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Analistas izquierdistas y progresistas se azotan el rostro como autocrítica descubriendo verdades viejas ante la derrota cultural y electoral


Aram Aharonian :: 29.10.18

Los movimientos sociales que llevaron a Lula y al PT al poder, habían sido desarmados: cooptados por el Estado en parte, sin mayor participación real en el tipo de democracia impuesta por el PT. Los antes poderosas centrales sindicales, el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra, el de los Sin Techo, entre muchos otros, habían abandonado las calles. No se trabajó en construir un movimiento, una fuerza progresista; no surgieron nuevos cuadros (políticos, administrativos, gerenciales). Todo quedó cobijado bajo la figura del caudillo.
Es necesario callarle la boca a las vacas sagradas de los analistas de izquierda, tales como el argentino Atilio Borón y el brasileño Emir Sader, defensores a ultransa de lo hecho y defensa intelectual de la izquierda derrotada, que podrá (o no) comprender que se ha acabado la izquierda y hace falta abrir el paso al protagonismo social y los autogobiernos sociales desde abajo (sin partidos, por favor)


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