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Chile y el terremoto: dividir para reinar

06.03.10

Las noticias ya llegan a ser verdaderamente una lluvia de mentiras y epítetos como “saqueadores”, “vándalos”, “ladrones”, “desalmados”, “delincuentes”, “antisociales” y muchos más, siendo orientados los periodistas por sus jefes y dueños de canales de TV, diarios, radios y páginas web, a buscar en el diccionario otros términos que ayuden a diseñar una imagen negativa de la acción popular de búsqueda angustiada de agua, alimentos, productos básicos y objetos para vender con el objetivo de llevar algo a casa. Rectifico: no casa, sino escombros.

Sectores de población dirigidos por comerciantes, policías y militares que viven en las proximidades, así como por militantes del partido fascista UDI, del bloque del nuevo gobierno, convocan a vecinos a armarse para “defenderse” de esas “hordas de delincuentes”. Grupos de este tipo surgen en varios lugares siendo profusamente entrevistados y divulgados por la prensa. Los fascistas no hacen secreto en mostrar ante las cámaras escopetas y aún fusiles de asalto de exclusivo uso militar. La presidenta Bachelet y el ministro de Defensa, así como subsecretarios y otros ministros, afirman categórica y fuertemente que hay que poner orden y detener lo que ellos llaman el caos, que no habrá contemplaciones y caerá sobre ellos todo el peso de la ley y las instituciones, léase balas. El ejército se despliega por las calles de varias ciudades disparando a mansalva y los aviones se dedican más al traslado de tropas que de alimentos y frazadas.

Por extraño que parezca, continuan extensas regiones y barrios populares sin los servicios básicos como electricidad, agua, alimentos y comunicaciones. Un verdadero estado de catástrofe lleva a cualquier gobierno a utilizar camiones y otros medios de transporte para suministrar artículos de necesidad, así como a restituir a la brevedad posible los servicios y comunicaciones. El resto del país y el extranjero se informan solamente a través de los medios comprometidos con las campañas de mentiras, por lo que es lógico suponer que hay también la campaña del aislamiento, lo que impide hacerse una idea más exacta de los daños, muertes y actividades reales de la población.

Así aparece claro el objetivo estratégico de contrainsurgencia acordado entre el actual gobierno, el que viene dentro de pocos días y los militares, de formar cordones ideológicos, propagandísticos y armados que separen a sectores medios urbanos y rurales de la mayoría de la población que ha quedado entre los escombros. Dividir para reinar. El sistema de dominación busca aprovechar la coyuntura para establecer un tipo de gobierno y sociedad controlada manu militari y recomponer la ganancia empresarial adecuando discursos, recursos y empresas constructoras para emprender el gran negocio de la “reconstrucción nacional”. La mayoría de las empresas inmobiliarias y de construcción de edificos, poblaciones, carreteras y puentes han estado históricamente en manos de sectores ligados a la Democracia Cristiana, por lo que ahora los partidos del nuevo gobierno y el empresariado de ultra derecha tienen la gran oportunidad de desplazarlos de la mina de otro y hacerse con la torta justificando sus tropelías con el terremoto. Las acusaciones en contra de las empresas que construyeron los miles de departamentos y casas que se han quebrado o desmoronado por completo o en partes que hacen inhabitables las viviendas, irán en aumento y muchas se verán obligadas a quebrar o sus dueños huir del país a disfrutar sus cuentas bancarias en el extranjero. Ya el periodista Paulsen denunció que muchas empresas desaparecen después de una construcción y se hacen otras que emprenden nuevas obras, siendo los dueños los mismos.

Hay que buscar salidas por abajo a las necesidades populares, abandonando la espera de los recursos que no llegan y la reconstrucción futura de las empresas y militares unidos, ya que sólo se sostendrán sobre la base de la mentira, la demagogia, las promesas, la represión y el acondicionamiento de la población a una situación miserable de recepción de paquetes oficiales de la ayuda internacional cuya parte del león será devorada por los intermediarios. Ante la perspectiva de muchos meses y aún años de reconstrucción empresarial-represiva, resulta más adecuado el plan de las organizaciones sociales y ecológicas que se están coordinando para impulsar aldeas comunitarias en las periferias de las ciudades y proponiendo que la reconstrucción se haga entre vecinos juntándose en una manzana o varias manzanas para constituir aldeas urbanas con construcciones asísmicas de materiales naturales, energía alternativa, huerta comunitaria y producción autogestionaria de alimentos y productos básicos. Será fundamental el establecimiento de lazos horizontales de comunicación y economía directa entre esas experiencias autónomas de organización del hábitat y de la sobrevivencia, ya que el apoyo mutuo, la cooperación y la reciprocidad permiten asegurar los resultados positivos de los emprendimientos populares comunitarios.

Con ello se podrá acabar con la campaña de ataques por parte de las instituciones que buscan separar sectores de la población y se podrá demostrar que hay iniciativas altamente positivas que son soluciones eficaces para todos. Las clases medias y sectores manipulados por la información oficial podrán bajar las armas y sumarse también a la reconstrucción de nuevas formas de vida.

Abrazos
Profesor J
Profesor_j@yahoo.com


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