Los mohawks acusan al gobierno canadiense de violar su soberanía tribal al disponer la presencia de guardias armados sin su consentimiento.
“Por meses han ignorado nuestro pedido de consultas, un derecho básico de toda nación soberana”, afirmó Brendan White, portavoz del Consejo Mohawk Canadiense en Akwesasne.
Un grupo de manifestantes acampó en el puente y la semana pasada llegaron unos 200 indígenas de distintos sectores de Canadá para darles su apoyo.
“Es nuestra tierra y no queremos más armas”, declaró White. “Nuestra protesta seguirá siento pacífica, pero no vamos a irnos hasta que el gobierno acepte nuestra demanda”.
El gobierno canadiense cerró el puente sobre la medianoche del 31 de mayo, cuando unos 400 indígenas se congregaron frente a la aduana de Cornwall Island. Se quejan de que los guardias en el pasado han tenido actitudes abusivas hacia ellos.
La presencia de guardias armados en la frontera es una de las promesas que hicieron los conservadores en las elecciones del 2006. El de Cornwall es el único puesto fronterizo en tierras indígenas, según White.
El ministro de seguridad pública canadiense Peter Van Loan amenazó con cerrar el puente permanentemente si no se resuelve la disputa. Su oficina dice que se trata de un tema de seguridad nacional y que la presencia de guardias armados no es negociable.
Los mohawks han pedido la intervención de los tribunales.
El de Massena-Cornwall es el sexto más transitado de los 124 cruces que hay en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, indicó la Agencia de Protección de Aduanas y Fronteras de Estados Unidos.
Estados Unidos no se ha involucrado en la disputa porque la considera un tema que debe ser resuelto por los canadienses.
La resistencia de los mohawk a la presencia de guardias armados obedece en parte al hecho de que la reserva fue sacudida por episodios de violencia a comienzos de la década de 1990, cuando enfrentamientos entre los que estaban a favor de los casinos y los que estaban en contra dejaron dos muertos.