El fracaso del comunismo ha producido una decepción general en las generaciones que se aferraban a la utopía que prometía una transformación de la sociedad y un mundo mejor basado en valores éticos y solidarios.
Algunas veces, aunque durante poco tiempo, los vencidos tomaron las riendas del poder y, al final, se comportaron con las estratagemas propias de los vencedores.
Creciente desigualdad de ricos y pobres separados por muros cada vez más altos, en cuyas espinosas alambradas hace un esfuerzo sobrehumano para sobrevivir, la esperanza.
Nosotros agregamos que hemos caído en el mundo de la estricta racionalidad del poder con el heteropatriarcado, perdiendo contacto con la naturaleza y con la especie misma, de allí que las nuevas esperanzas se asientan en el cambio civilizatorio desde abajo promoviendo las formas de vida comunitaria y los autogobiernos locales y territoriales.