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La desfachatez política


Raúl Prada Alcoreza :: 08.12.17

Los políticos conforman una clase, en el sentido taxonómico, muy singular; sobre todo, definiendo un perfil atiborrado de contrastes y contradicciones, además de barroquismo no armónico ni equilibrado de sus estructuras subjetivas. Un perfil extravagante es de aquellos políticos que se creen cumpliendo un destino asignado por las glándulas de las estrellas. Generalmente este perfil aparece, de manera evidente, cuando fungen de gobernantes, que es cuando la latencia de estos delirios o desordenes aparecen plenamente, con todos sus rasgos asombrosos. Estos personajes son alucinantes, sobre todo, por su extravagante deseo de divinidad o consagración mítica; en el fondo, se consideran mesías, que cumplen como una profecía anunciada, quien sabe qué cuando ni por quienes. Pero, esta certeza es lo que menos importa; lo indispensable, para ellos, es que sienten que son elegidos por el destino o el llamado de los pueblos; aunque este llamado nunca se haya escuchado verídicamente.


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