Miércoles, 16 de Agosto de 2006
En Brasil, la estatal Fundación Nacional del Indio (FUNAI) entregará el próximo lunes un informe final sobre la demarcación de 18 mil hectáreas ubicadas en el estado de Espirito Santo, y que actualmente son explotadas por la empresa Celulosa Aracruz.
Poblaciones indígenas de las etnias Tupiniquim y Guaraní reclaman esos territorios y aseguran que los aldeanos de la región “fueron expulsados” a partir de la llegada de esa compañía, en 1967.
Celulosa Aracruz inició en Espirito Santo la plantación masiva de eucaliptos con fines industriales y nunca más se detuvo: ahora tiene 245 000 hectáreas de plantaciones en todo el país, incluyendo los estados de Bahía, Río Grande do Sul y Minas Gerais.
Según han señalado los indígenas brasileños, antes de la llegada de la compañía productora de pasta de celulosa, en Espirito Santo había cuarenta aldeas nativas, y ahora sólo quedan siete.
Toda esta situación motivó que los pueblos nativos comenzaran a movilizarse para recuperar sus tierras, en algunos casos con éxito.
Pero el 20 de enero de este año, Aracruz Celulosa contrató “helicópteros, bombas, armas y 120 agentes de la policía Federal” para destruir dos aldeas que los indígenas habían reconstruido en territorios recuperados.
Luego de este hecho violento, el ministro de justicia brasileño, Márcio Thomas Bastos, se comprometió con las comunidades expulsadas a “delimitar” en forma correcta las tierras.
El resultado de esa pesquisa es el que será entregado el lunes por la FUNAI, lo que motivó que estos días los indígenas se movilizaran para que el Estado brasileño cumpla con las promesas y contemple sus reivindicaciones por la tierra.
Los indígenas iniciaron estos días una campaña de envío de correos electrónicos al ministro Thomas Bastos, quien deberá recordar sus promesas.