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Esto sin mencionar a quien no existe electoralmente: El ex DC y Senador Adolfo Zaldivar, quien fuese junior del magnate fallecido Anacleto Angelini (Copec – Celco – Forestal Arauco – Abastible), a quien, Eduardo Frei también le sirvió y lo sigue haciendo a su heredero, como buen capataz, dándole luz verde a sus proyectos contaminantes y destructivos de los bienes colectivos, las soberanías y el Medio Ambiente en Chile.
Por su parte, El Empresario Sebastián Piñera, cuya principal empresa es LAN, vinculado a los poderes fácticos en Chile. Antar Chile ha sido una de ellas, punto de encuentro con el mismo Angelini y a su vez, comparte la misma cuna política ideológica del grupo económico Matte (CMPC- Forestal Mininco – Banco Bice).
El descontento político electoral en Chile se cuadra en votos nulos, blancos, candidaturas alternativas auto denominadas de izquierda y/o progresistas, y cientos de miles NO inscritos, como rechazo a las actuales propuestas que ofrece la alicaída y añeja partitocracia tradicional, vinculada a redes político – empresariales, corrompidas y corrompibles; y promotores de un ultra neoliberalismo, de la decadencia participativa y democrática.
La política de “representatividades” ya está agotada, no es creíble. Quizás sea un desconsuelo para quienes creen en los procesos políticos electorales. La oferta de Frei y Sebastián Piñera es la misma: Son promotores del ultra neoliberalismo, la sobre explotación, el saqueo del Estado chileno a favor de grupos económicos y mayor empobrecimiento a las poblaciones. Estas tendencias son para Chile más represas hidroeléctricas, más sobre explotación para la minería, más monocultivos industriales de pino y eucalpitus, más celulosas-papeleras, menos economías locales, menos agricultura, menos soberanías, menos alimentación, menos bosque nativos, menos lugares limpios, menos trabajo, más contaminación y represión a la protesta social.
La popularidad que ha tenido Enriquez Ominami, hasta el momento, es mediática; y se debe principalmente al enorme descontento que existe en Chile frente a lo que representan las candidaturas de Frei-Piñera y ese “modelito” de práctica siniestra de hacer política.
Más allá de Frei-Piñera, lo que queda después de eso, lo que podría tibiamente considerarse como un tercer bloque, es el descontento, con una “oferta” diversa, aunque, con algunos puntos en común, transversales, de criticas al actual modelo económico y formas de distribución de poder, en menor o mayor grado. Su suma, de ser asumida con responsabilidad, sin traiciones y torpezas, podría convertirse en una nueva e importante fuerza electoral, que va más allá de una clasificación de izquierda y/o de Partido.
Con respecto a la popularidad de Enriquez Ominami, algunas de sus propuestas que establece políticamente en temas de economía y medio ambiente, son bien livianitas, incluso algunas de ellas con bastantes aires de neoliberalismo, pero también hay que reconocer que hay varias que son bastantes interesantes con inclinación a una buena administración en lo social (asistencialismo efectivo), aunque en suma, están lejos de un reformismo eficiente, menos de una transformación radical y más lejos todavía de una revolución a favor de los Pueblos que coexisten en Chile. Sin embargo, los procesos de cambios verdaderos, más que depender de una candidatura en particular, dependen de las bases sociales, de las fuerzas, de los movimientos y sus autonomías
Queda la duda si el candidato Enriquez Ominami, en caso de ser tercero en las elecciones, va a negociar sus cuotas de poder con el candidato de la Concertación Eduardo Frei. Como ya se dijo, Frei-Piñera son lo mismo. Para quienes creen en los cambios por esta vía, se hace necesario entonces profundizar en la construcción de Fuerzas político electorales más profundas, que vayan más allá de lo mediático y no hay seguridad que Enriquez Ominami u otros de los denominados de la nueva izquierda, progresistas y/o díscolos, tengan la capacidad de hacerlo para proyectar.
Por Alfredo Seguel