Autor: “Posta Porteña”

Como se ha transformado un guerrillero izquierdista en defensor del libre mercado: Joaquín Villalobos, un Diacono Incorregible

Este trabajo es una primera entrega de respuesta al ensayo publicado a partir de julio de este año por Joaquín Villalobos, (San Salvador, 1951) un exguerrillero y político salvadoreño, fundador y máximo dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) una de cinco organizaciones que conformaron en 1980, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, durante la Guerra Civil de El Salvador. Actualmente consultor en seguridad y resolución de conflictos y asesor del gobierno de Colombia para el proceso de paz, nos presenta la primera de dos notas sobre el tema.


Refleiones brevísimas a partir de una breve reflexión cubana

Defendemos el pluralismo de las instancias asociativas que promuevan el socialismo ecomunitarista y el avance hacia el ecomunitarismo (que incluye el “comunismo” marxiano), y, en esa perspectiva hemos reivindicado la “red” como forma organizativa, e, incluso, hemos sugerido la extinción futura de los actuales Partidos.


Las acrobacias criminales de la Volkswagen: del nazismo a Bolsonaro

Una prueba más de que son las empresas las que determinan los rumbos del aparato del estado y subordinan económicamente las finanzas públicas, Esta y tantas noticias demuestran también que la disputa de la izquierda con la derecha queda encerrada en la pelea del reparto de las migajas que las empresas arrojan a las gallinas para mantener la paz social.


La cara oculta de los sindicatos en Uruguay

el sindicalismo uruguayo no ha aprendido las lecciones de la URSS y por eso fue virando hacia prácticas estalinistas.


Izquierda y pandemia

La mala noticia es que el mundo que se perfila requiere otras definiciones. Cosas que parecían consagradas, como la libertad individual, el derecho a la intimidad, la democracia, la soberanía popular y la distribución de la riqueza, vuelven a estar en entredicho, no por acción de la derecha o de la izquierda como las conocemos, sino por un nuevo esquema de poder que, basado en el miedo, se está construyendo ante nuestros ojos sin que queramos verlo.


¿Es progresista la vuelta de la producción nacional y la propiedad estatal?

Quien sea el titular de la explotación debería darnos igual. Los explotados somos nosotros y todos los mitos según los que seríamos menos explotados por empresas estatales que por empresas cotizadas en bolsa, se han revelado falsos hasta el hambreo. No tenemos nada que ganar con nuevas versiones ultra-concentradas del capitalismo de estado, tampoco con las supuestamente más «liberales». Hoy en día, lo único progresista es librarnos de esta costra anti-social y anti-histórica de las relaciones capitalistas. Y solo aporta alternativas para la humanidad como un todo y en cada problema concreto, lo que enfrenta la lógica destructiva y empobrecedora de esas relaciones. Empezando desde los más concretos de los problemas: satisfacer las necesidades básicas negadas cada vez más virulentamente.


El encierro pandémico

Es innegable que la izquierda parlamentaria, vive muy cómoda, con un discurso poco comprometido con los obreros, porque cada vez más se alejan de la cultura del trabajo productivo y carecen de vocación para una responsable toma del poder, por lo que no tienen ni deseos o ganas de instaurar la dictadura del proletariado y proceder en consecuencia, a la eliminación de la burguesía como clase, pero también la de vagos y mal entretenidos pequeños burgueses y lúmpenes.


Memorias de la insurgencia: historias de vida y militancia en el MLN-Tupamaros 1965-1975

Amodio comenta partes del libro de Clara Aldrighi y Mauricio Rosencof. Siendo opiniones distintas la idea es conocer, aprender y superar, no repetir o copiar. El proceso uruguayo tiene aún muchas cosas oscuras que aclarar, pero eso le corresponderá al sujeto autónomo comunitario autogobernante, no a las actuales y venideras burocracias autodenominadas de izquierda.


De como la ideología burguesa del bolchevismo se sobrepuso al anarcosindicalismo

Los comentarios de Pestaña sobre la “instrucción pública” no se pueden entender sin recordar que Pestaña es un buen sindicalista socialdemócrata, reformista y progresista. Como tal, considera que el Estado hace cosas malas y buenas, la represión es mala, la educación es buena; el burocratismo es malo, la ciencia es buena; la ganancia capitalista es mala, la “mejora de la condición” del esclavo asalariado es buena; etc. Como buen reformista y progresista admira el lado científico, modernizante, progresista del capital y adula al Estado cuando mejora la ciencia y la cultura. No puede ni siquiera imaginar que la ciencia no es neutra sino una potencia productiva del capital y de su ganancia, que la cultura popular mejora la esclavitud del proletariado y los beneficios para el capital, que el sacar al pueblo del analfabetismo hace mucho más fácil la trasmisión del mensaje del Estado y los mecanismos opresivos y que el Estado ruso al modernizar la educación y cultura popular estaba profundizando los mecanismos de opresión y despotismo.