El cemento brasileño de Odebrecht y sus millones de dólares que compraban gobiernos apadrinado por Lula y su plan de Brasil-potencia que querían tejer la poderosa carretera amazónica de la contrainsurgencia del estado carioca y que intentaron penetrar Bolivia con la famosa carretera del Tipnis que levantó a las comunidades indígenas contra el autoritarismo de Evo Morales, terminó arrastrando ya no sólo a los gobiernos progresistas amigos de Lula, sino a otros no tanto. Triste fin de un proyecto que engañó a las izquierdas que engañaron con eso a sus votantes.