DECLARACIÓN DE CHANAVAYITA
Bajo las condiciones del sistema que algunos llaman capitalismo, otros modernidad, neoliberalismo y más nombres (que seguramente surgirán de las nuevas formas de dominación y de cómo se conciba el poder), hombres y mujeres intentan sobrevivir.
Las ciudades se han transformado en hacinamientos de desplazados, desocupados e inmigrantes que acrecientan las periferias, que por millones abandonan sus comunidades. Parece que hubiera una estrategia planificada de avasallamiento de los campos, montañas, llanos, desiertos, bosques, localidades, regiones, ríos y mares, envenenando y depredando todo a su paso.
Ya no hay fuentes de trabajo, la precariedad e inestabilidad laboral es la tónica predominante obligando a millones a dedicarse al robo, mercado negro, narcotráfico, prostitución, venta callejera de baratijas o simplemente ofrecer sus servicios en cualquier labor a cambio de un pago indigno. El estado a partir de sus políticas públicas operativiza nuevas formas de relaciones salariales beneficiando a la concentración de capital. Consecuentemente incorporan también la criminalización de la protesta social.
Frente a este panorama, en todas partes del continente y demás lugares del planeta, sectores de la población se organizan para evitar la depredación de los bosques y campos, para producir alimentos y objetos que serán cambiados en el mercado por algunas utilidades del hogar, para recuperar la tierra, para producir en conjunto en forma autogestionaria, para evitar la construcción de represas o aeropuertos que afectan a las comunidades, para impedir el lanzamiento de desechos industriales en ríos y mares, para estudiar fórmulas de combatir juntos el desempleo, para salvar las culturas ancestrales, para negarse al paso de los ductos contaminadores o las instalaciones petroleras.
Las ilusiones se extienden entre la población que coloca sus esperanzas y energías, en luchas que, conciente o inconscientemente, operan bajo las mismas lógicas que estructuran la sociedad actual.
Reunidos en Chanavayita en septiembre del 2006, los Movimientos Sociales, Organizaciones Sociales Autónomas, Representantes de los Pueblos Originarios Aymará y Quechua, hemos considerado los siguientes puntos:
Tomar en consideración que ante este panorama ya existen una cantidad de acciones autogestionarias concretas de resistencia y construcción;
Rescatar las experiencias y lógicas ancestrales hoy presentes en los pueblos originarios, como un referente que nos permita reflexionar sobre estos elementos e integrarlos a una lógica común en la búsqueda de alternativas.
La generación de economías autónomas solidarias,
La búsqueda e implementación de formas de organización y participación que no reproduzcan las mismas dinámicas verticales que oprimen y desarticulan los movimientos sociales, centrándonos en las formas organizativas horizontales, las que prevén rotaciones en las responsabilidades. En definitiva, las que aseguran la participación activa del conjunto.
Asegurar en la construcción cotidiana no reproducir las lógicas de poder basado en relaciones intergeneracionales desiguales, como el patriarcado y cualquier práctica discriminatoria.
Creación y reforzamiento de redes de apoyo mutuo entre todas las experiencias comunitarias autónomas, ancestrales y autogestionarias y de resistencia.
Realización de encuentros regionales con una frecuencia mínima semestral y una reunión general en la cual se integren estas experiencias una vez al año.
Adhesión a los principios y definiciones de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, a las luchas de los pueblos Autónomos Aymará y Quechua en Bolivia y Chile, así como las demás experiencias Autónomas y de carácter Autogestionarios que se registran en Latinoamérica.
Invitamos a participar en el encuentro intercontinental promovido por los hermanos Zapatistas cuya fecha y lugar aún esta por determinarse. Allí, en ese encuentro deberán discutirse y mejorarse, junto a otras ideas, los modestos planteamientos que estamos haciendo por ahora, que representan para nosotros un incentivo a reflexionar, en función de la aplicación en nuestras comunidades, e invitar a otros a hacerlo también según sus propias realidades, capacidades y propuestas.
Por todo ello éste es un documento para la discusión en nuestras comunidades y organizaciones, así como en otras, para que cambien, agreguen y retiren lo que sea conveniente y lo vuelvan a circular.