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Los cuatro jinetes de la crisis

23.09.10

Los cuatro jinetes de la crisis
Sergio Rodríguez Lascano

“El rey supremo del capital, el financiero, empezó entonces a desarrollar su estrategia guerrera
sobre el nuevo mundo y sobre lo que quedaba en pie del viejo. De la mano de la revolución tecnológica
que ponía al mundo entero, por medio de una computadora, en sus escritorios y a su arbitrio,
los mercados financieros impusieron sus leyes y preceptos a todo el planeta. La ‘mundialización’
de la nueva guerra no es más que la mundialización de las lógicas de los mercados financieros. De
rectores de la economía, los Estados Nacionales (y sus gobernantes) pasaron a ser regidos, más
bien teledirigidos, por el fundamento del poder financiero: el libre cambio comercial. Y no sólo eso,
la lógica del mercado aprovechó la ‘porosidad’ que, en todo el espectro social del mundo, provocó
el desarrollo de las telecomunicaciones, y penetró y se apropió de todos los aspectos de la actividad
social. ¡Por fin una guerra mundial totalmente total!
“Una de las primeras bajas de esta nueva guerra es el mercado nacional. Como una bala
disparada dentro de un cuarto blindado, la guerra iniciada por el neoliberalismo rebota de uno a
otro lado y hiere a quien la disparó. Una de las bases fundamentales del poder del Estado capitalista
moderno, el mercado nacional, es liquidado por el cañonazo de la nueva era de la economía
financiera global. El capitalismo internacional cobra algunas de sus víctimas caducando los capitalismos
nacionales y adelgazando, hasta la inanición, los poderes públicos. El golpe ha sido tan
brutal y definitivo que los Estados nacionales no disponen de la fuerza necesaria para oponerse a
la acción de los mercados internacionales que transgrede los intereses de ciudadanos y gobiernos.
“El cuidado y ordenado escaparate que se suponía heredaba el fin de la ‘Guerra Fría’, el ‘nuevo
orden mundial’, pronto se ve hecho añicos por la explosión neoliberal. El capitalismo mundial
sacrifica sin misericordia alguna a quien le dio futuro y proyecto histórico: el capitalismo nacional.
Empresas y Estados se derrumban en minutos, pero no por las tormentas de las revoluciones proletarias,
sino por los embates de los huracanes financieros. El hijo (el neoliberalismo) devora al padre
(el capitalismo nacional) y de paso destruye todas las falacias discursivas de la ideología capitalista:
en el nuevo orden mundial no hay ni democracia, ni libertad, ni igualdad, ni fraternidad”.
(Subcomandante Insurgente Marcos, 7 piezas sueltas
del rompecabezas mundial, Junio de 2007)
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Por muchos años, el capitalismo levantó un sistema conocido
como Estado Benefactor, que no era otra cosa
que la búsqueda por pelear la mente y los corazones de
los trabajadores del campo y la ciudad, tratando de inocular
el virus del conformismo entre la población, bajo
el supuesto de que ya no era cierto que los trabajadores
“no tenían nada que perder más que sus cadenas”. El
desarrollo de un mercado interno y la idea de una sociedad
del consumo donde los trabajadores, bautizados
con el nombre de “tercera demanda”, eran clientes del
sector de bienes de consumo duradero (el cual, supuestamente,
era más dinámico que los otros dos sectores
tradicionales de la economía: el sector de bienes de capital
y el de bienes salario) fueron hechos a un lado, inicialmente,
por la teoría de los dos tercios de la sociedad
con capacidad de producción y consumo, y un tercio
que no tiene posibilidades reales de entrar al mercado
formal de la economía. Claro, en países como México
esa teoría se implementó al revés: dos tercios sin capacidad
de consumo y un tercio que sí tiene acceso al
llamado mercado formal; aunque esto no quiere decir
que no acceda también al llamado mercado informal.
La reciente crisis económica puso de relieve lo
que los compañeros zapatistas habían venido insistiendo
sobre los cambios en el patrón de acumulación
y el hecho de que se estaba viviendo una guerra del
capital contra todos aquellos que viven de su trabajo;
pero no únicamente, sino también una guerra entre el
capital financiero y todo vestigio social o colectivo,
y contra la cultura. En síntesis, una guerra contra la
humanidad o, como otros dirían, contra todo aquello
que los trabajadores habían construido como democrático
y humano, dentro y a pesar del capitalismo.
Esta crisis, por más esfuerzos que hacen los
señores del dinero por anunciar que llegó a su fin, se
sigue expresando en la economía, tanto en el terreno
de la acumulación de capital como de los salarios y
el empleo.
De hecho, lo que estamos viviendo es la
conjunción, la compenetración, de cuatro crisis
que se manifiestan ya sea de manera simultánea o
de manera diferenciada en el tiempo. Y parecería
que la novedad es que es imposible vivir por fuera
de alguna de estas crisis. Estamos hablando de una
crisis de acumulación de capital como producto de
la existencia de una burbuja financiera que hace más
atractivo para los capitales girar hacia donde sus
ganancias sean mayores en lugar de reinvertir en un
nuevo ciclo productivo: la financiarización; una crisis
de sobreproducción de mercancías como producto
de un desequilibrio permanente entre el sector uno
y el sector dos de la economía, así como de la caída
de la capacidad de consumo a nivel mundial; una
crisis alimentaria que se genera no por escasez de
productos sino por el incremento en los precios de los
productos agrícolas como resultado de la intervención
y control de las multinacionales sobre la producción
agropecuaria; y, finalmente, una crisis ecológica que
comienza a ser catastrófica: inundaciones históricas
en China y Paquistán, mientras que en Rusia se viven
las temperaturas más altas de los últimos mil años que
están provocando los incendios más grandes de su
historia, y que están casi aniquilando los bosques de
abedules; o el desprendimiento del iceberg en el glaciar
de Martz el 5 de marzo pasado, o, más recientemente,
el desprendimiento de un nuevo iceberg del glaciar de
Paterman, al norte de Groenlandia, que medía cuatro
veces el tamaño de Manhattan.
Desde luego, para enfrentar esta crisis se requiere
de una construcción anticapitalista global y no de la
estupidez de pensar que los problemas de México
se resuelven haciendo pagar impuestos justos a los
patrones y reduciendo a la mitad los ingresos de los
funcionarios. Es como querer enfrentar la pandemia
del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)
con aspirinas.
Veamos algunos elementos de cómo estas crisis
se siguen expresando tanto en el ámbito nacional
como internacional.
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El catarrito: una neumonía que
llegó para quedarse
En un informe fuera de toda sospecha de ser izquierdista,
elaborado por el Banco Bilbao Vizcaya
Argentaria (BBVA), se plantea lo siguiente: “La
recuperación del consumo está limitada por un ingreso
salarial bajo y volátil… Una característica de
los nuevos empleos creados son los bajos niveles
salariales que ofrecen y las escasas prestaciones
laborales que los acompañan, parte de ellos en la
economía informal”.
En el mismo sentido, el Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática (INEGI) dio
a conocer información en el sentido de que dos de
cada tres empleos generados en el último año han
sido creados en actividades informales, en las que
los trabajadores no gozan de prestaciones, sueldos
fijos ni acceso a la seguridad social. De acuerdo
con los datos de ese organismo, en el transcurso
de la actual administración federal, el universo de
mexicanos que obtiene su ingreso de actividades
informales creció en un millón 65 mil personas.
En el mismo periodo, el empleo en el sector formal
aumentó en 662 mil 564 plazas, según el registro
de altas del Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS), mientras que un millón doscientas mil
personas se incorporan anualmente a la población
económicamente activa. Es decir que, en cuatro años
de administración, la demanda
de empleo ha sido de 4 millones
800 mil. De éstos, un millón
65 mil personas ingresó a lo
que se conoce como mercado
informal, solamente 662
mil 554 lo hicieron en la
economía formal y, por su
parte, 2 millones 337 mil no
tuvieron posibilidades de
encontrar en dónde trabajar.
Esto no es reconocido por
el gobierno mexicano, que
presume de tener una de las
tasas de desempleo más bajas
en la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo
Económico (OCDE), debido
a que la metodología que utiliza para medirlo es
completamente diferente: en nuestro país, al trabajo
informal se le considera como trabajo, mientras que
en el resto de países no.
“La dinámica del empleo y del desempleo apunta
hacia características de flexibilidad en el segmento
formal del mercado y de rigidez en el informal. Lo
anterior genera incentivos a la informalidad y contribuye
a explicar los bajos niveles de productividad y
el limitado crecimiento del gasto doméstico”, insiste
el estudio del BBVA.
“La economía mexicana crea empleos desde
el segundo trimestre de 2009, lo que refleja, en
contra de las conclusiones de algunos análisis
parciales, la flexibilidad del conjunto del mercado
laboral mexicano ante cambios en el entorno
y las perspectivas económicas”, se añade en el
documento. Ello, se abunda, es similar a lo que
ocurre en economías más desarrolladas, en las que
los cambios en la legislación laboral y el aumento
de la importancia del empleo temporal han llevado a
mercados laborales más flexibles.
En México, ha ocurrido que la “salida a la
rigidez en el mercado laboral se ha dado por un
aumento en la economía informal”. Es decir, se
trata de un incremento de la flexibilidad laboral
en el sector formal (jornadas de trabajo de 12 o 14
horas sin pago de horas extras; jornadas laborales
partidas en las que, sin ninguna prestación, se
contratan trabajador@s por dos
horas o a destajo; contratos de
protección, es decir, que antes
de que existan las fábricas y
las herramientas de trabajo, y
antes de que haya trabajadores
el contrato ya fue vendido por
un vivales a la empresa para
asegurarle tasas de explotación
impresionantes; etcétera) y un
mejoramiento en la rigidez del
sector informal.
Por lo tanto, el avance en la
economía obedece sobre todo
“al impulso externo”, mientras
el consumo y la producción
interna continúan contraídos y
no se anticipa una recuperación
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a corto plazo. Vivimos a expensas de los
vaivenes de la economía norteamericana:
si allá hay una cierta recuperación del
consumo, se podrá exportar más; pero
eso no tiene implicaciones para el país,
en tanto se trata de comercio intrafirma
multinacional. Como quien dice, los
dólares bailan frente a nuestros ojos y
nunca los podemos atrapar.
Veamos ahora algunos ejemplos:
—La crisis de la línea aérea Mexicana
la cual anunció la suspensión de sus vuelos
a Madrid, Londres, Sao Paulo, Buenos
Aires, Caracas, Costa Rica, Bogotá y Montreal,
entre otros. La delicada situación financiera
de Mexicana incluso se exacerbó
a partir de que la línea aérea decidió suspender
la venta de boletos, luego que la IATA, la organización
de la aviación internacional, suspendió el
canal de ventas de boletos de Mexicana.
Aún cuando la aerolínea solicitó ya protección
contra sus acreedores, la empresa tiene que pagar
por sus gastos operativos como la turbosina, la renta
de las aeronaves y las tarifas de usos aeroportuarios.
Esta circunstancia obligó ya a Compañía Mexicana
de Aviación a llevar a cabo una disminución gradual
de sus operaciones a lo largo de los próximos días.
Como siempre que suceden estas crisis, la
patronal busca responsabilizar a los trabajadores
de la situación de Mexicana. Así, la patronal
dice que su difícil situación financiera se debe a
los onerosos contratos laborales que tiene con el
sindicato de pilotos y sobrecargos. Según ellos,
para regresar a la viabilidad financiera, Mexicana
está buscando reducir su personal en 40 por ciento,
así como reducir los salarios y prestaciones de
sus pilotos y sobrecargos en 41 y 39 por ciento,
respectivamente. La realidad es que ha habido un
manejo financiero catastrófico, un enredamiento
de los pasivos o deudas que tienden a superar a los
activos. La crisis de Mexicana no se resolverá aun
cuando los trabajadores aceptaran dejar de lado sus
prestaciones y reducir sus salarios. Tampoco con la
compra por parte de los trabajadores de una parte
de las acciones, o con la conversión en cooperativa
(estamos hablando de un sector con altísimas
tasas de productividad y con la existencia de una
competitividad exacerbada): o Mexicana quiebra
y se van a la calle miles de trabajadores ante la
incompetencia patronal; o el gobierno la rescata
con costo a los ciudadanos que pagan impuestos;
o un particular se hace de ella. Para el caso de los
mexicanos esto último no es muy viable, después
de que Carlos Slim y Emilio Azcárraga vendieron
sus acciones de Volaris.
—Otro ejemplo de quiebra financiera lo
encontramos en Vitro, el mayor fabricante de vidrio
en México, cuyos directivos recién reconocieron
que sus acreedores rechazaron la última oferta de
la compañía para reestructurar alrededor de mil
500 millones de dólares en deuda. En documentos
entregados a la Bolsa Mexicana de Valores, la
empresa establece que continuará buscando
un acuerdo consensual con los acreedores. La
propuesta más reciente contemplaba la emisión de
bonos a ocho años por 500 millones de dólares,
bonos a siete años por 350 millones, 80 millones
en pagarés convertibles a cinco años —que son
canjeados automáticamente por acciones si no se
han pagado al vencimiento— y un pago en efectivo
de 75 millones. Aproximadamente 275 millones
de dólares de deuda garantizada o cuentas por
pagar y otras obligaciones. A pesar de la atractiva
propuesta, ésta no fue aceptada. El motivo es claro:
no se tiene confianza en que Vitro, una de las joyas
de la corona de la burguesía regiomontana, tenga
liquidez y pueda pagar.
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—Controladora Comercial Mexicana, la tercera
cadena de supermercados más grande de las que operan
en México, dijo que el Juez Sexto de Distrito en
Materia Civil admitió su solicitud, presentada el 14
de julio pasado, para entrar en concurso mercantil,
con lo que pretende hacer extensivo el acuerdo de
reestructuración de adeudos que alcanzó ya con 98
por ciento de sus acreedores.
Después de la aceptación de dicha solicitud,
Comercial Mexicana espera que, en los próximos
días, el Instituto Federal de Especialistas de
Concursos Mercantiles (Ifecom) nombre a
un conciliador, a efecto de que éste realice el
reconocimiento de los créditos correspondientes e
inicie el proceso final para que la empresa pueda
formalizar el acuerdo de reestructuración de
adeudos. En la práctica, lo que esto significa es
que el problema apenas se inicia, el conciliador
tiene que poner los montos para pagar las deudas.
La Comer se encuentra en una crisis de liquidez,
producto de una caída en el consumo y un pésimo
manejo financiero.
—La producción automotriz, por su lado, mientras
que las ventas en México subieron 3.4 por ciento en julio,
en comparación con junio, las exportaciones cayeron
19.2 por ciento y la producción bajó 12.7 por ciento.
—En el terreno de la joya de la corona: las tan
cacareadas divisas. El Banco de México dijo en un
comunicado de prensa que las reservas internacionales
alcanzaron la semana pasada un nuevo récord al llegar
a 105 mil 622 millones de dólares, luego de aumentar
757 millones con respecto a la semana anterior.
La variación semanal en las reservas internacionales
fue resultado de un incremento de 417 millones de
dólares por compras a instituciones de crédito, producto
del ejercicio parcial de las opciones de venta de dólares
al Banco de México, y del aumento en la reserva
internacional de 340 millones de dólares, resultado
de la revaloración de los activos internacionales y de
diversas operaciones del organismo central. Lo que aquí
se revela es una especie de confesión de partes. Unas
semanas antes, se había señalado que al país entraban
29 mil millones de dólares anuales por concepto
de narcotráfico y que, de éstos, 19 mil millones de
27
dólares eran lavados en las instituciones
bancarias. Pues bien, no hay duda que sí.
Semana con semana, el Banco de México
“toma” de las instituciones de crédito el
60 por ciento de “sus” dólares, es decir, de
esta manera está participando activamente
en el proceso de lavado de los mismos.
Además, queda la pregunta de para
qué nos sirve una reserva de ese tamaño.
Hace años, las crisis significaron el vaciado
de las reservas, sin embargo, éstas no
representan el fondo de reserva del país
o de la sociedad mexicana —porque si
fuera así debería estar invirtiéndose—,
sino el fondo de reserva de la Bolsa de
Valores y de la deuda interna y externa.
Ésta última, la deuda total de México, se acerca peligrosamente
a los 400 mil millones de dólares. Aquí no
está de más recordar algunas palabras de Marx sobre
la deuda: “La acumulación del capital de la deuda pública
no significa otra cosa […] que el desarrollo de una
clase de acreedores del Estado que son autorizados a
extraer ciertas sumas del montante de los impuestos
[…]. Estos hechos muestran que incluso una acumulación
de deudas llega a parecer una acumulación de
capital” (Karl Marx, El Capital, Libro III, Tomo II).
—Por otro lado, en el terreno de la moneda, se
mantiene una moneda subvaluada que hace más
rentables las exportaciones, pero que encarece las
importaciones. Si México fuera una economía
como la china, con una balanza comercial de pagos
superavitaria, tendría razón esta estrategia. Pero,
en tanto no la tiene, ya que importa más de lo que
exporta, es una ayuda suplementaria a las trasnacionales.
Las trasnacionales son las que se benefician, ya que ellas
son las que exportan y, además, de ellas importamos lo
que se necesita. Negocio redondo…para ellas, claro.
La revista inglesa The Economist ha medido con
un “método científico” la subvaluación de las monedas
y la sobrevaluación de las mismas. Encontró
que, con base en su índice Big Mac, el peso mexicano
está 33 por ciento subvaluado en relación al
dólar estadounidense. Es decir que, en México, una
Big Mac —la hamburguesa emblemática de la cadena
estadounidense de restaurantes de comida rápida,
McDonald’s— cuesta 2.5 dólares, mientras que,
en Estados Unidos, la misma hamburguesa tiene un
precio de 3.73 dólares. Otras monedas que, de acuerdo
al índice Big Mac de The Economist, están subvaluadas
son: el peso argentino (52.3 por ciento), el
yuan chino (47.7 por ciento) y el peso chileno (10.5
por ciento), entre otras. En cambio, algunas monedas
que están sobrevaluadas frente al dólar son: el
real brasileño (31.6 por ciento) y el peso colombiano
(17.7 por ciento). El índice Big Mac sirve sólo como
una referencia, más que nada simple de entender,
para comprender las diferencias de poder de compra
de distintas monedas, comparadas con el dólar.
—Todo esto está sucediendo sin que los viejos
caminos de la corrupción se hayan abandonado.
Así, la Secretaría de la Función Pública descubrió
un fraude por más de 570 millones de pesos en el
Fondo de Vivienda del ISSSTE, por el otorgamiento
ilegal de créditos hipotecarios. El otorgamiento
de esos créditos irregulares tuvo lugar a lo largo de
varios años e involucró a 117 personas, incluyendo
26 empleados de nueve empresas hipotecarias y 83
servidores públicos que se beneficiaron de los créditos
irregulares. El fraude se gestó al tramitarle a esos
servidores públicos el crédito hipotecario que otorgaría
FOVISSSTE, como mejor se conoce al fondo,
dijo la dependencia en un comunicado de prensa. La
solicitud de préstamo incluía documentos falsos en
los que se alteraban los ingresos y recibos de nómina
del servidor público, a fin de que recibiera un crédito
más grande al que le correspondía. Función Pública
sospecha que pueden existir cerca 4 mil 500 créditos
irregulares de FOVISSSTE.
28
La economía de las megápolis:
un paso adelante dos pasos atrás
La crisis del 2009 y sus repercusiones hacia el
2010 levantaron de la lona a los viejos keynesianos
y regulacionistas. Todos concordamos que se
trataba de la primera gran crisis global de la fase
neoliberal de la economía capitalista. Pero, mientras
que algunos planteamos la idea de trabajar en un
sentido contrario al capitalismo en su conjunto, otros
trataron de revivir el cadáver del Estado Benefactor
y de la economía regulacionista con una intervención
poderosa de los gobiernos en detrimento de la
inversión privada. Al final, y haciendo un balance, el
piso ha sido muy parejo. Alguno le ha reprochado al
gobierno mexicano un manejo de la crisis demasiado
monetarista y poco keynesiano; en especial en lo
que tiene que ver con la inversión gubernamental,
las tasas de interés, el no incentivo del ahorro y el
mantener el criterio de que el mercado por sí solo
encontrará las soluciones a sus males.
Muchos reivindicaron el proyecto de Obama, o
el de Lula, como otra manera de enfrentar la crisis.
Sin embargo, ya visto de cerca, no son tan diferentes:
Robert Hall, profesor de Stanford Unversity, señaló
correctamente que no ha habido realmente tanto gasto
extra del gobierno norteamericano, en general, ya
que el mayor gasto federal se ve compensado, en su
mayoría, por una gran contracción en los desembolsos
de los gobiernos locales y estatales.
Para el tercer trimestre de 2009, agregó
Hall, el gasto del gobierno federal añadió
66 mil millones de dólares a la producción
económica; menos del 0.5 por ciento de
la producción total, compensado por una
contracción de 43 mil 100 millones de dólares
en el gasto de los gobiernos locales y estatales.
Por su parte, Alberto Alesina, de Harvard,
en un estudio de 91 programas de estímulos
fiscales aplicados entre 1970 y 2007 en 21
economías desarrolladas, encontró que los
recortes fiscales fueron más estimulantes que el
gasto del gobierno.
Así el asunto, es indudable que han existido
matices en la forma en que se ha enfrentado
la crisis, pero en lo que todas las alternativas
coinciden es en quién debe ser el que la pague:
los trabajadores del campo y la ciudad. Y donde el
castigo ha sido mayor ha sido en el empleo.
La semana pasada, más estadounidenses de los
pronosticados presentaron solicitud para obtener el
seguro de desempleo. Lo que indica que los patrones
siguen reduciendo su planta laboral, ya que la recuperación
económica mostró señales de desaceleración,
según reportó la agencia de noticias Bloomberg News.
El número de solicitudes de beneficios por desempleo
aumentó a 479 mil en la semana que terminó el 31
de julio; la cantidad más alta desde abril y que excede
la estimación mayor hecha por alguno de los 43
economistas encuestados por Bloomberg News —lo
cual demuestra lo tontos que son, a pesar de ser los
expertos a los que recurren todos los gobiernos estatales
de México y el mismo gobierno federal— quien
pronosticó que las solicitudes totales caerían a 455
mil, de acuerdo con datos publicados por el Departamento
del Trabajo. A pesar de este incremento en
las solicitudes, disminuyó el número de personas que
reciben esos beneficios por desempleo. “El mercado
laboral realmente no tiene algo que lo haga mejorar
y ésa es una determinante crítica a largo plazo que indica
hacia dónde se dirige la economía”, dijo Steven
Ricchiuto, economista en jefe de Mizuho Securities
USA, en Nueva York. “Las personas sencillamente no
encuentran trabajo”, enfatizó.
Y, desde luego, esto tiene que ver con que los que
eran los viejos motores de la economía del vecino país
del norte siguen sin arrancar o ya dejaron de serlo:
29
en julio, General Motors y Ford Motor Company
reportaron ventas en Estados Unidos menores a las
estimadas por los analistas, ya que los consumidores,
preocupados por la economía, limitaron el gasto. En
cambio, Toyota Motor Corporation y Nissan Motors
(japonesas) superaron las expectativas, reportó la
agencia de noticias Bloomberg News.
Las ventas de GM subieron 1.5 por ciento, incluyendo
el ajuste por el mayor número de días de
ventas en julio. Sobre esa base, se esperaba que la
automotriz más grande de Estados Unidos reportara
un aumento del 10 por ciento, estimación promedio
de los cinco analistas encuestados por Bloomberg.
Las ventas ajustadas de Ford cayeron 0.7 por
ciento, cuando lo pronosticado era un avance de 10
puntos porcentuales. Sus ventas totales subieron 3.1
por ciento.
“Ciertamente no vemos ninguna noticia buena del
mercado laboral y eso atemoriza a las personas”, dijo
Rebecca Lindland, analista de IHS Automotive, en
Lexington, Massachusetts. Los clientes potenciales se
alejan de las salas de exhibición por las señales de que
aminora el ritmo de la recuperación económica. La tasa
de desempleo, que sigue en los niveles más altos de
los últimos 27 años, contribuyó a que la medida de la
confianza de los consumidores, del Conference Board,
con sede en Nueva York, cayera a su nivel más bajo la
semana pasada. Muestra, por ejemplo, que a lo largo de
la crisis del 2009, 21 mil trabajadores pagados por hora
y ocho mil mensualizados (empleados) fueron despedidos.
Los empleos suprimidos en los concesionarios
—unos 2 mil 100— son aún difíciles de estimar.
En paralelo, la productividad de los trabajadores de
Estados Unidos cayó inesperadamente en el segundo
trimestre del año, lo que indica que las empresas
podrían enfrentar mayores dificultades para seguir
bajando sus costos a medida que se da la recuperación
económica. La medida de la producción laboral por
hora disminuyó a una tasa anualizada de 0.9 por ciento;
la primera caída desde finales de 2008, de acuerdo a
cifras del Departamento del Trabajo estadounidense.
En cambio, los costos laborales subieron únicamente
a una tasa de 0.2 por ciento, menor a la estimada.
Las cifras muestran que la economía más grande
del mundo perdió impulso en el segundo año de su
recuperación, lo que hace que las empresas limiten sus
contrataciones y los aumentos salariales.
Europa: una guerra social en
contra de los de abajo
Desde los días 8 y 9 de mayo de 2010
—la reunión de urgencia del BCE, el ECOFIN
y el FMI para establecer un plan de reflotación
de diversos países de la UE— todos los gobiernos
anuncian planes de austeridad presupuestaria
‘para salvar la zona euro’. Una guerra de clases de
una amplitud nueva se ha declarado en
Europa: todo lo que queda del Estado social, surgido
del periodo que siguió a la Segunda Guerra
Mundial, debe ser desmantelado, a excepción
de una ‘red social modelo Banco Mundial’. El 10 de
mayo, un banquero británico encontró una buena
fórmula política: ‘Es más fácil vender dicho plan
diciendo que debe servir para salvar a Grecia, a
España y a Portugal, que confesar que debe ante
todo salvar y ayudar a los bancos’…
(Charles André Udry: “Ha empezado una nueva
guerra social en Europa”, Viento Sur, número 111).
30
Los planes de austeridad que el grueso de los gobiernos
europeos ha adoptado significan un ataque brutal
a las conquistas de los trabajadores, con lo que se
está poniendo en cuestión lo que queda del viejo modelo
europeo. Debilitada por haber cargado muchas
veces con las consecuencias de las diversas crisis en
los Estados Unidos de América, hoy, Europa, la zona
euro, pone en cuestión la viabilidad de varios de los
mercados nacionales. Grecia, Portugal, el Estado Español,
Italia y una gran parte de Europa Central y
Oriental están discutiendo planes de austeridad que
buscan eliminar las conquistas que el trabajo ha logrado
desde hace décadas. Simplemente pensemos
que, si se aplica el plan que el FMI y los bancos de la
Europa unida han diseñado para Grecia, la reducción
del gasto público significará millones de despedidos,
los cuales irán al desempleo sin ninguna prestación;
o que, si se aprueba dicho plan, la edad de jubilación
se alargará y los montos de la misma se acortarán.
Lo que hoy se le pretende imponer a Grecia es un
plan que, tomando en cuenta las condiciones
externas de Europa, el desempleo interno y la
devastación del mercado interno, será una bomba
de tiempo que, tarde o temprano, estallará
no únicamente en ese país sino en toda Europa.
O qué decir del Estado español, cuya tasa
de desempleo acaba de superar el 20 por
ciento: uno de cada cinco españoles en edad
de trabajar no tiene empleo. En Francia, la tasa
de desempleo pasó de 8 por ciento a 10. Los
desempleados que ya tienen cierto tiempo en
esa condición pasaron de 700 mil a un millón
300 mil. Y peor: en el 2010, un millón de
trabajadores pedirán empleo sin tener derecho
ya al seguro de desempleo.
Este deterioro europeo viene de lejos. A pesar
de seguir siendo la zona con mejor nivel de
vida, los focos rojos ya se encendieron para la
burguesía y lo que sigue es lucha de clases, pura
y simplemente. Si vemos las tasas de crecimiento
de Europa, entenderemos mejor el asunto del
que hablamos: 4.5 por ciento de 1965 a 1974;
2.5 de 1975 a 1984; 1.9 de 1985 a 2004; y 0.8
por ciento de 2004 a 2009. Lo que vemos es
una caída prolongada del crecimiento del Producto
Interno Bruto en paralelo a un crecimiento
de las ganancias bancarias que hoy están en
cuestión por la crisis de la deuda de estos países por
medio de la tristemente célebre financiarización.
Así, parece que se hará realidad la presunción que
muchos tuvimos de que la actual crisis comenzó en
los Estados Unidos de América y de ahí se generalizó
hacia todas partes, pero que será en Europa donde
las condiciones de la crisis serán más fuertes y más
graves, entre otras cosas, por la debilidad de los mercados
internos. De ahí la felicidad del diario The New
York Times que, a mediados de este año, anunció el
fin del viejo modelo social europeo.
La producción industrial de Alemania, la mayor
economía de Europa, cayó en junio influida por
la disminución en las inversiones de capital, por
ejemplo, en maquinaria y camiones. La producción
cayó 0.6 por ciento en junio, con relación a mayo,
dijo el Ministerio de Economía alemán, en Berlín. El
crecimiento de la región del euro, el mayor mercado
de exportación de Alemania, pudiera debilitarse
cuando los gobiernos recorten su gasto para reducir
31
sus déficits presupuestales y restaurar la confianza de
los inversionistas. Es decir, la política de recorte del
gasto y las prestaciones en países como Italia, Grecia,
España y Portugal, para no hablar de las economías de
Europa central, en especial Hungría y Rumania, tendrá
un rebote en contra de la acumulación de capital de los
países más industrializados, debido a que la capacidad
de consumo bajará de una manera sustancial. La gente
comprará menos carros y computadoras, ya que no
tendrá seguridad sobre el empleo o verá reducidas sus
prestaciones sociales y económicas. Es más viable
que, en ese momento, se piense en ahorrar para comer
o para atender una enfermedad en lugar de comprar
carros. En tanto tal, el objetivo de la reforma en
Grecia, España, Portugal o Italia, lo mismo que para
los países de Europa central, es salvar a los bancos de
los bonos basura que ellos mismos crearon, en lugar
de incentivar un nuevo ciclo de crecimiento industrial.
Veamos otra explicación: “el dinero aportado a los
Estados por sus prestamistas es desdoblado por los títulos
que lo representan: obligaciones, bonos del Tesoro,
etc. Estos títulos duplican este dinero pero, como
en gran parte se gasta de manera improductiva —para
pagar la carga de la deuda, por ejemplo—, ni siquiera
representan capital en función. Estos títulos sólo son
capital ficticio. Los Estados crean por tanto capital
financiero ficticio. ¡Y los dirigentes de estos Estados
denuncian la irracional ‘exuberancia’ financiera!
“El crecimiento de las deudas públicas tiene como
origen las dificultades de reproducción del sistema y
de la sociedad capitalista. Por un lado, reflotan bancos
al borde de la quiebra —que por su parte han
hinchado la masa de créditos, por tanto han participado
en el crecimiento del capital financiero ficticio
en tanto agentes económicos privados— y ayudan a
los ‘sectores privados’ con dificultades (el automóvil
e industria auxiliar, la construcción). Por otra parte,
recortan ‘gastos sociales’ para amortizar los efectos
(en términos de demanda) de las recesiones y para
estabilizar el poder constituido.
“Hoy día se ataca a estos amortiguadores.
¡Prioridad a los acreedores! Una prueba social y
política de envergadura histórica a escala europea,
para las clases dominantes… y para los asalariados/
as”. (Charles André Udry. Ídem).
Todo lo anterior da paso a declaraciones patéticas
como las del pequeño Nicolás Sarkosy quien, en la
reunión de septiembre de 2009 del Grupo de los 20
en Pittsburg, señaló: “Hay que refundar el capitalismo.
Hay que romperle el cuello a la especulación”.
En la otra parte de Europa, la realidad es la siguiente:
las familias y los pequeños negocios de Europa
Central y Oriental se hunden bajo el peso de las deudas
denominadas en divisas extranjeras; una señal de
cómo los problemas que enfrenta el sistema financiero
de la región trascienden los préstamos de los gobiernos
derrochadores que han tenido toda la atención de los
inversionistas. El creciente incumplimiento de los deudores
ya ha afectado las ganancias de los bancos. Las
agencias calificadoras advierten que la exposición a los
créditos en divisas extranjeras podría lesionar el valor
crediticio de las instituciones financieras de la región.
“Los riesgos son potencialmente enormes”, dijo
Neil Shearing, economista de mercados emergentes
de la consultora Capital Economics, en Londres.
Quien opinó: “No se requeriría demasiado para darle
una buena exprimida a algunos bancos”.
Las familias húngaras adeudan, colectivamente,
cerca de 32 mil millones de dólares en divisas extranjeras,
en su mayoría en francos suizos y euros, de
acuerdo con el banco central de Hungría. Aparte de
los participantes locales, cerca de media docena de
bancos extranjeros —de Austria y otras partes de Europa—
tienen una presencia significativa en Hungría.
Los préstamos en divisas extranjeras también
constriñen a los responsables de la política monetaria,
pues las variaciones en las tasas de interés y los
valores de las divisas pueden cambiar drásticamente
la suerte de las familias y negocios endeudados.
En Rumania, uno de los miembros más pobres de
la Unión Europea, más de 60 por ciento de las familias
tiene créditos en divisas extranjeras. En Polonia,
la cifra es de 36 por ciento. En los Estados bálticos,
las proporciones van de 70 a más de 90 por ciento.
En Hungría, casi 70 por ciento del total de las
deudas familiares se contrajeron en divisas extranjeras.
La drástica caída del florín húngaro, que desde el
verano de 2008 ha caído cerca de 20 por ciento con
respecto al euro y cerca de 30 por ciento frente al
franco suizo, implica grandes aumentos en los costos
en divisa local para pagar tales préstamos. Para aminorar
la crisis, el parlamento aprobó, en julio, una
legislación que prohíbe nuevos préstamos hipotecarios
en divisas extranjeras.
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El 19 de julio pasado, el florín cayó más de 3 por
ciento contra el euro y casi 2 por ciento frente al franco
suizo después de que iniciaran las pláticas entre
Hungría, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y
la Unión Europea sobre el acceso de Budapest a los
fondos restantes de un paquete de rescate financiero
de 20 mil millones de euros que obtuvo en 2008.
Ésta es la receta del FMI frente a la necesidad de
que el gobierno húngaro haga nuevos recortes, pero
el cuello de los trabajadores se encuentra, ya de por
sí, fuertemente sujetado. Una respuesta masiva en
contra de esa política no puede descartarse, más tratándose
de proletariado con una fuerte tradición consejista.
La economía de Hungría se contrajo 6.2 por
ciento en 2009. El FMI pronosticó que el Producto
Interno Bruto (PIB) llegará a cerca de 0.6 por ciento
este año, a medida que surja una recuperación. Pero
el desempleo sigue por encima de 10 por ciento.
Así están entrando los viejos países del llamado
socialismo real a un capitalismo salvaje que los lleva
de crisis en crisis. Desde luego, el grado de deterioro
de las conquistas sociales es mayúsculo. La época
del pleno empleo queda hoy como un recuerdo del
que hablan algunos abuelos a sus nietos. El sueño
capitalista no fue como lo esperaban, más aún, se ha
convertido en una pesadilla que busca ser ocultada
con patrañas nacionalistas que no van al fondo del
problema: existe un intercambio desigual más fuerte
que nunca que hace que estos países vivan en las
orillas de la miseria.
La próxima nueva crisis alimentaria
El precio del trigo extendió su rally alcista hasta alcanzar
su cotización más alta desde 2008 luego de
que Rusia, el tercer productor mundial del cereal,
prohibió las exportaciones a causa de la peor sequía
que ha azotado a ese país en los últimos mil años.
La cotización de futuros del trigo para entrega en
diciembre ascendió 7.25 centavos de dólar, ó 0.9 por
ciento, para establecerse en 8.225 dólares por bushel
(27.2183 kg) en la Bolsa de Futuros de Chicago
(Chicago Board of Trade-CBOT). En sesiones previas,
el preció alcanzó los 8.245 dólares, su mayor
nivel desde agosto de 2008.
Los futuros de maíz para entrega, en diciembre,
subieron 3 centavos de dólar, ó 0.7 por ciento,
para cerrar en 4.18 dólares por bushel (25.40 kg,
en el caso del maíz) en la CBOT. En sesiones
previas, la cotización del maíz llegó a 4.39 dólares,
su mayor nivel desde el 15 de junio de 2009.
La cotización de los futuros de la soya para
entrega en noviembre subió 4.75 centavos de
dólar, ó 0.5 por ciento, para llegar a 10.29 dólares
por bushel (27.2183 kg) en el Chicago
Board of Trade. En sesiones previas, la cotización
avanzó a los 10.49 dólares, su mayor nivel
desde el 7 de enero.
Cuando uno de los graneros del mundo
(Rusia, quizá el más grande) entra en una
situación de sequía, esto trae consecuencias
terribles para el mercado mundial de alimentos.
Suben los precios de todos los productos. Las
multinacionales se aprovechan de la situación:
acaparan los granos y alimentos e incrementan los
precios. Los países importadores de granos (casi
todos los países pobres) se ven imposibilitados
para comprar las mismas cantidades, o se
ven obligados a pedir préstamos que luego
se van a convertir en la soga que los ahorcará.
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Igualmente, la situación para Rusia será terrible. La
sequía de más de seis meses va a provocar que el
sector más pobre de la población, los campesinos, no
obtenga ningún ingreso. No sería raro que en poco
tiempo estemos hablando de hambrunas en Rusia.
La crisis ecológica
Ha llegado el momento de que aquellos
preocupados por el destino de la Tierra
enfrenten los hechos: no sólo la grave
realidad del cambio climático sino también
la acuciante necesidad de un cambio en el
sistema social. La incapacidad de arribar a un
acuerdo sobre el clima global en Copenhague,
en diciembre de 2009, no fue únicamente una simple
abdicación de liderazgo mundial, como se ha
sugerido frecuentemente, sino que tuvo raíces más
profundas en la inhabilidad del sistema
capitalista para lidiar con la creciente amenaza a la
vida en el planeta. El conocimiento de la naturaleza
y los límites del capitalismo, y los medios para
trascenderlo, tienen entonces importancia vital.
(Fred Magdoff y John Bellamy Foster
“Lo que todo ambientalis ta necesi ta
saber sobre el capitalis mo”).
Ésta es la más grave de todas las
crisis. El capitalismo ha probado y
reprobado su capacidad destructiva.
Aquí no estamos hablando de su amplia
capacidad militar para destruir
varias veces el planeta, sino de su
loca capacidad productiva, llamada
progreso, que hace que estemos en
medio de una crisis ambiental de
consecuencias dramáticas.
Magdoff y Bellamy las engloban
de la manera siguiente:
—Derretimiento del hielo del
océano Ártico durante el verano,
que reduce el reflejo de la luz solar
al reemplazar el hielo blanco por
el océano oscuro y, por lo tanto,
aumentando el calentamiento global.
Satélites muestran que el remanente
del hielo ártico durante el verano
se redujo en un 40 por ciento en
2007, respecto de fines de la década de 1970, cuando
comenzaron las mediciones precisas.
—La eventual desintegración de las capas de hielo
de Groenlandia y la Antártida, ocasionada por el
calentamiento global, lo que provoca aumentos en
los niveles de los océanos. Inclusive, un aumento
del nivel del mar de entre uno y dos metros podría
ser desastroso para cientos de millones de personas;
habitantes de países que se encuentran a nivel del
mar como Bangladesh y Vietnam, así como de varios
Estados insulares. Un aumento del nivel del mar
a una tasa de unos pocos metros por centuria no es
inusual en el registro paleoclimático y, por lo tanto,
debe considerarse posible, dadas las actuales tendencias
de calentamiento global. Actualmente, más de
400 millones de personas viven dentro de los cinco
metros sobre el nivel el mar, y más de mil millones
dentro de los veinticinco metros.
—La veloz disminución de los glaciares de montaña,
a nivel mundial, muchos de los cuales —de continuar
las actuales emisiones de gases de efecto invernadero—
podrían encontrarse prácticamente (o totalmente)
desaparecidos en la presente centuria. Diversos
estudios han demostrado que un 90 por ciento de los
glaciares de montaña, a nivel mundial, ya se encuentran
en franco repliegue debido al calentamiento global.
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Los glaciares del Himalaya proveen de agua a países
con miles de millones de habitantes en Asia durante
la temporada seca. Su reducción ocasionará inundaciones
y agudizará la escasez de agua. El derretimiento
de los glaciares de Los Andes está contribuyendo
a inundaciones en esa región. Pero el problema más
inmediato, vigente y de largo plazo, asociado con la
desaparición de los glaciares —visible hoy en día en
Bolivia y Perú— es el de la falta de agua.
—Devastadoras sequías expandiéndose, posiblemente,
a un 70 por ciento de las tierras dentro de las
próximas décadas, de continuar la situación actual.
Esto ya se ha tornado evidente en el norte de India,
noreste de África y Australia.
—Mayores niveles de dióxido de carbono (CO2)
en la atmósfera, que pueden incrementar la producción
de algunos tipos de cultivos, pero éstos podrían verse
dañados en años futuros por una desestabilización que
ocasione condiciones climáticas secas o muy húmedas.
Ya se han constatado pérdidas en campos de arroz en
el Sureste Asiático, atribuidas a mayores temperaturas
durante la noche que ocasionan disminuciones en el
incremento de la respiración nocturna de la planta.
Esto implica una mayor pérdida de lo producido por
fotosíntesis durante el día.
—Cambios rápidos en el clima de ciertas regiones,
que ocasionan la extinción de especies que no
pueden migrar o adaptarse, conduciendo a un colapso
de todo el ecosistema que depende de las mismas
y a la muerte de más especies. (Ver debajo para más
detalles de la extinción de especies)
—Relacionada con el calentamiento global, la
acidificación del Océano producto de un aumento
en la absorción de carbono amenaza con el colapso
de ecosistemas marinos. Recientes indicios sugieren
que una acidificación del océano puede, eventualmente,
reducir la eficiencia de éste en la absorción
de carbono. Esto significa una potencial y más veloz
acumulación de dióxido de carbono en la atmósfera y
una aceleración del calentamiento global.
A esto hay que agregar lo que está pasando en
China y en Rusia y, en el caso de México, las inundaciones
en Tamaulipas y Nuevo León, la de Veracruz,
la de Michoacán y el Estado de México. La próxima
de Tabasco, que puede ser fatal si tomamos en consideración
que Villahermosa está algunos metros abajo
del nivel del mar.
El problema ambiental es un problema tan
importante que no podemos dejárselo únicamente a los
ambientalistas, sino que debe ser, sobretodo, tarea de
los anticapitalistas, más si tomamos en consideración
que en México tenemos un partido verde que es una
auténtica mafia del crimen organizado, cuya demanda
central es la pena de muerte.
La realidad es que el problema ambiental no se
resuelve con una estrategia ambientalista, sino con
una estrategia anticapitalista. Desde luego, siempre
y cuando rompa con los sueños de desarrollo sin límite
de las fuerzas productivas. Un anticapitalismo
ambientalista tendría que empezar por revisar varios
planteamientos base de la sociedad de consumo y no
pensar que su obligación es desarrollarlos más para
que alcance para todos, siempre y cuando se parta
del criterio básico de los pueblos indios que los zapatistas
han repetido constantemente: ni la tierra, ni el
agua, ni el aire, ni las plantas son una mercancía. Es
indispensable establecer una relación armónica que
permita el sustento sin la explotación irracional del
medio ambiente.
Bueno, éstas son las cuatro crisis que vivimos.
Ahora, cuando analicemos las alternativas que algunos
populistas trasnochados nos proponen podremos
ver si responden a estos cuatro flagelos o
si se trata únicamente de fuegos de artificio que lo
único que buscan es dotar de un rostro más presentable
a la explotación, la destrucción, el despojo y
la devastación.
Las diversas crisis son algo muy serio. No pueden
ser banalizadas con planteamientos anodinos que son
presentados por intelectuales anodinos como la salvación.
Hacer eso es una irresponsabilidad.
La única particularidad en el caso de nuestro país
es que la conjunción de esta crisis no está trayendo
consigo miedo y apatía, sino cólera y rabia. Ante la
crisis del modo de producción y reproducción del capital,
el asunto ya no es buscar la causa del problema
sino quién la paga. La sociedad mexicana está a
punto de explotar y la única receta que les expiden
los miembros de la clase política es que se espere
al 2012. Pero, hablar del 2012 es como contar una
historia futurista de poca ciencia y mucha ficción. Es
hablar de un futuro tan lejano que no alcanza a ser
percibido como algo viable como solución. Ahora y,
más aún, ahorita marca el tiempo de abajo.


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