Capitalismo brasileño llega a Cuba construyendo una zona económica especial al estilo chino para atraer inversionistas extranjeros


Brasil extiende lazos en Cuba y financia “zona económica especial” al estilo chino

El gobierno brasileño aportó US$ 682 millones para la construcción del Puerto de Mariel.

“Que lance la primera piedra quien no tenga tejado de vidrio. Nosotros tenemos en Brasil. Así es que estoy de acuerdo en hablar de derechos humanos desde una perspectiva multilateral”, con esas palabras, la mandataria brasileña, Dilma Rou-sseff, fijó la pauta de su primera visita a Cuba, marcada por asuntos comerciales en vez de los DD. HH.

Rousseff comenzó el lunes una visita a la isla de 48 horas, ya que el miércoles viajará a Haití. La mandataria fue recibida ayer por su homólogo cubano, Raúl Castro, para iniciar una cita centrada en las relaciones económicas y comerciales.

Consultada ayer en la mañana sobre si se reuniría con Fidel Castro, Rousseff dijo que “sí, y con mucho orgullo”, según el sitio web oficial del régimen, Cubadebate. Dicha cita se llevó a cabo en privado durante la tarde.

“La gran contribución que Brasil puede dar a Cuba es ayudar a su desarrollo económico”, dijo Rousseff, tras depositar una ofrenda floral en la Plaza de la Revolución de La Habana, donde la acompañó su ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, y su par cubano, Bruno Rodríguez.

Rousseff y Castro firmaron nueve acuerdos económicos y de cooperación, que incluyen áreas de salud y aviación civil, entre otros. Sin embargo, la apuesta más importante de la mandataria para fortalecer los lazos económicos son las obras del histórico Puerto de Mariel, un proyecto que es financiado en un 70% por Brasil.

En vísperas de la primera visita de la presidenta, la Cámara de Comercio Exterior de Brasil aprobó un crédito de US$ 523 millones para la inversión en la isla. De ese total, US$ 230 millones corresponden a una última cuota de US$ 682 millones, para la ampliación del puerto, que está ubicado a 40 km de la capital cubana, asegura el diario Folha de S. Paulo.

El puerto, que es ejecutado por la compañía brasileña Odebrecht, está siendo ampliado y modernizado y los trabajos terminarían en 2013. Estas obras incluyen una zona con industrias para la exportación y para abastecer al mercado cubano.

Según el periódico brasileño, el puerto será el equivalente en Cuba a las zonas económicas especiales creadas por China para atraer capital extranjero en el inicio del proceso de reformas, hace 30 años, y que son vistas por algunos como un modelo para reactivar la alicaída economía de la isla. El proyecto es para Brasil, según Folha, una “oportunidad de negocios para compañías que pueden tener una plataforma de exportación y ventas en el mercado cubano”.

“Participamos no sólo construyendo el puerto, sino también, trayendo para acá una cooperación que considero estratégica para Brasil y para Cuba”, dijo Rousseff.

Derechos humanos

Rousseff dejó en claro antes de iniciar su gira, que no hablaría de DD. HH. Eso no evitó que recibiera preguntas de este tema al llegar a La Habana.

“No es posible hacer de la política de derechos humanos sólo un arma de combate político-ideológico. El mundo tiene que convencerse de que es algo de lo que todos los países tienen que responsabilizarse, incluido el nuestro”, aseguró Rousseff.

La mandataria habló especialmente de la situación de EE. UU., criticando la prisión en Guantánamo, lugar donde “todos saben qué está pasando”, dijo.

La presidenta brasileña confirmó durante su visita de ayer que se reuniría con el ex mandatario cubano, de 85 años, Fidel Castro, alejado del poder desde 2006 por una crisis de salud.

A pesar de no dar detalles de cuándo sería el encuentro con el ex gobernante cubano, Rousseff aseguró esperar la entrevista “con mucho orgullo”.