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La vida no tiene valor para el capitalismo

23.08.10

«El trabajo es agotador y apenas tiene recompensa», dice un minero. Para el capitalismo, el trabajador es como un limón que se exprime hasta la última gota ahorrando a tope en protección, en salario, en gastos sociales, con el objetivo de obtener la máxima plusvalía. Si la explotación produce accidentes, ocasiona enfermedades, provoca tragedias en familias enteras, ¡eso no importa!, porque el Capital ha conseguido su objetivo que es la ganancia y la acumulación para seguir reproduciéndose.

En Chile cientos de hombres y mujeres de trabajo se accidentan con consecuencias de lesiones y muerte todas las semanas, la tragedia de la mina San José en la región de Atacama pone al descubierto, una vez más, que para los empleadores y para las autoridades importa la rentabilidad del negocio más que la integridad de los obreros. Sus utilidades son más importantes que la persona humana productora de esa riqueza. ¿Sabe usted cuántos trabajadores mueren en la construcción, en la minería y en la industria?

En este Chile actual donde impera la dictadura empresarial, donde la voz de los trabajadores es ignorada, una tragedia desnuda nuestra inseguridad cotidiana que viene de la mano de la flexibilidad laboral. Flexibilidad laboral no solo es precariedad y desigualdad social, sino también inseguridad para los trabajadores.

Las promesas de campaña que anunciaban mayor seguridad, fortalecimiento de las organizaciones de trabajadores y un cambio de la política de desigualdad social impulsada en los últimos años, se diluyen en pugnas políticas mientras el pueblo se desangra en su sufrimiento cotidiano.

Cuando los ecos de esta tragedia humana se diluyan, como tantas otras que han afectado a las familias obreras, se desplegará un nuevo operativo comunicacional donde el co-gobierno alianza-concertación intentarán desprenderse de su responsabilidad, al igual que los parlamentarios y el poder judicial, con el objeto de legitimar las nuevas leyes flexibilizadoras que buscan promulgar en los próximos meses.

Los dirigentes sindicales que suscribimos esta carta pública estamos en procesos diversos de construcción autónoma e independiente, y denunciamos que esta situación de precariedad e inseguridad laboral ha contado con la complicidad de un sindicalismo subordinado y corrupto que hoy debe desplazado y rechazado en todos los lugares de trabajo.

Que esta tragedia no quede impune, castigo a los culpables, y una nueva institucionalidad laboral que termine con nuestra realidad.

Fin a la subcontratación, que se castigue la simulación y el subterfugio de los empleadores.

Fin al uso de los multiruts, que se castiguen las prácticas antisindicales.

Fin a la falta de fiscalizadores, que aumente la dotación de funcionarios en terreno de la Dirección del Trabajo, de la Autoridad Sanitaria y del SERNAGEOMIN.

¡Solo la lucha nos hará libres!

Andrea Riquelme, presidenta Confederación Bancaria de Chile

Saúl Vargas, presidente Confederación Nacional de Trabajadores, CNT

Rubén Villanueva, presidente Confederación de Empleados Particulares, CEPCH

Manuel Sandoval, presidente Confederación Coordinadora Sindicatos del Comercio

Osvaldo Herbach, secretario general Confederación del Comercio, CONSFETRACOSI

Juan Poblete, director Sindicato Nº1 Bata S.A.

Horacio Díaz, presidente Sindicato SINTRAI


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