general adjunto de Rusia, Alexandr Zviáguintsev.

“De momento sólo podemos hacer constar que pese al despliegue cerca de las costas de Somalia de una de las flotillas más grandes en la historia contemporánea, estamos observando en esa región de hecho una parálisis del sistema internacional de garantía de la seguridad, la libertad de navegación y comercio, que son valores clave de la civilización occidental”, dijo el fiscal general adjunto entrevistado por Rossiiskaya Gazeta (el texto de la entrevista se publicará mañana).

En 2008, a los piratas se pagaron a título rescate de 120 a 150 millones de dólares, lo que les permitió adquirir medios modernos para realizar ataques a barcos mercantes.

“La Fiscalía General de Rusia analizó la posibilidad de enjuiciar según leyes rusas a los involucrados en la piratería. Dado que en Somalia continúan guerras intestinas desde hace casi 20 años, la entrega de piratas a las autoridades somalíes no tiene ningún sentido. La responsabilidad por la investigación de los actos de piratería y la organización del proceso contra los involucrados la debe asumir el Estado a que pertenezca el barco que logre capturar a piratas”, señaló Zviáguintsev.

HISTORIA 2

Piratas del siglo XXI
12.05.2009 -
SYLVIA SASTRE

Las historias de piratas son un clásico infanto-juvenil: crónicas históricas, libros de aventuras, personajes míticos, películas y dibujos animados nos han nutrido de abundante material para soñar, jugar y temer a unos personajes cuya vigencia caducó quedando de ellos, sólo, la denominación de ‘pirata’ al crápula de turno.
Hoy, la piratería marítima ha resurgido en el golfo de Aden atacando a cruceros y grandes navíos de distintas banderas. Son piratas diferentes de aquellos descritos por Disney, Hergé, o Gilbert y Sullivan con sable al aire, pata de palo, ojo tapado y porte, a veces, caballeresco; tienen otro temple, ya no sirven a causas nobles justificativas de acciones bravuconas y peligrosas que enmascaraban un gran corazón o una personalidad amante de la libertad como el versado por Espronceda. Los piratas actuales son, mayoritariamente, antiguos pescadores somalíes arruinados por una intensiva e ilegal pesca de arrastre, autodenominados ‘guarda-costas’ que prosperan destruyendo, más aún, su país abandonado por la comunidad internacional tras dos decenios de guerras civiles y hambrunas. Su ley es la de la jungla y ser pirata es un oficio más provechoso que el de pescador en un país paupérrimo, con la complicidad de otros cercanos.
Navegan por rutas comerciales del océano Indico y golfo de Aden, apresando una cincuentena de barcos en 2008 -cifra que se ha decuplado en 2009- con beneficios de más de 30 millones dólares. Armados hasta los dientes (como los clásicos), tienen un equipamiento y organización sofisticados que les permiten el abordaje intrépido muy lejos de la costa. Su osadía es tal que sus acciones de expolio y asesinato han provocado la reacción internacional de la Unión Europea (Operación Atalanta), la OTAN, y USA destinando patrulleros y aviones de reconocimiento en la zona, reforzados por navíos indios, rusos o japoneses. El esfuerzo de apresarlos no está acompañado por una ley que permita juzgar su acción como delito universal. Un navío de la Armada española de nombre significativo para La Rioja: el Marqués de la Ensenada los ha capturado en pleno asalto, pero tras alguna discrepancia entre el juez y el fiscal de la Audiencia, el primero ha ordenado que sean entregados a Kenia. Mientras países como Holanda desempolvan leyes del siglo XVIII, otros juristas consideran que la piratería fuera del límite de las 12 millas es un delito con jurisdicción universal. Si los piratas han resurgido ‘al uso’, las leyes enmohecidas deben ser inmediatamente adaptadas, sino la eficacia de su difícil detención se paraliza.

HISTORIA 3

Los Piratas de Somalía sólo quieren parar la pesca ilegal y vertidos de residuos nucleares en sus aguas, para poder seguir viviendo de la pesca
12-05-09, Por Johann Hari

En 1991, cayo el gobierno de Somalía, situado en el Cuerno de Africa. Sus nueve millones de habitantes han estado al borde de morirse de hambre desde entonces y muchas de las fuerzas más feas del mundo occidental han visto esto como una estupenda oportunidad para robar las provisiones de comida del país y verter nuestros residuos nucleares en sus mares.

¿Quién podría imaginar que en 2009, los gobiernos del mundo declararían una nueva guerra a los Piratas?

Mientras está leyendo ésto, la Marina británica –apoyada por los buques de más de dos docenas de naciones, desde los Estados Unidos hasta China– se está internando en aguas de Somalía para perseguir a hombres que todavía vemos como villanos de circo con un loro en el hombro. Pronto estarán luchando contra buques somalíes y hasta persiguiendo a los piratas en tierras de Somalía, uno de los países más rotos de la tierra. Pero detrás de la extravagancia de este cuento, hay un escándalo por contar. La gente que nuestros gobiernos etiquetan como “una de las grandes amenazas de nuestros tiempos” tiene una historia extraordinaria que contar y algo de justicia de su parte.

Los piratas nunca han sido exactamente lo que creemos que son.

En la “edad dorada de la piratería” –desde 1650 hasta 1730– la idea del pirata como el ladrón salvaje e insensato que perdura hasta nuestros días fue creada por el gobierno británico en un gran esfuerzo propagandístico. Mucha gente corriente creyó que ésto era falso: con frecuencia la muchedumbre les rescataba de la horca.

¿Por qué?… ¿Qué vieron entonces que nosotros no vemos ahora?…

En su libro Villains of all nations (Villanos de todas las naciones), el historiador Marcus Rediker escudriña las pruebas para averiguarlo. Entonces, si te alistabas en la Marina Mercante o en la Marina británica –reclutado en los muelles de Londres, joven y hambriento– terminabas en un infierno flotante de madera.

Trabajas a todas horas en un buque angosto y medio muerto de hambre, y si remoloneabas algo, el todo poderoso capitán te azotaba. Si remoloneabas constantemente, te podrían tirar por la borda.

Y despues de meses o años soportando esto, a veces te timaban en la paga.

Los piratas fueron los primeros en rebelarse contra este mundo.

Se amotinaron contra sus capitanes tiránicos y crearon un modo distinto de trabajar en la mar. Una vez tomado un buque, los piratas elegían a su capitán, y tomaban todas sus decisiones colectivamente.

Compartían el botín, lo que describe Rediker como “uno de los planes más igualitarios del siglo dieciocho para aprovechar los recursos disponibles”. Hasta acogían a esclavos africanos y convivían con ellos como iguales. Los piratas demostraron “de forma bastante clara y subversiva que no hacía falta llevar el buque en la manera opresiva y brutal que lo hacían la Marina Mercante y la Marina británica”.

Es por esto que eran populares, a pesar de ser ladrones improductivos.

Las palabras de un pirata de esa edad perdida –un joven británico llamado William Scott– deberían tener eco en esta nueva edad de piratería. Justo antes de que lo ahorcaran en Charleston, Carolina del Sur, dijo: “Lo que hice fue para no perecer. Fui obligado a hacerme pirata para sobrevivir”.

En 1991, cayó el gobierno de Somalía, situado en el Cuerno de Africa. Sus nueve millones de habitantes han estado al borde de morirse de hambre desde entonces y muchas de las fuerzas más feas del mundo occidental han visto ésto como una estupenda oportunidad para robar las provisiones de comida del país y verter nuestros residuos nucleares en sus mares.

Si: residuos nucleares. En cuanto desapareció el gobierno, llegaban misteriosamente buques europeos a la costa de Somalía, vertiendo enormes barriles en el océano. La población de la costa empezaba a enfermar. Al principio, padecieron extrañas erupciones, náusea, y nacieron niños malformados.

Entonces, despues del tsunami de 2005, cientos de estos barriles vertidos y con fugas terminaron en la orilla.

La gente empezó a enfermar de la radiación, y más de 300 personas murieron. Ahmedou Ould-Abdallah, el enviado de Naciones Unidas a Somalía, declara: “Alguien está vertiendo material nuclear aquí. También hay plomo, y materiales pesados, tales como cadmio y mercurio o sea, de todo.”

Se puede seguir su rastro hasta los hospitales y las fábricas europeos, y se entrega a la mafia italiana para que ésta se deshaga de ello de la manera menos costosa.

Cuando pregunté a Ould-Abdallah que hacían los gobiernos italianos para combatir esto, dijo con un suspiro: “Nada. Ni se ha limpiado, ni ha habido compensación ni prevención.”

Al mismo tiempo, otros buques europeos han estado saqueando los mares de Somalía de su mayor recurso: el marisco.

Hemos destruído nuestras propias existencias de pesca por sobreexplotación y ahora queremos las suyas.

Enormes palangreros roban cada año más de 300 millones de dólares en atún, gambas, langosta, etc. al internarse ilegalmente en los mares no protegidos de Somalía.

Los pescadores locales han perdido de buenas a primeras su sustento, y se están muriendo de hambre. Mohammed Hussein, un pescador de la ciudad de Marka, a 100 kilómetros de Mogadishu, declaró a Reuters: “Si no se hace nada, pronto no quedará pesca en las aguas de nuestra costa”.

Este es el contexto en el que han surgido los hombres que nosotros llamamos “piratas”. Todo el mundo está de acuerdo en que eran pescadores corrientes somalíes que primero intentaron disuadir con lanchas veloces a los que vertían residuos desde los palangreros o por lo menos cobrarles un tributo.

Se llaman a si mismos los Guardacostas Voluntarios de Somalía y no es difícil entender por qué. En el transcurso de una entrevista telefónica surrealista, uno de los dirigentes piratas, Sugule Ali, dijo que su propósito era “parar la pesca ilegal y vertidos en nuestras aguas… No nos consideramos bandidos de los mares.

Los bandidos son aquellos que pescan, vierten residuos y llevan armas en nuestros mares.” William Scott habría entendido estas palabras.

No, esto no justifica la toma de rehenes, y si, algunos son evidentemente gángsters especialmente aquellos que han retenido los suministros del Programa Mundial de Alimentos.

Pero los “piratas” tienen el apoyo abrumador de la población local por algo. El sitio web de noticias independiente somalí WardherNews encuestó a la población local sobre su opinión del tema, un 70% “apoyó la piratería como forma de defensa nacional de las aguas territoriales del país”.

Durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos, George Washington y los padres fundadores pagaron a piratas para proteger las aguas territoriales de su país porque no tenían marina ni guardacostas propios. La mayoría de los estadounidenses los apoyaron. ¿Es ésto tan diferente?…

¿Esperábamos que los somalíes hambrientos nos mirasen pasivamente desde sus playas o mares en medio de nuestros residuos nucleares mientras robábamos sus peces para comerlos en los restaurantes de Londres, París y Roma?…

No actuamos cuando se cometían estos crímenes pero cuando algunos pescadores respondieron interrumpiendo el pasillo de tránsito del 20% del suministro de petróleo mundial, empezamos a gritar sobre la “maldad”.

Si de verdad queremos ocuparnos de la piratería, necesitamos erradicar su causa –nuestros crímenes– antes de mandar los cañoneros para erradicar a los criminales somalíes.

La guerra contra la piratería, también ésta de 2009, fue resumida por otro pirata que vivió y murió en el cuarto siglo antes de Cristo.

Se le capturó y llevó ante Alejandro Magno, que quiso saber “que quería decir con guardar el mar”.

El pirata sonrió y respondió: “Lo que quiere decir Vd. con apoderarse de toda la tierra; pero como yo lo hago con un barco insignificante, soy un ladrón, mientras que a Vd., que lo hace con una gran flota, lo llaman emperador.”

Una vez más, nuestras grandes flotas imperiales navegan hoy ¿pero quién es el ladrón?… www.ecoportal.net

Johann Hari - Global Research
Traducido para Rebelion por Christine Lewis Carroll


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