El papa, el comunismo y la pobreza

El emperador del Vaticano ha declarado que el comunismo le ha ganado a su iglesia la batalla por la pobreza



El emperador del Vaticano ha declarado que el comunismo le ha ganado a su iglesia la batalla por la pobreza. Mucho respeto me inspiran las formas espirituales de relaciones entre humanos y de éstos con el resto de la naturaleza, en especial la espiritualidad de las formas de vida comunitaria, pero en este asunto imaginaba que la batalla era ganarle a la pobreza y no ganarle a un competidor para dilucidar quien es el paladín de los pobres. Vamos a meter el bisturí de la duda dentro de todo esto:

Francisco asume porque los católicos están perdiendo todas las batallas, en oriente frente a los musulmanes, en occidente a causa de los protestantes-evangélicos, en África frente al rescate de las tradiciones espirituales, en el extremo oriente debido al resurgimiento del budismo y sus variantes, que al ponerse en oposición al gobierno chino, legitima esta vertiente frente a las decaídas huestes católicas. Fue más inteligente la campaña del Dalai Lama, apoyado por el capitalismo globalizado en su duelo con el gobierno chino, que la de los católicos de ojos rasgados, con todo el respeto que me merece la gente de ojos rasgados. Por último, en nuestro continente Abya Yala, la contundente emergencia de los pueblos originarios por todos lados, aún en Uruguay y Costa Rica, donde se afirmaba que ya no quedaban indios, o en Cuba, donde se sostenía que las clases dominantes habían aniquilado todos los vestigios de las comunidades anteriores, y hoy poco a poco se va abriendo la cortina, descorriendo el velo que ocultó la presencia indígena durante más de 50 años ante la «sorpresa» de algunos académicos socialistas, en fin, las religiones como la católica van perdiendo terreno en esos espacios de recuperación identitaria, de la cosmovisión y la espiritualidad integral.

En su afán de golpear duramente las posturas progresistas, el pope Pablo VI, el siniestro Wojtyla, creador del sindicato Solidarnosc y su títere Lech Walesa dirigente y político que luego desapareció de la prensa como Pía Guzmán en Chile tras destapar el caso Spiniak, sindicato donde agarraron papa hasta los grupos troskistas, para disputar los pobres de Polonia y el resto del socialismo real, disparó a mansalva en todas las direcciones posibles, consiguiendo fuerte apoyo a su cruzada anticomunista mundial, lo que trajo un gran aislamiento de los católicos en diferentes sectores sociales y ciudadanos que en medio de la crisis de desarrollo del capital aprovechaban para insertar sus reivindicaciones «democráticas», esto es, institucionales, como que fueran las instituciones las que otorgan categoría de «justo» o «correcto» algún modo de comportamiento, como el matrimonio gay, el aborto, la mariguana, la educación gratuita, los chalecos para perros y cualquiera que saliera de algún rincón a pedir certificado de existencia al poder, aplastando entre todos la autogestión y la irreverencia, como que ahora para ser gay se requiere título institucional. No es que el sistema haya «reconocido» un derecho, sino que adaptó el colchón del antagonismo social. Ser gay fue ilegal cientos de años y ahora de repente, en cinco años todos lo reconocen? Aquí hay gato encerrado, el sistema en todas partes incorpora todo lo que puede, todo lo que protesta. Dentro de poco Obama va a aparecer besando en la boca a alguno, si acaba de ir a una reserva indígena donde juramentó un new deal con los pobres indios, en tanto Huenchumilla en Chile se hace el hara kiri y se golpea el pecho por sus pobres hermanos mapuche, que tantos años quedaron «abandonados», que como es posible, que hay que darles de todo. El orden social legal necesita que sólo se haga bastante propaganda en los diarios y apelaciones parlamentarias junto a unas lágrimas de cocodrilo cuando un joven gay es enviado todo quebrado al hospital o aún a la morgue. Ni la legalidad ni la violencia consiguen superar la mala formación afectiva que se realiza en la actual sociedad de personas separadas y en competencia, así como ni los lamentos y autoflagelaciones de Huenchumilla conseguirán detener la lucha nacional del pueblo mapuche, por más que algún periodista de esa nacionalidad se incorpore en todas las instituciones posibles, incluyendo las liberales. No se sorprendan si la iglesia nombre un obispo mapuche que lleno de pompa y boato represente a la embajada del vaticano entre pueblos oprimidos.

No es por otro motivo que el comité central de los obispos, arzobispos, duques y archiduques de los católicos, hayan colocado un fascista soplón de la dictadura argentina en el sillón de mando para elevar a los vientos el nuevo discurso avanzado que ha sorprendido a moros y cristianos, que para remate se puso el nombre de Francisco, el cura que había abandonado el confort de las ciudades y monasterios para irse a vivir en comunidad en pleno bosque, justo en la época en que los bosques europeos estaban llenos de objetores de conciencia que no querían ir a morir en las guerras coloniales, rescatando el común de la tierra, los alimentos y los animales. La sandalia de los franciscanos representa esa mirada, una mirada de los de abajo entre los de abajo, aunque como todo partido, dirigidos como títeres por los de arriba.

En la época actual, de crisis de las instituciones, entre ellas del capitalismo de estado, se ha debilitado enormemente la cohesión estatal con nacionalidades, identidades y comunidades emergiendo por todos lados levantando cabeza desde la invisibilidad a que habían sido sometidos por siglos. Los musulmanes se levantan por todos lados, irlandeses y escoceses votan la independencia de Inglaterra, lo mismo hacen catalanes y vascos respecto de España, múltiples nuevos países han surgido del quiebre de la URSS y sus aliados, los zapatistas se autonomizan , los pueblos boliviano y ecuatoriano aprueban constituciones plurinacionales, los municipios autónomos se multiplican en prácticamente la totalidad de los estados mexicanos, el gobierno colombiano y las Farc negocian una paz por arriba que contenga la emergencia de la autonomía indígena, campesina y afrodescendiente. Todo ello explica que Obama haya visitado una importante reserva indígena y que Huenchumilla llore por su pueblo en la más descarada demagogia mientras Bachelet se abraza con Obama que le aplaude por el ejemplo de estabilidad capitalista y que haya integrado al Partido Comunista en ese espantoso gobierno. Como no iba a estar feliz el jefe del cuartel general de las tropas internacionales del capital globalizado.

En esta nueva realidad, de un planeta fracturado en su cohesión por la emergencia de los de abajo y casi ya destruido por el extractivismo capitalista, como no iba el papa a reivindicar a los pobres, si todos están «integrando» a los grupos y dinámicas opositores, salvo las honrosas excepciones de la autonomía comunitaria, el gran peligro para la continuidad capitalista, donde junto a la lucha por la defensa de la madre tierra muchos de esos luchadores ambientalistas y poblaciones aledañas están entendiendo la necesidad de asentarse como autonomías comunitarias mediante el empoderamiento territorial y autogestionario de sus formas de vida como única salida a la crisis de destrucción extractiva.

Así aparece el común como el adversario ideológico del partido católico. Este pope, muy astuto en lo estratégico, hace aparecer mezcladas las viejas tácticas socialistas y comunistas con las nuevas formas de autoorganización del común, a sabiendas que no son los comunistas los que encabezan las nuevas modalidades de empoderamiento autónomo: la autoorganización de los pobres, sino que son las propias comunidades las que despliegan su protagonismo, conversando, presionando o negociando según las necesidades coyunturales, como la caminata por el agua en Ecuador, el paro nacional maya en Guatemala, el paro nacional agrario de Colombia, la movilización nacional convocada en Perú, la formación de grupos de autodefensa autónomos en diferentes regiones de México, las luchas contra el mundial del fútbol capitalista, las movilizaciones de la Alianza Territorial Mapuche, etc. Esta mezcla que hace el pope de partidos comunistas, comunidades y movimientos autónomos, se alimenta obviamente de la experiencia chilena de alianza del Partido Comunista con el capital, donde los pobres deben ser dirigidos como ovejas y la DC ataca cada día al PC disputando espacios en la misma clientela electoral, el Demócrata Cristiano de Huenchumilla aparece como el santo de los pobres, en tanto Bachelet quiere aparecer como la virgen María. Nada de extraño que aparezca un chorro de agua bendita en La Moneda, aunque hasta ahora lo único que ha aparecido en el palacio incendiado por la fuerza aérea son estudiantes colgados en las ventanas protestando contra la demagógica e inconsulta reforma educativa y contra la mala política habitacional del gobierno capitalista bendecido por el Partido Comunista.

Así no son los comunistas de partido los rivales ideológicos del papa y su iglesia, sino el común como modalidad autónoma de organización de los pobres cambiando el mundo desde abajo en muchas partes se ha atravesado en el camino de todas las instituciones del poder, incluyendo en ellas a los partidos comunistas, demócrata cristianos, socialistas e iglesias. La tarea entonces es aumentar el desprendimiento de personas, barrios y comunidades de los lazos materiales e ideológicos del estado y del mercado, de los partidos y de las iglesias, construyendo en cada localidad otra economía, autogestionaria, producción propia de alimentos y medicinas naturales, otra educación y nuevas modalidades de entrecruzamiento entre vecinos de modo tal que se trata de una cotidianeidad compartida. Así estaremos cambiando el mundo en muchas partes, lo que es sinónimo de un cambio global y de forma pacífica.

Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
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