Autogobierno comunitario en el estado plurinacional

Texto de 50 páginas. Uno de los materiales escogidos por la Desuniversidad



GOBIERNOS COMUNITARIOS DENTRO DEL ESTADO DE LA
REVOLUCION CIUDADANA1
Freddy Javier Álvarez González2

Mi intención en la siguiente reflexión es presentar algunas líneas que permitan responder a la
pregunta, ¿qué es la gobernabilidad comunitaria de pueblos y naciones indígenas? ¿que
significan los gobiernos comunitarios indígenas para la gobernabilidad republicana? ¿ cual es el
conflicto con su democracia, sus derechos, y el capitalismo que la sostiene? El punto de partida
ha sido el trabajo directo con las naciones y pueblos indígenas en torno al asunto de
fortalecimiento de los gobiernos comunitarios durante el 2011. Con ello quiero aportar en la
construcción de un diálogo intercultural y académico que nos permita revisar y criticar los
modelos hegemónicos de gobernabilidad que se amparan en el modelo Europeo de
Estado/Nación, lo mismo que el ejercicio de poder que describe Maquiavelo, y la democracia
representativa de occidente.
1. Marco de Referencia
La critica la haremos desde algunos modelos de gobernabilidad a los que pretenden las naciones
y pueblos indígenas, sus particulares practicas de poder, su gobernabilidad comunitaria, la nueva
geografía introducida con el fin de polemizar sobre esa condena en la que se mueve la Filosofía
Política dominante que cierra la posibilidad de ir mas allá de la democracia occidental y
naturaliza el acto violento por medio de un visión colonial que considera a Occidente maduro en
el ejercicio de los derechos, en la legitimidad de exportar su modelo de democracia al mundo,
por consiguiente los otros pueblos y naciones están obligados a seguir el ejemplo de un grupo de2
hombres blancos, occidentales que se piensan superiores, y que se consideran civilizados por la
educación que han recibido3
y por las relaciones de poder que sostienen por medio de la
economía.
Para conversar sobre el tema de la gobernabilidad de los pueblos y naciones indígenas del
Ecuador debemos primero hacer algunas aclaraciones que nos pueden ayudar a nombrar sus
obstáculos y definir sus desafíos. Para ello presento tres tipos de aclaración. Una aclaración
contextual que recupera y relaciona tres espacio/tiempo: un espacio que no es el inventado por
Occidente y que corresponde a un tiempo fuera del cero del cristianismo. Otro espacio que se
origina en la necesidad del cambio y que afecta al ser por medio de una historia impuesta, el cual
corresponde a un tiempo de denegación. Por ultimo un espacio que elimina la geografía de los
pueblos y naciones para situarse en el tiempo del futuro. Una aclaración epistemológica que se
coloca en la necesidad de nuevos fundamentos, otro forma de pensar y de interpretar la
gobernabilidad. La aclaración metodológica es en orden a establecer una nueva geografía por
medio de la distinción y la diferencia del poder, la gobernabilidad, la autoridad, las
organizaciones, los pueblos, las naciones, y las institucionesindígenas.
1.1. Una aclaración contextual
La pregunta por la gobernabilidad de pueblos y naciones indígenas no nos sitúa en un lugar fácil
de encontrar, porque su gobernabilidad se construyó bajo un tipo de gobernabilidad definida en
el Norte e impuesta en el Sur por la violencia y dentro de un proceso civilizatorio donde los
pueblos y naciones indígenas fueron sometidos por medio de las armas y la cruz primero, luego
se continuo con su dominación por medio del colonialismo, y ahora con el neocolonialismo por
medio del desarrollo. Estos tres momentos son una referencia histórica, actual e interpretativa
que se despliega pero también se enlaza en la actualidad política del movimiento indígena.
La conquista: mientras la conquista significó la invasión y la destrucción de la mayoría
de pueblos y naciones indígenas existentes, para los conquistadores fue el comienzo de
tiempo nuevo, el tiempo de la fuerza, la razón occidental, la fe católica, y el
sometimiento. La invasión de los pueblos se hizo bajo el esquema del Amo superior y poderoso sobre el supuesto inferior y cobarde (aproximación hegeliana)4
. Los gobiernos
ancestrales que hicieron resistencia fueron eliminados. La sobrevivencia les obligo a
escoger entre someterse o huir. La Corona y la Iglesia impusieron un gobierno de
hombres blancos invasores representante de una divinidad súper-poderosa JudeoCristiana. Los pueblos y naciones indígenas fueron considerados seres naturales
inferiores, barbaros pertenecientes al paisaje, definidos bajo el modelo de la Tabula Rasa.
Este primer momento fue de invisibilidad completa para cualquier forma de
gobernabilidad existente en los territorios conquistados. No había pueblos ni naciones
indígenas para la mirada avasalladora y déspota, y si había, tenían que ser sometidos. Las
cosas eran expropiadas y los seres fueron esclavizados y domesticados, y en los casos
más filantrópicos, conducidos al estatus de humanidad-cristiana. En breve, no había una
gobernabilidad anterior, para el invasor, que mereciera ser respetada en orden a la
esclavitud. Contradictoriamente la nueva gobernabilidad presentada en términos de
humanidad y razón se impuso por medio de una increíble violencia, como la democracia
hoy se impone por medio de la guerra y la destrucción de los pueblos que no se someten a
ella.
En suma, la conquista es el tiempo que hace parte de la interpretación de la política
porque es hacia este lugar que se dirige la emancipación, como un gesto en busca de la
autodeterminación y el ejercicio de la gobernabilidad propia pérdida desde entonces.
Dejar la conquista fuera de la política emancipadora es una concesión letal. Volver a este
tiempo es romper con el falso origen propuesto por el invasor para reclamar un origen
diverso y propio del ser. El serse reclama desde antes; partir de la irreversibilidad es un
fracaso.
Los pueblos y naciones no se ven en el tiempo del Conquistador pues fue el comienzo de
la muerte y el ocultamiento. Ir al tiempo de la conquista es buscar el tiempo y el espacio
real que está más allá de la acomodación de la historia. Ir a la emancipación sin contar
con el tiempo y el espacio de la conquista es un gran error, porque es desde este tiempo
en donde se comienza a trazar un puente de ida y de venida entre el pasado, el presente y
el futuro. Luego, la emancipación es también del tiempo que se impone como falsa inauguración y a partir del cual se ocupo el espacio propio. Porque el ser no fue olvidado
sino esclavizado, no se puede comenzar en el tiempo cero. Así, la gobernabilidad nos
devuelve a esa historia que nunca ha sido, y desde allí es donde se convierte la política en
sueño. Negar el tiempo cero es la continuación del espacio que no admite cualquier tipo
de gobernabilidad.
La colonialidad es el momento central de una campaña civilizatoria. Las tierras fueron
cedidas por la Santa Sede a la Corona5
, con los indígenas dentro de ellas, -lo mismo ha
sucedido con muchas de las reformas Agrarias en América Latina6
-. La Iglesia Católica y
la educación los preparó para que respetaran y se adhieran a la gobernabilidad ilegítima.
Sus autoridades ancestrales habían perdido la fuerza de sus dioses.
Desde ahora se ejerció el poder por medios análogos a la brutal violencia del inicio, los
cuales pudieron ser más eficaces en la tarea de la colonización7
. Había que cambiar la
cultura, la religión, el sistema político-administrativo, imponiendo su monoteísmo, sus
conocimientos, sus nuevos ordenamientos territoriales y sus autoridades, en algunos
casos erigiendo lo nuevo sobre las ruinas de lo anterior8
. Luego, con el colonialismo, la
gobernabilidad ancestral se puede reconocer solo con el ánimo de erradicarla o de hacer
que los indígenas sintieran vergüenza de ella.
Si en el primero momento la violencia arraso, en un segundo momento, lo que existe es
estigmatizado, porque es considerado procedente del demonio, impide que los indígenas
alcancen la Vida Eterna y es un obstáculo para arribar a la humanidad de los invasores.
La colonización se dirige a construir un nuevo sujeto por medio de un nuevo
pensamiento, la moral, la ley, todos ellas apoyadas en instituciones representadas por una
nueva autoridad. Así, la Iglesia espiritualizó la campaña mientras el invasor se apropiaba
de sus riquezas. Este fue el momento en que no se les permitió hablar en su idioma, se les
cambio los nombres, y se les enseño la obediencia perteneciente a la moral de los
poderosos9
.
En suma, el colonialismo es el tiempo histórico que narra otros valores, instituciones,
leyes, con nuevas autoridades y la educación que viene del superior. El indio bueno,
educado, emprendedor, positivo, abierto al dialogo es el resultado de la colonialidad requerida por la gobernabilidad ambiciosa, ilegitima y dominadora. La colonialidad
definió el debe ser igual a abandonar el ser. El objetivo principal del colonialismo ha
sido demostrar que los pueblos y naciones no se pueden gobernar por sí mismos. El gran
Otro tenia que gobernar en el territorio del indígena, mientras el ser era definido bajo la
lógica del superior.
El neocolonialismo del desarrollo: en este tiempo se establece la existencia de un
modelo universal de crecimiento económico, global y local, basado en el Capitalismo, la
sociedad de mercado, la destrucción de la naturaleza, el trabajo y el crecimiento
económico. El desarrollo es la gran promesa y la gobernabilidad de los indígenas es un
estorbo si lo impide. En cierta forma, el desarrollo exige de menos gobernabilidad pues
solo requiere de los mecanismos de control y regulación que lo reproduzcan.
Es bastante conocido que una de las consecuencias de la política Neoliberal ha sido el
debilitamiento de la gobernabilidad por medio de la creencia en supuestos mecanismos de
auto-regulación provenientes de la misma economía. Sin embargo el despotismo y el
autoritarismo del líder no es una contradicción con la debilidad del Estado dentro del
Neoliberalismo. La medida de la gobernabilidad es colocada en la efectividad del
desarrollo, lo cual es directamente asimétrico: a mayor desarrollo menor gobernabilidad.
En otras palabras, el desarrollo exige una importante fuerza institucional la cual no es
simétrica a la gobernabilidad que exigiría la garantía de los derechos.
Por consiguiente, la gobernabilidad ancestral solo es posible en la medida que no atente
contra el desarrollo y contra la apropiación de territorios y recursos. La extracción de
recursos ha sido una línea central del Capitalismo mundial, por tal motivo la
gobernabilidad de las naciones y pueblos indígenas es un gran problema que busca
resolverse por medio de una propuesta de multiculturalismo bajo el lema implícito
“BIENVENIDOS TODOS AL GOCE PREPARADO POR EL DESARROLL0”10. Para
lograrlo se cuestiona la legitimidad de las organizaciones opuestas al desarrollo por
medio del enfoque de la democracia del número y se aprueban las decisiones sin los
pueblos y naciones indígenas con una supuesta representación individual de indígenas
que abogan por el dialogo, el desarrollo y la democracia republicana. 6
En suma, el desarrollo es el tercer momento basado en el discurso civilizatorio del goce
de derechos. Desarrollar es la promesa puesta en el futuro que repite el tiempo cero de la
conquista puesto que se debe romper con el pasado, lastre que impide caminar hacia el
supuesto paraíso, el presente es el no-todo; exige de la neocolonialidad que transporta la
educación para que los pueblos se dispongan a aceptar la visión de mundo hegemónica.
El espacio es vulnerado de tal manera que ya no importa donde se este. En cualquier
parte el mundo se puede experimentar la igualdad del goce pero no del derecho,
interconectados por las tecnologías y separados por la lucha de clases, medidos por la
economía y bajo la liviandad la vida que convierte el conflicto en un asunto de
delincuentes. Aunque sigamos en la pobreza ya no importa, porque el desarrollo es para
todos.
La conquista, la colonialidad y el desarrollo son los tres tiempos referenciales e indispensables
para una gobernabilidad emancipadora de los pueblos y naciones indígenas, tres momentos a los
que se vuelve con la pregunta de la gobernabilidad para definir el discurso y las prácticas de
vuelta a un tiempo más allá de la soberanía del Nacionalismo, cuestionando el ejercicio del
poder, -pregunta urgente hoy-, colocando en crisis la división política de izquierda/derecha y
sobre todo develando la falsedad del desarrollo que se camufla camaleónicamente en el Buen
Vivir.
Estos tres tiempos de interpretación para la política emancipadora son constitutivos del discurso
del sujeto político auto-denominado pueblos y naciones indígenas, el cual advierte sobre la
falsedad de las revoluciones ciudadanas, pues no hay revolución sin pueblos, y la gobernabilidad
se pierde cuando se dejan de lado los movimientos sociales. Los tres momentos se envuelven
entre sí pues el desarrollo niega el tiempo del origen, y la colonialidad niega el ser, el pensar y el
sentir del otro/ indígena. El tiempo cero de la conquista suspende la ancestralidad para ir hacia lo
nuevo sin autenticidad basado en un futuro sin pasado. La colonialidad legitima la conquista y
garantiza el desarrollo. De este modo, la emancipación es un ciclo temporal y espacial,
dialectico, colectivo, relacional donde la alteridad reclama su espacialidad en un nuevo tiempo y
espacio proclamado por elsujeto colectivo.
1.2. Una aclaración epistemológica
Nuevos parámetros fundacionales: para pensar, reconocer y afirmar la gobernabilidad de los
pueblos y naciones indígenas requerimos de distintos elementos fundacionales a los propuestos
por la Modernidad Europea. La gobernabilidad de los pueblos y naciones indígenas dista mucho
de la comprensión de una gobernabilidad pensada bajo los presupuestos del Leviatán moderno
basado en un tipo de racionalidad que siendo contextual se pensó universal, con ciudadanos que
sin el Contrato se convertirían en lobo del hombre, requiriendo de la ley para garantizar el
derecho y el respeto por la propiedad privada11
. El reconocimiento de pueblos y naciones difiere
de la noción de ciudadanía, porque su fuerza esta en los pueblos, implica un nuevo registro
epistemológico en donde la ley no es lo central y la propiedad no puede ser privada simplemente
porque no es propiedad.
Otro modo de pensar: ¿Cuál es el pensamiento conveniente para pensar y pensarse la
gobernabilidad indígena? El pensamiento analítico y matemático ha prevalecido en el ejercicio
dominante del Estado Moderno, es decir, prima la binariedad, el tercero es excluido, las ideas
deben ser claras y distintas y la contradicción es expulsada. En el dominio de las leyes lo escrito
prevalece sobre lo oral, la existencia de lo nuevo nace en la ley –paradójicamente un campo con
poca imaginación-, y la aplicación es el paso indispensable para la eficacia. La analítica nos lleva
a elegir entre la verdad y la mentira, el bien y el mal, y lo bello y lo feo. La idea prima sobre la
realidad y el decir antecede a la promesa.
Con el pensamiento analítico los pueblos y naciones indígenas son objeto de pensamiento pero
no sujetos pensantes. Ellos aparecen definidos por el pensamiento violento del conquistador:
buenos cuando no se resisten a la conquista, malos cuando se defienden de ella, mentirosos
cuando dicen una cosa y hacen otra, auténticos cuando son obedientes, sujetos de verdad cuando
entregan sus riquezas al conquistador, colonizador y desarrollado, falsos e hipócritas cuando
deciden no entregarles ninguna verdad; interculturales si se parecen a ellos, salvajes si quieren
seguir viviendo bajo sus reglas. Su oralidad es signo de atraso, las leyes que les reconocen sus
derechos no se pueden cumplir; y por ultimo, lejos de los parámetros de lo bello, es decir feos12
. 8
Con la razón comunicativa, el relativismo y la disolución de la verdad en los efectos de
verdad13
, existe solo aquello de lo que se habla y se ve en la pantalla, porque la palabra y la
imagen son el comienzo de cualquier comienzo; convencer y persuadir es el objetivo final.
Comunicar es básicamente informar y la información es homologada a la verdad. El conflicto es
adjudicado a la falta o tergiversación de la comunicación, es decir a impedir los efectos de
verdad, en consecuencia lo importante son las reglas del lenguaje. Así para los gurús de la razón
comunicativa, los pueblos y naciones indígenas necesitan comunicar sus secretos sobre sus
plantas, sus formas de vivir y comunicarse con quienes han sido sus amenazas, darse a conocer,
salir del ostracismo en el que han vivido, alejarse de los líderes que los quieren encerrar en sus
propias cosmovisiones y destino trágico. La comunicación no tiene otra salida más que abrirse
dentro de una realidad donde los significantes amos ya están definidos desde antes, aunque
aparezcan como resultado del consenso.
El pensamiento dialéctico se asienta en la contradicción; vive en la ilusión de captar el
movimiento a partir del dinamismo de la negación, sin embargo queda atrapado en la negación
porque su resultado final es la negación de la negación. La crítica ha sido fundamentalmente hija
del pensamiento dialéctico porque permite captar las contradicciones inherentes a la realidad.
Además la categoría de totalidad es el producto destilado de la dialéctica. El avance en espiral es
totalizante y absoluto a la vez. No es, por lo tanto extraño que en esta forma de pensamiento
prevalezca el dogmatismo. Luego, la posibilidad de dialogar es casi imposible porque el
pensamiento contra corriente es convertido en axioma ético. Los pueblos y naciones indígenas
son desconocidas en la dialéctica ya que el otro ha quedado fuera desde el inicio, pues el otro no
es totalizable, es irreductiblemente otro14. Además la negación hace que el pensamiento quede
atrapado en aquello de lo que se quiere separar, en cierto modo termina pareciéndose a aquello
que critica aunque se piense diferente.
La nueva episteme indígena no está entre el qué del pensamiento analítico o el cómo del
pensamiento comunicativo o el por qué del pensamiento dialéctico. Tampoco se trata de seguir
los pasos de la fenomenología pues el núcleo inaccesible de lo real nos condujo a la brecha
ontológica del ser en Lacan. Para la nueva episteme lo primero es la definición de quién piensa.
La lucha por la voz es un segundo lugar capital. Por supuesto que la disputa no es solo contra 9
Descartes. El pensar de la episteme emergente se relaciona con un quien, conquistado,
colonizado, que debería ser desarrollado, el mismo que ha sido pensado y ocultado bajo las
reglas de la ciencia y la matemática dentro de una cosmovisión europeizante.
El nuevo pensamiento es colectivo, en sentido estricto nos enfrenta con la ilusión del ego cogito,
porque ningún pensamiento se origina por sí mismo ni en sí mismo. Dicho pensar, es un pensar
con otros y con otras, el cual tiene necesidad de autodefinirse colectivamente15. El pensamiento
no es el que origina la existencia, pensar es pensarse con la naturaleza y con otros. Nosotros
somos pensados en lo que pensamos. Lo nuevo nunca es algo que rompe con el pasado. El
pasado hace parte de los pensamientos y de la forma como nosotros pensamos.
El pensar y pensarse colectiva y múltiplemente es hacerlo dentro de un territorio que fue
dividido en la cartografía del Estado- Nación Moderno, desde la conquista, la colonización y
ahora el desarrollo. Para situarnos dentro de una nación, desaparecieron a las naciones existentes
por arte de magia. La nación fue sin naciones, la gobernabilidad del uno fue contra la
gobernabilidad de los otros.
Por último, el pensar es sistémico, busca las relaciones y las interrelaciones, las acciones y las
interacciones, sabiendo que dentro de las acciones hay relaciones y que las relaciones activan
acciones, admitiendo que hay circularidades las cuales no son jerarquías. Ellas conforman una
integralidad en la que se desarrolla la vida.
La interpretación hegemónica del conocimiento: desde la problemática de epistemes
enfrentadas, la distancia de la diferencia entre posturas de gobernabilidad, generan tres
interpretaciones en orden a la pragmática de la política.
Entender o no querer entender: La gobernabilidad hegemónica no acepta lo que piden los
indígenas porque no entiende sus demandas. Entender es hacerse entender y quien no se
hace entender es el oprimido. Para que el oprimido se haga entender debe hablar en el
registro del dominador. Esta opción suele aparecer en espacios de poder asimétricos, pues
el señalamiento de falta de comprensión es pedida por los actores hegemónicos: ellos no
comprenden porque lo otros no se hacen entender.

En realidad no entender es no querer entender pues se entiende muy bien la propuesta,
pero se opta por una salida propia de la política correcta. Luego el problema
epistemológico en realidad se transforma en un asunto político. La negación es en
realidad una afirmación: se entendió muy bien, esa es la razón por la que no queremos
entender. Lo llamativo es que la negación sea planteada en términos de conocimiento. El
conocimiento en la forma de comunicación funciona como una llave para la solución de
los problemas cuando en realidad el asunto de fondo no es la comunicación, es la
economía y el poder, de ahí que normalmente caigamos en el error de insistir en la
hermenéutica o las ideas cuando en realidad se trata de otra cosa.
La calificación numérica de la acción: dicha descalificación se origina en el horizonte de
la democracia del número y consiste en situar a los pueblos y naciones en la condición
de minoría para que no puedan definir aquello que supuestamente es patentado por la
mayoría. Irónicamente, ni son minoría ni la mayoría está de acuerdo con el modelo de
gobernabilidad que se quiere patentar. Luego, solo merece ser comprendido aquello que
la superioridad del número sostenida por el Capital, indica.
Aceptar y hacer otra cosa: la propuesta de gobernabilidad ancestral es aceptada
parcialmente para hacer otra cosa distinta, en otras palabras, los pueblos y naciones se
pueden regir por sus propias leyes, tener su propia justicia, hacer sus propias políticas
públicas, enseñar en su propia lengua, por eso no hacemos nada para que lo consigan,
pues ellos no pueden ser dueños de las riquezas que se encuentran en el subsuelo. El
hacer no sigue al pensar. Inclusive pueden existir políticas de saberes ancestrales pero
dentro de políticas desarrollistas que aceptan la bio-diversidad como una fuente de
desarrollo clave en términos del Capital. Entonces, se acepta para negar. Nunca se les
dice no, pero en realidad no va a hacer lo que dicen. No se pasa por las discusiones, se
toman acciones de hecho.
1.3. Una aclaración metodológica11
Principio de distinción: el tema de la gobernabilidad nos exige una distinción, con un objetivo
meramente pedagógico, sin pretender concederle dimensiones ontológicas, entre la
gobernabilidad y la autoridad, dos elementos que se interrelacionan, complementan y también
interfieren mutuamente. La autoridad es el centro y no tiene necesidad de gobernar visiblemente.
La gobernabilidad es comunitaria y siempre es visible. La autoridad depende de reglas culturales
e históricas. La gobernabilidad depende de condiciones coyunturales. Los pueblos indígenas
poseen sus propias autoridades, y sus formas de constituirla. La gobernabilidad se inscribe en las
organizaciones que actúan hacia fuera puesto que luchan por sus derechos y contra las formas de
gobernabilidad colonialista y capitalista que les aplastan, y hacia dentro de la comunidad, de los
pueblos y las naciones.
El ejercicio del poder de la autoridad no es igual al ejercicio del poder de la organización. El
poder de la autoridad viene por experiencia, es moral, y tiene repercusiones políticas sin ser
político. La organización es elegida democráticamente. Ella busca siempre el poder de la unidad
de las organizaciones, pero cuando no se da, puede operar sin ella, aunque nunca deja de
buscarla. La legitimidad del poder esta en la comunidad. El ejercicio del poder individual es una
traición a la organización, lo mismo que el poder que se ejerce con un gobierno que destruye a
las naciones y los pueblos indígenas.
Principio de diferencia: el principio de diferencia debemos mantenerlo en la metodología por
objetivos aclaratorios. La autoridad se ejerce en cada nación y pueblo indígena. La organización
atraviesa a las naciones y pueblos, así la Confederación Nacional de Indígenas Ecuatorianos
CONAIE es la instancia organizacional de todas las naciones y pueblos indígenas para luchar
por el Estado Plurinacional, los derechos colectivos y el Buen Vivir. Mientras la autoridad es
singular para cada pueblo, la gobernabilidad es una para todos los pueblos y naciones pero en
una dirección diferente y complementaria a la autoridad ancestral. Desde la autoridad ancestral
nace la necesidad del fortalecimiento; desde la organización nacional la necesidad de constituir
un parlamento indígena para definir las políticas y pronunciarse sobre todas aquellos asuntos
sobre los que deben ser consultados porque se refieren a su territorialidad y modos de vida.
Luego, la autoridad es lo propio, y la gobernabilidad es aquello que tiene que ver con los otros y
nosotros. 12
Las organizaciones, las instituciones y las naciones y pueblos se distinguen y diferencian. Una
nación, pueblo o comunidad pueden alejarse en un determinado momento de la organización
cuando no esta de acuerdo con su liderazgo. La organización puede desconocer las instituciones
propias cuando considera que ellas siguen el mandato del gobierno mestizo. Las instituciones
propias pueden perderse en las dinámicas que suelen adquirir las instituciones gubernamentales
del viejo Estado Republicano. No obstante, las organizaciones no son instituciones, y no se
confunden con la autoridad de los pueblos y naciones.
La pregunta por la institucionalidad indígena adquiere nuevos sentidos con la afirmación del
Estado Plurinacional y la sociedad Intercultural. La organizaciones están exigidas de nuevas
formas de participación y representación en la medida que se fortalece la Plurinacionalidad. Los
pueblos y naciones indígenas tienen el máximo reto mas allá de las organizaciones y las
instituciones indígenas.
Después de estas tres aclaraciones me permito reflexionar sobre las cuatro líneas relevantes de
gobernabilidad de los pueblos y naciones indígenas: Estado Plurinacional, Territorio,
Autodeterminación, e Identidad, para intentar situar de mejor manera la pregunta inicial: ¿qué
significa la gobernabilidad comunitaria para los pueblos y naciones indígenas del Ecuador con
respecto a la gobernabilidad Republicana?
2. De la gobernabilidad de los individuos a la gobernabilidad de los pueblos, el Estado
Plurinacional
El espacio político para reconocer la gobernabilidad de pueblos y nacionesindígenas en América
Latina implica la construcción de un nuevo Estado, el Estado Plurinacional, el cual no ha podido
todavía ser experimentado en ningún lugar, con excepción del Estado Plurinacional de Bolivia
donde ha comenzado el proceso muy recientemente, situación que tiene mas votos en contra que
a favor, pues lo nuevo siempre es comprendido a partir de algo y ese algo normalmente es la
experiencia federalista de algunos países, o las autonomías de algunos gobiernos o por ultimo
aquello que se llama descentralización en los estados actuales. En tal sentido, dentro del 13
federalismo a los pueblos y naciones se les reduce a reservas, dentro de las autonomías se les
considera incapaces de crear un autogobierno, y desde la descentralización se considera un
peligro pues ellos tienen la intención de romper con la unidad que requiere un gobierno
centralista por construcción y recurrencia. Es bastante llamativo que se haga referencia a estas
tres experiencias, por parte de quienes se oponen, para negar la posibilidad de un Estado
Plurinacional, lo cual demuestra que la construcción del Estado moderno se fundamenta en una
experiencia de unidad homogeneizadora fundamental para el ejercicio del poder que sostiene el
desarrollo, la ley, la razón y la economía, cuatro elementos sustanciales al Republicanismo, los
cuales se articulan en la metafísica del Uno que se efectiviza en el único desarrollo, por eso la
ley es para empujar el desarrollo, la razón para pensar el desarrollo, la educación para hacer el
desarrollo y la economía que es el mismo desarrollo.
Al colocarse la Plurinacionalidad en la unidad-diversidad de pueblos, y ya no del desarrollo
sostenido por la ley, la razón, la educación y la economía, la nueva gobernabilidad comunitaria
no cabe en el esquema actual del Estado. No se trata de una gobernabilidad que se pueda
adjuntar, o simplemente reconocer. En efecto, la gobernabilidad de los pueblos indígenas es
negada porque se opone al desarrollo de la gobernabilidad Republicana. Incluso, la
gobernabilidad de pueblos no es la sumatoria de la gobernabilidad de ciudadanos porque la
ciudadanía ha sido la mejor forma de eliminar la gobernabilidad de pueblos con el fin de dejar
que el capital gobierne.
No basta con tomarse el poder, o quizás ni siquiera es tomarse el poder, la transformación del
Estado busca romper con la sujeción fundamental del viejo Estado, porque uno de los objetivos
fundamentales de la Plurinacionalidad es la autonomía. De igual manera, transformar el Estado
no es adjuntar nuevas funciones –Función Electoral y Función Ciudadana- tal como se ha hecho
a partir de la nueva Constitución del 2008 en el Ecuador; los cambios pasan necesariamente por
adentrarnos en la estructura y la intencionalidad con la que fue construido el Estado en Europa e
importado en América Latina, para desmontarla y destruirla, y dar inicio a una nueva
gobernabilidad que quizás ni siquiera requiera de la palabra “Estado”.
El viejo Estado Republicano aunque quiera garantizar derechos, no puede porque no fue creado
para ello; a pesar de sus programas para la igualdad, genera y sustenta la desigualdad; puede 14
crear leyes, pero eso no evita que sea el mayor transgresor de la misma; queriendo
descentralizarse no puede porque la centralidad del poder es consustancial a su herencia
monárquica; no importa su fortalecimiento, siempre lo encontraremos débil frente al despojo del
Capitalismo; en suma, no importa quien lo ocupe, al final es una maquina construida para que
funcione el Capitalismo mediante la ocupación de los “elegidos” o para los que son elegidos
sigan la reglas de otros que en realidad deciden siguiendo las reglas de la democracia.
En el siglo XX, el papel de los partidos políticos ha sido llegar al poder, en algunos casos en
América Latina por medio de la lucha armada, hace poco tiempo por intermedio de los golpes
militares, y ahora por medio de la democracia electoral. Se ha pensado que lo importante es
ocupar el lugar del poder porque la Teoría Política de la que se parte enfatiza en el lugar vacío.
Se llega a gobernar por medio de la concertación o por la democracia electoral, o simplemente
por el aplastamiento de la oposición. Sin embargo la estructura del Estado ha quedado intacta.
Cambian los rostros, sin cambiar las personas y sin afectar las estructuras, o se afectan las
estructuras para dejarlas intactas; por eso la conservación del poderse convierte rápidamente en
un ejercicio imprescindible donde Maquiavelo sigue aportando las ideas fundamentales, cuando
las promesas de justicia e igualdad no se cumplen, no porque no se quieran cumplir, sino
simplemente porque no se pueden cumplir.
Para el movimiento indígena ecuatoriano el Estado tiene tres componentes, los cuales son
independientes de que sea la Izquierda o la Derecha quien ocupe el lugar vacío del Estado
democrático: uninacionalidad, colonialismo y capitalismo.
La uni-nacionalidad: es el componente que provoca que la nación se represente con un
lengua, un pueblo, una religión, una cultura, una cosmovisión, una economía y un sistema
político, cuando en realidad hay una diversidad de pueblos y naciones con sus
espiritualidades, culturas, cosmovisiones, economías, sistemas políticos y jurídicos, los
cuales normalmente son aplastados con prácticas políticas, sociales, educativas y
racistas. Se presenta una sola cara de la nación y las otras caras hacen parte de la
fotografía turística. En efecto, el Estado uni-nacional condeno las diferencias, las percibió
como un problema para la economía hegemónica, un enredo para la planificación y
sobretodo una traición para los nacionalismos militares y cristianos. Todavía resulta 15
escandaloso en espacios de poder que un indígena primero se presente como Shuar y
después como Ecuatoriano, pues la denominación de Ecuatoriano bastaría ya que la
condición de Shuar es solo cultural o étnica, no es un pueblo y mucho menos una nación
para los defensores de la geografía militar.
El colonialismo: es el componente del Estado por medio del cual se establecen
mecanismos para hablar en nombre de los indígenas porque su voz es una distorsión
ontológica de la política, en consecuencia se cree saber que es lo mejor para ellos. La
acción de actuar y pensar en nombre de esconde el miedo que el poder tiene de los
despojados por la conquista, la colonia y el desarrollo. Su mecanismo común es el
tutelaje. Actuar en nombre de suma hoy una serie de acciones que camuflan la
dependencia y el robo de sus territorios. Con la actitud colonialista se impide cualquier
participación en espacios de decisión, porque no saben, no pueden y no quieren. Si los
indígenas están de acuerdo con el colonizador la tarea ha sido cumplida en parte, si están
en desacuerdo, ellos están mal informados, desconocen, están siendo manipulados o los
lideres se han separado de las bases. El burócrata colonialista no logra entender porque
los indígenas rechazan las políticas desarrollistas, pues el poder experimenta un gesto de
perplejidad que acusa una inocencia culpable porque siempre quieren echar mano de sus
saberes y prácticas milenarias para colocarlas la servicio del Vivir Bien del desarrollo.
El capitalismo: es el principal componente del Estado Moderno. Los tres poderes
clásicos del Estado, el legislativo, judicial son coaptados por el Capitalismo y Ejecutivo,
la pesar de la insistencia en su independencia, pues normalmente estén sometidos a
poderes facticos provenientes de lugares fuera o dentro del gobierno; la consideración
natural del hombre lobo del hombre que busca someterlo al poder del Estado; la ley
racional como principio rector de una gobernabilidad que actúa con sus propias leyes; la
defensa de la propiedad privada como principio sagrado que justifica la rapacidad; la
justicia reducida al tribunal; los aristoi con su moral que junto con los oligoi y el capital
justifican la violencia contra el demos; la gobernabilidad del Uno que disolvió a los
pueblos mediante una ciudadanía abstracta; todos estos principios no han sido
independientes del nacimiento y el fortalecimiento del Capitalismo llamado Industrial 16
pero que en realidad siguió la regla del despojo mundial. La administración política se
interrelacionó con la propuesta económica. En sentido estricto, el Estado Moderno fue la
mano visible del Capitalismo industrial. Es quizás esta la razón fundamental de por qué la
lucha por llegar al poder de los partidos políticos e incluso de los movimientos
revolucionarios ha sido frustrada porque se piensa que el medio- El Estado- depende de la
intención –de buenos gobernantes- . Así, el tipo de ética requerida es intimista, en
consecuencia el poder, los medios, las estructuras, y los valores quedan intactos.
La conquista señala el tiempo de la gobernabilidad del Amo, tiempo que todavía se prolonga.
Este es el tiempo que impone la cosmovisión del vencedor con su Rey y su Dios. Este nuevo
tiempo no tiene retorno para el dominador, es el tiempo lineal e irreversible newtoniano. A este
tiempo apoteósico y cristiano se le antepone otro tiempo, el tiempo y el lugar del Pachakutik16
.
El regreso a la gobernabilidad ancestral es el regreso a la vida como centro, una vida extendida
mas allá de la sociedad de los hombres. No es la vuelta a un tiempo sin dolor, es más bien
situarse en el tiempo de lo originario, de aquello que intento ser borrado en la explosividad de la
conquista. No es un tiempo mejor que otros tiempos, es el tiempo en que los pueblos y naciones
indígenas son reconocidos, sin tener que aislarse, esconderse para no ser eliminados. Así, la
pregunta sobre la gobernabilidad de los pueblos y naciones indígenas del Abya Ayala busca
separarse de la violencia del tiempo del conquistador para situarse en el tiempo de la memoria
que puede estar adelante de ellos porque el pasado es el futuro, no sepultado sino vivo, por
medio de la actualización a través del rito y la fiesta.
La colonialidad es el salto hacia la deconstrucción y la decolonialidad del Estado Republicano.
La conclusión casi siempre es la misma cuando se intenta insertar algo que tenga relación con
pueblos y naciones indígenas en el Estado actual: tenemos necesidad de descolonizar del Estado,
pues cualquier política pública es un imposible. En otras palabras, no se trata solo de tener buena
voluntad, se trata de cambiar la matriz en la que se sostienen los mecanismos. No solo es no
seguir hablando por ellos, es lograr que los subalternos puedan hablar y hacer al mismo tiempo
que cambia el registro de la escucha de los dominadores, voz que no cabe en la racionalidad
cartesiana de la Modernidad, ni en la racionalidad comunicativa habermasiana del
convencimiento y el argumento, ni en la persuasión propia del pragmatismo con el que 17
funcionan los gobiernos y las sociedades contemporáneas. En el fondo no es un problema de
comprensión es un asunto de dominación y colonialidad con implicaciones epistémicas y si no se
transforman los mecanismos, los medios, las reglas y las epistemes es imposible establecer una
relación de entendimiento, y comprensión que nos lleve a la recuperación de la justicia
fundamental.
En la historia, aparentemente corta para los yachas, la promesa de cambio de los gobiernos
usurpadores ha sido la regla. No hay un solo partido político que no quiera acceder a manejar la
máquina del Estado sin presentarse como salvador y capaz de cambiar la historia. Por tal motivo
en el tiempo de la política se esta siempre cambiando el discurso con los mismos resultados. Por
la gestión colonial que transforma el ser, hemos devenido algo muy lejano al olvido del ser de
Heidegger. Para la deconstrucción y la decolonialidad, mucho de lo que somos es ajeno, mucho
de lo que creemos que nos pertenece, no es nuestro. Hay un punto en el que no logramos
situarnos frente a la naturaleza y los otros porque estamos perdidos en nosotros mismos. Es
porque rompimos los lazos con la naturaleza que ya no sabemos quiénes somos. La
decolonialidad es fundamentalmente luchar contra aquello que se impuso en orden a la
dominación de los pueblos y de la naturaleza. Luego, el cambio para la gobernabilidad ancestral
es aquello que nos acerca con el origen, nos sitúa nuevamente en la raíz y en elsentido profundo
de la vida. Devolver el ser a su fuente no es la superación del olvido, es mas bien el corte con la
amnesia que el bandido impuso con la colonialidad del tiempo y del espacio.
El objetivo de la gobernabilidad colonial es que los pueblos y naciones indígenas sientan
desconfianza de sí mismos y acepten sin condiciones la pretendida universalidad de la
educación, la economía, la administración política, el Estado y sus formas de actuar. La vida
individual capitalista con su propiedad privada se siente amenazada por eso no renuncia al
colonialismo. Para los pueblos y naciones indígenas continuar con la vida comunitaria ha sido
un desafío contra el Estado, el Capitalismo y la sociedad dominante e incluso contra el
multiculturalismo oficial que les obliga a renunciar al ser por obtener un trabajo, a aceptar el
modelo de desarrollo con el fin de ingresar al club de los subdesarrollados que aspiran al
desarrollo y de los civilizados y demócratas, que desconocen sus raíces para no ser
discriminados, mientras imitan a los dominadores para evitar las consecuencias del racismo. 18
La colonialidad, por medio del Estado moderno, condujo a creer que se debe ser gobernado por
un Gran Otro que ya no es Dios sino es esa gran Maquina Artificial y poderosa, pensada por
Hobbes17 y dirigida por un Jefe que supuestamente todos elegimos. Así, gobernarse es ser
gobernado, dirigirse es ser dirigido. En consecuencia, para los pueblos y naciones indígenas el
único gobierno posible debe pertenecer a los invasores, colonizadores y desarrollados. Sus
gobiernos ancestrales solo son validos en el fuero interno porque en la vida pública solo existe un
Amo, quien los puede desarrollar y de quien necesitan para llegar a ser. El gobierno invasor,
colonizador y desarrollado puede determinar cómo viven y cómo deben organizarse. Él puede ir
por las cosas que necesite en su territorio, pues, de acuerdo con sus leyes: la tierra es del Estado
y el Estado, supuestamente garantiza los derechos de todos. Los indígenas no tienen gobernanza
sobre la naturaleza. Las leyes le entregan toda la autoridad al supremo Estado Republicano,
quien siempre es el gobierno del capital. Así, la colonialidad ha buscado demostrar que la única
forma valida, posible y humana es la gobernabilidad del invasor con su Estado Moderno, ya que
ellos no pueden gobernarse por sí mismos, no son naciones son pueblos, no son pueblos son
comunidades, no son comunidades son ciudadanos, no son ciudadanos son solo indios que les
gusta vivir solidariamente bajo modos antiguos sin ninguna sostenibilidad. Ellos deben aceptar,
ahora si, los dictamines de la Revolución Ciudadana, aprender las virtudes de los que aman la
Patria y creen en el único Jefe, ingresar a la polis y aceptar el estatuto del ciudadano revestido de
derechos individuales para gozar del capital.
La neocolonialidad del desarrollo devela cómo la gobernabilidad indígena es un obstáculo y
una preocupación para el mercado. Tal postura devela que los derechos de los ciudadanos son
posibles dentro de una sociedad de mercado y el reconocimiento por los derechos colectivos
depende de su inserción dentro de el. La gobernabilidad del desarrollo se origina bajo los
parámetros de la cosmovisión del capitalismo, es decir, por una naturaleza convertida en
mercancía y un trabajo definido en líneas de explotación y de esclavitud, en orden a la
producción, no obstante la retorica del “emprendimiento.” En consecuencia, la gobernabilidad de
pueblos y naciones choca de forma permanente con la gobernabilidad hegemónica, porque sus
formas de vivir no están definidas por los intereses del capital, por el contrario, la Pachamana
es la guía orientadora de la vida, entonces, los derechos de la naturaleza son una aberración para
la gobernabilidad del capital. El capital no puede admitir la gobernabilidad ancestral que le 19
impida echar mano de la naturaleza. El capital es libre, autoritario y déspota, por eso la libertad
occidental siempre esta condicionada y limitada por mecanismos que se dictan, paradójicamente
pera proteger la libertad. El secularismo del capital se cree suficientemente poderoso y sagrado
para aplastar las gobernabilidades religiosas y espirituales que se le opongan. Para el capital hay
una sola autoridad y es aquella que formula y extiende el libre mercado.
El desarrollo ha inaugurado el tiempo para que la gobernabilidad de los Estados poderosos y
defensores del Capitalismo se imponga en nombre de la crisis, los derechos y la democracia
sobre los Estados soberanos Europeos, Asiáticos, Árabes, Africanos y Latinoamericanos y sobre
los pueblos que solo pueden ser reconocidos por el Estado. Con el desarrollo el mundo deviene
más homogéneo mientras sentimos que somos nosotros mismos los que decidimos, dentro de las
reglas draconianas del Capitalismo. Sin embargo el Estado Moderno que nació para extender el
modelo del capitalismo es ahora devorado por el Neoliberalismo. El Capital solo requiere en este
momento de una gobernabilidad autoritaria y cínica para garantizar su sobrevivencia mientras
consume todos los recursos y energías posibles. La auto-regulación de la economía ha sido la
mentira con la que opero el Estado frente a los capitales, para dejar intacto el sistema que devora
la vida para su funcionamiento. La gobernabilidad de la regulación es en verdad la
gobernabilidad del control y de la fuerza. En efecto, mientras aumenta la crisis del capitalismo
crece el autoritarismo y se expande la guerra.
Epistemología
El Estado Moderno fue construido en el Norte, trasplantado en el Sur, impuesto por la fuerza
dentro de una cosmovisión de superioridad, en clave de universalidad, reproduciendo una
increíble violencia en los cuerpos, los territorios, las vidas y los imaginarios de los pueblos y
naciones indígenas. Se estaba seguro que las definiciones del Estado Moderno estaban separadas
de cualquier subjetividad con el fin de alcanzar una validez universal. De esta manera, los
modos y las prácticas de la gobernabilidad indígena fueron destruidos por su aparente carácter
parcial, además porque lo humano solo podía venir de ciertos lugares y escrito en determinadas
lenguas y pronunciado por algunos hombres blancos destinados a crear el mejor de los mundos.
Mientras el Estado Moderno le apuntó a la unidad sin diversidad, el Estado Plurinacional ha
querido situarse en la unidad de la diversidad. La unidad religiosa del invasor y colonizador destruyó la diferencia. Por el contrario, la diversidad espiritual de los pueblos indígenas hace
posible la unidad, pues esta solo puede acontecer en lo diverso y no en contra de él. En realidad
para que exista la unidad se necesita de la diversidad, de lo contrario la unidad es la palabra que
camufla el ejercicio de la dominación.
La unidad en la diversidad sigue siendo el sueño que se concreta en muchas naciones dentro de
un mismo y único Estado, y que significa el reconocimiento de varios tipos de educación,
distintos sistemas de justicia, diferentes sistemas de salud, el paradigma del Buen Vivir y otras
formas de administración política dentro del Estado Plurinacional, con autonomía y
autodeterminación. La diversidad no reposa en las naciones sino en los pueblos y es el carácter
de pueblo quien limita la extensión de la diversidad.
Sí la Modernidad colocó en la igualdad el énfasis de una pragmática política, para contrarrestar
los efectos de la desigualdad cultural, económica y social, supuestamente originado por las
creencias, y garantizada por el capitalismo, los indígenas colocan en la diversidad la mayor
potencia emancipadora como punto de partida hacia la igualdad jurídica y política, en contra del
capitalismo que genera desigualdades. En cierta medida, para que haya igualdad se requiere del
reconocimiento de las diversidades y autonomías, mientras que la igualdad sin diferencia da
cabida a procesos ambiguos en los que los indígenas con sus pueblos y naciones han sido
aplastados o en el mejor de los casos, invisibilizados.
La gobernabilidad del Estado Moderno solo reconoce ciudadanos. Estando la fuerza originaria en
los pueblos, el Estado Moderno renuncia a ellossolo para aceptar un sujeto al que se le conceden
características de totalidad como en Leibniz, Descartes y Spinoza18
. El sujeto auto-suficiente
corresponde a la visión del capital pues la decisión por si mismo es sostenida por la dependencia.
Al Estado Moderno se le adjudica la categoría de Absoluto en Hegel19, al mismo tiempo sobre la
noción de pueblo se genera una increíble desconfianza. El concepto de nación se confunde con
la noción de pueblo y al pueblo se le da una caracterización sin fuerza y aséptica20. Se supone
que el Estado es la expresión popular por antonomasia cuando en realidad es su anulación.
Metodología21
La gobernabilidad, el poder y la autoridad se pueden distinguir en su pleno ejercicio. En el
Estado Moderno, el poder lo tiene el gobierno quien se constituye en la autoridad única para
gobernar el Estado. El Estado debe corresponder a una sola nación. La nación debe reunir a todos
los ciudadanos. El pueblo es uno solo. Las culturas son varias. La autoridad instituida no puede
competir con ninguna otra autoridad. Los pueblos son diluidos en la categoría de ciudadanos. La
autoridad no se constituye por la ética sino por el poder.
El poder se recrea en un lugar designado por el poder constituyente. Si bien el poder es
ideológicamente constituido por el pueblo, el lugar es el que cuenta porque puede ser arrebatado
en contra de la voluntad del pueblo y ser ocupado a pesar de su ilegitimidad. La feticihización
del lugar reproduce regulares abusos en el ejercicio del poder. En sentido estricto no hay
gobernabilidad sin poder, por eso la filosofía política comienza con Maquiavelo. En
consecuencia el ejercicio del poder como conservación es fundamental para la gobernabilidad
moderna. El pueblo instituye la autoridad del gobernante pero no la fundamenta. Él es una
institucionalidad referencial, no una realidad, instituye pero no ejerce, por eso en este sistema la
democracia es siempre una falacia. Además, el ejercicio del poder debe ser eficaz para ello
requiere de la amoralidad. Al final la eficacia está por encima de los principios del bien y del
mal.
El poder indígena se encuentra diseminado, no está en un solo lugar, se experimenta como
interrelación. La naturaleza, los seres de arriba y de abajo, representan la integralidad del poder
que nunca alcanza la categoría de totalidad. No hay poder contra la naturaleza, ella tiene sus
propios poderes, en efecto el poder de la gobernabilidad se ejerce con ella. Del mismo modo, no
hay poder contra los pueblos, el poder reside profundamente en las comunidades y los pueblos,
por tal motivo el poder representativo no existe pueslos lideres deben estar siempre consultando
al pueblo y decidiendo con él. En realidad las personas al frente de una organización o
institución no tiene las capacidades para tomar decisiones por sí mismas, ellas son incompletas
en sí mismas para atribuirse la capacidad de la gobernabilidad sobre los otros. En consecuencia,
los gobiernos son fuertes o débiles en la medida que se unen o se separan de las fuentes de poder.
Mientras la autoridad en el mundo occidental se construye bajo un supuesto saber y la
democracia del número, -quien conoce o a quien le adjudicamos un supuesto saber puede 22
conducir y dirigir, y quien es elegido es el más apto-, la autoridad en la gobernabilidad de
pueblos indígenasse constituye por tradiciones y características de espiritualidad –no son iguales
al carácter religioso-. La dimensión de minoría y mayoría no existe dentro de la gobernabilidad
de pueblos indígenas pero si en la organización. Todo el pueblo debe estar de acuerdo con una
decisión después de su deliberación aunque haya distancias o diferencias con una determinada
autoridad. La autoridad única no se puede imponer pues el ejercicio del poder se establece
mediante una conversación permanente, la cual debe llevar a acuerdos en donde todos deben
estar de acuerdo, para ello se toma el tiempo que sea necesario.
Diferente a la gobernabilidad del saber y la representación es la gobernabilidad organizacional
indígena que sigue los lineamientos del compromiso, pues más que saber, requiere signos de
compromiso con la organización. El compromiso es la mejor guía que el saber. El saber se puede
vender, con el se puede traicionar, mientras que el compromiso instaura confianza. El
compromiso va desde la participación regular en las mingas hasta la postura decidida en los
Levantamientos. En consecuencia, la autoridad organizacional se construye por medio del
compromiso irrestricto a los pueblos indígenas de ahí que la nominación de gobiernistas sea el
calificativo de traición al interior de las organizaciones, pueblos y naciones, pues significa
claramente que la orientación está puesto fuera de los pueblos y naciones, en otras palabras, es
una gobernabilidad individual que se separa de las verdaderas fuentes de legitimidad para servir
a los intereses del Capital.

Siga en la Segunda Parte: http://clajadep.lahaine.org/?p=13139