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Carta a los jóvenes

11.08.10

Queridos jóvenes y jóvenas:

Les escribe un joven de la década del 60, donde todo se hacía con romanticismo y pelo largo, fue la década de la juventud. Después de la gran depresión de los años 30, que derrumbó la economía de muchos países, de la resistencia contra la guerra de reparto del mundo por parte de nazis, yanquis y estalinistas, aparecen el año 1959 los barbudos en Cuba inventando una revolución de nuevo tipo con un Che Guevara de estatura gigante que fue el gran enemigo de los capitalistas y de los barberos del continente, ya que las barbas brotaban por todos lados. Miles de jóvenes y jóvenas en todos los países rompen con los partidos tradicionales para organizar nuevos sueños. Nacen también los hippies pacifistas que rompen con las formas de vida tradicional, se visten de colores y se instalan en diferentes lugares a vivir en comunidad y en contacto con la naturaleza, salen por cientos de miles a enfrentar la guerra de Vietnam donde los guerreristas bombardeabam aldeas con napalm. Los estudiantes franceses y europeos en general se toman las universidades y levantan la revolución de la juventud que se extiende por el planeta encontrándose con los barbudos y los hippies en todas partes. Aparecen en las calles de París las consignas que recorren el mundo: “La imaginación al poder” y otras más. Era una batalla de la juventud contra las instituciones del poder. En todos los continentes se enciende la llama de la liberación nacional para sacarse de encima las garras imperiales y coloniales.

Mientras tanto los capitalistas de occidente y del capitalismo de estado socialista estimulaban las alianzas en frentes populares electorales intentando separar la dinámica de los sueños de la juventud de la realidad de la clase obrera, a la que se ilusionaba con las propuestas de dirección del estado que sólo resultaban ser nuevas burocracias dominantes. El peso de la economía mercantil, las instituciones, las iglesias y los propios partidos de izquierda que luchaban por espacios de poder, debilitó la ola juvenil que había estremecido al mundo.

Luego en la década de los 70 viene la venganza del poder, golpes militares e instauración del modelo neoliberal con preeminencia del llamado libre mercado donde todo se privatiza y el trabajo se precariza. Los partidos de izquierda que viven detrás del poder participan en las negociaciones para la vuelta a la democracia protegida y se subordinan plenamente a las instituciones, pisoteando felices su propio miedo que habían sentido frente a la ofensiva juvenil que les arrebataba las banderas rojas, negras y rojinegras del cambio social.

Sin embargo, a finales de la llamada década oscura de los 80, vuelve la juventud a la carga y se levanta universalmente la lucha antiglobalización. Ya había caído el muro de Berlín y la propuesta del capitalismo de estado era derrotada por la libre concurrencia del mercado, millones de jóvenes se lanzan nuevamente a las calles y se apoderan de los espacios públicos ensanchando el aire que respiramos, grandes ciudades son convulsionadas por cientos de miles de jóvenes que batallan por el fin del libre mercado y por la justicia social, por el reparto de las riquezas y por la ampliación de las libertades conquistadas de hecho.

Las propuestas de autogestión, vida en comunidades y economía alternativa recorren el mundo. Las identidades, nacionalidades oprimidas y comunidades originarias en todo el planeta se suman a la nueva oleada que viene desde abajo, desde la gente, desde las multitudes, desde la juventud principalmente. Los zapatistas salen de la selva Lacandona en México y sorprenden a todos planteando un nuevo proceso de autoorganización que no considera la toma del poder para cambiar el mundo, describiéndolo como un mundo donde quepan muchos mundos, ya no más la homogenización del pensamiento y de las formas de vida.

Los capitalistas corren de acá para allá intentando descubrir fórmulas para contener esta nueva oleada y nuevamente la izquierda viene en su salvación, la izquierda burocrática estatista, es claro, ya que la izquierda de abajo se pliega a las nuevas dinámicas emergentes de propuestas de autoorganización en localidades.

En Europa se reunen enviados del PT brasileño de Lula con gente de la socialdemocracia europea y sectores de izquierda burocrática encabezados por Ignacio Ramonet y Bernard Cassens, de Le Monde Diplomatique, esa cloaca pseudoizquierdista que creó el engendro de Attac, e inventan el Forro Social de Porto Alegre para aglutinar y direccionar todas las fuerzas sociales que se venían expresando de forma autónoma y libre. ¿Y quién pone el dinero para ello? La Fundación Ford, por supuesto, que financia el 60% de los gastos de dicho encuentro “progresista”, donde más de la mitad de los asistentes son militantes del PT brasilero y de la CTA argentina junto a sectores peronistas y de izquierda burocrática de ese país. Convencen a mucha gente de volver a las instituciones ilusionando con la lucha electoral que posteriormente Lula gana en Brasil y Kirchner en Argentina.

Santo remedio. Con mucha propaganda consiguen atraer nuevamente mediante recursos demagógicos a importantes sectores que venían luchando desde abajo, quebrando el movimiento antiglobalización y debilitando su convocatoria. Luego ganan algunos gobiernos progresistas y se siembra la esperanza nuevamente de que las instituciones son el camino del cambio.

Sin embargo la oleada de gobiernos progresistas ha llegado a su fin y hoy día asistimos a la retomada de la iniciativa por parte del capital y los Estados Unidos en el continente. En Brasil va a ser derrotado el PT y en Argentina asistimos al declive del kirchnerismo, el golpe militar en Honduras, la llegada de tropas yanquis a Colombia, el aumento de la represión en México y Perú, las presiones contra el gobierno de Lugo en Paraguay, el aumento notable de la represión en Chile y Argentina, el fortalecimiento de la derecha en Panamá, la embestida del gobierno Correa en Ecuador contra las comunidades originarias, las fuertes presiones contra el gobierno de Guatemala, la acción negativa de la DC en Chile que pavimenta el camino a la extrema derecha, todo ello muestra un cambio notable en el panorama del continente. o sea, que si miramos la lucha por el poder, los partidos y los gobiernos, constatamos un yoyó que sube y baja una y otra vez, y muchos de nosotros, como los gatos, clavamos la vista en esa dirección y movemos la cabeza de arriba abajo mirando como va y viene, descuidando nuestro propio cuerpo, nuestro entorno y nuestras capacidades, pues, aunque muchos de los jóvenes, digamos la gran mayoría, no vota ni quiere saber nada con las instituciones, paralizan su inciativa y creatividad, lo que es un logro institucional.

En chile la resistencia contra la dictadura fue tan potente en la primera mitad de los 80 que prácticamente obligó a los militares a negociar con la DC y los partidos de la izquierda estatista para dar una salida institucional que impidiera el crecimiento de la salida popular. Así tenemos hoy por hoy los gobiernos civiles que continúan la dinámica neoliberal y represiva del pinochetismo.

La lucha de los pingüinos fue llevada a la mesa de negociaciones por los dirigentes burocráticos del Colegio de Profesores, de la Fech y por los voceros próximos a esa izquierda de arriba, o arribista. Esos partidos burocráticos y algunas organizaciones llamadas rebeldes que sólo aspiran a disputar el poder del estado, utilizan las dinámicas estudiantiles para su reclutamiento y sus intereses, quebrando la práctica asamblearia y autónoma.

Algunos dirigentes juveniles viven formando grupos, coordinaciones y frentes unificados, se reunen con viejos dirigentes de izquierda tradicional y levantan lo que denominan de “transversalidad”, negándose sistemáticamente a fortalecer las dinámicas en las localidades y barrios. Obvio, porque sus intereses son centralizados, siendo su unico objetivo el acceso al poder del estado, sin entender que la soberanía popular radica en la gente y que ésta puede organizar la sociedad de diferentes formas desde abajo en cada barrio.

Oh! No!
Si la juventud y la población se organiza en los barrios igual que los pingüinos en asambleas autónomas y horizontales ¿Cómo vamos a “dirigirlos”? Habrá que ir allí, entrar e intentar copar la dirección. Ese es el raciocinio de los partidos que disputan el poder central. De allí que en las universidades pasan discutiendo entre anarquistas y rebeldes para ver quien quien recluta más. Luego en segundo año son menos, en tercero pocos y en cuarto casi ninguno, se los come la máquina. Obvio, la universidad prepara gente que ocupará puestos en las empresas y en el estado, por eso no se les ocurre que hayan otras formas de orientar su vocación para vivir y alimentarse en comunidad.

Los jóvenes tienen muchas iniciativas, pero muchos de ellos no quieren mover un dedo porque saben que llegarán los políticos de siempre a intentar aprovechar sus energías. Habrá que hacer un esfuerzo adicional para mantener la autonomía y realizar cosas que interesen a los jóvenes, resuelvan problemas, generen espacios de libertad y crecimiento. Muchos jóvenes son presionados con razón por los padres y madres para que hagan algo que ayude a la casa y tarde o temprano tiene que entrarle al mercado negro o a otras formas de adquiir algunos centavos. Miren a su alrededor, vean a los ex jóvenes de algunos años atrás, han sido atrapados por la pareja, los hijos, el “trabajo” y han abandonado su pensamiento y discursos críticos y libertarios de antes. Se han institucionalizado. O se han tenido que cambiar de barrio por diferentes motivos. Los grupos de amigos son efímeros, se acaban en un par de años, poco a poco van abandonando la esquina donde vivieron tantas cosas juntos. De allí salieron para asistir a uno o varios conciertos de rock, punk o hiphop, de manera que mirando a los que ya se fueron pueden comprender que su crítica y distanciamiento de la institucionalidad en realidad es sólo una especie de pasatiempo, una recreación temporal.

El problema es que cuando uno quiere organizar algo, no falta el que cuestiona diciendo que ya quiere pasar máquina, que quiere concientizar, que quiere lavar el cerebro, etc. Por eso es mejor no plantear temas en esos grupos, pues ya se sabe que alguien va a salir a criticarte. La idea es juntarse de a dos o tres los más amigos y comenzar a hacer. Desplegar la imaginación, creatividad e iniciativa, sin aspirar que los demás aplaudan o feliciten, pues la cultura dominante estimula mucho el ser destacado y recibir la admiración de los otros.

En la gente de la población existe el instinto del afecto y el instinto de lo común, que están arrinconados en el fondo de los corazones, están esperando ideas prácticas para ir a verlas o incorporarse, necesitan salir y estar con otros, aunque a veces no lo sepan. No basta el grupo musical y tocar de vez en cuando en frente de un público que luego vuelve a sus casas o sólo se quedan chupando para matar no sé qué bicho.

Tal vez se pueda hacer un pequeño boletín o fanzine o diarito autónomo del barrio que se puede vender a un precio muy barato para que muchos puedan adquirirlo y así juntar unos pesos. Podría salir una vez por semana sin nada que tenga que ver con la política o la religión, sólo asuntos del barrio con mucha delicadeza para que no vayan a pensar que ustedes están vendiendo otra pomada, pues no faltará el detractor. Pueden conversar con vecinos para anotar allí los cumpleaños, si quieren, alguien que ofrezca un servicio, alguien que necesite comprar un sommier, la fecha y horario de un concierto, de una película, historias del barrio, entrevistas a los abuelos y tantas cosas sin tener que traer temas institucionales ni fechas que puedan dividir a la gente, que ya está bastante dividida. Lo pueden fotocopiar y si salen 50 o 60 pesos, por ejemplo, venderlo en 100. Si se hacen 100 salen 10 lucas y así va creciendo. Alguien puede querer poner una poesía o un cuento, en ese caso es bueno poner el nombre y dirección del autor o autora, para que se vayan conociendo entre los vecinos donde no haya mucha relación, por ejemplo.

También puede hacerse un galpón o utilizar un espacio que exista para instalar un taller propio de artes y oficios, donde puedan venir diferentes personas que quieran aprender, practicar o entretenerse haciendo obras y el pago por el uso puede ser materia prima diversa, géneros, maderas, cajas de cartón o envases diversos. Cada uno puede traer sus propias herramientas y un día puede hacerse un taller de carpintería, otro de modelado en arcilla, otro de serigrafía y tantas cosas que además de ser entretenidas, ayudan a compartir y se aprende algo que puede reportar un ingreso, por ejemplo exposición y venta de productos hechos por los jóvenes o feria del trueque.

No hay que complicarse. Existe una lista grande de experiencias y ejemplos que se pueden estudiar para aplicarlos, realizados en el país o en otros países, es sólo decidirse. Si necesitan más información sobre esas experiencias, pueden solicitarla gratuitamente al mail redecosocial@gmail.com y se la haremos llegar enseguida. También pueden solicitar a la Universidad Libre instructores gratuitos para talleres diversos en el mail unlibre@gmail.com que además entrega certificado, que no es reconocido por las instituciones sino por la propia gente.

Esperamos que esta carta pueda circular, no la detenga, siga enviándola a más gente.

Abrazos

Jaime Yovanovic Prieto
Profesor J
profesor_j@yahoo.com
http://clajadep.lahaine.org


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