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La buena víctima


Las Comadres Púrpuras :: 14.06.18

Después de haber pasado por la atroz experiencia de ser mujer en esta sociedad, luego de haber creído que todo estaba superado, me quedó la rabia, heridas y llagas que ardían intensamente. Realmente no lo sabía, me dispuse a vivir con eso callada, en el fondo avergonzada, dedicada a lo mío sin mirar atrás. Bueno, eso pretendía, pero no supe aguantar tanto y seguir siendo dulce, buena, fiel…obediente, no supe ser una buena víctima. De un cuenco donde tenía la rabia contenida se regaba sobre mis heridas y me paralizaba, sentía un escozor insoportable, me picaba, me ardía y me dolía. Como acto de desesperación rompí la taza, el cuenco… se desató la rabia.
Rompí el silencio


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